The Platters
En 1953 cinco muchachos de color de los suburbios de Los Angeles formaron un grupo de Doo wop y R&B que vino a sumarse a la extensa lista de formaciones de estilo y aspecto muy similares que ya existían por aquel entonces en los Estados Unidos. Se hicieron llamar The Platters. Aquella banda realizó algunas grabaciones respetando el código estilístico de la época para artistas negros pero desgraciadamente pasaron sin pena ni gloria por las listas de éxitos, perdiéndose su trabajo entre los miles de grupos parecidos que había alrededor. Un par de años después apareció en la órbita de la banda el nombre de Buck Rum, productor, manager y compositor de canciones que tuvo la feliz idea de acercar la música negra a los parámetros de la música blanca para transformar aquel puñado de cantantes sin nombre en el grupo de mayor éxito de la época y crear con ello la primera formación de cantantes negros que conseguía colarse en las lista de éxitos de música Pop, mucho más suculentas económicamente pero reservadas fundamentalmente a espectadores de piel blanca. Aquella fue la fórmula perfecta: las canciones y el talento de Buck Rum, la personalísima voz principal de Tony Williams y el abrazo de la voz cálida de Zola Taylor, fórmula que les hizo dar cientos de galas, vender millones de discos por todo el mundo o que generaciones venideras tengan metido en el subconsciente canciones como “Only You”. Pero la fórmula funcionó hasta 1960, momento en el que los pilares del grupo se separaron de forma abrupta. Tony Williams decidió crear entonces su propio grupo conservando el mismo nombre de antes, idea que también tuvo Zola Taylor y exactamente la misma idea que también tuvo Buck Rum. De hecho Paul Robi (otro de los miembros) o Herb Reed (el único miembro original con vida) y otros muchos relacionados de alguna forma decidieron también hacer lo mismo creando cada uno su propia versión de The Platters, todas ellas con el mismo nombre y por tanto peleándose durante años en una cruenta batalla legal por obtener el derecho único a usarlo. Se estima que el número de diferentes versiones de grupos con el mismo nombre que existen o han existido hasta la fecha es de 165, todas ellas con alguna razón más o menos peregrina para reivindicar el uso genuino del nombre original. Por esa razón se entiende que resulte bastante sencillo el que hoy en día cualquiera pueda acudir a un concierto de un puñado de cantantes que aparecen legalmente con el nombre de The Platters sobre un escenario y que cantan las mismas canciones. Otra cosa es que lo que se vea en ese concierto tenga algo que ver con la realidad.
De una forma similar lo que hoy se presenta en los estadios de fútbol, nacionales e internacionales, con el nombre de Club Atlético de Madrid es algo así como una de estas versiones descafeinadas de los Platters que pululan por el mundo. Un puñado de señores de talento más que dudoso que utilizan una marca y un nombre de forma legal por motivos puramente económicos pero que tiene muy poco que ver con lo que ese nombre representa o por lo que se hizo famoso. De hecho, en el caso del equipo de fútbol, es difícil encontrar a ningún miembro no ya de la formación original sino que tenga algo que ver con la gloria, el espíritu, la personalidad, el orgullo y el honor que una vez tuvo el Atlético de Madrid. El engrudo de pseudodirigentes, pseudoaccionistas, cutregestores, mercenarios y mamporreros varios que hoy se presentan vestido con el traje colchonero o con la insignia rojiblanca en la solapa es, en el mejor de los casos, un puñado de vividores, supervivientes y caraduras que se aprovechan del nombre y el prestigio de Atlético de Madrid, mientras este dure, dilapidando su legado en fiestas particulares y trapicheos varios, desmantelando los objetos de valor con nocturnidad y alevosía del modo más anárquico y rupestre posible para luego malvenderlos en el mercado negro por mucho menos valor del que tienen y por muchísimo menos valor del que una vez tuvieron.
En este patético camino hacia la desaparición los aficionados (una parte fundamental de lo que una vez fue el Atlético de Madrid), imitando a los miembros menos mediáticos de los platters originales, hemos decidido crear también cada uno nuestra propia versión del Atlético de Madrid y publicitarla en blogs, asociaciones proscritas, webs de contenido recurrente, dejando de ir al campo, dejando de ver los partidos o iniciando la carrera de abogado para cargarse a los presuntos delincuentes que están quemando la marca y la idea, como fin que más que justificar los medios los olvida de forma tan violenta que hasta se olvida a veces el propio fin. Por resumirlo de forma más sencilla, lo que durante décadas fue la poderosa, sólida y orgullosa afición colchonera hoy ya no existe y lo poco que queda de ella se encuentra atomizada y dispersa en pequeños oasis que se desangran separados por un inmenso y aparatoso desierto que cada día es más grande.
Las 165 versiones de Platters que hay por el mundo seguirán coexistiendo mientras exista un público poco exigente, de criterio musical confuso o simplemente un puñado de gente que busca otra cosa distinta a disfrutar de un espectáculo de calidad y genuino y que se conforman con cualquier cosa que se parezca a una interpretación de “Only You” por muy desafinada o sacrílega que esta sea. De la misma forma, y con el mismo nivel de cutrez y caspa, el Pesudoatlético de Madrid seguirá existiendo mientras exista un público confundió, complaciente y poco exigente que únicamente busca un entretenimientos desapasionado y carente de altibajos, que no exija dedicación ni disgustos del corazón y que tenga sólo un cierto parecido marginal con el fútbol y los colores del equipo que por tradición y casi sin querer les corresponde. Las 165 versiones de los Platters saben que ni son ni serán nunca los Platter igual que los energúmenos que parasitan a la sombra del escudo colchonero saben que ni son si serán en Atlético de Madrid pero el público sigue comiéndose cualquier cosa en cualquier caso.
La realidad sin embargo es que cualquier aficionado a la música sabe que los Platters murieron en 1960.
1 comment
Pues si quieres leer un buen rato de historias sobre el Atleti coetaneo a los The Platters, cuando el Atlético de Madrid era una maravillosa realidad, pásate por mi blog y encontrarás una entrevista con el máximo goleador de nuestra historia, Adrián Escudero García.
Ojalá vuelva algún día.
Un abrazo!
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