Meretrices
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Artículos 2012/13,
Falcao
"La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza” (Franz Kafka)
La primera vez que vi a Falcao con la camiseta del Atlético de Madrid todavía me dolía esa víscera tan en desuso en los tiempos modernos que algunos llaman corazón. Me ocurrió lo mismo cuando vi por primera vez a Forlán o a Courtois o a Agüero. No piensen por tanto que hablo exclusivamente del colombiano. Mientras a mi alrededor el grueso de aficionados entiende perfectamente ese nutrido ramillete de tesis que explican “perfectamente” la salida de los ídolos del Atleti, a mí se me tacha, con una socarrona y soberbia sonrisa en la mayoría de los casos, de romántico. De ingenuo. De estúpido. Sólo un estúpido puede al parecer mezclar amor y sentimientos en la putrefacta ecuación del fútbol. Intento asimilar la razón de que aficionados de fidelidad ciega, que llevan décadas pagando el abono de un equipo que durante todo ese tiempo no ha jugado ni a la taba, me intenten convencer de que es “normal” eso de irse del Atlético de Madrid para “mejorar”, pero no lo entiendo. ¿Cómo puede decirme un colchonero que es mejor estar en un sitio que no es el Atlético de Madrid? ¿Qué hacemos nosotros entonces que no nos vamos allí también?
Aclaran que yo soy aficionado y los jugadores son profesionales, como si eso lo explicase todo. Y yo tiro de referencias. De las de todo el mundo, porque todo el mundo es también profesional en algún sitio. ¿Qué es eso de ser profesional? ¿Realizar fríamente un desempeño en función de la remuneración? ¿Ceñirse a lo que se ha establecido en un acuerdo contractual llamado contrato? ¿Deberíamos entonces acordarnos de los familiares de los profesionales cada vez que fallan un gol cantado? ¿Retirarles la nómina si no cumplen objetivos? ¿Pitarles hasta la extenuación cada vez que tienen un mal partido o fallan un penalti? ¿Ignorarles fuera del estadio? Resulta que no. Resulta que nosotros entendemos que son jugadores del Atlético de Madrid con nuestro escudo al pecho y que como tales entran directamente en nuestros corazones y en nuestros sentimientos. Y claro, es diferente. Ahí sí cuenta la emoción. Cuando fallan les aplaudimos para animarles porque son de los nuestros. Y ellos se emocionan, claro, y nos devuelven los besos. Y nos quieren. Y les queremos. Y dicen exactamente las cosas que queremos escuchar creyendo además, nosotros, que lo dicen de corazón. Y resulta que consiguen un contrato publicitario porque un montón de personas que se identifican con el Atlético de Madrid, por ende, se identifica con ellos. Y compramos lo que nuestros ídolos nos dicen que hay que comprar pero lo compramos no por ser excelentes profesionales sino porque son el Atlético de Madrid. Somos ese equipo que dobla los socios cuando baja a segunda o que aplaude a sus jugadores cuando pierden la Copa del Rey. Aptitudes, nada profesionales, que sin embargo los “profesionales” aceptan gratuitamente como suyas. Entienden perfectamente nuestra causa cuando se besan el escudo o regalan almibaradas declaraciones que planeando lentamente delante de nuestro subconsciente aterrizan con fuerza en la parte sensible que todos y cada uno de nosotros tenemos dentro. Lo saben también cuando se suben a la grada a demostrar su amor por los colores o a pasear su colchonerismo por las calles de Madrid subidos en un autobús.
Pero llegado el momento, normalmente años antes de lo que marca ese contrato que como profesionales han firmado, deciden “mejorar”. Ese concepto tan sumamente ambiguo y maleable que se moldea según las circunstancias. “¿Tú no te irías a otro sitio si te pagaran más?”- me preguntan. Mi respuesta es lógicamente negativa. “Claro, pero tú eres aficionado y ellos profesionales”. ¿Profesionales?
