Gente feliz y resplandeciente
“Gente feliz y resplandeciente cogiéndose de las manos, gente feliz y resplandeciente riéndose...”El último fin de semana de agosto es exactamente la fecha que deberíamos utilizar para marcar el inicio del año. La mayoría de la gente vuelve de vacaciones, aparecen los coleccionables en el quiosco, comienzan los nuevos propósitos, las nuevas temporadas de las series de televisión... y empieza la liga. Es entonces cuando ves en la clasificación del periódico que todos los equipos están empatados y que no hay nadie que te saque un sólo punto y entonces es cuando piensas que este puede ser el año. Hace exactamente siete días que terminaban mis vacaciones y empezaba para mi ese año virtual y puedo prometer y prometo que mis sensaciones y mi ánimo estaban bastante alejados de la inocente ilusión positiva que todo el mundo tiene ante el inicio de las cosas. La temporada anterior y su patética continuación estival hicieron que mi tradicional optimismo injustificado se transformase en una especie de fósil anquilosado y obsoleto que alimentaban una nube negra sobre mi cabeza pero los últimos cinco días han dado vida a la bestia dormida y vuelvo a ser ese niño inocente que todo se lo cree. El fútbol tiene estas cosas. Cosas que por cierto no entiende la gente que reniega del propio fútbol, incluidos muchos entrenadores que viven de el. Veremos lo que dura.
“Gente feliz y resplandeciente riéndose... reconóceme entre la multitud,...gente, gente.
La tarde era perfecta. Calor veraniego, un estado lleno y esa luz preciosa que planea sobre el Calderón los días en que el partido comienza bajo la luz del sol. La grada estaba contenta tras el empacho de orgullo del pasado miércoles y todos esperábamos espectantes el inicio del partido... ¡y qué partido!. Hacía muchos años que no disfrutaba tanto el calderón en un partido de liga contra un equipo de los no mediáticos. Ha sido un ejercicio arrollador de jugar al fútbol con criterio y sin aspavientos donde se han conjugado como nunca la velocidad, la fuerza, la concentración y porque no decirlo, también la clase. Ni siquiera ha hecho falta recurrir a la suerte, como otras tantas veces, en una tarde magnífica en la que la afición colchonera hemos vuelto a salir orgullosos de nuestro equipo.
Sin dejarse amedrentar por la euforia post-champions presente hoy en cada rincón del Calderón, ni por el genuino colorido en las gradas el equipo ha salido, por fin, a lo que debería salir el atlético de madrid siempre, juegue contra quien juegue. A ganar. La defensa conservaba la solidez que compró el pasado miércoles, el centro del campo mantenía la posición y aunque con cierta timidez todavía dominaba el juego. La delantera, nuestra delantera, esa bendición de Dios, esperaba el momento de aplicar su letal furia. Sin prisas, sin pausas, sin preciosistas juegos de trileros. Con determinación seriedad y juego. Así, como debe ser, enseguida llegó el primer gol. Tras un par de saques de esquina bien sacados, para variar (algo debe estar cambiando a la rivera del Manzanares) el siguiente provocó un balón muerto dentro del área que Ufjalusi remató a la red. Mi compañero de al lado nos comunicó que la radio daba el gol a Heitinga. Lo mismo me da que me da lo mismo.
Fue en ese momento, minuto 26 de la primera parte aproximadamente, cuando se obró el milagro. Los cielos se abrieron, las aguas se separaron, los ángeles empezaron a cantar, San Pedro abrió de par en par sus puertas y el Club Atlético de Madrid decidió seguir jugando de la misma manera que antes de estar por delante en el marcador. Por primera vez en dos años el Atleti renunciaba a replegarse como una banda de cobardes acobardados y apostaba por seguir presionando arriba, tener el balón e intentar marcar el segundo. El destino, haciendo un favor al fútbol y a mi equipo, decidió que esa era la mejor forma para salir de un campo de fútbol con dignidad y así llegó el segundo gol rojiblanco. Llegó sin sufrir gracias a la labor de ese gran futbolista uruguayo que defiende nuestros colores: Diego Forlán. Para entonces, antes y después, el atleti era una maquina de hacer fútbol serio y el Málaga una demostración de la división en la que jugaba hacía pocas semanas. Un enchufádisimo Maniche no sólo llegaba a todo sino que desplegaba pases y fútbol como no se le había visto nunca en el Calderón mientras que Conçeisao hacía las labores de eficaz escudero siendo rápido, fuerte, ocupando mucho campo, ayudando a sacar el balón en defensa mientras tapaba la salida del equipo contrario con diligencia. Debut interesante el de este jugador que francamente no era muy esperanzador para mi. Simao está con ganas y poco a poco nos vamos acostumbrando a lo buen jugador que es. El día que consiga algo más de protagonismo en este equipo nos daremos cuenta de que efectivamente fue un gran fichaje. Y a todo esto el Kun, siempre el Kun. Cansado y aturdido por lo movidito de los últimos meses siempre tiene algo con lo que deleitar a las gradas. Un portento de jugador. En estas llegó el tercer gol de penalty pero eso era lo de menos porque todos estábamos disfrutando de algo que hacía mucho no veíamos en este estadio: fútbol.
“Todos alrededor lo aman..., ponlo entre tus manos, cógelo. No hay tiempo para llorar...feliz, feliz. Ponlo en tu corazón donde mañana brillara”.
La segunda parte fue otro monólogo colchonero donde Maniche se desató definitivamente y solamente un más que probable resquemor desde el banquillo impidió al portugués recibir una sonora ovación de haber sido sustituido. Incluso el recién llegado Sinama se apuntó a la fiesta con un gol tan brillante como imposible que probablemente nos de el primer liderato de liga desde hace demasiados años.
Y digo yo, ¿por qué no podemos hacer siempre lo mismo? Si, ya sé que el Malaga fue muy flojo, tuvimos suerte y bla, bla... pero no me refiero a eso. Me refiero a la actitud, al espíritu a las ganas. Me refiero al criterio, a la estrategia, al discurso. Teniendo todo esto ganar o perder pasa a ser anecdótico y la suerte un convidado de piedra a diferencia de antes donde la suerte era el jugador más importante.
Es el segundo post que escribo feliz en menos de 7 días. Hacía mucho tiempo que no me pasaba algo parecido. ¿Estará ocurriendo algo? También es el primer post en muchos meses en el que no habló de Aguirre. Espero que todo esto no sea un espejismo.
“Gente feliz y resplandeciente cogiéndose de las manos, gente feliz y resplandeciente riéndose...”
Shiny Happy People (Berry, Buck, Mills & Stipe)
Rem - Out of Time (Warner/1991)