Llegando al final de la temporada, es tiempo de conclusiones:
Dirección deportiva. Es difícil poner cara al responsable de la planificación colchonera. Oficialmente es Caminero pero uno duda realmente de que la labor de ese señor de verbo espeso y barba descuidada sea realmente algo más que puro Atrezzo. Casi mejor para él teniendo en cuenta que, para mí, una labor como la de esta temporada no soporta otro calificativo que el de nefasta. Todo se perpetró tarde, haciendo el ridículo en la salida de las estrellas, errando de forma contundente en la selección de entrenador, sin tener un criterio definido en cuanto a la idea de equipo a construir, dejando un centro del campo mediocre y de carácter puramente defensivo, malgastando plazas de extranjero, construyendo la columna vertebral a base de cedidos, obviando repuestos en zonas clave y concretando una lista tremendamente corta para competir en tres competiciones. TODO muy lamentable. Un desastre tan exagerado que es más fácil pensar que no hubo planificación de ningún tipo y que el pastiche respondía simplemente a una mezcla de suerte, improvisación y de conseguir comisiones en el intercambio de cromos, tratando de dar casi por casualidad con once o doce tipos que pudieran parecer un equipo de fútbol y que con fuegos de artificio hicieran olvidar las "desgracias" del verano. La gestión posterior de un segundo entrenador, aunque saliera bien, siguió por los mismos derroteros de estupidez, falta de criterio y falta de seriedad.
Dirección técnica. La selección de Manzano fue un error cantado. Conocida la triste experiencia anterior (esa que en verano quisieron “decorar” o directamente eliminar como si no hubiese existido) parecía difícil creer que el hierático jienense pudiera hacer otra cosa aparte de el ridículo. El engreído profesor trató de seducir a sus amigos periodistas y a los consumidores de periodismo moderno con un discurso futbolístico de perfil “guardioliano” construido a base de obviedades, pero dejando en evidencia los niveles exagerados de demagogia que maneja este profesional de la mediocridad. Se perdió en su propia mentira. Una vez más le vino grande una entidad a la que desde un principio trató de dominar empequeñeciéndola. Perdido entre una forma de jugar al fútbol que ni entiende ni sabe hacer y su tradicional sistema pequeñito, romo, cobarde, espeso y estándar, el equipo, totalmente desubicado y sin referencias, se perdió por el desagüe entre frases de almanaque y actuaciones de bochorno. Para mí el principal y casi único culpable de que el equipo no acabará en Champions es la negligencia de un entrenador que a falta de modestia decidió hipotecar la posibilidad de crecer por agarrarse a su patética mentira.
La llegada del Cholo fue un revulsivo desde todos los puntos de vista y casi contra natura ha resultado ser un acierto. El argentino vino para calmar la furia de la grada y consiguió además recuperar el equipo que había en ese banquillo y que hasta entonces no habíamos visto. Cerró la escabechina de resultados negativos, construyó por fin un equipo con los mimbres rotos que recogió, sacó petróleo de jugadores desahuciados, impuso criterio en las declaraciones, impuso orgullo y responsabilidad en el campo, asumió un liderazgo modesto pero valiente, fijó con claridad los objetivos, perfiló una idea de juego clara e hizo que se tomase al Atlético de Madrid deportivamente en serio. Coincidiendo o no con su forma de entender el fútbol, el Cholo se ha ganado el crédito suficiente como para creerle capaz de liderar un proyecto de futuro en este equipo.
