Código deontológico
“La gente generalmente confunde lo que lee en los periódicos con las noticias”. - Abbott Liebling, periodista estadounidense.
Hace mucho tiempo que este que escribe dejó de tener fe en ese gremio de las ciencias de información que genéricamente llamamos periodismo. Fue un paso traumático ya que uno se formó en la utópica idea de las sociedades libres y democráticas en las cuales el papel de la prensa era algo así como fundamental, pero a su vez fue un paso necesario para no morir de estupidez. Conocidas y teorizadas las terribles consecuencias del uso de la propaganda y los medios de comunicación por regímenes despóticos y dictatoriales uno creció asimilando y conviviendo con el periodista héroe, ese que señalaba los puntos negros de la realidad subrayando las injusticias, amplificando los abusos y matizando la verdad. Ese que derrocaba sistemas corruptos e informaba de las alternativas clandestinas emergentes. Ese que mostraba las vergüenzas de los malos para escarnio público y que servía para hacer una sociedad más culta. Esa época en la que una crónica taurina o futbolística era un homenaje a la lengua castellana. Lamentablemente para casi todos la época dorada del periodismo ha dejado paso a la era de las grandes corporaciones, los potentes grupos económicos, la crónicas mal construidas con tres tópicos, el lenguaje para borregos y el arte del entretenimiento auspiciado en el Panes et Circenses moderno. Es así y no tiene pinta de ir a cambiar (especialmente en el apartado deportivo) pero aunque uno presume de tener callo para según qué cosas lo cierto es que es muy difícil dejar de sorprenderse con el penúltimo ejercicio de hipocresía capciosa, manipulación tendenciosa y falta de escrúpulos protagonizado por el cuarto poder.
Hace apenas un mes que se publicó el “famoso” comunicado de la plataforma de oposición atlética pero en ese escaso margen de tiempo es palpable y visible la forma en la que los grandes medios han manejado la información, la crítica, la opinión y la realidad en torno al club Atlético de Madrid. Teniendo en cuenta que esos “grandes medios” son los que utilizan la inmensa mayoría de la población para informarse y cimentar su “opinión” (léase como eufemismo) a uno se le abren las carnes. Escrupuloso como soy (y como me hacen ser) con la ética de mi profesión (que no es la de periodista, por cierto) me cuesta creer que los profesionales de la información no respondan también a un código ético que les recuerde dónde están, quienes son y cuál es su responsabilidad. Buceando por internet me topé así con el interesante código deontológico de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) que me he permitido la licencia de enviar, sin resultado palpable, a las redacciones de los principales diarios y emisoras patrias para recordarles las reglas con las que juegan. Sus propias reglas.
Artículo 2. El primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad. Artículo 3 (...) el periodista defenderá siempre el principio de la libertad de investigar y de difundir con honestidad la información (…)
La semana pasada, coincidiendo con la fecha en la que se producía la deliberación y fallo de la Audiencia Provincial en relación con una denuncia interpuesta por accionistas del Atlético de Madrid y en contra de la ampliación de capital perpetrada por los máximos accionistas del club, el diario AS, haciendo un ejercicio de filigrana en cuanto a la “gestión de la información” titulaba la noticia de la siguiente manera: “Fallo de la última causa contra el Atleti”.
¿Es eso difundir con HONESTIDAD la información?
Un ciudadano informado a través del diario AS, que al igual que el resto de diarios ha venido despreciando en los últimos años cualquier voz discordante respecto al oficialismo atlético e ignorando conscientemente no sólo las sucesivas denuncias interpuestas contra los máximos accionistas (que no contra el “Atleti”) sino también las sentencias y resoluciones judiciales correspondientes (¿Existe algo más real que una sentencia judicial?), no sabría de que fallo están hablando. Al no saberlo, porque nadie informó de ello cuando se produjo, podría interpretarse fácilmente la noticia (que se desarrollaba en apenas un párrafo aséptico y mal descrito) como que “alguien” iba en contra del Atleti denunciándolo. La realidad era exactamente a la inversa: no era “alguien” sino accionistas del Atleti y no era contra el Atleti (que también son ellos) sino contra los máximos accionistas. En el mejor de los casos se trata de un velado y lamentable ejercicio de mal periodismo pero en el peor prefiero ahorrarme los calificativos porque ya estaríamos hablando de otra cosa.
Artículo 5. El periodista debe asumir el principio de que toda persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario y evitar al máximo las posibles consecuencias dañosas derivadas del cumplimiento de sus deberes informativos. Tales criterios son especialmente exigibles cuando la información verse sobre temas sometidos al conocimiento de los Tribunales de Justicia.
