Muchas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí durante todos estos años.

Puedes encontrarme en www.enniosotanaz.com o enniosotanaz@hotmail.com

¡Un abrazo!

Tarugos

At. Madrid 4 - RCD Español 0

Hace ya unos cuantos años un entrenador de esos que son anónimos y tienen que hacer labores oscuras dentro de la casa tuvo que coger un primer equipo que se desangraba gracias al desastre del enésimo entrenador revelación que fichaba el Atlético de Madrid (y los que faltaban por venir), cogiendo una plantilla descompensada, pensada con los pies y con el cerebro de un funcionario de un equipo destinado a pelear por mantener la categoría. Lo normal en los últimos años, vamos. Aquel entrenador se llamaba Pepe Murcia (el interino que cogió las riendas) y yo lo recordaré toda mi vida porque incrustado en la atroz década del fútbol rupestre y sin ser absolutamente nadie dentro de ese circo tuvo la “desfachatez” de quitar el enterno doble pivote del centro del campo (en nuestro caso y desde hace una década siempre ocupado por dos tarugos a cada cual más básico) y ceder a un jugador bajito y frágil llamado Ibagaza una de las plazas de la zona noble. El equipo ganó siete partidos seguidos, salió de los puestos críticos y práctico probablemente el mejor fútbol de los últimos años (sin duda los mejores minutos de Ibagaza con esa camiseta) especialmente teniendo en cuenta la calidad de la plantilla y si lo comparamos con los jugadores que vinieron después. Un desgraciado partido frente al Sevilla en el Calderón que desquició a todo el mundo truncó la racha colchonera aquel año y probablemente para siempre el futuro de aquel señor que no obtuvo la confianza de los inútiles que dirigen al Atlético de Madrid y que le quitaron el primer equipo al acabar la temporada.

Muchos años después, por primera vez desde entonces, el equipo ha prescindido del doble pivote de tarugos para ceder una de esas plazas al único jugador centrocampista de la actual plantilla que es capaz de jugar al balón y crear algo parecido al fútbol. Un jugador que no es nada del otro mundo y que probablemente jamás podrá llevar las riendas de un equipo de nivel pero eso es lo que tenemos lo que supone otra prueba más de lo bien que está confeccionada esta plantilla. El “valiente” planteamiento ha provocado que el portero pareciese mejor, que la defensa apenas cometiese errores, que Asunçao pareciese mejor de lo que es, que Reyes y Simao entrarán en juego más que nunca y defendiesen más que nunca, que Forlán se redima con el gol y que Agüero se saliese. ¿Es Jurado Dios? Ni mucho menos. Lo que ocurre es que teniendo tú el balón es difícil que te hagan ocasiones y que para que nuestros hombres de arriba (o de banda) puedan demostrar lo bueno que son lo mejor es que reciban el balón en condiciones que no atenten contra la declaración de derechos humanos.

El partido contra el Español no tiene más lecturas. Eso es lo que ha pasado. El equipo tuvo el control del partido desde el principio y no lo soltó hasta el final. Así de fácil. Así de difícil. El equipo es malo y está mal construido pero aun así, estando colocados y tratando de buscar lo mejor de cada uno, debería ser capaz de ganar la mayoría de partidos en el Calderón y alguno suelto fuera de casa. Tristes aspiraciones para un equipo con supuesta solera pero que el espíritu de hidalgo no nos impida ver el bosque: esto es lo que tenemos.
No se echó de menos a Antonio López (ni mucho menos), ni a Pablo, ni por supuesto a Raúl García o Cléber Castaña. Hoy por hoy el sinvergüenza de Reyes es infinitamente más titular que Maxi y Simao es mucho más Simao cuando se preocupa más de la portería contraria que de la propia.
Son simplemente tres puntos pero puede ser un buen sitio en el que coger fuerza para impulsarse. Espero y deseo que Quique, un tipo que no me inspira confianza en este sentido, apueste por este dibujo al menos en los partidos de casa o contra equipos que sabemos se van a cerrar. Creo que por ahí pasa el éxito que en la temporada 09/10 se traduce por no pasar apuros peleando el descenso.

Cuestión de carácter

Decía Aristóteles que nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta y es suficiente echar un vistazo a lo que queda del Atlético de Madrid para darse cuenta de que Aristóteles tenía razón. El Atlético de Madrid es un equipo sin carácter desde hace décadas gracias fundamentalmente a su errática y engañosa conducta. Una institución desnaturalizada, desprendida de sus cimientos, sustentada en iconos de plástico y mentirosos que imitan a los verdaderos iconos ahora muertos para sostener un discurso frío y enfermo, desprovisto de cualquier átomo de emoción, que los trabajadores de tan caduca institución (y una gran parte de la afición que todo lo sostiene) han asimilado en vena como buenos alumnos de las juventudes hitlerianas.

Aunque algunos lo nieguen para conservar sus prebendas de periodistas y otros se crean las mentiras de estos mismos para escarnio de la inteligencia, todos sabemos que el Problema del Atleti a estas alturas tiene un único nombre que es el del clan Gil, pandilla de farsantes vendedores de crecepelo que han violado, torturado y desangrado hasta el límite a una víctima ingenua, estúpida e inocente pero también desamparada gracias a un estado que mira a otro sitio, a periodismo de control que es parte del problema y a una sociedad enferma que reniega de tener que pensar.

Es verdad que lo anterior es cada vez menos discutible pero igual de indiscutible es que los jugadores que hoy por hoy se visten cada fin de semana con la zamarra rojiblanca, por la razón que sea, son jugadores sin carácter ni mentalidad ni personalidad más allá de sus cualidades técnicas (que encima la mayoría tampoco tienen ni de lejos). Este puñado de asalariados sobrevalorados son fundamentalmente tipos comparsa que como camaleones se adaptan de forma mercenaria al perfume que en ese momento exista en el ambiente pero que jamás fueron ni serán líderes o jugadores imprescindibles de nada y para nada. Si vamos bien yo voy bien, si vamos mal yo voy mal. Nadie quiere ser protagonista porque nadie quiere arriesgar sus miserias y probablemente esa sea precisamente la razón de que estén condenados a jugar en el Atlético de Madrid y no en un verdadero equipo de fútbol con aspiraciones más altas que tratar de evitar hacer constantemente el ridículo. Lamentablemente el mismo ejercicio de valentía se puede encontrar el los periodistas “contrarios” a la directiva o en los personajes poderosos que se supone están escondidos en esa tela barata e inútil a la que llaman oposición.

