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¡Un abrazo!

En la nube

Los gitanos dicen recelar de los buenos comienzos pero en el cuerpo técnico del Atlético de Madrid (y en esta casa) no estamos muy de acuerdo con la tradición calé. La Champions es una competición traicionera que perdona muy mal los errores. Lo aprendimos muy bien el año pasado, cuando un tropiezo tempranero hizo que tuviésemos que convivir con la zozobra hasta el último partido, allá en el Juventus Stadium. La enseñanza ha quedado marcada en una plantilla, la de Simeone, que llevaba desde que concluyó el partido contra el Barça en el Calderón (y seguramente antes) con esa idea en la cabeza. No fallar. Y no falló. Los colchoneros comienzan la copa de copas con un puñetazo en la mesa. Marcando territorio, dejando claras sus señas de identidad, jugando y ganando. Lo hace además con una personalidad muy consolidada y con la madurez de un equipo que hace mucho tiempo que dejo de ser una broma imprevisible para pasar a ser una máquina robusta y fiable. 

He leído y escuchado muchas críticas al planteamiento del Atleti contra el FC Barcelona pero sigo pensando que son frutos de la inmediatez y de esa moderna tendencia por diseccionar con “valentía” lo que “podría ser” justo después de que “ya ha sido”. El planteamiento del equipo en el Ali Sami Yen, para mí, no difiere mucho de lo que ocurrió en el Calderón hace algunos días. La diferencia radica en que ni los jugadores ni los rivales son los mismos. También en que las cosas se entienden diferente cuando el resultado dice que has ganado. Simeone no renunció a su clásico 4-4-2 en Turquía ni a presionar arriba adelantando la defensa, pero introdujo algunas modificaciones muy interesantes. Siqueira (no hizo mal partido en su reaparición) por Filipe (algo tiene el brasileño, no sé si físico o anímico). Saúl por Gabi (bien el canterano en el mediocentro). Jackson por Torres (mal el colombiano que no termina de entrar en la dinámica ni de mostrar lo que puede llegar a hacer cuando supuestamente esté bien). Vietto arriba (prometedor arranque del argentino, muy dinámico, combinativo e imprevisible). Y la más interesante de todas: Griezmann en el interior izquierda. El francés dio un recital. Su posición en el medio campo le da más facilidad para asociarse, para participar en el juego y para encarar. Los laterales avanzados hacen que tenga mucha libertad para moverse por el campo, lo que provoca que puede llegar mucho más suelto a las posiciones de ataque. Metió dos goles, pero pudo haber metido otro. Físicamente está en un grado espectacular y su compromiso táctico/defensivo estuvo al nivel de cualquiera de los jugadores que han ocupado esa posición (o más). Me parece un gran acierto. El cambió de posición deja espacio para la entrada de Vietto y Correa y genera nuevas posibilidades de juego para el equipo. Ilusiona. 

Con ese esquema, los primeros 25 minutos del equipo fueron fantásticos. Un rodillo. Jugando en campo contrario, dominando el partido y el balón, triangulando en posiciones de peligro, equilibrado en ambas bandas, robando arriba, manejando bien la transición y marcando goles. El rival parecía inferior de lo que es y su entrenador se desesperaba. Hasta que los rojiblancos no decidieron levantar el pie del acelerador, allá por la media hora y con 0-2 en el marcador, el Galatasaray no existió. Después tampoco demasiado. Los del Cholo se dedicaron a practicar ese desesperante fútbol control que tan bien conocemos de la cantidad de partidos que se resuelven a las primeras de cambio y los turcos arriesgaron todos sus barcos en la búsqueda de un gol que nunca llegó y que ni siquiera estuvo realmente cerca. 

Excelente arranque de la competición para unos colchoneros que parecen no tener tiempo para disfrutar de éxitos menores. Las reglas en el nuevo Atleti son muy férreas a ese respecto. Nada de mirar atrás. Nada de mirar muy lejos. Los propios jugadores, en el mismo túnel de vestuarios, ya hablaban de tener la mente puesta en el próximo rival: el Eibar. Decía el himno del centenario aquello de subir y bajar de las nubes. Eran otros tiempos. El Atleti contemporáneo no es muy de cambios bruscos de humor ni, sobre todo, de bajarse frecuentemente de la elite. Por mucho que alguno añore vivir en la balsa de aceite y se rasgue la camisa a las primeras de cambio, la nube, ahora, es de verdad.

@enniosotanaz

Inmediatez

Por mucho que uno intente engañarse refugiándose en esquinas proscritas, vivimos en un mundo sometido por la inmediatez. Ocurre en la sociedad, ocurre en la política, ocurre en los negocios y ocurre en el fútbol. La lícita búsqueda de la sencillez ha terminado acabando en una aceptación estúpida de la simpleza. Todo tiene que poderse explicar con discursos reconocibles, tópicos, baratos y, a ser posible, antagónicos. Hasta los juegos de azar, los sorteos y la divina providencia. Lo que no es éxito es fracaso. Lo que no es maravilloso es una mierda. Si Neymar hubiese tirado la falta a la grada y a la jugada siguiente Jackson hubiese empalado bien el balón (como se supone que suele hacer), el Atleti sería hoy un equipo maravilloso, un grande de Europa, aspirante a todo y que jugó de manera "inteligente". Como el balón de Neymar fue a la escuadra y minutos más tarde el mejor jugador del mundo aprovechó una serie de malos despejes (y la suerte de los rechaces) para meter gol, resulta que el Atleti genera dudas, fue cobarde, timorato, sus flamantes nuevas figuras una gran mentira y “todo” tiene el tufo del fracaso. 