La gente que siga con regularidad las soflamas de ese soporte publicitario llamado Radio MARCA conocerá ya las labores periodísticas de Méndez y Duro, dos reconocidos profesionales que tienen tan interiorizado este artículo 5 en su código que ni siquiera una sentencia en firme del tribunal supremo (entre otras cosas) es suficiente para que mínimamente cuestionen públicamente la labor del máximo accionista del Atleti en su parcela administrativa. Sin embargo, cualquier que sobreviviese a la irreproducible intervención que perpetraron la semana pasada desde su púlpito público no podrá abstraerse de la laxitud con la que en este caso se tomaron el mismo artículo. A tenor de una supuesta (y lamentable de ser verdad) agresión del presidente de la asociación de peñas, de la que no dijeron que existiese ninguna denuncia policial real ni cualquier otra prueba al respecto, realizada supuestamente por alguien que no estaba de acuerdo con su postura, los dos periodistas extrapolaron de forma lineal y construyeron toda una soflama en contra de la gente de internet y de los foros atléticos a los que se les acusó gratuitamente (por supuesto sin pruebas) no sólo de la supuesta agresión sino de de fomentar la violencia, llagándoles a comparar incluso con el terrorismo nacionalista. Escuchen si tienen oportunidad la intervención, vuelvan a leerse el artículo 5 y traten de reprimir la vergüenza y las arcadas.
Artículo 13 El compromiso con la búsqueda de la verdad llevará siempre al periodista a informar sólo sobre hechos de los cuales conozca su origen, sin falsificar documentos ni omitir informaciones esenciales, así como a no publicar material informativo falso, engañoso o deformado.
Hace pocos días que los ingenuos que siguen comprando y leyendo eso que se conoce como MARCA se desayunaban con un editorial del tal Inda, personaje que merece por si mismo todo un sesudo tratado de arte y ensayo sobre su labor supuestamente periodística, en el que se podía leer lo siguiente: “No alcanzo a entender cómo el mejor equipo de la pasada temporada en España puede estar a siete puntos del descenso, peor incluso que en la temporada que descendió al infierno por razones internas inconfesables e inmorales que algún día contaré. (…)”
Sin entrar a juzgar las valoraciones deportivas de un tipo que dice una cosa y la contraria en escaso margen de tiempo, capaz de poner y quitar entrenadores por pura ojeriza y que ha llevado el arte de la portada y los titulares a niveles subterráneos quedémonos con la frase que reza: “algún día contaré”. ¡Once años después estamos todavía así! ¿Qué necesitamos hacer para que lo cuente? ¿Tiene algo que ver con aquella otra amenaza que tampoco llevó a cabo y que hizo contra nuestro querido MA Gil cuando se fue a llorar a casa del vecino? ¿Podría interpretarse todo esto como “omitir información esencial”?
Artículo 17: El periodista establecerá siempre una clara e inequívoca distinción entre los derechos que narra y lo que puedan ser opiniones, interpretaciones o conjeturas(…)
Pregunten a cualquier aficionado atlético que acude al estadio Vicente Calderón (y a la mayoría de los que no lo hacen) y pregúnteles qué ha sido noticia en el Atleti durante este último mes. Busquen después las noticias y artículos de opinión en AS y MARCA escritos por los periodistas que dicen seguir al Atleti y verá sobre qué informan y opinan. En ningún sitio verán la explicación de esos colores verde y amarillo que tanto se ven ahora en la grada, ni lo que se opina de lo que dice el manifiesto, ni de lo que opinan respecto a la prescripción del delito de apropiación indebida, ni de los gritos antiGil con el marcador a favor…ni siquiera verán la opinión acerca de los informes de auditoría publicados que declaran una situación catastrófica. Nada de eso ha sido noticia. Lo que si verán será en el mejor de los casos crónicas trascendentales que huelen a naftalina sobre Forlán, los fichajes, Lamela, la cantera, el sentimiento colchonero,.. y en el peor sobre la eterna y parece que deseada venta del Kun. Todo ello conjeturas, opiniones e interpretaciones sobre cosas cuya mayoría no han sido noticia.
Como dijo otro insigne y conocido periodista llamado Graham Greene, los medios de comunicación son sólo una palabra que ha venido a significar mal periodismo.
2 comments
Gran artículo Ennio.
El apoyo de la prensa, o no ya apoyo, pero el mero hecho de que no intentasen tapar lo que está cociéndose en el Calderón, sería una gran ayuda en nuestra lucha.
Saludos desde Paseo Melancólicos
Como corolario de tu excelente artículo Ennio, cabría preguntarse el por qué de la amplísima difusión en el día de ayer del comunicado del bufete de cuyo nombre no deberíamos acordarnos.
¿De verdad a nadie con un mínimo de espíritu crítico le extraña?
Un saludo.
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