El carácter falta en todos los peldaños de esta escalera hacia el fango. El puesto de mandamás carismático que siempre ha tenido este club está ocupado por un ser avinagrado y antipático que se esconde hasta de sí mismo. Ni siquiera tiene el falso carisma de su padre. Un Rasputín sin encanto que proyecta la penosa imagen en el cuerpo y torpe verborrea de un supuesto presidente que hace las veces de operador de la tómbola en una feria de tercera. Un club infectado por el anodino discurso de la vacuidad, la mediocridad y el seguidismo fascista por parte de los que chupan de la teta. Una imagen bochornosamente compacta que no transmite más que lástima.

Una falta de carácter que además llega hasta abajo. Nuestra plantilla está desde hace tiempo conformada por seres anónimos, anodinos y tristes que lo único de lo que son capaces es de transmitir en sus apariciones pena, compasión, indiferencia o vergüenza. Como Atlético siento más orgullo escuchando a Casillas decir que el Atleti debería estar siempre peleando la liga que a cualquier de nuestros mequetrefes diciendo con cara de monaguillo las gilipolleces que suelen decir. De hecho es que hoy por hoy me cae más simpático Casillas que cualquier miembro de la primera plantilla del Atleti. El primero es un rival digno, inteligente y que transmite simpatía, sinceridad y orgullo mientras que en mi equipo lo único que veo son caras que no me transmiten nada. Caras de tipos que no sé ni quiénes son. Veo a un tal Forlán en la portada de Men’s Health y me pregunto quién será ese tipo rubio que enseña abdominales pero a la vez no siento el menor deseo de leer una entrevista que como todas sé que no va a decir nada más que sandeces homologadas que podrían aparecer en cualquier sitio dichas por cualquiera. Es como ver los rostros de los jugadores de otro equipo que no es el mío y que no me importa. Tipos que repiten como papagallos frases hechas conformando discursos que no se creen y que probablemente ni siquiera han creado ellos mismos.

¿Cómo se puede apelar al carácter de gente que no lo tiene? ¿Cómo se puede poner las esperanzas en el carácter de un equipo cuando llevas 15 años destrozando ese carácter que antes existía, un carácter que te has ido comiendo a bocados a falta de otro alimento?

La respuesta es bien sencilla: no se puede.

Todos



Apoel 1 - At. Madrid 1

"La mayor desgracia es merecer la desgracia" (Lafontaine)

Del partido de hoy poco puedo decir porque a los 20 minutos de la primera parte, tiempo después del tradicional error de la defensa que ha dado con el primer gol de un equipo de una liga de un país que ninguno de los que hoy decían ser el Atlético de Madrid serían capaz de señalar en un mapa, no he podido seguir viendo el partido. Semejante bodrio soporífero ha hecho que desistiera de seguir sufriendo primero porque era absolutamente insoportable, segundo porque me daba mucha vergüenza y tercero porque cada segundo que pasaba la herida de mi alma se hacía todavía más grande.

¿Empate? ¿Ganar? ¿Perder?... Qué mas da. Esto es un puñetero desastre.

¿La solución? Olvidarse de competiciones de desgaste (cualquier que no sea la liga), tratar de sacar cuarenta y tantos puntos por lo civil o por lo criminal y echar a todo el mundo en verano. Desde MA Gil a Forlán. Desde Pitarch a Perea. Desde Cerezo a la Asociación de Peñas. Está todo podrido y todos contaminados.

TODOS.

¿Copa? ¿Liga Europea? ¿Champions?....¡Ja!

En el preciso momento en el que Agüero metió un magnífico gol de tipo listo (lo que es) cuando apenas había comenzado el partido en Riazor los aficionados atléticos tuvimos por un instante la sensación de ser un equipo de fútbol de primera división capaz de ganar partidos, meter goles y dar miedo. Fue una sensación muy placentera pero fue una sensación que duró apenas unos segundos. Cuando tras sacar del centro del campo el Deportivo se hizo con el control del balón y del partido (para no soltarlo hasta el final) enseguida entendimos que este Atlético de Madrid, esta desgracia que nos ha tocado vivir, es precisamente lo que parece: un equipo malo, muy malo, que carece de fútbol, de carácter, de personalidad, de juego… y de puntos.

Como si el centenario Atlético de Madrid, es equipo que tiene jugadores internacionales en su plantilla y que paga fichas de entre las más altas de primera división, fuese un recién ascendido a segunda B donde la mitad de sus jugadores tienen oficios de 8 a 5 antes de ir a entrenar, el equipo se metió en su área tras el gol muerto de miedo e incapaz de dar tres pases seguidos. Así no solamente es difícil recuperar puntos en la clasificación sino que es imposible ni siquiera soñar con ello. El gol del deportivo que ponía el empate pudo haber llegado de cualquier forma pero lo hizo con toda lógica a balón parado, como no podía ser de otra forma. El Depor sacó el córner como te enseñan el primer día que vas a una escuela de fútbol, balón al primer palo y prolongación de cabeza al segundo, para que el delantero gallego rematase sólo a puerta. Sinama andaba por allí haciendo “el baile del pañuelo” pero es que esté chico no hace bien ni el ridículo. Ni haciendo el payaso tiene gracia.

El problema del Atleti no es de entrenador, marche eso por delante, pero ni entiendo ni jamás entenderé que un equipo con tan poco en plantilla como el nuestro deje a la mitad de lo que tiene en el banquillo. ¿Para qué los estamos reservando? ¿Para jugar la promoción? La gran mentira de las rotaciones y los jugadores que vienen cansados de jugar con su selección es una solemne gilipollez que ya en el caso de plantillas fuertes y poderosas tiene difícil explicación (y para mi tiene más que ver con tener un buen clima en el vestuario que con otra cosa) pero en el caso de la lastimosa escuadra colchonera es absolutamente incomprensible. Si un jugador profesional es incapaz de jugar un partido 72 horas después de acabar el anterior porque ha tenido que viajar en Bussiness por encima del atlántico la única razón que lo justifica sólo puede ser un vergonzosa falta de preparación y por tanto falta de profesionalidad. No conozco un solo deporte, más y menos exigentes que el fútbol, en el que ocurra algo similar. Ocurre porque la gente lo acepta, la prensa lo justifica, los clubes lo esconden y los entrenadores se lo tragan pero todo sería infinitamente más fácil si los jugadores de fútbol dedicasen el mismo tiempo a entrenarse que por ejemplo un tenista. Es vergonzoso pero como tantas cosas los estamentos oficiales corren un (es)tupido velo El caso es que hasta que Simao no apareció en el campo dejando a Sinama fuera y siendo por primera vez once jugadores en el campo el Atleti no hizo nada. Antes había salido Cléber por Raúl García lesionado pero el detalle es de esos cambios irrelevantes porque ambos dos picapedreros compiten en dura pugna por ver quien es peor. La lesión de Raúl García no es preocupante en si sino que es preocupante que se pueda echar de menos a un jugador como Raúl García. Así, con once en el campo (y forlán y Reyes en el banquillo recuperándose de la brutal siesta) llegaron algunas ocasiones de los rojiblancos (nada del otro mundo, no se crean) y el Atleti tuvo un poco más de tiempo eso que le produce tanta alergia, la pelota, pero el empate, gracias básicamente al bajón físico de los coruñeses, parecía lo más sensato para entonces.

