EL CUARTETO DEL CALDERÓN (At. Madrid - Getafe)
El atleti ha ganado hoy el partido (por llamar de alguna manera ese permanente circo en lo que parece que se tiene que convertir cualquier jornada en el Calderón) porque tenemos una enorme plantilla (probablemente entre las tres mejores de la liga), porque tuvimos suerte y porque al Getafe le faltan millones para rubricar su arriesgada y preciosa apuesta. Si la justicia existiese en el fútbol el atleti nunca debería haberse llevado los tres puntos hoy. El fútbol no es justo ni por asomo y probablemente ahí radique su encanto y es cierto que otras veces nos ha tocado a nosotros llorar la injusticia pero hoy no es precisamente un día de esos.
Los partidos en el Calderón últimamente están compuestos por diferentes fases que en teoría corresponden a un todo pero que individualmente se contradicen. Son como el Cuarteto de Alejandría de Durrell donde cada libro desmiente al anterior pero al final te queda el regusto de haber asistido a algo fascinante. Los primeros 20 minutos fueron un elogio al fútbol. Un partido precioso con dos equipos que querían ganar jugando como mejor sabían (y sabían muy bien), desplegando velocidad, coraje, ganas y fútbol. Una auténtica bendición para los ojos. El atleti en ese escenario tiene todas las de ganar contra el 90% de equipos que pueblan en planeta fútbol. Aguirre no lo quiere ver porque él se ve perdido en un mundo donde no es la víctima pero es tan sencillo como cierto. Tenemos calidad suficiente para dominar la mayoría de partidos y la prueba está en que normalmente acabamos marcando siempre primero.
Eso si, a partir del gol fin del partido. Como siempre. Como siempre desde que Aguirre lleva nuestro escudo. A partir de ese momento a romper el partido como nosotros sabemos (da igual que faltaran 70 minutos para acabar). Lentitud, perdida de tiempo exagerada (lo de los saques de puerta lamentablemente eternos pensaba que era exclusividad de Leo Franco), vergonzosas directrices a los recoge pelotas, patadas, repliegue exagerado de líneas, gritos, protestas, histrionismo,… y nada de fútbol. En fin, lo de siempre. A ese caldo de cultivo se sumo ingenuamente el Getafe pero ellos siempre intentando tener el balón y el dominio del partido cosa que consiguieron sin dificultad ya que nosotros habíamos renunciado a todo ello desde que Abondazzieri recogió el balón de sus mallas. En esa espesa zarzuela apareció sin embargo un protagonista inesperado: el árbitro. Hacía tiempo que no aparecía por el Calderón uno de esos esperpentos vestidos de negro que se supone que están para impartir juicio y justicia pero lo que hacen es precisamente provocar violencia y crispación. La profesión de árbitro es muy complicada y por ello, y lo particular de la misma, debería estar restringida a personas sin afán de protagonismo, algo de personalidad (que no toneladas de soberbia) y sentido agudo de la justicia. El tipo que salió con el pito en el día de hoy desde luego no reunía esas características y era lo que faltaba para terminar de destrozar lo que al principio apuntaba ser un partido de fútbol. Independientemente de las jugadas puntuales (aunque digan lo que digan los “periolistos” la segunda tarjeta del Kun viene provocada por un penalti y el consiguiente desequilibrio) el árbitro no supo en ningún momento controlar el partido. Dejó sin castigo las salidas de tiesto de nuestro querido Maniche (brutal e imperdonable) así como de algunos otros que se sumaron a la fiesta para después no saber como parar la sangría. Los árbitros en general son tan malos que desgraciadamente ya no nos sorprenden estas demostraciones de negligencia.
El partido que había muerto en el minuto 20 siguió exactamente igual hasta el final en lo que a fútbol por parte del atleti se refiere. Entre medias la tradicional dosis de nervios y angustia y un par de demostraciones de que Abbiati es al menos tan buen portero bajo palos como lo es Leo Franco.
Y en estas nos acostamos consolidados en Champions y si no fuese por el miedo enfermizo y falta de valentía disfrazada de prudencia que destila nuestro entrenador incluso como alternativa sólida al Madrid para llevarnos la liga. Viendo los minutos del atleti antes de meter un gol en cada partido no me parece tan descabellado. Viendo los minutos de después me temo que si. ¿Llegará algún día en el que el responsable de elegir una u otra opción decida no poner barreras y dejar al atleti ser lo que puede ser? Quiero soñar que si aunque ya decía el propio Borges que soñar es la actividad estética más antigua del mundo. ¿Lo diría por comparación con la profesión más antigua del mundo?
1 comment
joder lo que me perdí por estar de vacaciones!. Debió ser bastante surrealista...
¡Viva el circo!. ¡Abajo el fútbol!
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