Hagamos un ejercicio de ficción. Supongamos que Falcao (o el que quieran) el día de su presentación hubiese dicho, con sus propias palabras, que venía al Atlético de Madrid porque era el equipo que más le pagaba y además porque en un par de años podría conseguir un contrato mejor en otro equipo más grande. Supongamos que Falcao hubiese metido los mismos goles y hubiese jugado todavía mejor pero cada vez que le hubiesen preguntado por el Atleti, su historia o su afición, hubiese dicho que no sabe de qué le están hablando y que es un tema que ni le va ni le viene. Que él sólo se pone la camiseta del Atleti por dinero y no por gusto. Que él es un profesional y que está de paso hacia otros equipos. Que ojalá pudiera algún día, como profesional, jugar en el Real Madrid porque es el mejor equipo del mundo y dónde más pagan. Que no hubiese aplaudido nunca a la grada, ni hubiese tenido esos entrañables gestos de “colchonero”, etc… Hubiese sido igual de honesto y profesional (probablemente incluso todavía más) pero me temo que su vida, emocional y económicamente hablando, hubiese sido muy diferente en Madrid. ¿Por qué no hizo todo lo anterior entonces? ¿Ha sido profesional? ¿Ha sido honesto? ¿Merece mi cariño?
El fútbol se ha convertido en un pastiche tramposo. Un parque temático construido sobre medias verdades en el que se aplican las reglas pragmáticas y mercantiles del capitalismo más furibundo mientras se pretende vender sentimientos, pasiones, amor irracional y fantasía a través de packs homologados. Mentira. Por supuesto que mezclo los sentimientos con el fútbol. Todos los aficionados (junto con los periodistas enamorados de su profesión) deberíamos hacerlo. Acepto que de forma racional y lógica pero no aparcando el corazón en el vertedero como algo de lo que sentirse avergonzado. De otra forma que no cuenten conmigo. Si todos los agentes del fútbol nos guiásemos por las reglas del pragmatismo y la profesionalidad tan sólo un puñado de equipos tendrían aficionados. El Atleti no tendría sentido. Los aficionados al fútbol lo somos a unos colores, a unas siglas, a unos valores indeterminados, a una tradición o a algo intangible y mágico que cada uno de nosotros vemos en nuestro equipo. Fe inquebrantable de difícil explicación que desata pasiones y calidez incluso entre las personalidades más frías que pueblan la tierra. Pido a los aficionados que actúen como tales, como aficionados y no con la mentalidad de empresarios o directores deportivos que no son. El poder no nos quiere auténticos porque entonces somos imprevisibles. Mejor respondemos al cliché. Somos una cohorte de humanos que de forma irracional, reconozcámoslo, hemos decido voluntariamente regalar nuestra pasión y nuestro dinero a unos colores a través de reglas ingenuas, románticas y si quieren peregrinas. Por eso no deberían intentar explicarme los sueños con ecuaciones, integrales, escuadra y cartabón. Es estúpido. Es tramposo. Que les aplique a ellos. A mí no.
No pido tampoco que los jugadores de mi equipo sean como un aficionado entregado a la causa si no lo son o no lo sienten, pero al menos exijo que no me engañen. Que sean coherentes y consecuentes con sus propias decisiones. Si quieren ser profesionales que lo sean siempre y desde el principio, dejando claras las dudas, los objetivos y los sentimientos. Sin insultar mis creencias ni mis emociones, que son también las de otros cientos de miles, porque eso es lo que ha mantenido viva esta institución más de cien años. Si los jugadores quieren entender el club, y llevarlo tatuado en su ADN serán bienvenidos, adorados y elevados a la categoría de héroes pero eso tiene un coste y no pueden bajarse en marcha a su antojo, explicándome la realidad entonces a través de números, resultados, cifras o títulos porque no es esa la escala en la que se mide la afición, ni el amor ni los sentimientos. Eso es humillarme. Mentirme. Despreciarme. O una cosa o la otra. Si son putas que se ahorren los besos en la boca.
“El sentimiento es una flor delicada. Manosearla es marchitarla” (Mariano José de Larra)
13 comments
¿Te habrás quedado a gusto? (es broma). Creo que no me equivoco si digo que este ha sido el mejor artículo que has publicado y, salvo el final que ha sido un poco soez (otra vez es broma)ha sido un placer leerlo.
Yo me pregunto ¿por que sucede esto?, ¿por que los jugadores importantes se marchan, y cada vez antes? En mi opinión hay varios factores.
El principal factor son los mismos jugadores. No me vale eso de que si te ofrecen mas dinero... ya que si yo mismo, que soy un mileurista, he rechazado ofertas de trabajo mejor remuneradas por que había otros factores que no me convencían, ni que decir tiene que esta gente puede hacer lo mismo, mas aun en los niveles de dinero que se mueven.