Equipo y jugadores. De menos a más. Ha pasado de estar sumido en la depresión y sospechando de su profesionalidad durante el nefasto periplo del nefasto Manzano a parecer un equipo compacto, serio y bueno que da un ejemplo de compromiso y profesionalidad. Recompuesto el equipo tras la llegada de Simeone, parece que solamente la falta de fútbol y calidad en los mediocentros junto a la escasez de profundidad de armario son los problemas de una plantilla de cara al futuro. Buena temporada de Courtois (para mí, muy buena a pesar de errores significativos pero puntuales). Correcta actuación de los centrales Miranda y Godín (e incluso Perea) en líneas generales y un Domínguez del que esperaba algo más y del que creo que es mejor jugador de lo que ha demostrado este año. Luis Filipe ha crecido de forma impresionante con Simeone (ahora si me parece que es lateral izquierdo para este equipo) y ni que decir tiene la presencia de Juanfran en el otro lateral, probablemente la mayor sorpresa de todas. Los cuatro de arriba (Arda, Adrián, Diego y Falcao) entre bien y muy bien y sólo el mediocentro ha estado generalmente muy por debajo de lo que debe ser el centro del campo del Atlético de Madrid. Gabi centrándose con el tiempo y aprobando por los pelos, Tiago bajando significativamente respecto a otros años (me temo que está inmerso ya en la curva natural de declino), Mario Suárez haciendo una muy mala campaña (a pesar de su soberbia actuación en la final) y Asunçao Inédito. El resto entre mal y muy mal. Salvio, siempre a punto de estar a punto pero nunca a la altura. Absurdo que un jugador así ocupe plaza de extranjero y no veo que pueda mejorar su situación a futuro. Pizzi una nueva broma pesada de la dirección técnica. Silvio parece un sueño por lo poco que ha estado (aunque dejó cosas buenas cuando jugó), A. López apenas ha jugado, Reyes está muy bien dónde está y Fran Mérida no se puede tomar en consideración (y no da la sensación desgraciadamente de que esto pueda cambiar a corto plazo).
Para mí los fichajes prioritarios debería ser (por ese orden): Diego, 2 mediocentros de garantías y jugadores para completar plantilla competitiva en el lateral izquierdo, banda/mediapunta y delantera.
Resultados. Soy de los que piensa que la labor de un equipo como entidad y como resultado de una planificación hay que juzgarla en un torneo largo y de regularidad. Es decir, en la liga. En ese sentido la campaña ha sido un rotundo fracaso. El punto que impide al equipo jugar la Champions no es reflejo de las sensaciones, juego y desarrollo de la temporada que en términos generales ha sido caótica y mala. Nunca hemos estado entre los cuatro primeros y nunca hemos merecido estarlo. A diferencia de otras veces, y como nota positiva, el equipo ha ido de menos a más y ha terminado teniendo un esbozo de equipo, de idea y de perfil bastante interesante. En este sentido, a diferencia de la sensación que tenía tras la conquista de la primera Europa League, si me parece que existe un núcleo interesante sobre el que construir. Me agarro a eso.
La imagen dada en la Copa del Rey nos retrotrae a los episodios más lamentables y esperpénticos de la historia rojiblanca. Algo que tenemos que poner en el mérito del impresentable de Manzano y de la camarilla de dirigentes que lo pusieron ahí (¿Gil, Caminero, Mendes, Cerezo,…?). Si alguien duda de mi dureza que repase la Copa del Rey que hizo el equipo en el año 2011.
Pero todas las penas quedan anestesiadas por el efecto purificador de ganar la Europa League y poder jugar la Supercopa de Europa. A pesar de los titubeos iniciales en la competición (con Manzano, claro) el equipo ha completado un torneo soberbio, ofreciéndonos probablemente los mejores partidos de la temporada (en mi retina quedará el partido de Roma, o la ida contra el Valencia o por supuesto la final). Una competición, la Europa League, en la que hemos sido los mejores y que se ha ganado con total merecimiento.
Borrón y cuenta nueva. Razones para dudar tenemos. Razones para sospechar y ser pesimistas con el futuro tenemos si nos agarramos a la legendaria negligencia consciente de MA Gil y sus huestes para repetidamente dilapidar el patrimonio y la reputación del Atlético de Madrid. Por otro lado razones para ser optimistas también tenemos si nos ceñimos al núcleo deportivo creado, si somos capaces de creer en él y mantenerlo, de la dinámica ganadora adquirida, de la idea que se perfila y de a un puñado de jugadores que a día de hoy son también el Atlético de Madrid.
Ustedes eligen.
Yo, de momento, seré cauto.