La afición a un equipo de fútbol se está convirtiendo irremediablemente en un egoísta ejercicio de onanismo. Después de mí el diluvio, como decía Luis XV. Dócilmente adoctrinados por las fuerzas mediáticas que reparten el dinero de la tarta, el aficionado estándar adopta los esquemas binarios propuestos por los gurús y analiza la vida mirándose un ombligo, el suyo, sobre el que supuestamente gira el universo. Como decía Cicerón, el egoísta se ama a sí mismo sin rivales. El resto no cuenta. Sea el campeón de Europa o el tercer equipo de Almendralejo. Da lo mismo. Es un esquema que funciona mediática (y comercialmente) para los protagonista de esa historia de fantasía (Madrid y Barça, claro) pero que dudo lo haga en equipos felizmente anclados a la realidad terrenal. Los aficionados Atleti parecen ahora querer adoptar esos mismos esquemas de inmediatez e intolerancia en los que no existe una forma lógica de explicar una derrota sin culpables. Nuevas formas de entender la afición en las que uno ya no busca encontrar la felicidad sino el placer inmediato. Creo que se equivocan. 

El Atleti ha perdido frente al FC Barcelona (¿o deberíamos decir que el FC Barcelona ha derrotado al Atleti?) porque primero el equipo blaugrana es, objetiva y subjetivamente, mejor y segundo porque los de Luis Enrique han tenido suerte (o claridad o chispa) en momentos críticos y puntuales del partido. La primera parte fue el típico Atleti-Barça contemporáneo. Los unos con el balón en la frontal del área rival, los otros corriendo detrás y cerrando espacios. 0-0. ¿Planteamiento cobarde del Cholo? No lo creo. Cuando Ter Stegen sacaba desde su portería la defensa rojiblanca estaba 40 metros fuera de su área y el Atleti presionaba en campo contrario como si le fuese la vida en ello (yo estaba en el campo y lo vi con estos sacáis). Valiente. El problema es que el Barça es el mejor equipo del mundo manejando el balón y si le funciona no hay mucho que hacer. Acaba encerrando al Atleti (y a cualquiera) en su propia área. No es voluntario sino una consecuencia. La única opción a la que puede agarrarse el equipo de Simeone en esas circunstancias es ser inteligente con el balón y salir muy rápido cuando recupera la pelota pero el Barça también lo sabe (son ya muchos años) y para ello ejerce una presión excelente sobre el primer jugador (punto flaco de los madrileños). Si el Atleti fuese capaz de superar esa primera línea de presión tendría muchas posibilidades de éxito pero la realidad es que no puede. No pudo. ¿Por qué? Pues porque Gabi no es ese jugador (aunque este año está mucho mejor), Tiago está demasiado atrás, Óliver sigue jugando constreñido y Koke está en un momento de forma muy bajo. Tampoco podía Arda el año pasado así que no no debe ser tan fácil. 

Independientemente de esa gran mentira de la posesión, la primera parte fue igualada y las oportunidades se repartieron. Tres clarísimas para el Barça (larguero, paradón de Oblak y rectificación de Giménez tras contraataque con suerte al recoger un rechace) dos para Torres (remata mal en los primeros minutos y encara mal al portero después). De las manos en el área no hablo porque en el campo nunca las veo bien. Me decepcionó la titularidad de Torres pero a toro pasado, para mí, fue el mejor de la primera parte y uno de los mejores del partido. Dio todo lo que tiene y eso le bastó para estar mejor que sus compañeros. 

La segunda parte empezó mejor para los de Simeone. Más intensos, con Griezmann en el partido, con Gabi muy fuerte… y con más balón. Y llegó el gol de Torres. Llorando. Por fe y coraje. Pero apenas unos segundos después empató Neymar. Clave. Letal. El plan se desmonta. Tiago se funde. Koke va a peor, los cambios no suman (ilusionante Carrasco, aunque fue de más a menos, inquietante lo de Jackson que salió demasiado frío, preocupante lo de Vietto)… y encima sale Messi. Si además le acompaña la suerte en los rechaces al argentino, no hay nada más que hacer. 

Me duele perder, pero no estoy preocupado. Veo los mismos problemas y las mismas virtudes en el equipo que antes de enfrentarnos al Barça. Me preocupa bastante más la ola de histerismo y ansiedad que observo en la grada o en las redes sociales, que cualquier aspecto táctico. La falta de memoria y el exceso de soberbia no son buenos compañeros de fatigas. Especialmente para nosotros. Un equipo como el Atleti, con esa larga tradición de ciclotimia e inestabilidad, debería agarrarse como una lapa a esta edad dorada del buen juicio. Con orgullo, con ilusión, con memoria y con paciencia. También con fe. Dejemos la inmediatez y el discurso del fracaso para los habitantes de las galaxias. Ciñámonos al plan. Caminemos felices por el suelo. Es más sano. Partido a partido. Les recuerdo además que así ganamos la liga.

@enniosotanaz