Si nosotros fuéramos jugadores no tendríamos motivos para salir del club, pero es que nosotros sabemos realmente la grandeza de este equipo, lo hemos mamado desde la cuna, hemos ido a verlo con nuestros padres e iremos a verlo con nuestros hijos. Además, había un equipo reconocible, de jugadores muy integrados que permanecían en la plantilla muchos años. Hoy en día, en un fútbol tan mercantilizado, en el que cada jugador importante tiene una bandada de buitres revoloteando por cazar su parte en cada traspaso, es prácticamente imposible crear ese sentimiento de pertenencia a un club.
El equipo había perdido nivel deportivo en los últimos 30 años, debido a la nefasta gestión de los Gil. Siempre ha habido equipos que, sobre el papel, eran mejores, pero de un tiempo a esta parte ese número de equipos ha crecido toda vez que nuestra importancia menguaba por las malas decisiones en los despachos.Es muy difícil que un jugador venido de Colombia, Turquía, etc. sepa valorar lo que es esta entidad cuando sus mismos dueños ni la quieren ni la respetan, y sólo la usan para lucrarse.
Incluso nosotros, los mismos aficionados, que como alguna vez se ha dicho por aquí tenemos tendencia a la autodestrucción, hemos cometido nuestros pecados. ¿Como puede un jugador, que en los últimos 10 años ha jugado en 3 países diferentes, saber que este equipo es grande cuando sus seguidores celebran los goles del equipo contrario por que perjudican a nosequien o celebran quedar cuartos por los pelos como si fuera algo histórico?
Estoy contigo en todo Ennio, yo tampoco creo en un fútbol sin pasión, y no trato de justificar a nadie. Sólo me hago una pregunta: Si somos tan importantes como para que la prostituta nos bese ¿por que al final se arrepiente?
un abrazo
Queremos que los jugadores que vienen al Atleti sean hinchas del Club y eso no puede ser.Algunos sí,otros no,porque los sentimiento no obedecen a órdenes...Esos que no,que no son hinchas se empapan del fervor d la afición y se hacen del equipo del qe visten la camiseta,nada más...y eso ha hecho Falcao,y él que mira por su familia y por su economía estima la oferta y se va.Si tratamos a los jugadores como mercancía y Cerezo y Gil lo llevan haciendo 25 años y la afición tragando,los jugadores se comportan como tal,gracias a Dios,no todos...y claro,a todo el mundo le gusta llegar a fin de mes y cobrar...A Falcao el Atleti le debía 6 millones...que queremos?Que cojones queremos??
¿Por qué hablar de un jugador que no es del Atlético de Madrid?
No merece la pena.
Solo apuntar que sí fuesen verdaderas las lágrimas y los sentimientos, lo habría hecho de otar manera, así no es un profesional.
Y si es cierto(el supuesto sentimiento atlético), con la pasta que le pagarán podrá pagarse un psicólogo porque deberá sentirse como una puta barata.
Sin sentimiento no es un juego(deporte), es sólo un trabajo.
Yo prefiero deportistas, no "profesionales".
Un saludo. Borch.
Amigo Anónimo, supongo que el dato de que el Atleti le debía 6 millones a Falcao lo habrás obtenido de una fuente fiable, pero a mí me suena a chiste, malo, pero chiste. Si el Atlético de Madrid trata a los jugadores como mercancía, entonces todos los club tratan a los jugadores como mercancía, incluyendo a los dos protegidos, yo no pienso que los equipos traten a los jugadores como mercancías, lo único que se negocia son los derechos deportivos y en algunos casos los derechos de imagen, pero nunca se comercia con la persona. Por último decirte que la afición del Atlético de Madrid no traga nada y si quieres un ejemplo revisa los artículos y comentarios de este blog escritos en su inmensa mayoría por atléticos.
Ennio estoy de acuerdo con Edupum en que estamos ante uno de los mejores artículos que has publicado en este blog y ya es decir, es triste para los que amamos el fútbol en general y a nuestro club en particular, la deriva que ha seguido este deporte arrastrando en ella a los club. Lo que en un principio el club era una perfecta simbiosis de jugadores, directivos y afición, con el tiempo el profesionalismo, el dinero y los intereses personales han ido corrompiendo esa unión alejando partes del todo.