La victoria del Depor llegó con tres minutos de descuento en un penalti dudoso (hubo otros penaltis igual de dudosos antes que perfectamente podrían haber sido pitados) pero eso es lo que tiene acabar los partidos con la lengua fuera achicando balones en tu propia área. Cualquier error es gol. Esas cosas no pasan si tienes tú el balón y estás en campo contrario pero claro para eso hay que jugar al fútbol y eso es algo que hace mucho tiempo que es incompatible con ir vestido del Atlético de Madrid. También hay que tener carácter en los momentos menos fáciles pero mirando la jeta de los jugadores que hoy por hoy componen la plantilla rojiblanca hablar de carácter es como hablar de la Luna de Endor: un cuento.

Supongo que esta semana la afición atlética seguirá de la mano de la prensa oficial discutiendo de las cosas que a todos nos preocupan como los fichajes de adolescentes peruanos para el año que viene, la venta del Kun, los cotilleos del Real Madrid o si bajaran finalmente las temperaturas. Poco a poco el marco se estrecha y directiva, dirección deportiva, entrenadores, jugadores, peñas, aficionados y periodistas se unen de la mano cada vez más en un compacto y torticero concepto absurdo y patético que se dirige hacia el pozo infinito. Lo triste es que ninguno de ellos ni estará ni se sentirá responsable de haber llevado este nombre, este escudo y esta leyenda hacia un lugar tan injusto porque cuando ocurra ya no estarán y negarán siempre haber estado.

No con mi cerebro

Hay cosas que todos los años se repiten periódicamente llegado el momento adecuado: los anuncios de juguetes cuando las navidades acechan, los coleccionables por fascículos de cualquier cosa en septiembre, los hosteleros quejándose de que los meteorólogos pronostiquen mal tiempo en Semana Santa, La visitas de políticos a los mercados de ultramarinos en periodo de elecciones… y por supuesto los rumores de que el Atleti venderá a su estrella cada vez que hay un parón liguero. No por conocida la tradición deja de tocarme las narices pero mis narices no entran entre las prioridades de ningún colectivo con ánimo de lucro y es que todo tiene su explicación. El impulso consumista de los Reyes Magos provocan los anuncios de juguetes, el sentimiento de culpa post-estival explica los fascículos para aprender inglés, los hoteles vacíos con un sol radiante (o no) explica el enfado de los hosteleros, la necesidad imperiosa que esos seres endiosados y corruptos que manejan nuestros impuestos tienen de aparecer como cercanos y amables explica la catarsis del político en periodo de elecciones y la necesidad de encontrar noticias “agradables” para la mayoría de los consumidores habituales de noticias futbolísticas cuando no existen noticias futbolísticas explican la periódicas mini-tragedias atléticas.

Recordemos que desde hace muchos años los “periolistos” deportivos, con la connivencia de esa numerosa afición atlética amante de la alfalfa adulterada, decidieron unilateralmente que las supuestas noticias en torno al Atlético de Madrid deberían ser siempre además de simples implementadas desde la perspectiva del aficionado medio madridista, ese que ni piensa ni quiere pensar pero que es el que consume mayoritariamente esa bazofia indigesta que algunos llaman eufemísticamente periodismo deportivo. Desde hace cinco o seis años las noticias del Atlético de Madrid no hablan de la realidad del club (gestionado por apropiación indebida desde hace lustros y manejado con destreza a velocidad de vértigo hacia el pestilente abismo casi desde entonces) ni de la realidad de su plantilla (mala, cara y descompensada) sino que lo hacen de otro tipo cosas. Pueden ser por ejemplo detalles folclóricos como una misteriosa cena en china, viajes de nuestros rupestres gestores por paraísos exóticos como Qatar o estadísticas absurdas realizadas probablemente en la Universidad de las Islas Caimán que llegan a conclusiones asombrosas como que la luminosidad del Calderón es compatible con la diabetes o que la afición del Atlético de Madrid es la que más veces repite la palabra “transmigración” en los últimos diez años. Es muy probable que también veamos sospechosas justificaciones respecto a la verdadera actualidad reciente del atleti como un reportaje sobre los baratos que son los abonos del equipo el día después de que el club engañara a sus abonados haciéndoles pagar por un partido que les habían prometido, una entrevista mamporrera al atribulado mandamás días después de que el mismo veterinario en paro volviese a cagarla públicamente o un video reportaje trucado sobre las excelencias de esa entelequia llamada Estadio Olímpico (o peineta) días después de que se firme otro de esos acuerdos misteriosos en torno al Vicente Calderón. También podemos leer (el que tenga estómago para ello, claro) “sesudas” y profundas entrevistas con los iconos rojiblancos del momento como Sinama, Pernía, Cleber Santana… que perfectamente podían haber sido contestadas por la voz en off que retransmite los partidos jugando al Pro Evolucion Soccer en la Play Station pero eso si, indefectiblemente desde que volvimos a primera división cada verano, cada navidad, cada semana santa y cada vez que juega la selección aparece la novedosa noticia de que el Atleti va a vender a Torres antes, Kun ahora y el que toque mañana.

