La teoría del avestruz
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Betis,
Gabi,
Liga 2013/2014
Real Betis 0 - At. Madrid 2
El avestruz es un animal que cuando se siente amenazado, cuando no entiende lo que ocurre
alrededor o cuando las cosas no son “como tienen que ser”, decide por
precaución meter la cabeza en un agujero. Es en ese agujero, inmenso,
galáctico y con equipamiento de lujo, en el que vive el inmenso avestruz que conforman los medios de
comunicación de este país. Ese puñado de profesionales distribuidos en empresas de
comunicación, también profesionales, que sirven de nexo entre la “realidad” y el
ciudadano medio. Mientras la semana pasada media Europa hablaba del Atlético de
Madrid en términos elogiosos, situándolo, lógicamente, a la misma altura que
los otros siete equipos con los que se está jugando el máximo torneo europeo, pero
destacando por el camino el mérito especial que eso tenía en el caso del equipo madrileño (¡¡sí, madrileño!!), en este bendito país el trato
recibido se asemeja más, en el mejor de los casos, a un miserable desprecio. TODO el espacio de todos los medios, todos los recursos, todas las luces y
todos los focos se gastan sin reparo, ni átomo de vergüenza, en el duopolio tramposo y artificial que
al parecer domina los designios del mundo. Siguiendo los predicamentos de la
nueva religión del dinero, mientras los dos monstruos económicos se jugaban tres puntos
correteando por el césped, en una suerte de desfile de modelos top, peinados
galácticos y millones tirados a la basura, no lejos de allí, a dos horas y
cuarto en AVE, el Club Atlético de Madrid se colocaba primero de la liga
española. Una anécdota que por supuesto pasó y pasará desapercibida para los
notarios de la realidad, que, como vulgar avestruz, prefieren seguir calentitos en su agujero.
La victoria
colchonera en Sevilla fue sufrida y áspera, pero tiene un mérito incalculable.
No me daba buena espina el partido ya en la víspera. Suelo ser esquivo y refractario respecto a
los partidos postapocalípticos. Esos que vienen después de un supuesto esfuerzo
titánico con gran desgaste físico y anímico del rival. Ese tipo de situaciones
límite puede tener también consecuencias límite, pero nadie asegura que sean
en uno u otro sentido. De hecho, el partido comenzó con un Betís metidísmo y
una grada ejemplar, tratando de hacer olvidar a su equipo el lugar del que
vienen y lo que es peor, el lugar al que van. Tanta intensidad había en el
césped que prácticamente era imposible jugar. Un Betis muy ofensivo, con dos
extremos y dos laterales, que además salió mordiendo. El Atleti trató de
contener las emociones, empatar con el rival en lo que a derroche físico se
trataba y fiel a su esencia, no complicarse la vida con el balón. Todo esto motivó que no se jugase prácticamente nada y que el esférico estuviese más
tiempo en el aire que en el suelo.
Pero poco a poco
las cosas volvieron a su cauce. Arda Turan se cambió de banda buscando entrar
en juego y por ahí el Atleti recuperó el balón y el dominio del partido. Durante
una buena parte de la primera mitad se jugó entonces en campo andaluz y sin que
llegasen con ello claras ocasiones, sí que se mantuvo el peligro y la sensación
de que el Atleti iba a por el partido. En ese escenario apareció también un
soberbio gol de Diego Costa, con pase al segundo palo que remata con la zurda,
que sin embargo fue anulado por el colegiado, aplicando ese nuevo reglamente
del fútbol que sólo le aplica al Atleti en los partidos en los que puede hacer
sombra a los dos únicos equipos de este país. Gol mal anulado que, coincidiendo
con la lesión de Amaya, supuso un punto de inflexión en el partido. El Betis,
apoyado por una grada que se encendía por momentos, sin que los televidentes
supiésemos bien el por qué, elevó el nivel de tensión y de faltas con lo que el
dominio del partido cambió de dueño y el fútbol dejó otra vez de ser visible. Y
es una pena, porque creo que el Betis es un equipo que juega muy bien al fútbol y
al que únicamente le falta gol. Pero también es verdad que su situación no está precisamente
como para buscar sutilezas estéticas. Y hablando de sutilezas, antes del
descanso el árbitro, con el reglamento ordinario en la mano, debería haber
expulsado a un tal Paulao, que gracias a
esa constante campaña mundial por convertir a Diego Costa en el anticristo debió
sentirse habilitado para arrancarle la rodilla mediante entrada salvaje.
La segunda parte comenzó
con los mismos protagonistas y las mismas sensaciones pero con el Betis
aumentando todavía más el grado de implicación, intensidad y protestas y con un
Atleti que empezaba a mostrar síntomas de sentirse verdaderamente incómodo en
el campo. Juankar pudo haber cambiado la historia quedándose completamente solo
delante de Courtois pero su remate golpeó en el palo en lugar de caer en la
red. Bendita suerte. El ambiente era tan extremo para los sevillanos que
uno de sus protagonistas más pendencieros, Braian, se pasó de la raya. El
bético cometió un error de principiante al llevarse claramente el balón con la
mano cuando ya tenía una tarjeta amarilla. Segundos después de la expulsión el capitán
colchonero, ese excelente profesional que siempre sabe estar en su sitio,
dentro y fuera del campo, decidió echarse el equipo a la espalda y lanzar un
soberbio zapatazo desde la frontal del área que se coló en la portería de Adán
para poner el 0-1. El partido acababa de morir. Los de Calderón se fueron
disolviendo como un azucarillo mientras los de Simeone se ponían en modo
fútbol-control para cerrar el encuentro. El buen gol de Diego Costa, tras
asistencia magistral de Koke de cabeza, no hizo más que acelerar los
acontecimientos y sellar un pacto de no agresión para los minutos que quedaban.
Seguramente el
lunes tengan que utilizar un lupa de precisión para leerlo en los medios de
comunicación o necesitarán extremar la atención para escucharlo en algún sitio
pero la realidad está siempre por encima de lo que, supuestamente, vende o da
dinero a los que ya tienen dinero. La realidad dice que el Club Atlético de
Madrid es ahora mismo, a falta de pocas jornadas, el líder de la liga española.
Es decir, por muy grande y confortable que sea el agujero del avestruz no deja
de ser eso, un agujero.
2 comments
D. Ennio, los avestruces mediáticos siguen negándonos el pan y la sal. Hoy, el asunto es que tenemos el calendario mas difícil.
Y sin negar la dificultad, estar ahí a estas alturas debería abrir los ojos a quienes niegan la existencia de una alternativa al duopolio. Ese equipo de HOMBRES que con su trabajo están poniendo patas arriba una competición adulterada, tramposa y teledirigida.
Insisto, hoy mas que nunca, en que no se que es lo que pasará al final. Pero este ORGULLO no me lo quitará nadie.
Buenos dias.
Por supuesto al ciento por ciento de acuerdo con usted.
Cada día hago menos caso a la prensa del movimiento. Por eso no la tomo en serio.
Tengo mis propias fuentes del saber. Entre las que se encuentra en un lugar muy destacado Usted.
Un abrazo.
César.
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