En la actualidad, la afición única parte no expuesta al dinero ni al profesionalismo conserva los valores iniciales, tanto los dirigentes como los jugadores aun formando parte del club combinan en mayor o menor medida los sentimientos comunes y los intereses particulares.
Para mí como aficionado es muy difícil juzgar a Falcao, yo habría venido a jugar al Atleti gratis, incluso habría pagado por seguir, pero yo no soy Falcao y él seguramente y a pesar del honor que tubo de vestir esta camiseta, quizás jamás sabrá lo que significa ser atlético.
Saludos
Leío el artículo de Ennio y los comentarios tengo que reconocer que, en esta ocasión, me siento más identificado con las apreciaciones de Magerit, quien, suele argumentar huyendo del apasionamiento que nos invade a todos. Sí,apasionamiento, porque ahí está el quid de la cuestión.
Está visto que cuando hablamos del Atleti no podemos abstraernos de nuestros sentimientos, no podemos dejar a un lado la pasión, pasión que, algunas veces, nos nubla la vista y la razón y todo porque estamos hablando de algo que es tan nuestro, tan propio y está tan interiorizado, que ni a tu hijo sabrías explicar. Es por eso, que lo nuestro con el Atleti tiene algo de irracional, como bien reconoce Ennio.
Y es por todo ello que nos resulta incomprensible que un jugador al que se ha idolatrado -no, no conviene idolotrar tanto, luego hay heridas, como las del desagradecido de Agüero, difíciles de cicatrizar- y que el año próximo podría alardear de sus virtudes en el escaparate de la Champions -¡qué mejor que en nuestro club!- prefiera refugiarse en una especie de jaula de oro como le tienen preparada en Montecarlo. Y todo, lisa y llanamente, por dinero, por el vil metal. ¡Que nadie busque más zarandajas!. Pero de ahí, amigo Ennio, a ser una meretriz va un trecho y largo... y aunque este trasvase se haya realizado haya, por su puesto, con su consentimiento expreso. Qué nadie se confunda con Giles ni zarandajas, nadie le ha puesto una pistola en el pecho. Se va porque lo ha querido y por supuesto con alegria y alborozo de todos los que, a su alrededor, van a sacr tajada. Y por cierto, si es para beneficiar al club y pagar agujeros -que espero que así sea- mejor que mejor.
Pero, en fin, hablar de putas y meretrices –y no me lo cojo con papel de fuma- me parece un poco fuerte. No, no me parece la expresión más adecuada para definir al personaje, un gran personaje, nobleza obliga, del que no creo quepa ningún reproche durante su “paso” por nuestro club. Tampoco me parece muy adecuada la expresión de profesional, porque un "profesional" no solo valora el dinero, tiene en cuenta otros factores, como el de la superación y aspiración a metas "profesionales" superiores que en el caso de algunos futbolistas carecen de sentido, caso como el que nos ocupa.
Algunos se preguntan por sus lloros y ahí difiero con algunos, estoy seguro que sus lágrimas fueron sinceras. Sí y creo saber por qué, porque sabía lo que dejaba atrás, lo que perdía, sabía que sus oídos no volverán a retumbar con el “Radamel, Radamel”. Deja atrás las mieles del triunfo. Pero ¡ay, amigos!, las lágrimas duran poco, lo que se tarda en sacar un pañuelo. Ya me lo imagino en Mónaco, con la “jet” y con el jet. ¡Viva la vida, que la vida es corta! ¿Y qué hay de lo otro, del fútbol?. Lo otro ya es lo de menos. Saludos.
Muchas gracias por los elogios Edupum. Estoy básicamente de acuerdo con lo que dices. Simplemente quería matizar que yo no trato de juzgar si Falcao era muy colchonero o no, o si llegó a entender en algún momento el club o simplemente si le interesaba lo más mínimo todo lo que no fuese meter goles y recibir la nómina. Ya que sale creo que efectivamente el Atleti, con respeto, se la sudaba desde el principio, pero no se trata de eso. Se trata de coherencia. Ser consecuente con lo que haces y lo que dices. Falcao ha vivido como héroe colchonero sin serlo. Era un señor que mete goles. Se trata de que a Falcao lo aupábamos al Olimpo del colchonerismo (y al frente de los escaparates de merchandising) no por meter goles sino por REPRESENTAR al Atlético de Madrid. Por serlo. Eso es lo que me duele. Ni lo era ni lo podía representar.
