Día triste
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Manzano
At. Madrid 3 - R. Zaragoza 1“Entonces sentí que había tenido un sueño, recordé las cosas que había visto. Puedo escuchar todavía las cosas que dijiste con aquel mal sueño en mi cabeza. Fue un día triste. Un mal día”.
Hace más diez años que las temporadas del Atlético de Madrid tienen en común un rasgo verdaderamente triste. Desde hace más de una década, los aficionados esperamos consciente o inconscientemente la fecha de la temporada en la que nuestra ilusión exhala definitivamente su último suspiro. La fecha en la que la desesperación se hace roca, los sueños arena y todo el mundo toma conciencia de que lo que queda por delante será una aburrida carrera hacía una miserable orilla, sobre una canoa que hace agua por todos los sitios y en la que pasaremos malos ratos intentando achicar agua. Me temo que esa fecha ya ha llegado para el Atlético de Madrid. La temporada 2011/2012 tiene la misma pinta que cualquier temporada anterior. Cualquiera en la que lo crítico de la clasificación justifica las medidas desesperadas. Cualquiera en la que siempre y de antemano se sale con el cartel de víctima sobre los hombros. Cualquiera en la que para navidades el equipo ya es irremediablemente una pena sin futuro, sin esquema, sin ambición sin jugadores y sin entrenador.
Uno trataba de pensar sobre el tipo de sensaciones que podría encontrarse esta tarde en el Vicente Calderón pero ya antes de llegar al estadio tomaba conciencia de la inutilidad de estos pensamientos. La tremenda inutilidad tanto del partido por ver como de partidos venideros. Ganar era prolongar la agonía de un proyecto muerto y caduco del que sólo me preocupa el estado de fermentación y putrefacción al que puede llegar el equipo hacia el final de la temporada si nadie pone remedio. Perder era desgarrar la herida letal que ya ha matado ese equipo que en la actualidad viste con la equipación del Atlético de Madrid. Evidentemente uno siempre espera la victoria de su equipo pero evidentemente también uno sabe lo que viene después. Espesura en casa, cobardía fuera. Sopor en el Calderón y empates que se transforman en patéticas derrotas más allá del Manzanares. Alguna que otra derrota humillante con algún que otro histórica rival entre medias. Al final hoy se ganó, pero en un día triste que solamente valdrá para estirar el mal sueño.
El Calderón presentaba esta tarde una imagen bastante triste también. A pesar de las cantidad de caras desconocidas, gente perdida y con entrada que impedía la entrada en los vomitorios, la grada presentaba una entrada pobre y silenciosa. El Atleti se presentaba en el césped con algo de timidez y una disposición algo más coherente que otras veces aunque con la inevitable apuesta medular del psicólogo de psicólogos, ese tándem Mario-Gabi que tantas pesadillas promete a la sufrida parroquia colchonera. Lo bueno para nosotros es que Turán estaba por allí y sobre todo que enfrente teníamos una escuadra diseñada por otro estratega de valentía y criterio incuestionable: Aguirre. El Mejicano, genio y figura, planteó un encuentro con cinco centrales y dos medio centros defensivos que también fueron o serán centrales algún día. ¡Viva el fútbol! Los colchoneros, atenazados, tocaban el balón en horizontal mientras los maños, constreñidos, esperaban en su área. Fútbol moderno. El esquema duró apenas 20 minutos. El tiempo que tardó Turán en poner un centro al interior del área que Adrián, completamente solo, remató a gol de cabeza. Los que sufrimos al bueno de Aguirre durante temporadas que parecieron lustros ya sabemos del “buen hacer” del mister. Da igual que pongas siete defensas cuando tus conceptos defensivos son tan pésimos. Por cierto, buen partido de Adrián, batallador y generoso, haciendo lo que lleva haciendo desde que empezó la temporada y que solamente la incomprensible necedad de su entrenador ha hecho que estuviese apartado de la titularidad en un equipo con poquísimos titulares indiscutibles. Con el 1-0 en el marcador, entonces si, el valiente de Manzano se atrevió por fin a salir del banquillo y plantarse de pie en el campo.
Con el marcador favorable y un rival aturdido al perder el objetivo marcado en el vestuario, el cero-cero, el partido entró en una fase intrascendente que paradójicamente fue lo menos malo del partido. Los madrileños tocando sin mordiente pero defendiéndose con el balón mientras el Zaragoza corría detrás de la pelota encerrados en su campo sin saber que más hacer. Diez minutos después una falta sacada por Gabi es, de nuevo, penosamente defendida por el Zaragoza y Domínguez en el segundo palo aprovecha para cabezear a la red. 2-0 y partido finiquitado.
La segunda parte comenzó con la entrada de Lafita y Micael por un par de entre los miles de centrales que tenía Aguirre en el campo y el partido se igualó. Se igualó en el sopor pero se igualó. Los aragoneses se decidieron entonces a intentar jugar al fútbol por primera vez en el partido y en el camino el encuentro se transformó en un intrascendente y soporífero intercambio de incapacidad. Una grada fría y apagada en un ambiente cada vez más gélido. En el césped la nada. Un monólogo de centrocampismo infertil y terriblemente feo que se rompió mediada la segunda parte con una gran jugada por la izquierda, probablemente la mejor del partido, que provoca un pase de la muerte de Luis Filipe para Adrián que éste aprovecha y marca por segunda vez haciendo el tercero. La brecha en el marcador era tan fuerte para entonces que la defensa atlética decidió recordar los tiempos de Aguirre (que tan bien imita Manzano cuando quiere) y en su homenaje defender con absoluta negligencia un córner que permitía a Postiga a marcar el definitivo 3-1.
A partir de ahí la sesión de cánticos populares. Comenzando con el merecidísimo: "Manzano vete ya" (significativo con el marcador a favor) y acabando con el todavía más merecido: "Gil, cabrón, fuera del Calderón". Ambos iniciados desde el frente pero sólo el primero de ellos secundado mayoritariamente por el resto de la grada. Lo mismo tiene que ver el que en todos los periódicos, todas las emisoras y todas las televisiones el único debate en el Atleti es siempre el del entrenador. Nada más.Tristísima victoria la cosechada por los colchoneros esta tarde. Una victoria que probablemente únicamente sirva para prolongar la agonía.
The Rolling Stones - Sad day