Si juntásemos en un documento los artículos y noticias al respecto de la venta de Torres desde que se enfundó la camiseta del Atleti en Albacete conseguiríamos probablemente un documento del tamaño de la Enciclopedia Británica pero la cruel realidad es que Fernando Torres dijo en una vez que la primera oferta concreta que llegó por él fue la del Liverpool el mismo año que se fue. Probablemente el Kun Agüero diga lo mismo desde el poderoso club europeo que él elija y no desde cualquiera de los miles de otros clubes que los periodistas proponen pero dará igual porque todo seguirá igual con el siguiente que venga. El periodismo ha estado presente desde que el mundo es mundo en la vida pública y ha tenido un importante papel a lo largo de la historia pero la diferencia entre el periodismo actual y el periodismo clásico se basa fundamentalmente en dos premisas: La primera es que ahora la noticia no tiene por qué ser verdad mientras sea creíble puesto que el objetivo no es informar sino vender. La segunda es que en contra del primer principio de la termodinámica la noticia se crea, se destruye y se transforma.

Pero de nuevo la excelsa afición colchonera tiene un papel estelar en otro episodio del proceso de desnaturalización y asesinato a su identidad en el que se encuentra inmerso nuestro equipo no ya sólo alimentado al monstruo directamente con su “eurito” para el AS y el MARCA o indirectamente sintonizando con abyecta regularidad los centros de poder fáctico en las ondas sino además dándoles motivos para su causa terrorista cuando decidimos entrar completamente al trapo cada vez que nos proponen jugar a su maquiavélico juego.

¿Ósea qué después de todo lo que ha llovido el principal debate en el Atlético de Madrid esta semana es si vendemos al Kun con la lotería de Navidad para construir una plantilla en “condiciones”? Claro, y yo soy lagarterana. ¿Qué oferta? ¿Qué plantilla? ¿En qué condiciones? ¿No era esa la excusa para vender a Fernando Torres? ¿Qué equipo se ha construido después? ¿Alguien piensa todavía que el Kun no se largará el mismo día que quiera largarse? ¡No señores, no! No con mi cerebro. Para debates absurdos sinceramente prefiero seguir los de Muchachada Nui. Tienen más gracia y no me distraen de la verdadera realidad.

“Hay mucho que decir en favor del periodismo moderno. Al darnos las opiniones de los ignorantes, nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad.” (Oscar Wilde)

The Platters

En 1953 cinco muchachos de color de los suburbios de Los Angeles formaron un grupo de Doo wop y R&B que vino a sumarse a la extensa lista de formaciones de estilo y aspecto muy similares que ya existían por aquel entonces en los Estados Unidos. Se hicieron llamar The Platters. Aquella banda realizó algunas grabaciones respetando el código estilístico de la época para artistas negros pero desgraciadamente pasaron sin pena ni gloria por las listas de éxitos, perdiéndose su trabajo entre los miles de grupos parecidos que había alrededor. Un par de años después apareció en la órbita de la banda el nombre de Buck Rum, productor, manager y compositor de canciones que tuvo la feliz idea de acercar la música negra a los parámetros de la música blanca para transformar aquel puñado de cantantes sin nombre en el grupo de mayor éxito de la época y crear con ello la primera formación de cantantes negros que conseguía colarse en las lista de éxitos de música Pop, mucho más suculentas económicamente pero reservadas fundamentalmente a espectadores de piel blanca. Aquella fue la fórmula perfecta: las canciones y el talento de Buck Rum, la personalísima voz principal de Tony Williams y el abrazo de la voz cálida de Zola Taylor, fórmula que les hizo dar cientos de galas, vender millones de discos por todo el mundo o que generaciones venideras tengan metido en el subconsciente canciones como “Only You”. Pero la fórmula funcionó hasta 1960, momento en el que los pilares del grupo se separaron de forma abrupta. Tony Williams decidió crear entonces su propio grupo conservando el mismo nombre de antes, idea que también tuvo Zola Taylor y exactamente la misma idea que también tuvo Buck Rum. De hecho Paul Robi (otro de los miembros) o Herb Reed (el único miembro original con vida) y otros muchos relacionados de alguna forma decidieron también hacer lo mismo creando cada uno su propia versión de The Platters, todas ellas con el mismo nombre y por tanto peleándose durante años en una cruenta batalla legal por obtener el derecho único a usarlo. Se estima que el número de diferentes versiones de grupos con el mismo nombre que existen o han existido hasta la fecha es de 165, todas ellas con alguna razón más o menos peregrina para reivindicar el uso genuino del nombre original. Por esa razón se entiende que resulte bastante sencillo el que hoy en día cualquiera pueda acudir a un concierto de un puñado de cantantes que aparecen legalmente con el nombre de The Platters sobre un escenario y que cantan las mismas canciones. Otra cosa es que lo que se vea en ese concierto tenga algo que ver con la realidad.

De una forma similar lo que hoy se presenta en los estadios de fútbol, nacionales e internacionales, con el nombre de Club Atlético de Madrid es algo así como una de estas versiones descafeinadas de los Platters que pululan por el mundo. Un puñado de señores de talento más que dudoso que utilizan una marca y un nombre de forma legal por motivos puramente económicos pero que tiene muy poco que ver con lo que ese nombre representa o por lo que se hizo famoso. De hecho, en el caso del equipo de fútbol, es difícil encontrar a ningún miembro no ya de la formación original sino que tenga algo que ver con la gloria, el espíritu, la personalidad, el orgullo y el honor que una vez tuvo el Atlético de Madrid. El engrudo de pseudodirigentes, pseudoaccionistas, cutregestores, mercenarios y mamporreros varios que hoy se presentan vestido con el traje colchonero o con la insignia rojiblanca en la solapa es, en el mejor de los casos, un puñado de vividores, supervivientes y caraduras que se aprovechan del nombre y el prestigio de Atlético de Madrid, mientras este dure, dilapidando su legado en fiestas particulares y trapicheos varios, desmantelando los objetos de valor con nocturnidad y alevosía del modo más anárquico y rupestre posible para luego malvenderlos en el mercado negro por mucho menos valor del que tienen y por muchísimo menos valor del que una vez tuvieron.

En este patético camino hacia la desaparición los aficionados (una parte fundamental de lo que una vez fue el Atlético de Madrid), imitando a los miembros menos mediáticos de los platters originales, hemos decidido crear también cada uno nuestra propia versión del Atlético de Madrid y publicitarla en blogs, asociaciones proscritas, webs de contenido recurrente, dejando de ir al campo, dejando de ver los partidos o iniciando la carrera de abogado para cargarse a los presuntos delincuentes que están quemando la marca y la idea, como fin que más que justificar los medios los olvida de forma tan violenta que hasta se olvida a veces el propio fin. Por resumirlo de forma más sencilla, lo que durante décadas fue la poderosa, sólida y orgullosa afición colchonera hoy ya no existe y lo poco que queda de ella se encuentra atomizada y dispersa en pequeños oasis que se desangran separados por un inmenso y aparatoso desierto que cada día es más grande.