Anónimo, eso de que “no puede ser” o lo de los seis millones, con todos los respetos, lo dices tú. Me toca bastante las narices el que algunos aficionados hablen como si fuesen directores deportivos o gerentes, como si conociesen las cuentas y los balances del club y encima lo hagan con cierto aire de superioridad como si los simples aficionados fuésemos pobres ignorantes. Por supuesto que quiero que los once que salten con la camiseta del Atleti sean hinchas de mi club. Estaría bueno. ¿Qué eso es muy difícil hoy en día? Es evidente. No soy imbécil. Pero eso no es óbice para que tenga muy claro lo que me gustaría que fuese y lo que para mí es la situación ideal a la que habría que aspirar. Creo que no lo has entendido de todas formas. Yo no estoy juzgando que Falcao prefiera el dinero por encima de todas las cosas (aunque es algo que me repugna y no lo puedo evitar). Lo que critico es que me engañe. Que hubiese sido tan claro explicando su único amor por el vil metal el mismo día de su presentación o en cualquiera de los actos en los que salía representado al club de mis amores y nos hubiésemos ahorrado este berrinche. ¿Qué qué cojones quiero? Quiero que se respete al Atlético de Madrid y lo que representa. Que lo respeten sus dirigentes, la prensa, los jugadores y por lo que veo un nutrido grupo de aficionados también. El entorno será el que sea pero los pilares de lo que conceptualmente es el Atlético de Madrid no deberían moverse. Más todavía.
Estoy en ello Borch. Falcao es ya agua pasada. No lo recordaré con cariño. Otro mercenario más que ha pasado por aquí, aunque es cierto que de forma más educada que otros. Lo único que deja son goles. Nada más.
(...sigo en el siguiente comentario...)
(...)
Muchas gracias también Magerit. Insisto también en lo de juzgar. Es evidente que no me ha hecho ni puñetera gracia su salida pero la intención de mi artículo no era la de juzgar la decisión de Falcao o su forma de entender la vida y el fútbol sino su incoherencia. La suya y la de todos los que han actuado como él. También quiero criticar a los aficionados que lo entiendes con criterios financieros. El fútbol será todo lo mercantilista que quiera pero sigue jugando con las emociones, los sentimientos mágicos y el romanticismo a la hora de vender el producto. De forma muy hipócrita, eso sí. Por eso me rebelo. Si de verdad todo siguiese los parámetros de la economía de mercado en esto del fútbol quedaban cuatro y habría sólo dos clubes en España. A eso vamos de hecho, viendo lo que veo y leyendo lo que leo. El día que entienda la salida de Falcao y me deje frío será el día que olvide el fútbol para siempre.
Joaquín, ni quiero ni voy huir del apasionamiento. Trato de ser objetivo, aviso cuando no lo soy, trato de buscar motivos o consecuencias y sobre todo trato siempre de argumentar lo que pienso sin recurrir al apasionado “porque sí”. Acierto, me equivoco, a veces se me va la mano y otras me quedo corto. Intentaré reconducir mis muchos errores pero te aseguro que trataré siempre de no dejar la pasión en nada de lo que hago porque entonces nada, para mí, tendrá sentido. Todos podemos ser meretrices en algún momento. Yo lo soy. Lo tengo claro. Alquilo mi cerebro todos los días a cambio del dinero que necesito para vivir. Quiero levantarme todos los días a la 6:30 por romaticismo. No. ¿El 90% de lo que hago en mi trabajo alimenticio lo hago por amor a unos colores? Te aseguro que no. Eso si, no engaño a nadie. Soy un profesional y hago mi trabajo lo mejor que puedo pero no vendo sonrisas hipócritas. Falcao ha actuado como una meretriz, lo cual en si mismo no es ni bueno ni malo. Vende lo que mejor sabe hacer por dinero. Eso es lo que hacen las putas. El problema es que las putas tienen esa componente negativa porque la tradición católica nos ha hecho tener un cacao importante en la cabeza a la hora de discernir entre sexo y amor y por eso entendemos que su trabajo tiene esa componente de estar comerciando con el amor que es algo espiritual y puro que entendemos inmaculado e intocable. Precisamente por eso no se me ocurría mejor ejemplo. Es una descripción más que un calificativo.
Un abrazo a todos y gracias por el debate.
