En la casilla de salida (por fin)
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A pesar de la poca brillantez (con permiso del Kun Agüero cuyos renovados ánimos por esta camiseta fue lo mejor de largo de la noche y augura grandes tardes de fútbol) y la sobredosis de sopor que supuso el partido de pseudo-champions, lo cierto es que el 2-0 es un resultado imponente que sirve para que el Atlético de Madrid esté por segundo año consecutivo en la máxima competición europea, algo que es la primera vez que pasa en la historia como bien recuerdan rotativos y trileros de las ondas herzianas sin reparar en que el carismático titular tiene más trampas que un prestidigitador. El Atleti, sea como sea, vuelve a estar por derecho propio en la elite europea y eso debe servir para dar carpetazo al ejercicio anterior, de infausto recuerdo, mientras se encara el futuro con ánimos renovados y limpios de pluma y paja… ¿o no? El partido contra el Panathinaikos deja para mi cuatro lecturas diferentes:Social. Este que escribe, abonado desde tiempos inmemoriables y asiduo al Vicente Calderón llueve o truene, no estuvo en el campo y no tenía ninguna excusa para no estar más allá de mis convicciones morales respecto a los 20€ que se les solicitaba a los abonados. Tampoco era una cuestión de penuria económica sino de entender que era una tomadura de pelo disfrazada de menosprecio a una afición a la que creo que este club tiene mucho que agradecer y poco que reprochar. A pesar de la campaña publicitaria de tintes fascistas que con violencia inusitada ha aparecido en los diarios deportivos en los últimos días, uno estaba convencido de que el subconsciente colectivo del Atleti estaba por encima de los cantos de sirena del Ministerio de la Verdad, con sede en las oficinas del Calderón y soldados en todas la redacciones “serias”, y demostraría al mundo su personalidad y orgullo. Una vez más me equivocaba. El aspecto de la grada fue más que digno y la afrenta de la directiva para con su afición por tanto no se entendió como tal con lo que pasará a la historia sin dejar ningún recuerdo y dando la razón al club. Cada vez tengo más claro que esta forma de pensar que se estila en la resistencia cibernética de la red poco tiene que ver con el sentir mayoritario del nuevo colchonerismo lo cual me hace pensar, claro, pero también me llena de pena y de sonrojo. No porque piensen diferente a mi sino por lo que piensan y su similitud con el pensamiento del enemigo.
Deportiva. La plantilla es corta, el equipo está descompensado y todo está cogido con pinzas. Falta fútbol y sobra talento arriba. Abel tiene que construir una mesa con tres patas y eso es harto difícil. A veces parecerá estable y a veces parecerá una mesa pero siempre será una mesa de tres patas con lo que cada vez que alguien se apoye en el sitio adecuado la tirará abajo. Se dominó el partido pero no se tuvo el balón con especial aporte negativo en este sentido de un Raúl García que volvió a dar otra lección de inutilidad sobre el césped. Su presencia en el once titular obedece a que no existe en la plantilla jugadores en esa posición, ni mejores ni peores. Cléber es infinitamente mejor como futbolista pero me temo que ha llegado algunas décadas tarde puesto que desgraciadamente al fútbol ahora se juega corriendo y no andando. No se pasaron verdaderos apuros pero los griegos tuvieron muchas ocasiones claras lo que siembra dudas razonables sobre el sistema defensivo y sus protagonistas. El equipo parece más serio pero eso es algo no muy difícil de conseguir viniendo de tres años con un entrenador de verbena y chirigota. Veremos…
Dirección técnica. Estoy cansado de hablar de Pitarch. Creo que ha llegado un punto en que esa palabra: Pitarch (lo siento por los que compartan apellido) denota en si misma todos los calificativos negativos que un director deportivo pueda acumular. El mejor momento de este penoso profesional en la disciplina del Atlético de Madrid está por llegar y será el día que se largue o de que lo echen a gorrazos. El Atlético de Madrid tiene probablemente la plantilla peor diseñada de todos los equipos profesionales de todas las ligas europeas. No, no crean que mi conocimiento futbolístico alcanza para conocer los fichajes veraniegos de, por ejemplo, el Utrecht FC pero nuestro diseño es tan sumamente malo que no me entra en la cabeza que exista uno peor. Por supuesto que tenemos grandes jugadores (eso no lo pone nadie en duda) pero sería difícil encontrar en el mundo un equipo sin un solo lateral derecho en la plantilla, con todos los porteros por debajo de los veintipocos años, con siete centrales en plantilla, con un lateral izquierdo al que se mantiene con ficha porque su situación personal da pena, sin un solo centrocampista de creación, sin un solo sustituto de garantías para sus interiores (en algún caso incluso sin garantías, directamente no hay sustituto), sin un sustituto de garantías para cualquier puesto de la delantera (idem) y con tres jugadores ocupando ficha en el primer equipo que el año pasado ya no valían (nunca valieron) pero que nadie en el panorama futbolístico quiere adoptar teniendo que realizar un mínimo esfuerzo económico (demostrando con ello el brutal potencial de los mismos). Esa es la plantilla del Atleti. Faltan algunos días para que se cierre el aspecto de fichajes pero me temo que son demasiados objetivos para un fusil tan sumamente malo.
