Escuchando el Himno
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Crónicas Liga 2012/13,
Málaga,
Mario Suárez,
Pellegrini
At. Madrid 2 - Málaga 1
Nadie dijo que fuese fácil. Viendo los fríos números que se desprenden una aséptica tabla clasificatoria puede dar la sensación de que todos los participantes son iguales pero no lo son. El Barça no es lo mismo que el Atleti de la misma forma que el Atleti no es lo mismo que el Levante. No lo tienen igual de fácil. Es tangible y evidente. Por eso durante años he reclamado para mi equipo un discurso coherente con lo que era y quería ser pero eso, por supuesto, pasaba por no apoltronarse en estadios que no le correspondían. El negativo influjo de una dirección oscurantista y mentirosa unido al concurso de entrenadores marioneta, mediocres y confusos, hacía que la institución se sintiese cómoda en escenarios débiles y acomodaticios en los que no encajaba. Los advenedizos del nuevo estatus se columpiaban en la bandera de la simpleza y argumentaban que Madrid y Barça estaban en otra galaxia que no nos correspondía. Podrían tener su parte de razón pero obviaban que la vida, gracias a Dios, es una suerte de paleta multicolor de muchos matices. No sólo existen dos galaxias y si aquel mundo estratosférico quedaba lejos, mucho más lejos debería de quedar el espacio del miedo y la mediocridad en el que al parecer teníamos que echar raíces. No señores, no. El espacio del Atleti es este que tienen delante de sus narices. Peleando cada partido. Muriendo en el césped. Jugando. Ganando. Perdiendo sólo cuando el rival es mejor que tú. Disputando la cabeza con los poderosos a la espera de que un ligero traspiés en la maquinaria galáctica permita e todo el colchonerismo meterse hasta el tuétano. El lugar del Atleti es el del orgullo, la emoción y el poderío de saberse único. Como bien dice el propio himno: peleando como el mejor. Ni más, ni menos.
Venía uno de aburrirse viendo en un bar los ecos de esa guerra de los mundos en la que han convertido el archicansino Barça-Madrid cuando se topó con un Vicente Calderón vestido de rojo y blanco. No estaba lleno (¿Cuánto hace que no se llena el estadio?) pero el ambiente era fabuloso. Lo fue todavía más cuando comenzó el partido con ese plus, marca de la casa, con el que el equipo sale en los partidos importantes desde que está Simeone en el banquillo. Un Atleti mandón y arrollador que se hacía con la pelota y el dominio sin dejar que el rival ni siquiera apareciese. Sobre el campo aparecía la novedad de Emre, la enésima apuesta de un cholo que cada partido consigue incorporar un nuevo jugador a la lista de jugadores disponibles para el equipo titular. El turco aceptó la apuesta y la ganó. Cómodo en un centro del campo minado con Gabi y sobre todo un Mario Suárez que cada día que pasa es mejor jugador, el turco demostró a la grada que es un jugador todavía muy aprovechable. Sumidos en la euforia Mario roba un balón cerca del área, con gran gesto técnico lleva el balón a la izquierda, Emre mete un balón cruzado al área con maestría y por allí aparece el de siempre, Falcao, para poner el 1-0. Partidazo. El mejor Atleti frente a un Málaga que no existía.
El gol hizo sin embargo que los madrileños cambiasen de marcha y adoptasen esa formación alternativa en la que el equipo espera en el centro del campo y desactiva al rival sin balón. A estas alturas de liga la fórmula podrá ser discutible pero es la de Simeone y le ha funcionado. Los andaluces se quedaron con el balón, pero más por despecho del rival que por convicción propia. Un equipo malagueño que resultó decepcionante en el Calderón. Bien plantado, correoso, junto y difícil de doblegar pero que renunció a su personalidad desde el primer minuto. Mal Pellegrini que completó su mala actuación con una rueda de prensa post partido indigna de uno de los mejores entrenadores de la liga. Pero el Málaga es un gran equipo que ha demostrado saber jugar al fútbol así que en su mejor jugada del partido, un buen contrataque vertical que pilla al Atleti descolocado, llevó el balón a la banda izquierda para que, imitando el gol de los colchoneros poco antes, Santa Cruz rematase de cabeza en boca de gol e hiciese el empate terminando el primer tiempo.