Ennio, que sí, que no solo tengo muy claro lo que has dicho, es que además estoy totalmente de acuerdo con cada una de las líneas de tu crónica, como algunos hemos dicho ésta no solo es muy buena sino que es una de tus mejores aportaciones y eso roza el superlativo, por lo tanto a mí me sobran las aclaraciones. Incluso el apelativo de meretrices no solo me parece adecuado también me parece alargador otra cosa sería si hubieras usado el termino político, en este caso vería autentica saña.
Lo que yo quise transmitir, seguramente con torpeza, es que lo único que queda auténticamente genuino de esta ilusión llamada Atlético de Madrid es la afición, (y te aseguro que no es poco), el resto de elementos necesarios: jugadores, directiva, etc., salvo honrosas excepciones, sus posibles sentimientos hacia la entidad están corrompidos por valores más prosaicos, por lo que son totalmente prescindibles o recambiables.
Tratar de entender, valorar o justificar la salida voluntaria de un jugador desde el prisma de un seguidor es muy difícil, ya que la escala de valores de ambos son antagónicas.
Para mí Falcao, Agüero, Torres, etc., son como aquellos con los que disfrutamos un plácido veraneo pero que luego no volvimos a ver.
Saludos
He estado dándole vueltas al asunto, para entender que es exactamente un "profesional" futboliísticamente hablando. Creo que no hay tanta diferencia con respecto a profesionales de otros gremios, lo que ocurre es que hay tipos de profesionales.
Os puedo comentar un ejemplo que tengo cercano (y permitidme la licencia) que es el de mi padre. Trabajó durante 50 años para la misma empresa de cerveza, en el departamento comercial. Él me decía, que si algún día le despedían, podría vender vino o refrescos, pero que nunca podría vender otra marca de cerveza. Primero, por que despues de haber luchando por sacar el trabajo adelante terminó "queriendo" a la empresa; y segundo porque después de tantos años vendiendo un producto ¿con que cara podría decirle a sus clientes que ahora eso ya no valía?. Esas dos cosas tan sencillas, que son el apreciar lo que haces y ser coherente, son las que faltan tanto en el mundo profesional como en el del fútbol, sólo que el fútbol tiene un componente emocinal (de un montón de gente que también lo siente) que las empresas no tienen.
Me gusta, por ejemplo, como actúa el cebolla Rodríguez: Lo da todo en el campo, ayuda al equipo, se integra como uno mas en las celebraciones, tanto con sus compañeros como con la grada y seguro que en tan poco tiempo ya le ha cogido cariño al club... pero siempre con su bufanda de peñarol al cuello, el equipo al que sigue y quiere.
No creo que el caso de Falcao sea el más sangrante en cuanto a incongruencia, creo que peor fue lo de Agüero, pero nos duele por que esta vez si que no hay excusas deportivas, además de que la acumulación de casos similares ya nos tiene mas que hartos.
Para acabar, no me parece justo comparar los casos de Falcao o Agüero con el de Torres, son situaciones deportivas totalmente diferentes.
Ahora entiendo mejor tu argumentación, amigo Ennio. Nos recuerdas esa patina de catalicismo de la que estamos impregnados buena parte de los españoles de nuestra generación -con sus pros y sus contras, por supuesto- cuando afirmas que has intentado describir y no descalificar al hablar del comportamiento de Falcao. ¿Por qué lo llaman amor cuando queremos decir sexo?. Eso sí y no te lo dije en el comentario anterior, gracias a la riqueza del castellano, aplaudo que hallas utilizado el término méretriz, en desuso entre las nuevas generaciones y que, a todas luces, resulta menos duro y sonoro que el de puta.
Pero, bueno dejemos aparcado a Falcao, que ya es historia y volvamos al presente. Es por eso que quisiera compartir con vosotros algo que sentiréis como propio. Esta tarde me entregan la Medalla de Plata del Atleti en un acto que, aventuro, va a ser multitudinario... Me acompañará mi mujer, ¡lástima que no puedan hacerlo ni mi hijo ni mi hija!. Afortunadamente están trabajando. Aunque me hubiera gustado compartir este momento con ellos, lo importante es seguir caminando juntos con nuestro Atleti, como hicimos Castellana abajo ese viernes tan inolvidable de mayo... Saludos a todos.
Un artículo brillante, igual que la discusión creada a su alrededor. Un placer.
