Muchas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí durante todos estos años.

Puedes encontrarme en www.enniosotanaz.com o enniosotanaz@hotmail.com

¡Un abrazo!

C'ya Later...

Como no me gusta hablar de rumores y como además últimamente el periodo estival es algo así como una especie de sufrimiento para los colchoneros en el que “nuestros” dirigentes nos engañan, “nuestros” periodistas se empeñan en vender hasta los focos del estadio (y nos engañan también), “nuestros” jugadores están pero no están (¿o era al revés?) y los aficionados se debaten entre la prudencia y el genocidio… servidor prefiere echarse a un lado.

De momento.

Nos vemos cuando esté a punto de empezar la temporada 2012/2013.

Hasta entonces feliz verano a todos y hagan el favor de pasárselo bien y armarse de fuerzas para volver por aquí.

¡¡Hasta entonces!!


Profesionales

Reconozco que no soy muy partidario de abrazar esa ola de estoico pragmatismo que parece rodear el mundo del fútbol últimamente. Aun así, no soy tan ingenuo como para pensar que las estrellas rutilantes del balón se juegan el menisco por amor irracional a los colores con los que se viste un equipo creado hace un siglo a miles de kilómetros del lugar donde nacieron. Soy consciente del valor de las cosas, de las reglas de un mercado profesional, de la hipocresía, de las debilidades humanas para con el poder, del irrefrenable efecto seductor del dinero y de todo lo que ustedes quieran pero me niego a entender el mundo del fútbol desprovisto de conceptos como la empatía, el orgullo, el agradecimiento, el compromiso, el cariño o, qué coño, el romanticismo. Me niego por una simple razón: es algo que también está ahí y que cuando no lo está, pero interesa, se juega con ello como si realmente lo estuviese.

No sé cómo será en Wisconsin o en Dakota del Norte pero en Bravo Murillo o en la Arganzuela la gente no va al Calderón a ver un “espectáculo”. Ni siquiera tengo muy claro que vayan a ver “un partido de fútbol”. Van a ver al Atlético de Madrid que es una cosa bien distinta. Aunque lo conozco menos, me temo también que los señores que se meten en un autobús de Ciudad Real y se chupan unas cuantas horas para acudir al Bernabéu no lo hacen para ver un “espectáculo” sino para ver ganar al Real Madrid. Hasta es cuestionable, visto lo visto, que importe demasiado el cómo.

Los aficionados sacan pecho, sudan, lloran, sufren, ríen y se cabrean con lo que hace su equipo. Generalmente lo hacen independientemente de los jugadores que en ese momento vistan la camiseta. No vemos once “profesionales”. Vemos al Atlético de Madrid (o al West Ham o el Racing de Avellaneda). Esto lo sé yo y lo sabe usted pero también lo saben los periodistas, los jugadores, los directivos, los representantes y por supuesto las agencias de Marketing. Cuando un jugador declara amor eterno a unos colores o realiza determinados gestos “sinceros” para con sus aficionados sabe que ese “sacrificio” lleva implícito el que luego fallar un penalti pueda no ser tan grave. Ese acto reprobable para un profesional, el de cometer un terrible error ejerciendo su profesión, es entendible y perdonable para alguien que “siente el equipo”. Para alguien identificado como “de los nuestros”. Cuando un señor dice delante de un micrófono que jamás vestirá la camiseta del máximo rival (lo cual, evidentemente, no parece un acto muy profesional, independientemente de si es verdad o no) sabe no sólo que se ha ganado el corazón de miles de ingenuos aficionados sino que el número de camisetas vendidas en la tienda oficial crecerá de forma exponencial. Sabe igualmente que es fácil el que las marcas comerciales lo elijan como referente para liderar las campañas publicitarias de fidelización con ese club. Con esa “marca”. El jugador en ese momento no es un profesional que hace su trabajo y cobra. Es la representación física de un equipo y el sentimiento que lleva detrás. Lo que quiera que eso signifique.

En el ultra-profesionalizado mundo del fútbol resulta que todos los que especulan y/o viven de él son conscientes de que el amor a los colores, el seguidor irredento y el amor irracional son parte consustancial del mismo. Es más, si no fuese así no existirían aficionados del Atlético de Madrid, del Athletic de Bilbao, del Málaga, del Sevilla, del Valencia o del Betis y tendríamos que ser todos de los únicos dos equipos en torno a los que gira el circo de los medios de comunicación. Por fortuna no es así. Pasan los años, los jugadores o los torneos y los aficionados seguimos en el mismo sitio. En primera o en segunda. No es cuestión de resultados, ni de dinero, ni de profesionalidad. Es una cuestión de sentimiento. Todo el mundo lo sabe y el mercado lo aprovecha en beneficio propio. Bien, admito que sea así pero seamos coherentes. No me vale utilizar el argumento de la profesionalidad solamente cuando un supuesto profesional tira de recién estrenada sinceridad para cambiar de equipo. Mucho menos todavía cuando, con el mismo objetivo de fondo, sirve para insultar la fe y la ilusión los aficionados que todavía pagan su sueldo. O vale para todo o no vale para nada. Si usted, jugador de extrema profesionalidad, acepta los abrazos de la gente, los piropos y el cariño irracional de seres irracionales que se mueven por impulsos irracionales, tendrá que aceptar, con la misma sonrisa, el irracional linchamiento cuando su extrema profesionalidad y usted deciden traicionarles. No me venga entonces con argumentos peregrinos supuestamente ligados a la racionalidad humana porque los dos sabemos que será hipócrita.

Y va por ustedes también, señores periodistas. Los argumentos eufóricos, las grandes declaraciones de amor que ustedes elevan a categoría de titular siempre que surgen (y no me hagan tirar de hemeroteca), deben estar descritos con el mismo espíritu y rigor que esas frases que luego, disfrazadas de profesionalidad, sirven para insultar a los aficionados. Esas palabras que ustedes “entienden” con un sospechoso y tamizado concepto de la lógica. ¿Qué lógica señores periodistas?

Fútbol y música (segunda vuelta)

Como lo prometido es deuda, ahí va la lista de reproducción de la segunda vuelta de la liga….










Lista de reproducción segunda vuelta Temporada 2011-2012

Uncle Tupelo – No depression (Real Sociedad)
Sondre Lerche – Go right ahead (Osasuna)
Blur – Modern life is rubbish (Valencia)
Sondre Lerche – Two way monologue (Racing Santander)
Josh Rouse – Givin’ it up (Sporting Gijon)
The Pippettes – Dirty Mind (FC Barcelona)
Gruff Rhys – Sensations in the dark (Sevilla)
Kaiser Chiefs – Good days, bad days (Granada)
Kevin Shields – Goodbye (Mallorca)
Arcade Fire – Keep the car running (Athletic de Bilbao)
The Smiths – Back to the old house (Real Zaragoza)
Golden Smog – You make it easy (Getafe)
David Bowie – An occasional Dream (Levante)
Seth Swirsky – Fading again (Real Madrid)
Fountains of Wayne – I hate to see you like this (Rayo Vallecano)
The Pogues – Turkish song of the damned (RCD ESpañol)
Pernice Brothers – Goodbye Killer (Real Betis)
Teenage Fanclub – The back of my mind (Málaga)
Ed Harcourt – Last Cigarrette (Villarreal)

Enjoy it!

La semana que viene hablamos de jugadores, profesionales y de fútbol.