La segunda parte siguió por los mismos derroteros con un Málaga cómodo en su papel reservón y un Atleti sobre excitado e impreciso. A todo ello colaboró la nefasta actuación de Pérez Lasa. Si querer buscar conspiraciones en la sombra resulta inquietante ver como el colegiado trató por todos los medios de desestabilizar el juego colchonero. Constantes paros de juego, infinitas faltas en ataque a Falcao cada vez que saltaba, demasiadas faltas en contra al borde del área de Courtois. Preocupante. Simeone trató de dar continuidad al juego metiendo a Raúl García y al Cebolla pero no era posible. El Málaga se cerraba con criterio esperando la contra y el Atleti no era capaz de perforar la primera línea rival de contención.
Pero el Atleti de Simeone es muy emocional y dónde no lleva la táctica llega el corazón. Según se acercaba el final se veía a un once colchonero inyectado en sangre y con la única idea en la cabeza de ganar. En ocasiones dejando hueco atrás, haciéndose vulnerable y sin recurrir al especulativo argumento de que el empate nos dejaba en la misma posición de privilegio en la que estábamos antes del partido. Pero no. Este equipo tiene una idea clara y la tienen todos y cada uno de sus miembros. Así a base de empuje, casta, pundonor y todas esas cosas que son tan del gusto del aficionado pero que no valen de nada si no están acompañadas de criterio y fútbol, el equipo fue metiendo a un decepcionante Málaga en su área. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Una melé en el área pequeña, una ensalada de piernas movidas por la emoción y gol. El estadio, que para entonces era una olla a presión, soltó la válvula de seguridad y se desató la euforia. El banquillo celebraba el gol con más intensidad que mis compañeros de grada en una comunión con el escudo y la historia que asusta a propios y extraños.
Seguimos arriba. Los periodistas se sienten cada vez más incómodos con que el “simpático” Atleti esté en esas posiciones que “no le corresponde” y no saben qué hacer. Reír o llorar. Si patético resultó escuchar la pataleta de Pellegrini más patético resultó escuchar los “análisis” de esos periodistas de trinchera crecidos en el odio y espectáculo circense. Aunque resulte desagradable ver toda esa cohorte de mamporreros del régimen retorcerse de picor y aunque sé que soy consciente que la campaña de acoso y derribo no ha hecho más que comenzar, esa es precisamente la mejor prueba de que las cosas se están haciendo bien. ¿Hay ruido fuera? Bien, me dispongo a cerrar las ventanas que tengo mucho trabajo por hacer.
4 comments
Amén.
Que gustazo fue la salida del estadio ayer, gente sonriente, cánticos, emoción, recuerdos para el eterno rival... Así, si merece ir al Calderón, se gane o se pierda, pero porfín saben a que jugar y tienen ganas de ganar.
En cuanto a los medios de desinformaciíon es de vergüenza, me tuve que quedar hasta la dos y pico de la madrugada para poder ver los goles del atleti, mientras tanto la misma mierda de siempre, que si robo al madrid, que si robo al barcelona, que si son unos teatreros, que si villarato. A veces pienso que si son periodistas o actores (en ambos casos penosos)no se como nos le da lástima verse en esa situación, tener las vias orales y el orto tan perjudicado de tanto recibir y tanto tragar. Nosotros a lo nuestro a jugar al fútbol y a disfrutar mientras nos dejen que ya nos joderán ya.
Borch
De acuerdo con casi todo, pero se te olvida los fuera de juego que se inventó el robaperas de Pérez Lasa en dos mano a mano con el portero del Málaga.
Le tengo más miedo al reloj que al tiempo, o lo que es lo mismo, más que Messi, Cristiano e Iniesta, los que de verdad me preocupan, son los Texeiras, Munñices, Borbalanes, Ayzas, Mateus y, por supuesto, los Pérez –Montero y Lasa- Por cierto, ¿cuantos años lleva arbitrando el borracho en primera división?
En teoría el reglamento es igual para todos, pero no todos somos iguales para estos soplapitos.
Puede que este año tampoco ganemos la liga, pero lo que tengo claro es que este año la pelearemos.
Un abrazo.
Es emocioante reencontrarse con este Atleti, nuestro Atleti de siempre, el que había emigrado a no sé dónde, ha vuelto, como el hijo pródigo.
Amigos estoy emocionado como un niño.
Gracias Cholo.
Jesus.
Que tenga lo que tenga que pasar Borch, pero no caigamos en el juego de los agoreros. Disfrutemos de lo que tenemos en lugar de estar pensando en las desgracias que nos asignan los “amigos” de la prensa.
No me olvido del árbitro Cristo y estoy de acuerdo en lo que dices. Me da bastante miedo también.
Así estamos unos cuantos Jesús. Es evidente. ¡Qué dure la emoción!
Un abrazo y gracias por vuestros comentarios
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