Las 165 versiones de Platters que hay por el mundo seguirán coexistiendo mientras exista un público poco exigente, de criterio musical confuso o simplemente un puñado de gente que busca otra cosa distinta a disfrutar de un espectáculo de calidad y genuino y que se conforman con cualquier cosa que se parezca a una interpretación de “Only You” por muy desafinada o sacrílega que esta sea. De la misma forma, y con el mismo nivel de cutrez y caspa, el Pesudoatlético de Madrid seguirá existiendo mientras exista un público confundió, complaciente y poco exigente que únicamente busca un entretenimientos desapasionado y carente de altibajos, que no exija dedicación ni disgustos del corazón y que tenga sólo un cierto parecido marginal con el fútbol y los colores del equipo que por tradición y casi sin querer les corresponde. Las 165 versiones de los Platters saben que ni son ni serán nunca los Platter igual que los energúmenos que parasitan a la sombra del escudo colchonero saben que ni son si serán en Atlético de Madrid pero el público sigue comiéndose cualquier cosa en cualquier caso.

La realidad sin embargo es que cualquier aficionado a la música sabe que los Platters murieron en 1960.

Más que añadir

At. Madrid 6 - Marbella 0

Ayer por primera vez en muchos años ni vi, ni escuché el partido del Atleti. No tenía la más mínima gana. Dicen que gano 6-0 y la verdad no tengo más que añadir.

tour de force



At. Madrid 2 - R. Madrid 3

“Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesita aprender” (Charles Dickens)



El Atlético de Madrid sigue acrecentando la leyenda de equipo ridículo, penoso y lamentable y además lo hace de la forma más patética en que se puede hacer, frente al rival histórico y en el peor escenario posible, tu propio estadio. La situación es tan sumamente lamentable que sinceramente dan ganas de tirar definitivamente la toalla. No encuentro una sola razón para volver al estadio Vicente Calderón y se me ocurren todavía menos si levanto la cabeza y veo el panorama: un equipo de mierda, una afición cansada y adormecida, una prensa que se la suda, una gestión deportiva digna de un espectáculo del bombero torero, y dos caraduras desgraciados teledirigiendo desde la orilla un barco carcomido que va irremisiblemente a la deriva.

El Atlético de Madrid lleva cinco años en los que cada vez que sale a jugar contra el Real Madrid lo hace saliendo del vestuario con el saco de la derrota sobre los hombros. El equipo blanco lo único que tiene que hacer es gritar “uuuuh” y marcan gol. Con esa premisa es estúpido hacer ningún otro análisis del partido. De hecho es estúpido jugarlo. No merece la pena. Es preferible regalar los puntos o dejar el sitio a chicos adolescentes de la cantera que al menos les duela el Atlético de Madrid y no tengan miedo de nadie. A los cinco minutos el Madrid ya iba por encima en el marcador gracias a un error defensivo motivado por el canguelo que tiene este puñado de jugadores de segunda. Los otros dos goles fueron también errores defensivos, especialmente sangrante el último de ellos con otra actuación circense de Perea digna de videos de primera que desgraciadamente no es la primera ni será la última. Con 0-3 en el marcador en tu campo y frente al rival que más duele el Atleti era un cadáver. Era y es un cadáver. Lo que pasó después aparte de irrelevante fue inútil y poco significativo.

El club está enfermo de cáncer y el equipo está enfermo de leucemia. El equipo come de una sangre podrida y carcomida que lleva reproduciéndose años y años hasta acabar en este esperpento miedoso, cobarde y sin personalidad que arrastra en vano el nombre de este club por los campos del mundo. Si para solucionar el cáncer se necesita antes de sufrir algún tipo de tratamiento químico una intervención quirúrgica que estirpe al menos un par de tumores, el equipo necesita una transfusión TOTAL de sangre de forma que no quede una sóla gota de este líquido envenenado que mantiene con vida una institución que lleva décadas muerta. El jugador que venga no debería contaminarse con ninguno de los perdedores que hoy por hoy ocupan ilícitamente nuestra plantilla.

El Atlético de Madrid es una versión cutre y lamentable de lo que dice ser. Es como un concierto de los Platters en Benidorm en el que cuando entras en una boite con olor a desinfectante te das cuenta de que de los Platters originales no queda ni uno y que un puñuado de sacrificados cantantes de segunda fila se aprovechan de un nombre que les viene grande para ganarse la vida. Esos son los pereas, Raules Garcías, Clebers, Maxis, Sinamas y demás farfolla.

El Atlético de Madrid se muere y nosotros con él.

Ensayo sobre la ceguera

“Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia” (W. Faulkner)

Los aficionados al Atlético de Madrid nos hemos levantado esta mañana con el equipo en puestos de descenso en la liga española, matemáticamente eliminados de la Champions League a falta de dos partidos por jugar (que es proporcionalmente como estar descendido en liga a falta de 12 partidos), con una plantilla corta, cara y descompensada, con una deuda histórica que fluctúa según las fuentes entre los 200 y los 400 millones de euros y con un estadio que tiene fecha de caducidad tasada en 2012, fecha en la que el equipo se trasladará a lo que hoy es un monolito de hormigón feo y desamparado en las proximidades del Guadalajara supuestamente sin ganar un euro en la operación. A estas alturas el subconsciente colectivo de la heterodoxa afición colchonera coincide en interpretar que la situación tanto del equipo como del club es básicamente mala o muy mala pero cada uno tiene una justificación diferente que muchas veces se pierde en la providencia o las circunstancias ajenas. Mi teoría sin embargo es que nada de lo que ocurre es casual ni ajeno. Ni es consecuencia del entorno, ni de la suerte, ni del mercado y ni siquiera está motivado por la negligencia de los personajes en cuestión. Todo tiene un maquiavélico sentido empresarial. Trataré de explicarme.

Partamos de la razonable hipótesis de que la estirpe Gil se hizo con el control del club por un lícito interés empresarial, una hipótesis abalada por el hecho de que el cabeza de familia hiciese una campaña vehemente en contra de la ruina del fútbol como sociedades deportivas y a favor de la idea de los clubes-empresa como forma de que fuesen los particulares los que se ”jugasen su dinero”, evidentemente en el sentido de multiplicar la inversión que es lo que se busca en cualquier negocio.

