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¡Un abrazo!

Tranquilidad en los Suburbs (At. Madrid 3 - Osasuna 0)




“Estar alerta, he ahí la vida; yacer en la tranquilidad, he ahí la muerte” (Oscar Wilde)

El Atleti parece que definitivamente se ha ido a vivir a algún Suburb de alguna ciudad del medio oeste americano. Lo lleva intentando toda una década. Esas urbanizaciones inmensas, anónimas, frías y en tierra de nadie dónde nunca pasa nada. Esas urbanizaciones donde la emoción es inexistente, la tranquilidad se confunde con el sopor, donde todo el mundo es igual, vive gente que no destaca en nada, la inteligencia en un engorro y el talento inútil. Alejado en puntos de la cabeza de forma considerable y alejado en juego no ya de la cabeza de la liga sino de este deporte llamado fútbol la labor que le queda a este Atlético de Madrid en la competición regular es trabajar de 8 a cinco, cortar el césped, saludar a los vecinos y sacar de vez en cuando al perro. Cualquier cosa que se salga de eso serán desgracias que se pagarán caras en una vecindad tan conservadora que no acepta excentricidades. Existe mucha gente que entiende la vida en los Suburbs como la máxima aspiración posible. Detestan el arte, reniegan de la sorpresa, no soportan el riesgo y son demasiado cobardes como para atreverse a intentar triunfar. Entre esta gente está la cúpula dirigente del club, su dirección técnica, su dirección deportiva, sus jugadores y al parecer una gran parte de la afición. Es evidente que estoy en minoría.

Y así me sentía cuando al comenzar el encuentro veía como el Calderón se llenaba poco a poco a pesar de lo poco atractivo del partido y como el grueso de la grada se mostraba animada y animosa ante el reto por delante. Mientras yo bostezaba con profusión violencia durante los primeros veinte minutos de partido acordándome de que hemos perdido con Madrid, Barça, Villarreal y Sevilla a mi alrededor se notaba alegría y jolgorio. Empiezo a creerme el protagonista del Show de Truman.

Cada vez me aburre más escribir del Atleti pero es que cada vez el Atleti es más aburrido. El partido de hoy podría haber sido cualquier partido de los últimos años con los giles a la cabeza del carro y algún valiente entrenador amante del juego, de entre los muchos que hemos tenido, a los mandos de las riendas. Distingamos tres tramos por intentar analizar algo intrascendente que además se analiza sólo.

El primer tramo va desde el comienzo hasta el primer gol del partido. El Atleti sale como otras muchas veces en su campo que es a ganar el partido pero sin saber como hacerlo. El contrario ha visto los vídeos de los madrileños en los últimos diez años y saben de la eterna alergia de ese equipo al balón, a la creación de juego y a dominar así que deciden adelantar líneas para presionar la salida con lo que desactivan la trabajadísima forma de jugar al fútbol que tienen los colchoneros. Ante la ausencia absoluta de esquemas ofensivos que pasen por la creación el Atleti tiene únicamente tres opciones a la hora de sacar el balón: pelotazo de De Gea (la mejor opción), pelotazo de los centrales o perder la pelota. Así pasó todo el tiempo. El Atleti sin poder dominar el partido ni el centro del campo pero el Osasuna, que era capaz solamente de parar al contrario, tampoco. Los de Camacho se presentaron dinámicos y valientes pero con muchas carencias técnicas en la parte de arriba. Todo lo contrario que su rival que como siempre salvó los papeles gracias a ello. Las opciones de sacar el balón ya están vistas pero gracias a Dios el fútbol es un juego más complicado que eso y a veces, casi sin querer, el balón puede llegar de alguna manera al último tercio del campo que es donde este equipo se parece a un equipo. Ahí aparece los retazos de lo que debería ser el Atleti y ahí es dónde ganamos el partido. Forlán estuvo más dinámico y participativo que últimamente, el kun es el kun, Reyes es hoy por hoy uno de nuestros jugadores más en forma y sólo Simao ha desentonado otra vez en la terna. El de Utrera ya había avisado con varios cambios de ritmo y pases entre líneas, el kun también pero al final fue el uruguayo Forlán quien abrió el marcador tras buena jugada del Kun, tiro que se le escapa a Ricardo (cantada) y rechace que aprovecha el Charrúa.

El segundo tramo va desde el primer gol hasta la expulsión de Monreal. Con un gol por delante, el Atleti ya sabemos que relaja la tensión, se repliega sin complejos y deja que le ataquen. Cuando enfrente tiene un equipo como el Osasuna, espeso también en la creación y poco inspirado, es capaz de vivir con tranquilidad y hoy lo ha hecho. Aun así, porque además siempre pasa lo mismo, gracias a la “relajación” colchonera el rival tuvo sus ocasiones y sólo un inspiradísimo De Gea (otra vez) salvó a los madrileños de volver a rememorar el sabor a hiel de sentirse remontado. En lugar de ello ocurrió otro arranque de talento de los de siempre con un gran pase a Forlán que el uruguayo no consigue controlar bien pero cuyo fallo es capaz de transformar en acierto al colocar un perfecto balón cruzado a la cabeza del Kun que llegaba por detrás para poner el 2-0 en el marcador. Golazo de la pareja magnífica. El partido parecía ya muerto para entonces y ese era el comentario más extendido durante el descanso pero tuvimos que esperar unos minutos más para constatarlo. Ocurrió con una segunda amarilla a Monreal que lo ponía en la calle y que personalmente me pareció muy rigurosa.

El tercer tramo llega ya hasta el final del partido y es el menos interesante. El Osasuna con 10 y derrotado anímicamente frente a un Atleti tranquilo y cómodo no parecía un escenario propicio para las emociones y las sorpresas. No lo fue. Aun así llegó un soberbio gol de Forlán (el segundo en su cuenta particular) cogiendo el balón en la esquina del área, buscando el hueco entre rivales y rompiendo el balón con violencia directo a la portería. Digno del mejor Forlán.

Destacable el invento de Mario Suarez por Asunçao (el canterano completo un partido bastante digno) aunque me gustaría verlo en partidos de mayor exigencia. Incomprensible la ausencia de Domínguez pero este tipo de frivolidades ya son marca de la casa.

Mientras escribo esto estoy viendo de reojo el Barça-Villarreal y sinceramente parece que ellos juegan a otro deporte. Afortunadamente ya queda menos para que acabe la liga.