Sueños de chiringuito
Etiquetas:
Pitarch,
planificación
Hay gente aficionada al fútbol para los que el periodo estival es un momento mágico e ilusionante. Mientras el país se ralentiza hasta paralizarse, la dirigencia oficial se retira del timón para tomar mojitos dejando todo atado y bien atado (incluidos los periodistas de cámara), el mundo del fútbol se concentra en el episodio anual de la especulación, la definición del humo, los castillos en el aire, los sueños que levitan, las mentiras disfrazadas de lagarterana y las figuras de cartón piedra. El periodo de fichajes es algo así como un ciclo de fallas en el que durante meses se crean grandes expectativas de colores llamativos que se queman (a veces sin pena ni gloria) a principios de septiembre. Aun así a veces tiene su gracia… o la tenía.
Cuando yo tenía quince años me pasaba el verano robando algún MARCA que algún “mayor” dejaba descuidado en alguna parte de la piscina para ver si el Atleti ficharía ese delantero que decían era tan bueno o ese centrocampista que haría jugar al equipo y que sobre todo supliese las carencias de la plantilla el año anterior. Vivía el verano soñando en construir un equipo campeón que fuese el mejor en la temporada por venir y hasta me daba pena cuando empezaba la temporada y me topaba con la realidad. Últimamente, unos cuantos años después, las cosas han cambiado y aunque sigo en la piscina ahora evito el contacto físico con el MARCA (o su primo hermano AS) ya que me entra gastroenteritis cada vez que veo la portada (o interiores) de semejantes ortigas y así evito tener luego que usar el desinfectante. Lejos de soñar con un centrocampistas que sepa jugar al fútbol y sea capaz de hacer jugar a los demás (que es con lo que sueño desde hace décadas) mis desvelos y mis rezos van destinados más bien a que no nos quiten al Kun o lo poco bueno que conservamos. Muy triste. Lejos de disfrutar con el fútbol virtual de chiringuito lo que deseo es que este tiempo acabe cuanto antes para tomarnos con la realidad de comprobar que las miles de ofertas que había para llevarse a nuestros cracks eran, como sospechaba, mentira.
En un mundo del fútbol mentiroso, podrido, falso y tramposo, donde un par de clubes pueden hacer lo que quieran y el resto no pueden hacer nada, donde un par de equipos son como el rey saudita cuando entra El Corte Inglés de Marbella y lo cierran para que sólo compre él y todo el personal esté a su servicio mientras el resto de equipos son inmigrantes que tienen que rebuscar en las basuras del mismo sitio, las posibilidades de soñar que nos dejan a los aficionados al Atleti tienden peligrosamente a las mismas posibilidades que tiene un muchacho de la favela Cidade de Deus de estudiar en Cambridge. Es así, y a mí, que siempre he sido aficionado a un equipo que empezaba la liga pensando que la iba a ganar (aunque solo la he visto ganar una vez en mi vida pero eso es otra historia) pues es algo que me fastidia, me duele, me descoloca y me cuesta asimilar.
Pero esto es lo que hay. Ya saben, el famoso “no hay un duro” mientras el vecino habla de cientos de millones con una deuda que duplica la nuestra, la coletilla radiactiva de que “los jugadores juegan donde quieren” de nuestro simpático presi que a base de repetir algunos ya se creen, el inútil útil de Pitarch con sus manazas en los hilos, un buen puñado de jugadores desnaturalizados con el mismo espíritu que los muñecos del subbuteo, la peligrosa amenaza disfrazada de caramelo de “contar con la cantera” (que llevamos un par de años escuchando, que siempre es mentira y que casi mejor así para no quemar lo poco sano que queda), la lista de nombres a fichar que todos sabemos que no se ficharan y que mi prima pequeña podría haber escrito sin ser muy aficionada al fútbol ni haber estado viajando todo el año por las playas caribeñas,… con esto es con lo que hay que lidiar.
Con esto y con algo todavía peor como es la incertidumbre de no saber cómo quiere jugar el Atleti. ¿Alguien lo sabe? ¿Necesitamos interiores, mediocentros creativos, mediapuntas o centrocampistas “avanzados”, que dicen ahora? ¿Es Fran Merida todo eso? Me temo que no. Si vamos a jugar como los últimos tres años con dos delanteros, dos mediocentros y dos interiores es evidente que lo mismo Fran Merida no era una prioridad. ¿O si? ¿Por qué entonces fichamos jugadores de ese corte? ¿Vamos a seguir jugando con dos delanteros? Lo digo porque si ese es el caso deberíamos de fichar alguien que descargue las cansadas piernas de los dos titulares, ¿no? Esa es mi principal pregunta, ¿cómo va a jugar el equipo? Me parece que Quique tiene dudas al respecto basadas fundamentalmente en no saber los jugadores que podrá tener al final (el mundo al revés) pero lo que también me parece es que a Cerezo y Gil les parece un tema menor en su lucha constante por el euro que me llevo (y a ser posible euro que no hay que declarar) mientras que al inútil engreído de Pitarch directamente es algo que se la suda.
Si me preguntan a mí apostaría básicamente por definir un esquema primero (el que sea pero que decidan uno por la gloria de su madre) y después tratar de buscar dos jugadores de garantías por puesto equilibrando juventud y veteranía, canteranos y foráneos. No necesito grandes nombres porque ya los tenemos así que lo que necesito es mantener la esencia (vamos, mantener al Kun Agüero) y sobre todo buscar equilibrio en la plantilla que no puede estar más desequilibrada. Suplir carencias y buscar como prioridad algo que ahora no tenemos y que es la competitividad dentro de plantilla. Pelear por la titularidad. Dos jugadores por puesto. Que nadie se sienta indiscutible. Esa es la mejor forma de hacer una plantilla potente.
No me gusta especular pero creo que necesitamos dos laterales (uno a cada lado) y al menos un central si o si. Más arriba dependerá sobre todo de cómo juguemos. Si es con dos delanteros e interiores como hasta ahora aparte de quedarnos con Tiago (y/o traer uno mejor) necesitamos algún delantero y al menos otro interior de garantías. Simao está en su último año y su rendimiento es decreciente así que podría ser una buena opción para negociar. Jurado o Salvio me temo que tienen complicado jugar con continuidad aprovechando su potencial en este esquema porque siempre lo harán fuerza de sitio. Otras formas de jugar disparan las posibilidades hasta el infinito.
Pero cerrando el círculo y viendo que al mando está Pitarch, el único profesional en el mundo que celebra intensamente sus fracasos personales, me temo que la realidad dependerá única y exclusivamente de la diosa fortuna. Como ha ocurrido este mismo años. ¿Quién puede soñar tranquilo de esa manera?