¿Qué empresario de cualquier parte del mundo y en cualquier sistema económico mantendría durante 20 años una empresa que fuese deficitaria, que no generase beneficios, cuya deuda fuese siempre creciente y cuyo producto final fuese cada vez peor? aparentemente nadie pero eso es lo que supuestamente es hoy el Atlético de Madrid. Descartemos desde ya la posibilidad de que las razones por las que el clan Gil esté al frente del Atleti pudieran ser sentimentales puesto que es obvio que ningún atlético de corazón podría soportar ver a su equipo en una situación tan penosa estando él como máximo responsable y además perdiendo dinero. De hecho Cerezo no hace mucho dijo que se iría del Atleti cuando recuperase el dinero que “había puesto” matizando sin dobleces las razones sentimentales que lo mueven a estar en ese sillón y despejando cualquier duda que pudiera existir al respecto.

De la misma forma ningún empresario podría nunca justificar una bochornosa gestión de 20 años en coyunturas externas o causas ajenas a uno mismo porque primero, y aunque fuese verdad, los gestores serían siempre culpables de no adaptar la empresa a dichas coyunturas de forma beneficiosa (¿Se imaginan a Repsol dando pérdidas durante 20 años diciendo que se debe a que el precio del petróleo es cada vez más caro? ¿Le serviría la excusa a su presidente para mantener el cargo?) pero es que además en 20 años da tiempo a que existan muchas coyunturas distintas y la estadística dice que es imposible que todas sean siempre nefastas para el mismo sin que exista una razón detrás que no sea aleatoria. Conclusión, la situación del club actual no puede justificarse desde el planteamiento de la coyuntura o la mala suerte entre otras cosas porque con las propias e inflexibles leyes del mercado los gestores con “mala suerte” dejan de ser gestores en poco tiempo.

¿Qué persona seguiría dilapidando su patrimonio personal durante 20 años si cada ejercicio es peor que el anterior? Evidentemente nadie. ¿Alguien tiene la sensación de que el patrimonio de los Gil ha menguado en estos años o que esté en peligro? ¿Alguien ha visto alguna vez ejercicios de nobleza tipo Abramovich a costa del patrimonio personal de algún Gil o lacayo tipo Cerezo? Me temo que no. Bien al contrario, y ciñéndonos a los que está demostrado porque así lo ha dicho él, el gestor principal del club y máximo accionista lejos de hacer ningún esfuerzo económico cuando más hace falta se ha asignado un “modesto” sueldo anual de 600.000€ (más primas). ¿Por qué el máximo accionista de una empresa se tiene que poner un sueldo a costa de esa misma empresa si se supone que el beneficio es fundamentalmente para él mismo? ¿Puede ser que no espere beneficio alguno? ¿Hay otra razón contable? Pensándolo bien, el dueño de una tienda de ultramarinos tendría de muy fácil de esta forma echar a un asalariado suyo de forma justificada. Bastaría con que él mismo se pusiese un sueldo que fuese superior al beneficio de la empresa. De esa forma su negocio sería siempre deficitario (sin serlo) y cualquier acción extraordinaria de tipo laboral (o de cualquier otro tipo) estaría justificada. Es más, tendría prebendas fiscales y hasta optaría a subvenciones para su empresa. Empiezo a ver por dónde van los tiros.

Este verano el club no hizo fichajes, escudado en que no había dinero para ello. El propio MA Gil viene repitiendo últimamente que estamos pagando las consecuencias de no vender a Forlán o Agüero en verano para tener dinero con el que afrontar una renovación de la plantilla. Estamos hablando de la temporada 2008-2009 en la que el club tenía 45000 abonados, jugó la Champions League llegando hasta octavos (sólo ocho equipos de Europa lo hicieron), volvió a clasificarse para el año que viene, el estadio estaba siempre lleno, tiene marcas de patrocinio en las camisetas y ropa deportiva y tenía un jugoso contrato de televisión firmado pero resulta que con todo eso el balance del año es prácticamente cero. ¿Qué necesita hacer entonces el Atleti para obtener beneficios? Poco más se puede hacer a efectos de economía (porque los títulos, como bien recuerda MA Gil siempre que puede, no siempre van de la mano de suculentos beneficios). ¿Cómo son capaces de vivir el resto de equipos con menos ingresos, menos masa social y mejores resultados? ¿Qué sentido tiene entonces mantener una empresa así?

Hagamos un ejercicio de imaginación y pongámonos por un momento en la piel del “ingenioso” gran empresario español planteando el siguiente ejercicio: pongamos por caso una empresa audiovisual bien establecida y dimensionada que tiene unos beneficios razonables en un ejercicio normal. Sus gestores, en un alarde de sentimiento emprendedor español, deciden despedir a los cámaras en plantilla para volverlos a contratar en una empresa de cámaras independiente creada por ellos mismos y esta nueva empresa de cámaras es contratada por la empresa original para que hagan el mismo trabajo que hacían antes. Es decir, los mismos haciendo lo mismo. Repiten el mismo ejercicio con el resto de colectivos (redactores, productores, iluminación,…). De esta manera una empresa descapitalizada de músculo y talento consigue hacer lo mismo que antes, porque de hecho lo hace con la misma gente, generando en teoría el mismo producto que antes pero con la “inocente” salvedad de que ahora hay facturas de por medio a favor de esas empresas de nueva creación emitidas y cobradas por las mismas personas: los gestores. El dinero es el mismo pero a efectos contables la empresa audiovisual puede ser deficitaria (pierden sus accionistas) en favor de esas empresas de nueva creación (ganan los gestores). Los principales perjudicados serían lógicamente los accionistas y verdaderos dueños de la empresa que verían como no tienen beneficios y su inversión se devalúa con el tiempo pero… ¿qué pasaría si la inversión inicial de esta gente hubiese sido cero y se hubiesen hecho con las acciones sin soltar un duro? Pues que no estarían tan preocupados porque cualquier beneficio sería beneficio y cualquier valor que tuviesen las acciones en el momento de desmantelar o vender la empresa sería siempre beneficio también. Y es más, ¿Qué pasaría si además de lo anterior los accionistas y gestores fuesen realmente la misma persona?

