Fuera depresión
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Simeone
Real Sociedad 0 - At. Madrid 4
Muchas veces los aficionados pecamos de simplificar el fútbol. Sin pensarlo dos veces es habitual que abusemos de frases hechas que describen la sencillez de las reglas que rigen los cuestionados fundamentos de este bendito juego. Entendemos con evidencia aplastante que el partido se pierde por situar a determinado jugador, que si colocasen a los delanteros de determinada forma o que si le pusiesen un poco más de... valentía, las cosas serían mucho más alegres. Todos lo hacemos pero eso no significa que sea verdad. De hecho, es mentira. El fútbol es un fenómeno analizable en el que poco a poco se logra sistematizar y definir leyes, reglas o esquemas que sean capaces de explicarlo y controlarlo pero afortunadamente nunca se consigue. Millones de personas en todo el mundo lo analizan todo pero rara vez sirve para casi nada. Los grandes analistas lo son (¿lo somos?) siempre a posteriori. Los jugadores que le han metido cuatro goles a la Real Sociedad en uno de los partidos más serios de este equipo en los últimos años son los mismo que dieron vergüenza hace apenas un mes. Algunos explican la milagrosa transformación con una sola palabra, Simeone. Es evidente que los tiros van por ahí pero si fuese tan sencillo las crisis no existirían o durarían mucho menos. No es tan sencillo. Aun así, bendito fútbol. Bendito universo de enigmas y explicaciones tardías en los que necesitas a veces recurrir a la magia para entenderlo.
Ninguno debería peder las perspectiva de que cuando los partidos empiezan bien todo es mucho más fácil. Es cierto y el partido empezó muy bien. A los dos minutos el Atleti ya estaba por encima en el marcador gracias a un penalty absurdo por mano en la esquina del área que sin embargo parece claro. Un golpe de suerte quizá, pero hasta ese momento, en apenas unos segundos, el Atleti había salido a morder, a presionar arriba y a por el partido. Lo que siempre reclamamos independientemente del esquema futbolístico que se proponga. Lo que nunca ocurría. Ilusionante marcador para comenzar una nueva era pero más ilusionante aun resultó lo que pasó después. Lejos de bajar la intensidad se mantuvo. Lejos de cambiar la forma de jugar se mantuvo. Lejos de especular la plantilla parecía convencida de confiar en lo que estaban haciendo. Lejos de recular el equipo se mantuvo en el mismo sitio que ya estaba.
Y pasaban los minutos sin sobresaltos. La Real Sociedad era incapaz de construir sometida a la intensa presión de los madrileños y su agresiva forma de encarar el partido. Agresiva en el buen sentido. En el de no conceder espacios, en el de no dejar jugar, en el de anticiparse y en el de estar encima de forma asfixiante. La Real perdía el balón y el Atleti lo jugaba en vertical pero con criterio hacia el marco contrario consiguiendo ocasiones para mejorar el marcador. Especialmente clara fue un remate de volea de Arda que no llegó a empalar dentro del área.
Pero no todo era maravilloso. Algunos pelotazos desde los centrales, que recordaban épocas pasadas, empezaron a despuntar. Cuando el equipo robaba arriba y jugaba el balón apenas sufrimos ocasiones en contra (salvo alguna falta cercana al área del siempre inquieto y sobre excitado Gabi). Sin embargo cuando empezamos a soltar pelotazos el equipo era incapaz de armarse o posicionarse para jugar el balón con lo que tenía que recular y eso provocaba que la Real, casi sin querer, empezase a jugar en nuestro campo. Por eso los últimos minutos de la primera parte fueron los peores del Atleti y los mejores del rival. Eso es lo que ha ocurrido todos estos años de entrenadores especulativos.
Pero la segunda parte volvió a subir los marcadores del optimismo. De nuevo se marcó muy pronto (Adrián, que cada día es mejor jugador y tras una excelente jugada de Falcao) pero también de nuevo el equipo había salido con ambición y presionando arriba. Mención especial merece el partido de Falcao y no sólo por los tres goles que marcó. El colombiano estuvo muy participativo con el equipo e hizo que aquellos que pensábamos que era “simplemente” un rematador de área empecemos a tener dudas. Para mí el partido más completo del Tigre con nuestra camiseta. Sin embargo, más allá de la calidad de Adrián y Falcao, la clave del sistema Simeone estuvo en Diego y Turan. Aparentemente escorados en una banda fueron el motor, la sorpresa y el cerebro. Gracias a la generosidad física de ambos, la superioridad en el centro del campo, en ataque y en defensa, fue exagerada y eso provocó primero la perdida de balón de los txuri urdin pero después la incapacidad de los mismos para entender el juego rápido y vertical que practicaban los colchoneros.
A partir del 0-2 el partido fue una exhibición. Una exhibición de fuerza, compromiso, generosidad...y calidad. Especialmente destacable, para mí, fue la aportación de Koke. Jugando también aparentemente escorado la realidad mostró a un jugador alegre, con libertad y mucho criterio. Los dos goles siguientes pasaron por sus botas. El primero metiendo un pase a la espalda que Falcao aprovecha para meter un gol en vaselina que es una obra de arte. El segundo tras una jugada espectacular en la que Koke primero se deshace del rival dejando pasar el balón por debajo de las piernas y asistiendo después a Falcao tras gran jugada colectiva por la izquierda.
Un 0-4 redondo y justo que deja un gran sabor de boca incluso entre los más críticos, como yo, con lo que parecía iba a ser el juego de Simeone. Los dos últimos partidos, dentro y fuera de casa, parecen una forma sólida de apuntalar el optimismo. Simeone ha demostrado que antepone pragmatismo a estupidez (ha puesto a los buenos porque sabe que es lo mejor), ha inculcado carácter y criterio a una plantilla que estaba muerta y transmite seguridad, suficiencia y colchonerismo. A mí, de momento, se me apagan las dudas. Fuera depresión.
Uncle Tupelo - No depression
1 comment
Hola Ennio, no voy a caer en el optimismo del principio de la temporada, por que dos desilusiones en la misma temporada sería demasiado para mi, pero el sábado pasado volví a ver a mis hijos y a mis nietos disfrutar con nuestro equipo, no se si volverá el optimismo, pero al menos a desaparecido la depresión.
Al principio de la temporada pensaba que por fin habíamos conseguido una plantilla equilibrada y con calidad, pero un entrenador engreído y cobarde me bajó de la nube en que estaba.
Cuando leí la contratación del Cholo, (sin lugar a dudas mi último gran ídolo rojiblanco), no las tenía todas conmigo, pero en el partido contra el Villareal y sobre todo contra la Real Sociedad, he visto un Atleti completamente distinto, más que un cambio parecía una metamorfosis, como si el guion lo hubiera escrito el mismo Kafka. En los últimos años he visto algunos buenos partidos del Atleti, pocos, pero algunos, con jugadas y jugadores que me hicieron disfrutar, pero hacía mucho, mucho tiempo que no veía al Atleti jugar como un autentico equipo, (quizás desde los tiempos de Radomir), no se si es que los jugadores han escuchado en nuestro himno aquello de “que luchan como hermanos defendiendo sus colores, o es que el Cholo les dio a cada uno un pedacito de su alma.
No sé si el carácter se puede compartir, pero si el Cholo consigue repartir el suyo con los jugadores, esto puede girar 180 grados y la primavera estar a la vuelta de la esquino.
Ennio por fuerte a los Uncle Tupelo por que la depresión se ha ido y puede que la ilusión ocupe su lugar.
Saludos
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