Desde mi experiencia personal, contemplada desde el más puro apasionamiento romántico, la salida de Fernando Torres fue un punto de inflexión. No la acepté, recurrí a la negociación, a la negación y al final acabé por sentirla como ajena. Nunca pude entender cómo alguien que siente el Atleti como ustedes o como yo pudiese largarse. Me aferré a la figura del Kun, son sus curvas y gambetas. Me pegué como un imán, le idolatré. Fue crónica de una salida anunciada. Estaba tan ciego que no lo quería ver y su marcha dolió, tanto que no me quise quitar el puñal para siquiera curar la herida.
La llegada de Falcao narcotizó en parte los efectos, pero los fondos de inversión, los rumores, pero sobre todo la experiencia me alejaron de su presencia desde el principio. Acabé alucinando por tal despliegue de goles, pero su salida no me disgustó en igual medida, y dando la vuelta a la famosa frase del pelucas, "que juegue aquí el que quiera jugar aquí". No quiero jugadores a disgusto cavando túneles desde Carabanchel a la Castellana. No quiero jugadores que se besen el escudo para cambiar pitos por aplausos. No lo quiero. Aunque como apasionado que soy (cometo el error de aceptar esa pasión que describe Ennio) no pasarán tres partidos de pretemporada y ya estaré en primera fila del córner para aupar al Olimpo a nuestra próxima "estrella".
Me he dado cuenta de que estoy en contra del sistema, pero que soy uno más del sistema, que lo retroalimento, que permito que meretrices vaya de burdel en burdel haciendo las mieles de los parroquianos. Soy culpable lo reconozco.
Muchas gracias por el brillante artículo y la agradable conversación.
Sólo quería dejar mi apasionado granito de arena.
Saludos
Muchas gracias Rafita Marina, Coincido en todo lo que dices y además sacas a relucir una de mis espinas clavadas más profundamente: Fernando Torres. Es fácil de comprobar además. Este blog nació el 4 de julio de 2007 (me sé la fecha de memoria). Ese día Fernando Torres hacía pública su salida del Atlético de Madrid y ese fue el motivo para que minutos después naciese el personaje de Ennio Sotanaz (un anagrama de mi nombre) y escribiese su primer artículo hablando de ese drama. Lo acabo de volver a leer y tiene muchas cosas en común con éste, lo cual es algo que me alegra y me entristece. Me alegra ver que más o menos navego en esa coherencia que reclamo y me entristece comprobar que seguimos dónde estábamos.
Torres es una figura aceptada y elevada a los altares dentro del colchonerismo pero no es mi caso y eso me ha traído más de una acalorada discusión. Para mí creo que un precedente muy difícil de arreglar y es ese de salir del Atleti voluntariamente a “triunfar” o a “mejorar” y encima hacerlo en loor de multitudes. Ni lo entendí ni lo entiendo. Ni lo acepté ni lo acepto.
Durante un tiempo lo odié deseándole lo peor. Después aplace la furia y me hice más pragmático. Hoy guardo prudentemente las distancias con el personaje. Me gusta ese desprecio que genera entre madridistas y palmeros pero no lo considero, ni mucho menos, un ejemplo de Atlético de Madrid. Por supuesto deseo que nunca más vuelva a vestir esta camiseta.
Un abrazo,
PD. Te dejo el link de aquel primer artículo.
http://www.enniosotanaz.blogspot.com.es/2007/07/erase-una-vez-en-el-calderon.html
Bueno no, buenísimo el artículo.
Me ha devuelto seis años atrás, cuando como un tonto escribí una clandestina carta al otrora capitán explicándole que lo que aquí tenía no se podía pagar ni con fama, ni con dinero. Un batiburrillo de ideas que magistralmente usted daba forma en su artículo D. Ennio. Y mis sentimientos si, se asemejan a los suyos de forma espectacular, pero difieren peligrosamente de la mayoría de la parroquia rojiblanca. Prefiero no recordar mi viaje a Liverpool en UCL, en el que me sentía un extraño, menos mal que mi padre me comprendía...
Es una pena que matemos el tiempo aporreando teclas para reflejar una realidad tan triste. Y es triste que la realidad sea la que es, que nuestro destino esté escrito, nuestro pasado borrado... y nuestro presente hipotecado por las desdichas de un orondo constructor.
Pero... siempre nos quedará el Cholo... hasta que nos deje de quedar; claro, que vivimos presos de un fatal destino, que románticos luchamos por cambiar, pero...
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