Buena sensación, mal resultado (At. Madrid 2 - Sevilla 2)
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Decía Chesterton que divertido no es lo contrario de serio. Divertido es lo contrario de aburrido y no hay más. El partido de esta tarde en el Calderón podrán enmarcarlo en el cajón intelectual que los eruditos quieran, loco, sin rumbo, alocado,... lo que quieran, Cada uno tendrá su justificación pero lo que no creo es que dude nadie de que ha sido un partido divertido. A pesar de que el fútbol se supone que debe ser fundamentalmente un espectáculo, lamentablemente muchas veces no es así y en el caso concreto del Atleti hacía mucho tiempo de hecho que no era así. El empate a dos que señalaba el marcador al final del partido,ese empate que otras tantas veces ha reflejado el marcador, hoy sin embargo era injusto a tenor de lo que había pasado en el césped. Hoy una vez más la suerte le ha sido esquiva al equipo colchonero pero El Atleti hoy ha ofrecido un espectáculo digno y divertido pero sobre todo si ha parecido un equipo digno en torno al balón y al calor de su público. ¿Era tan difícil?
La tarde era magnífica para ir al fútbol. Me encantan los partidos a primera hora de la tarde que es la hora a la que siempre se había jugado al fútbol en este país. Buena temperatura, estadio lleno y cada vez más bufandas oro y verde en los aledaños y en las gradas lo que hacía que uno entrara al campo con más ánimo de lo que era normal estos últimos días. El equipo pareció también contagiarse de ese ambiente porque apareció con mucho ritmo sobre el césped. Quique repitió alineación (yo creo que por primera vez en lo que de temporada) y salvo la inexplicable presencia de Raúl García, no ya en el equipo titular sino en la la plantilla que está dada de alta en la federación, el equipo parecía bastante lógico viendo lo que hay. El brío anímico casaba muy bien con los dos interiores que hoy otra vez se escapaban de su enquiosada posición en la banda para unirse al centro del campo y ayudar a la creación. El equipo lo acusó para bien haciéndose dueños del balón y del partido mientras metía al equipo sevillano en su campo. Buena primera media hora de los madrileños que confirmaba sobre todo las buenas sensaciones que ya dejó Koke en Zaragoza. El canterano muy bien entre líneas, muy activo, listo y tácticamente sacrificado. Cuando escucho eso de que los jugadores se están adaptando me acuerdo de casos como este. Los buenos jugadores no necesitan adaptación.
Enfrente estaba el Sevilla, un equipo como el nuestro en horas bajas que hoy se presentaba con la peor versión de los últimos años. No por jugadores sino por actitud y concepto. Dónde antes había un equipo defensivamente robusto, bien armado, vertical, valiente y letal, hoy la valentía desaparecía y las opciones pasaban por eso tan conocido de esperar a ver que pasa. Lo que tantas y tantas veces he despreciado de mi propio equipo aparecía enfrente. Claro está, en el banquillo se adivinaba la figura de Manzano, ex entrenador colchonero, que como todos los entrenadores que ficha MA Gil es de esos directores técnicos que reniegan a llevar la iniciativa, que cualquier éxito pasa por los errores del rival y sobre todo que se crecen únicamente en la mediocridad.
Pero pasado los 30 minutos el Atleti se quedó sin brío, empezó a pasarse la euforia, empezó a desaparecer Tiago y a aparecer Raúl García y se acabo la esperanza. En la primera llegada de los hispalenses, en un fallo defensivo en la marca, no tengo claro de si de Reyes o Raúl García, Negredo engancha un buen balón que se cuela en la puerta. Injusto resultado con el que se iban los sevillanos al descanso que pudo no haber sido tal si el bueno del Kun hubiese acertado un remate a bocajarro pocos minutos después pero el argentino remató a los pies de Varas.
Convencidos de la mala fortuna, la segunda parte comenzó como la primera, con las mismas ganas y el mismo ritmo pero con más suerte. A los pocos minutos Forlán ve el desmarque en diagonal hacia el área de Keko y le mete un soberbio pase que el canterano remata a gol de forma prodigiosa. Golazo que servía de merecido premio a un jugador en franca progresión.
El partido entonces entró en un tramo bastante loco y alejado del rigor táctico, eso que tanto pavor le da a los entrenadores en general y especialmente a entrenadores como los nuestros, como los que estaban hoy en el campo, que piensan que el talento, la diversión y la magia son enemigos del fútbol. Un Atleti lanzado llegaba al área rival y primero koke otra vez y después unos demasiado egoistas con el balón Reyes y Kun pudieron haber puesto a los colchoneros por arriba. Pero también los madrileños dejaban huecos para que los sevillanos salieran en contrataque. Los del Nervión sin embargo no llegaron a inquietar a De Gea hasta mediado el minuto 70 en el que un contrataque muy bien lanzado por los andaluces acabe de nuevo con un balón suelto en el borde del área que remata un desaparecido hasta entonces Rakitic. El Sevilla se ponía por segunda vez por delante en el marcador y por segunda vez de forma injusta.
Desde ese momento hasta el final el partido fue un acoso constante de los madrileños apoyados por una afición sin fisuras y entregada a un equipo que hoy si sentía como suyo. El empate llegó tras un error tremendo de los de Manzano tirando el fuera de juego que dejaron a Reyes encarar sólo por la izquierda y llegar hasta la portería para marcar. El partido podría haberse decantado por los locales si el Kun no hubiese fallado delante del portero en la jugada tonta del partido. Una muy dudosa cesión al portero de los sevillistas es sacada con picardía por Tiago para que el Kun con todo por delante rematase al portero. Pero también se podía haber perdido si en gran disparo de Negredo desde muy lejos hubiese ido unos milímetros más abajo en lugar de estrellarse con el larguero.
El equipo deportivamente se derrumba, la institución está infectada y podrida por dentro. La cantidad de pancartas en contra de la directiva crece con los partidos y la campaña de desinformación de los medios se intensifica día tras día. Malos tiempos para un equipo gerencialmente despreciable, penosamente planificado y torpemente entrenador pero un equipo que hoy no merecía perder.