Gol de Vietto.
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Quedaba poco tiempo para que finalizara el partido y aunque el Atleti llevaba un buen rato intentando igualar la contienda, tirando de corazón (más que de fútbol), la situación no era nada halagüeña. En ese momento el Real Madrid se marchaba 5 puntos, el Barcelona tres cuartos de lo mismo y el Celta (o el Villarreal) no sólo se separaban también en la clasificación sino que su desempeño en el campo era muy superior al que practicaban los colchoneros. Por si eso fuera poco, el once inicial de Simeone no incluía a ninguno de los flamantes fichajes estivales. Las dudas respecto a todos los jugadores y todos los sistemas se sucedían con demasiada continuidad. Las aves de rapiña, licenciadas en Ciencias de la Información, desplegaban sus poderosas alas para volar en círculos sobre el Calderón y el runrún impaciente de una grada cada vez más impaciente, perfumaba el ambiente de un hedor pesimista y desagradable. La pendiente hacia los infiernos se empinaba de forma imparable hasta que de repente, casi sin querer, apareció el gol de Vietto que empataba el partido contra el Real Madrid.
Acabada la batalla, aprovechando el parón de selecciones, llegó el tiempo de inventariar las bajas y la situación. Fue entonces cuando tomamos conciencia de que, con un calendario infernal, jugadores cuestionados, dirección deportiva en formación, sensaciones contradictorias y un juego para olvidar, resultaba que, administrativamente, no estábamos tan mal. Ni mucho menos. Apenas unas semanas después, el equipo está, administrativamente, igual o mejor, pero además la dinámica es otra. Jackson empieza a meter goles, Tiago se quita años de encima con cada quincena, Koke ya no es un recuerdo del pasado, Correa llama a la puerta con fuerza, Griezmann está donde estaba y, ay amigos, ha aparecido un tal Yannick Ferreira Carrasco para levantarnos del asiento. Bendito gol de Vietto.
El Atleti acaba de ganar al Valencia haciendo un gran partido de fútbol. Es cierto que ha terminado pidiendo la hora, pero es igual de cierto que los de Simeone han pasado por encima del conjunto Che de forma más que significativa. Firmo desde ya que el juego del Atleti 2015-2016 se parezca a la primera parte de hoy. Dos laterales incisivos y de calidad que abren mucho el campo para asociarse con los interiores, dos mediocentros despiertos, muy activos en la presión e inteligentes en lo táctico (especialmente Tiago que es un escándalo de jugador), dos delanteros letales (la resurrección de Jackson viene más lenta de lo que a mí gustaría pero parece que el colombiano empieza a entonarse) y dos falsos interiores que dan el espíritu y el juego al equipo. Koke, a base de inteligencia y talento, ligando centro del campo con delantera. Yannick poniendo velocidad, descaro y picante. Soberbia primera mitad frente a un Valencia timorato y sin personalidad que sin poder remediarlo perdieron la pelota, el ritmo, el juego y el centro del campo. Mucho peor cuando Rodrigo, el mejor de los blancos hasta entonces, cayó lesionado. Las ocasiones se sucedieron por izquierda y derecha. Los valencianos no encontraban su sitio y sólo Jaume en la portería conseguía mantener el cero en su marcador.
Antes del descanso llegaron dos goles pero podía haber llegado alguno más y hubiese seguido igual de justo. El primero cayó tras error garrafal de los dos centrales levantinos (lamentables todo el partido, especialmente Santos) que aprovechó Jackson para desviar bien el balón cuando encaraba en solitario la portería. El segundo fue de Yannick, tras cabalgada por la izquierda, recorte al centro y fuerte disparo desde lejos que entró lamiendo el poste derecho. Golazo. Lo lógico hubiese sido que hubiese pasado el balón a Jackson, que le estaba tirando la diagonal, pero bienvenidos sean, por una vez, los jugadores ilógicos. Gran partido del belga que mezcló a partes iguales calidad y ganas de comerse el mundo. El Calderón se lo agradeció como corresponde.
