Un paso más allá
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Domínguez,
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At. Madrid 4 - Valencia 2
Cuando uno se hace socio del Atlético de Madrid (si,
sé que somos abonados pero me repugna esa palabra) les aseguro que no lo hace
para ver al Atleti. Eso lo puedo hacer, como la mayoría, a través de la
televisión. No se trata de eso. Si uno deja normalmente todo lo que tiene que
hacer ante la perspectiva de un partido en casa y diseña las actividades de su
vida en función de los partidos que se juegan en el Vicente Calderón les
aseguro que no es para ver al Atleti. Es para sentir al Atleti. Espero que al
menos los aficionados a mi equipo entiendan la diferencia. Sentir al equipo. Algo
que desgraciadamente está en extinción, en desuso, devaluado y que muchos
cerebros cercanos al imaginario del equipo usan como excusa o como arma
arrojadiza, según se tercie. Algo que por otro lado cuando ocurre no tiene comparación
con prácticamente ninguna otra sensación y que no se puede comprar con dinero. Hoy
ha sido así. Las dos horas que han durado el partido en el Calderón (y el antes
y el después) fueron puro disfrute. Emoción a flor de piel. Diversión de esa
tan intensa que no eres consciente del tiempo real que allí has pasado. Uno de
esos partidos en los que tras un gol de dibujos animados de tu equipo eres
capaz de abrazarte con media grada sin saber por supuesto quienes son. Fútbol.
Ese concepto sodomizado, vilipendiado, manoseado y vulgarizado por una gran
mayoría de los que viven de ello.
No me gustan los encuentros europeos con equipos
españoles porque me da la sensación de no ser partidos europeos. Si encima
enfrente tienes un equipo difícil, peligroso y correoso la sensación de frustración
es todavía mayor. Temía que todo eso que me pasaba a mí se traspasase al
césped y tenía razones para pensarlo a
tenor de las últimas actuaciones de mi equipo pero no fue así. El Atleti salió
al campo sabiendo lo que se estaba jugando. Bien colocado (eso afortunadamente
suele ser normal) pero también con la actitud necesaria. A por el balón y a por
el partido. Como tiene que ser. Dentro y fuera de casa. SIEMPRE. No puedo decir
lo mismo del equipo de Emery. Un equipo mucho más hecho y con una plantilla
infinitamente más equilibrada que la rojiblanca que sin embargo tiene uno de
esos entrenadores estrategas, mitad especulador de bolsa, mitad charlatán de
feria, que construyen su ideario del fútbol en base a cosas ajenas al propio
juego. El Valencia salió, como el Atleti otras tantas veces, a realizar un “buen
papel”. A obtener un “buen resultado” para la vuelta. Lo que se llevó fue un
buen revolcón que no refleja sin embargo el resultado.
El Atleti se hizo dueño enseguida y lo hizo con el
equipo base haciendo de engrudo y los buenos haciendo de buenos. Especialmente
el turco Arda. Un jugador excepcional de ademanes diferentes y estilismo
original. De esos jugadores que la gran masa linchadora del “échale huevos”, “corre
como un gamo” o “déjate la vida” suele tener enfilado cada dos por tres
(Setién, Valerón, Ibagaza,…) pero de esos jugadores que el Atlético de Madrid
necesita para salir de la vulgaridad en la que cómodamente reside. El turco,
fuera de su posición habitual, fue el elemento que la ecuación de Emery nunca
puede predecir porque es impredecible. Ahí nace el fútbol. Ahí nace la diferencia.
En veinte minutos el Atleti era señor del partido pero su legendaria falta de
pegada (si Falcao no recoge el balón) hacía presagiar lo peor. Para nada. La
enésima incursión de Arda por la derecha acaba en un balón colgado que Falcao
remata a la red de cabeza.
No me apetece criticar al equipo tras un partido tan
maravilloso pero no puedo reprimir la necesidad de dejar por escrito lo que
ocurrió después. Y es que ni entiendo ni entenderé porque el equipo tiene que
echarse diez metros atrás después del gol ni por qué tiene que jugar de otra
manera. Hasta el gol el Valencia ni había pasado del centro del campo. Ni una
ocasión de gol. Después si. Ambas cosas. Aun así, el empate llega de forma
injusta y gracias a un árbitro lamentable que demuestra una vez más que ser
árbitro en Europa no es cuestión de talento sino de política y tragaderas.
Fuera del tiempo reglamentario, tras un codazo impune a Gabi y con clarísma
falta al portero, el Valencia hacía el 1-1 a balón parado mal defendido que
para mí se traga el bueno de Domínguez. El más flojo de los colchoneros todo el
partido y dando la razón a Simeone para su suplencia.
Pero la plantilla tenía metido el partido en el
cerebro (¡gracias Simeone!) y salió a matar o morir. Enseguida volvieron las
cosas al lugar que nunca debían haber abandonado y enseguida el Atleti se
volvió a poner por encima tras magistral saque de falta de Diego y remate de
Miranda. Por alguna razón lo que ocurrió después también fue distinto. El
Atleti siguió con la misma idea, el mismo dibujo y la misma intensidad. Y vino
lo mejor. Los cuatro de arriba se echaron el equipo a la espalda y el
colchonerismo se emborrachaba de adrenalina. El cuadro madrileño era un vendaval
imparable para un Valencia al que hacía ya mucho tiempo que no le funcionaba su
plan de intentar que no pasase nada en el campo.
