Pertinaz pereza (At. Madrid - R. Huelva)
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Decía un filósofo griego conocido como Demócrito de Abdera que quien todo lo aplaza no dejará nunca nada concluido ni perfecto. Javier Aguirre es probablemente la persona de entre las que han pasado por el universo del atlético de Madrid que mayor cantidad de excusas ha escupido. Es probablemente también que sea quien más paciencia ha pedido, quien más comprensión ha reclamado y quien más ha solicitado confianza en que con el tiempo cobraría sentido su filosofía, los fichajes rechazados, las expulsiones de los jugadores “malos”, los pelotazos a las nubes, la lamentable actitud en el terreno (y fuera de el) o la cómica forma de dejar de jugar al fútbol. Han pasado dos años de excusas, respuestas ingeniosas, apuestas de futuro y mucho aburrimiento pero todo sigue igual que el primer día. Exactamente igual. El día que Javier Aguirre desaparezca de nuestro equipo para siempre, sea dentro de tres semanas como la lógica demanda o dentro de tres años como el patetismo de nuestra patética directiva pretende, este maldito proyecto quedará inconcluso e imperfecto. Tanto como el día que nació. Y no me hablen de Champions, por favor.El partido de ayer contra el Recreativo de Huelva, con todos sus matices incluidos, se puede resumir en una sola palabra: soporífero. Otra vez, por cierto. Ir al Calderón se ha vuelto en un suplicio para gente enferma que como yo espera ingenuamente volver a recuperar esos momentos de antaño donde ir al estadio de tu equipo era una forma de diversión pero también de reafirmación de tu orgullo y de tu personalidad. Ni una cosa ni la otra. Ahora es una forma de confirmar que se es seguidor de una institución con una historia preciosa pero con un presente tosco, anodino, mediocre y lamentable. Eso es hoy el atlético de Madrid, un equipo que no le interesa a nadie.
El partido comenzó siendo una réplica de los partidos de este nuevo Atlético de Madrid, un equipo que sale dormido, esperando ver lo que hace el contrario, con los jugadores colocados como un futbolín y con la misma movilidad que los muñecos del futbolín. Nada por aquí, nada por allá. La principal diferencia es que enfrente había un equipo bastante peor. Ya se nos ha demostrado varias veces que estar por debajo de la clasificación no significa (ni mucho menos) ser peor equipo que uno pero ayer desde luego no fue el caso. El recreativo, jugándose de verdad la permanencia, aporto menos actitud, menos espíritu y prácticamente la misma filosofía de juego que nosotros y así es muy difícil ganar nada. Lo es para nosotros con once internacionales y fichajes de más de 20 millones de euros imagínense para un equipo con un presupuesto infinitamente inferior. El recreativo huele a segunda.
El encuentro se solucionó a balón parado (difícil de creer, ¿verdad?) y gracias a la labor negativa de los jugadores onubenses. Mediada la primera parte Pernia, supongo que cansado de disimular, decidió sacar bien un corner (de hecho saco varios corners muy bien) y Camacho giró la cabeza para colarla por la escuadra. Fin del partido. A partir de ahí el atlético sacó todos sus recursos ya conocidos para jugar con el marcador a favor y que son por este orden: reñir a los recoge pelotas si se les ocurre tocar el balón, asistir a la esperpéntica actuación de Leo Franco cada vez que tiene que sacar de puerta, ralentizar (todavía más) cualquier atisbo de juego y recular en tropel hasta la frontal del área. Ayer sin embargo el Recreativo de Huelva no estaba tampoco en el campo. Pululaban con más pena que gloria rechazando a puntapies el balón y el espacio que tan generosamente regalaba nuestro equipo.
El segundo gol llegó tras una indolente bajada de brazos del lateral onubense y una circense forma de comerse un balón de otro defensa lo que permitió que Maxi (un tipo al que no se le puede reprochar nada a pesar de lo que mucho comepipas pretende) se llevase un balón de raza y le pusiese al Kun el remate en bandeja. El tercero lo volvió a hacer el chaval Camacho (con 17 años tiene más personalidad que la mitad de sus compañeros) a la media vuelta y saliendo de un remate fallido mal defendido por la defensa del Recre.
Entre medias: la nada.
Yo esperaba una pitada en contra de Aguirre y de la directiva independientemente de lo que pasase en el partido (porque ya lo merecen independientemente de lo que pase en estos tres partidos) pero lo único que escuché fueron cantos inocentes. También vi que cuando quedaban 20 minutos medio estadio se había marchado incapaz de soportar el sopor de permanecer allí.
Yo estoy en la grada todos los domingos y puedo palpar, más o menos, el pulso de los aficionados que me rodean. Todos estos que ahora supuran de gozo en los bares y foros por soñar con que el himno de la Champions suene en el estadio o bien no suelen pasarse por el estadio o son los mismo que en el momento en el que no pasemos la eliminatoria previa de Champions (podría pasar) abandonarán el equipo, no renovarán el abono, serán del Liverpool "de toda la vida" y dirán que somos una mierda.
Mientras que la directiva se dedica a soltar estupideces por las ondas continuando su imparable carrera de despropósitos o Aguirre aparece taciturno y enfadado con los que no le comprenden pero su equipo cada vez juega peor y hace más el ridículo sin olvidar que jamás ha jugado bien ni ha parecido nunca un equipo mínimamente digno, nuestra afición continua aletargada imbuida por una pertinaz pereza que todo lo atenaza. Es ahora cuando me acuerdo de Jules Renard cuando dice que la pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar verdaderamente cansado.
2 comments
Realmente el Recre parecía no estar jugándose nada. No he visto un equipo más indolente esta temporada, bueno sí, el Atleti. Aún así, yo creo que ayer la segunda parte fue salvable; la primera mala, desde el gol peor y nos salvó la inoperancia y el poco fútbol de los andaluces que jugaban sin laterales y sin extremos y con los centrales al patapum. Pero en la segunda hubo gestos, por ejemplo, los dos goles.
Ayer me miré el Barça y no hizo gran cosa: imagina cómo está el Valencia. Y mira el Osasuna dejándose remontar... Con esto te quiero decir que el nivel de la liga es pésimo y... sí, te acabo dando la razón... un Atleti pésimo puede ser cuarto en esta liga. Saludos.
Acabo de escribir un artículo para relajarnos, echárle un vistazo y cargar pilas que falta nos hace a todos.
un abrazo
miguel
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