Dudando de las premisas
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At. Osasuna 3 - At. Madrid 0
Decía el inspirador de este blog, Don Pedro Calderón de la Barca, que siempre el traidor es el vencido y el leal el que vence. Hoy parece un buen ejemplo para refrendar algo así. El Atlético de Madrid sale vencido y derrotado de Pamplona precisamente por traicionarse a sí mismo. Por desviarse de la filosofía pétrea a la que llevaba aferrado desde hacía mucho tiempo. Simeone peleaba contra viento y marea frente a periodistas feroces, ávidos de pulverizar un incómodo discurso que los creadores de realidades no podían controlar. Trataba de evangelizar con una idea de encarar la vida, dentro y fuera del campo, que había resultado ser componente indispensable del éxito. Partido a partido. No había vida más allá del mañana. No había objetivos más allá de la siguiente alineación. Pero eso se ha roto precisamente hoy y esa, para mí, es la peor de las noticias. Por encima del 0-3 y el alejamiento de las posiciones de cabeza. Hoy se ha roto uno de los pilares de nuestra forma de entender el fútbol y sí, podría quedarse en anécdota, pero también podría hacernos pensar en que todo lo anterior era mentira. Mal asunto. Nunca, y aquí está escrito, he visto al Atlético de Madrid como candidato al título de liga. Por razones obvias además. Creo que tenemos una plantilla de 10 jugadores de elite, 3 o 4 que pueden apuntalar el equipo en un momento dado y nada más. Suficiente para disputar un torneo corto, insuficiente para disputarle una liga a equipos que manejan diez veces más presupuesto que tú. Pero eso no tiene nada que ver. Se puede perder y eso entra dentro de lo normal pero la derrota de Osasuna es un torpedo en la línea de flotación. Cuestionar a los padres fundadores. Dudar de las premisas.
Simeone es humano y por ende también se puede equivocar. Hoy se ha equivocado. Espero que lo reconozca, aunque sea a puerta cerrada, y que aprenda de ello. La alineación (y por tanto la forma de jugar) con la que se salta al Sadar es una alineación pensada para el domingo que viene o para el partido de unos día después frente al AC Milan, pero no no es una alineación pensada para derrotar a Osasuna. Demasiadas piezas vitales fuera del campo. Mario Suarez sigue perdido en el campo con un nivel de imprecisiones y desequilibrios que ahora mismo es lo que más me preocupa de cara al futuro (básicamente porque Tiago no está). Villa sigue siendo el Villa de la temporada. Inexistente, inofensivo e inédito. Y lo de Adrián no tiene nombre. Lejos de ser un jugador con pocos recursos ahora mismo y nulo aporte, el problema es que sus desequilibrios los nota demasiado el equipo. No transmite nada positivo y tengo la sensación de que contagia al resto su permanente melancolía. Con ese guión Gabi tiene que justificar a Mario, Costa tiene que justificar a Villa y todos tienen que justificar a Adrián. Demasiado desequilibrio. Diego se perdía también en algún lugar del centro del campo pensando en lo difícil y olvidando lo fácil. Sé que le caerán palos también al brasileño, pero para mí su problema va ligado al del equipo y no al revés. Si a eso le unen una mentalidad débil y un nivel de intensidad discreto, tendrán lo que hoy ha saltado al campo para enfrentarse contra Osasuna. Los navarros, por el contrario, lo hicieron muy bien. Juntos, compactos, intensos y con la sensación (que en ningún momento dio el Atleti) de haber estudiado a su rival. Tras un breve espejismo de los colchoneros (hoy de amarillo) los navarros se hicieron en seguida con el balón y con el partido. Mucho más rápidos y metidos en el encuentro metían al equipo del Cholo en su campo haciéndoles parecer perdidos. Los rojillos llegaban antes, daban antes, corrían más, peleaban más y jugaban más. El nivel de imprecisiones en las filas madrileñas eran ya, pasados cinco minutos, muy elevadas.
Enseguida llegó el primero. Córner sacado con habilidad por Osasuna que, jugando primero en corto, provoca que el Atleti se marche en bloque al primer palo para que el lateral navarro, Cejudo, entre completamente solo por el segundo para batir a Courtois. Falta de intensidad en la defensa que deja a un jugador rival sin nadie cerca. Creo que el error es básicamente de Villa. Pero el Atleti no reaccionó. Lento, espeso, dormido... como ido del partido. Mario llegaba tarde a todo y era incapaz de triangular un balón. Villa y Costa partían al equipo quedándose arriba. Diego se veía solo y se liaba en guerras de guerrilla. Adrián seguía pensando que estaba en la grada y es su ensoñación se olvidaba de presionar, dejando todos los huecos posibles. Quince minutos después el equipo sigue desequilibrado y sin ideas así que una pésima salida de balón de Gabi provoca el robó cerca del área de Armenteros que empala un gran balón que toca el poste y se mete en la portería de Courtois. 2-o. Se avecinaba la tormenta, básicamente porque seguíamos sin noticias de los madrileños. Diego Costa era el único que tiraba de escudo y quizá un desacertado Diego al que no le salía nada. Cerca del descanso llegó la puntilla final. La presión inexistente de Adrián en banda provoca un centro al área que ninguno de los centrales (ni por su puesto Mario) son capaces de reducir y que engancha Roberto Torres para hacer el tercero.
La segunda parte fue un trámite. Un periodo de tiempo aburrido e inútil que cualquiera de los protagonistas hubiese aceptado no disputar. Simeone cambió algunas fichas y sí, el Atleti empezó a parecerse al Atleti, pero ya era demasiado tarde. El partido había terminado mucho antes. Osasuna se limitó a jugar ordenado y dejar que los rojiblancos poco a poco se ahogasen en su propia desesperanza.
Tres puntos que se van y con ellos la cabeza de la liga. Ese sueño que siempre lo fue y que poco a poco aparece cada vez más etéreo. Personalmente no me preocupa descolgarnos de los primeros puestos porque, como ya he dicho, es algo a lo que estaba preparado. Ya estamos muy por encima de lo que esperaba, así que eso engrandece todavía más el mérito de Simeone. Pero lo que sí me preocupa, y mucho, es la perdida de identidad. Dudar del discurso. Renegar la esencia. Renunciar a las premisas. Por ahí sí que no. Yo prefiero volver al partido a partido.