Las oportunidades fueron muchas pero los goles
fueron maravillosos. El tercero tras robo de Mario y cesión a Adrián que el
asturiano aprovecha para encarar la puerta, abrirse a la derecha y cruzar por
bajo. El cuarto, mi actual ronquera está causada por semejante obra de arte,
tras cambio de juego a la derecha que recoge Falcao, recorta a dos rivales en
la frontal del área desde donde lanza un zurdazo brutal que entra por la
escuadra. Golazo del colombiano. Un crack.
El Calderón era una fiesta a partir de entonces y lo
fue hasta el final. Lo fue, a pesar del jarro de agua fría que supuso un
segundo gol del Valencia injusto a todas luces, nuevamente fuera de tiempo y
nuevamente tras balón parado mal defendido. Un gol que si no directamente si al
menos indirectamente viene provocado por, de nuevo, ese pasito atrás que da el
equipo y ese intento desesperado desde el banquillo por parar la euforia. La
euforia es mejor no pararla Simeone. Especialmente cuando el rival está muerto.
Especialmente cuando tú estás, para variar, tan vivo. En lugar de un paso atrás
mejor un paso más allá.
Gran partido, resultado engañoso, magnifico Atleti,
lamentable rival y patético árbitro. Si el Atleti sale en Mestalla con el mismo
nivel de juego e intensidad creo que estaremos en Bucarest. El problema es que
el Atleti es el equipo de las mil caras. Especialmente lejos de ese Vicente
Calderón que hoy rugía como en sus mejores tardes. Hay una semana para prepara
el partido pero estimados colchoneros ténganlo en cuenta. En caso de duda, siempre,
un paso más allá.
Madness - One step Beyond
8 comments
Hay dias, D. Ennio, hay dias. Hay dias que te levantas con el pecho hechido de orgullo. Hay dias que te levantas con el regusto dulce de la victoria. De las cosas bien hechas. De que, a veces, te identificas con lo que ves y coincide con lo que sientes.
Hoy es uno de esos dias. Y ni el engañoso resultado, fruto del sibilino arbitraje, ni las dudas razonables que tantos años de mediocridad alentada desde nuestro propio palco (o desde la M-30) han instalado en el subconsciente polpular, me lo va a empañar.
Muy buenos dias.
El último gol fue como una puñalada inesperada que me deja mosqueado. Pero una parte de mí piensa "casi mejor, con el 4-2 no van a poder salir a Mestalla con autocomplacencia, van a tener que salir a matar". Creo que tenemos todas las de pasar por varias cosas: por ventaja en el resultado, por calidad de ataque, porque si el Valencia quiere llevar la iniciativa deja huecos y si el Valencia deja huecos ahí estamos nosotros para matar, porque dale un hueco a Adrián, a Juanfran, a Arda, a Diego, dales huecos y ponte a llorar. No se como coño se planteará esto el Cholo y para mí va a ser un sinvivir de semana, pero creo que tenemos que salir a tener la iniciativa y tener el balón. Sólo haría dos cambios, uno sería Domínguez (por Godín o Perea, no lo se) y el otro Tiago (por Mario o Gabi, tampoco lo se). La idea, tener el balón, jugar con calma, aprovechar la ansiedad del rival y romperles. Creo que lo podemos hacer.
El Atleti está metido en mucha mierda por los motivos que ya sabemos pero ayer disfruté en el Calderón como hacía tiempo que no lo hacía. Ojalá podamos recordar ese partido como el de las semifinales que pasamos y no como el 5-4 de Pantic y Pizzi.
Este si es mi atleti, el de verdad, del que me enamoré desde el primer día que fui al Calderón cuando era un canijo y mi padre me llevó junto a mi hermano, haciendo toda una peregrinación (supongo que por no dejarme solo en casa con mi madre),pensando que no me iba a enterar de nada. Se equivocó, me contagié del espíritu atlético y ya nunca me curaré.
Ayer me acordé de ese día y espero que los niños/as que fueron al campo (a pesar de los malditos horarios) les pase lo mismo que a mí. Con partidos como el de ayer es posible.
Borch
Muy buenos día tenga usted también cdelrui, estamos subidos al mismo sentimiento.
Yo también disfrute como un enano, anónimo. Creo que para la vuelta el principal enemigo somos nosotros mismos. Si no nos disparamos en el pie (no podía resistirme a usar la comparación) la eliminatoria debería estar encarrilada. Pero somos el Atleti…
Borch, At. Madrid 1 – Hercules o. Gol del negro Cabrera tras falta sacada por Dirceu. Yo siempre me acuerdo de ese partido. Especialmente en los días malos.
Asi sí, si se puede!
One step beyond, temazo.
Alfonso
Hola, Ennio!
Eres optimista? Tiengo miedo, pero este Valencia no me parece el mismo equipo de la primera parte de temporada.
SuperAtleti
Si, claro que soy optimista. Con respeto y sabiendo que será difícil seguramente pero optimista. El principal enemigodel Atleti es el propio Atleti. Así lo creo.
Abrazos,
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