¿Sería descabellado pensar que ese ir y venir de jugadores de medio pelo y entrenadores silenciosos envueltos en contratos millonarios, los cambios de estadio, los cambios de patrocinios, las fundaciones, la profesionalización del club,… son una forma sencilla de generar facturas para sacar el dinero a otras empresas? ¿Sabemos realmente a quién le debe dinero el Atlético de Madrid?

Y concluyo. Imaginemos que el atlético de Madrid de repente conforma un equipo potente, bien estructurado deportivamente, con futuro prometedor y que gana algunos títulos que lo ponen en la élite mundial del mundo del fútbol. ¿Se justificaría en esas circunstancias que el equipo siguiese siendo deficitario y siguiese generando deuda? ¿Interesa entonces que ocurra? ¿No sería levantar demasiada sospecha? ¿Podría ser entonces que los personajes de la película estuviesen perfectamente elegidos para protagonizar el justo grado de negligencia que se necesita? ¿Podría ser que el objetivo fuese mantener algo lo suficientemente lamentable como para que no genere sospechas de dar dinero pero lo suficientemente bueno para seguir vivo y que siga dándolo?

Sólo faltaría una pieza para completar el puzle y es el consumidor final, al que paga, al que hace que todo gire y se mueva pero para que esa pieza encaje sólo haría falta que esta gente siguiese comprando callada y tranquila simplemente convencidos de que las cosas son así porque no pueden ser de otra forma. Convencidos de pagar por un futuro imposible o por una idea romántica y folclórica que vale más que cualquier resultado terrenal. Echando un vistazo alrededor no parece que sea algo muy descabellado de pensar. ¿Podría ser entonces que los tontos sean listos? ¿Podría ser que los inútiles fuesen paradójicamente totalmente útiles?

Por supuesto cualquier parecido con la realidad en todo lo anterior, es simplemente mera coincidencia.

Nota: Gracias al Xiu Rojiblanco y a Teno por darme ayer la idea del artículo según avanzábamos por el Paseo de los Melancólicos hacia el Calderón.

Inútil



At Madrid 2 - Chelsea FC 2


Decía Chopin que es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es y el partido de esta noche frente al vigente campeón de la Premier era una suerte de volver sobre lo que ha sido y ya no es. Es decir, el partido de esta noche tenía un poso de inutilidad del que era muy difícil evadirse pero irónicamente ha sido el mejor partido del Atleti desde que comenzó la temporada. Empatar en casa (injustamente porque se mereció la victoria) frente a un señor equipo como el Chelsea entra dentro de las cuentas de cualquier seguidor de cualquier equipo del mundo. Lo que no podía entrar ni con calzador era la penosa trayectoria seguida por el equipo en la máxima competición europea hasta el día de hoy pero aquellos vientos traen estos lodos y la realidad, la cruel realidad, es que estamos eliminados de la Champions League.

Pero creo que hemos caído con la dignidad que nunca debería abandonar este equipo y que lamentablemente nos sorprende cuando se da. El equipo salió metido en el partido, concentrado, con una idea clara de equipo en la cabeza y lo más importante: sin complejos. Plantó cara desde el primer minuto al todo poderoso equipo del barrio pijo londinense y lejos de escudarse en artimañas rupestres propias de sucedaneos de entrenador lo hizo a base de táctica y fútbol. Juntando líneas, abriendo el campo, equilibrando las ayudas con dinamismo, tapando la salida rival, con mediocentros versátiles que se ofrecían e interiores activos, incisivos y generosos en el esfuerzo. Un equipo señores, un equipo. Lo que hacía muchos meses que no veíamos. Forlán amenazó con un tiro ajustado al palo desde lejos en los primeros cinco minutos que precedió al dominio del partido y del balón por parte de los colchoneros. Las ocasiones no llegaban y las que llegaban por ambos bandos eran tímidas y poco destacables pero el partido estaba divertido. Reyes daba una clase de como se debe jugar por banda lo que lleva a pensar primero lo insensato y egoista que es este jugador al dilapidar su talento de forma tan ruin pero después a tener la esperanza de que pueda ser un futbolista a recuperar. Simao volvía a derrochar esfuerzo y entrega (aunque le falta acierto en el desborde) y los medio centros parecían lobotomizados por un gen reparador puesto que apuntalaban al equipo con solvencia y en muchas ocasiones, lo crean o no, hasta conseguían hacer jugar al equipo. La defensa estaba muy sería también sin realizar aspavientos y quizás sólo la delantera bajaba el buen tono del equipo con un Forlán desacertado y ansioso ante el gol y un Sinama demostrando con cada acción lo sumamente mal jugador que es. La primera parte terminó con el 0-0 el marcador pero una dulce victoria a los puntos de los madrileños.

Bien es verdad que el Chelsea no dio la sensación de pisar el acelerador en ningún momento. Llegar al cuarto partido de la liguilla con 9 puntos tiene estas cosas. Los Blues además no se caracterizan por ser un equipo que proteja mucho el balón ni por ser muy generoso con ese fútbol de arte y ensayo que algunos pregonan pero lo que si que son es un equipo muy bien entrenado que lleva muchos años jugando exactamente igual (antes con Mourinho ahora con Ancelotti) y con una plantilla poderosa y perfecta para jugar de esa manera. Es decir, un excelente ejemplo de planificación deportiva. Es decir, todo lo contrario que el Atlético de Madrid.

La segunda parte comenzó con los mismos parámetros de la primera pero el Atleti pareció irse definitivamente a por el partido para lo que se necesitaba algo más de talento del que había se se quería hincar el diente a este rocoso Chelsea y ese algo era el Kun Agüero que por alguna razón había empezado el partido en el banquillo y que salió a sustituir a esa broma macabra que es Sinama. La primera intervención del Kun acabó en lo que perfectamente podría haber sido penalty. La segunda fue para recoger un rechace bombeado desde la izquierda que el argentino empalma de volea para empotrar el balón en la red, inaugurar el casillero atlético en la Champions, acabar con su maldita racha negativa y acabar con la costra que se había generado en las gargantas de los colchoneros después de tanto tiempo sin cantar un gol así. Golazo.