La segunda parte no varió mucho en los primeros instantes hasta que Simeone, yo creo que viendo el partido ganado, decidió sacar a Torres y a Óliver al campo. Error. La dinámica cambió radicalmente. Ya no había chispa ni novedad. Sobre el terreno de juego aterrizó de repente la mediocridad y ese ritmo lento y titubeante tan típico de esta temporada. Torres aporta todo lo que tiene (ni un pero a eso) pero da la sensación de apagarse futbolísticamente. Óliver sigue teniendo un problema de cabeza. Mientras Yannick o Correa saltan al campo pidiendo el balón con la idea de echarse el equipo a la espalda, jugársela y meter el gol de su vida, Óliver salta al campo con la idea de… no cagarla. Con esa actitud nunca podrá ser un jugador verdaderamente relevante. Un drama, teniendo en cuenta que es muy bueno pero que se le acortan los plazos y las oportunidades.
El Valencia consiguió aparecer al final de encuentro gracias a un error de Godin (no fue su mejor partido) que salió como un toro a defender a un central rival que estaba con el balón en el área. Lo arroyó, claro. Penalti estúpido pero penalti. La transformación de Alcacer hizo que viésemos por primera vez las camisetas blancas en el campo. A ello contribuyó también un colegiado que, en un partido que no hacía falta, decidió formar parte de los resúmenes televisivos. Pero afortunadamente estaba el carácter colchonero y ese Tiago que día tras día se consolida como el mejor mediocentro colchonero que haya vestido la elástica rojiblanca en las dos últimas décadas.
Victoria balsámica y elocuente de un Atleti en crecimiento que continúa abriendo ventanas por las que, de momento, se cuela la ilusión. Seguimos con la sensación de que lo mejor está por llegar y eso es muy bueno. Insisto, bendito gol de Vietto.
@enniosotanaz
2 comments
Buenas tardes.
Carrasco es ese vendaval que contagia todo. Y estuvo en el origen del gol de Vietto.
Se fue Arda y vino Carrasco.
Aquel día el equipo puso trabajo, empeño... Y la suerte se buscó hasta que se encontró ( y fue en jugada, no a balón parado.)
Y luego está Correa. Esa es otra suerte. Hay variantes. Y vendrá ese chavalito argentino en Enero. Hay que seguir trabajando.
Y a nuestro Oliver, a Saúl, a Fernando... Hay que ponerlos un abuelo como el que enderezó a Etoo y que les cante las verdades del barquero:
Aquello de que el fútbol es de listos, de pillos, de trileros... Y lo del clinck, clinck, caja.
Y que los galgos cacen. Que compitan por cazar.
Hay buen material.
Que agucen el instinto.
Un saludo a Ennio y lectores.
Disfruté mucho el domingo durante la mayor parte del partido. Parece que el Cholo, poco a poco, va dando con la tecla. A ver que tal de aquí a Navidad. Pinta bien, la verdad.
El partido de Tiago me pareció emocionante. Es el mejor que le recuerdo. Y ha hecho muchos buenos… También me gustaron Griezmann (cómo corre, cómo presiona, es una pasada), Juanfran y Gabi. No sé si Carrasco vino para mejorar al Cebolla y ser un interesante jugador 13 ó 14, pero va a ser mucho más que un revulsivo. Lo digo porque creo que Simeone pensaba más en Óliver que en Yannick para suplir al de la barba, y a día de hoy parece que esa plaza es del belga.
Me llama la atención cómo celebra los goles del equipo. He visto en algún “vine” la celebración del gol de Carrasco, y se puede ver al equipo abrazado durante segundos, hechos una piña. Es uno de los grandes aciertos del Cholo que, pese al paso del tiempo, mantiene al equipo muy unido. Apenas se habla de eso. Para variar. Y eso solo puede ocurrir porque convence a sus jugadores con el discurso.
Me ha gustado como de costumbre mucho tu entrada. Únicamente discrepo en tu visión sobre Óliver. Creo que es un recurso de lo más útil para el equipo. Entró un par de minutos antes de que el Valencia empatase, y creo que fue no solo él, sino todo el equipo, el que se amilanó un tanto. Yo le tengo fe. Además, ha tenido buenos momentos esta campaña, que tú mismo has recogido en alguna crónica, si mal no recuerdo... De F. Torres, mantengo la opinión. O sea, creo que es un notable suplente, con los defectos que todos le conocemos, pero que seguirá sumando.
En fin, sigamos disfrutando. Qué entrenador, Ennio, qué tipo tenemos… Y hay que escuchar cada cosa en el Calderón… Saludos.
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