Europea. El rival griego que nos tocó en suerte en el temido sorteo, Panathinaikos, no ha estado a la altura del evento en ningún momento resultado ser una eliminatoria más cómoda de lo esperado. Sin ver la mejor cara del Atleti (espero que de lejos) los griegos han resultado ser muy inferiores en todos los aspectos sin llegar a poner realmente en peligro la clasificación en ningún momento pero recuerdo que Panathinaikos fue primero de su grupo en la Champions del año pasado con la misma plantilla de este año pero sin las incorporaciones de campanillas del verano. ¿Es este entonces el verdadero nivel medio de la Champions? Probablemente si. Por eso duele todavía más salir a la competición con la cantinela de que “el simple hecho de jugar la liga de campeones es un premio porque no tenemos nada que hacer”, una cantinela que el cancerígeno de Aguirre disfrutaba aplicando al equipo. Creo que Abel es consciente de la estupidez y tendrá otro talante bien distinto. El Atleti debe aspirar a todo con realismo pero sin miedo. Con modestia pero con orgullo. Que siempre sea el rival el que tenga que ganarnos.
3 comments
Por dignidad y principios, no había que ir al campo. Bastantes no fuimos, pero más acudieron. Ellos sabrán el motivo.
El equipo sigue adoleciendo de construcción en el mediocampo. Cada día que pasa más se nota la ausencia de un tipo que lleve las riendas del equipo.
De García Pitarch, poco se puede esperar, como mucho lo hará mejor, pues peor es imposible.
Ahora esperemos que el sorteo sea benévolo y nos toque un grupo facilito pues la plantilla, como bien dices, no está para muchos trotes.
un abrazo.
Yo me confieso ser uno de los que aceptó a regañadientes pagar el peaje de los 20€. Pudo más el mono de fútbol y de sus previos que mi convición moral de su arbitrariedad. Pudieron más mis ganas de celebrar un pase de eliminatoria que la idea de resentir mi economía en 20€ (más copas, traslado y bocadillo)No voy a reabrir el debate sobre los 20€, pero hubiera sido más políticamente correcto (y rentable económicamente), subir directamente los abonos 20e y en paz, y a mi tampoco me sobran, que llevo casi 6 meses en paro.
Respecto al partido, lo que comentas, buen ataque y mucho mediocridad en el centro del campo y en la defensa.
Respecto a lo de Pitarch, hay que reconocer que tiene el hombre algo bueno y que admirar, un puesto de trabajo cojonudo y muy bien pagado para no hacer nada. ¿De verdad hace falta este puesto de trabajo en un Club de fútbol?, hace 20 años no existía ese puesto y se hacían fichajes incluso buenos.
Un saludo desde http://derojoyblanco.blogspot.com/
Fernando, veremos lo que puede ocurrir pero todo es una incógnita y no me siento cómodo dependiendo tanto de la suerte.
Adal, yo podía perfectamente haber ido al campo también (me sentí tentado varias veces y "gracias" a que tenía un compromiso ese día desistí). Lo que me preocupa no es la decisión individual de alguien que tiene mono de fútbol (y que podría ser yo mismo) sino el colectivo y lo fácil que es llevarlo en una dirección o en la contraria. Me preocupa y me asusta.
Un abrazo,
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