A partir de ahí el Chelsea se desperezó un poco, empezó a dar muestra de peligro y a arrinconar a los madrileños pero también se vio un gran detalle sobre el que soñar y es que el equipo no se echo atrás y siguió jugando exactamente igual que antes del gol. Lástima que un agotado Forlán se olvidase de presionar el pase lateral de Malouda y que Asenjo (más inseguro de lo habitual todo el partido) no se atreviese a salir con Drogba en el área pequeña. 1-1. El jarro de agua fría sentó como un tiro en un Calderón que hasta entonces (y después) había estado de diez en una muestra más de lo que puede ser esta afición pero el partido siguió igual en cuanto a intensidad y ritmo. Un compañero de grada dijo entonces un frase que se me quedó grabada: “joder, por fin un partido de fútbol”.

Pero el Chelsea es el Chelsea y basta ver las sustituciones para tomar la medida de quien es el rival: Ballack, Deco y Anelka por Essien, Cole y Kalou. Sin palabras. Estando el Atleti volcado en el área rival, Drogba aprovecho un mal rechace convertido en contrataque para demostrar el pedazo de jugador que es con una jugada de potencia casi desde su campo que sienta a los centrales (Pablo desgraciadamente se resbala) y que acaba empotrando a Asenjo que para el primer envite pero que no puede con el segundo. Injusto castigo para los meritos del Atleti. Injusto premio para un conservador Chelsea. 1-2.

Pero al final el Dios del fútbol puso algo de justicia con una falta al borde del área que el bueno de Agüero, que no se prodiga en e esta suerte, transforma en un precioso gol al filo del final. Para entonces el Oporto ya había marcado su gol en Chipre dando al traste con cualquier esperanza para los rojiblancos pero eso ya daba igual. Era una cuestión de orgullo y dignidad.

Dejamos la ansiada Champions con la ilusión de hacer un buen papel en la segunda división europea y con la certeza de que la verdadera competición este año está fundamentalmente en la liga y no precisamente para ganarla. Sin conseguimos mantener los mismos parámetros de hoy seguro que será todo mucho más fácil.

Pertinaz sequía

At. Bilbao 1 - At. Madrid 0
Decía Abel antes de irse de este equipo la semana pasada que lo que había sido su tumba deportiva no era otra cosa que la falta de gol del equipo y la mala suerte. Yo no estoy personalmente de acuerdo pero el partido de hoy desde luego le da la razón porque si el Atleti no ha ganado el partido en San Mamés tranquilamente ha sido única y exclusivamente por la pertinaz mala suerte. Única y exclusivamente. El equipo con lo mal construido que está, con todas sus carencias y todos sus desequilibrios hizo un gran esfuerzo físico y anímico especialmente en la segunda parte pero ni siquiera dándolo todo parece ser suficiente para ganar un partido. De hecho nada parece suficiente para meter un gol. Tenemos un problema.

Puede que sea porque cuando hay un entrenador nuevo todos nos fijamos algo más de lo normal respecto a los aspectos tácticos que presenta el equipo, la distancia entre líneas, la actitud... quizás por eso la salida del atlético no me pareció nada mal. Digo esto porque Quique es precisamente el tipo de entrenador que no me gusta ni un pelo desde el punto de vista de tipo de entrenador (aunque ojalá le salga todo bien) pero lo cierto es que parecía un equipo junto, parecía estar concentrado y al menos el ritmo de presión, de ayudas y de actitud parecía estar por encima de lo que venía siendo habitual. En ese caldo apareció incluso una gran jugada que Maxi remató de cabeza al larguero y que no entró por verdadera mala suerte. El problema de la primera parte es que el Atleti se contagió de esa violenta furia desaforada del equipo rival que vive en el límite de lo legal y que el inefable de Caparrós inculca a todos sus equipos (y que a un equipo como el Athletic de naturaleza aguerrido le viene como anillo al dedo). Con el balón por las nubes es muy difícil jugar en general contra cualquiera pero en especial frente a los bilboarras. A base de pelotazos, rechaces y pundonor, es decir lo que es el terreno del equipo local, llegó una falta lateral al área que es todo lo que los rivales necesitan para ponerse por delante en el marcador. Así fue. El Atleti de Quique empieza continuando el testigo de sus antedecesores, sin saber defender los balones parados en contra y malgastando los propios (somos el equipo que más saques de esquina tira y el que menos provecho les saca). A partir del gol los colchoneros fueron poco a poco desapareciendo del partido acongojados por la vehemencia pugilística del equipo rival para participar como sparring, ese nuevo papel que hemos adoptado últimamente, en el generoso ejercicio de furia de los leones. Durante muchos minutos el equipo estuvo KO pero afortunadamente aquello no quedó plasmado en un nuevo gol que matase el partido y los madrileños consiguieron salir del atolladero, especialmente con gran pase de la muerte de Forlán que el Kun no pudo rematar cuando llegaba de cara a la portería. Con la misma intensidad de los primeros 45 minutos acabó la primera parte.

Pero la segunda parte no tuvo nada que ver- El equipo vasco pagó el esfuerzo físico y la segunda entrega del partido fue dominada de principio a fin en todos los aspectos por el equipo madrileño en lo que probablemente sea la mejor segunda parte desde que empezó la temporada. El equipo se fue arriba, cogió el balón, decidió jugarlo y distribuirlo con criterio y triangular con rapidez y peligro sin perder en ningún momento ni las ganas ni el tono físico ni la concentración. Solamente la mala suerte (y cualquiera que me lea normalmente sabe que no suelo apelar a la mala suerte) hizo que el equipo no sólo no empatase sino que no se llevase la victoria. Maxi por dos veces nada más empezar, Forlán con un zurdazo de los suyos al poste, el Kun con un espectacular disparo tras una excelente que acabó empotrado en la escuadra, Forlán de nuevo,... El Bilbao asistía como convidado de piedra y solamente las artes rupestres de ese ser que promueve un engrudo de pseudo-fútbol llamado Caparrós conseguía frenar al Atlético siempre a base de patadas, lloros en el césped y eternas pérdidas de tiempo.

Cualquier que vea este partido dirá que el Atleti no tiene nada de qué preocuparse si es capaz de jugar así lo que queda de temporada ya que eso es lo que pensaría cualquiera basándose en la lógica. El problema es que el fútbol, como tantas cosas en la vida, es no sólo fútbol sino fundamentalmente un estado de ánimo y el del Atleti ahora mismo está bajo mínimos. Me temo que esta semana que comienza, que para nosotros los colchoneros es como si fuese el Anglirú, va a ser vital en cuanto a lo que nos depara el futuro. Más que por los puntos que podamos sacar por las sensaciones que se puedan quedar en el imaginario colectivo de la afición colchonera. Mientras tanto las semanas pasan y seguimos en el mismo sitio.