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Italianissimo

Juventus 0 - At. Madrid 0

Una vez, cerca de Palermo, estaba viendo por la televisión un programa de fútbol en el que hablaban del éxito de los entrenadores italianos en el continente europeo. Más allá de las razones que esgrimían para demostrar su hipótesis (muy interesantes todas ellas) me llamó mucho la atención que entre el grupo de entrenadores italianos de éxito que citaban en su lista incluían también al Cholo Simeone. Aunque todos los presentes en la tertulia parecieron aceptarlo sin discusión, en un momento dado uno de los analistas aclaró que incluía la figura del argentino básicamente porque lo consideraba un entrenador criado en Italia y de la escuela italiana. En aquel momento me quedé sorprendido de la reflexión pero más tarde me rendí ante la evidencia. Es así. Simeone es futbolísticamente italiano hasta en los andares y hoy, en un escenario italiano a más no poder, ha salido triunfador jugando a su mismo juego.

El partido entre la Juventus y el Atleti que acaba de terminar hace un rato creo que no merece una elaborada crónica futbolística cargada de bonitas metáforas y floridas construcciones literarias. Más que un ejercicio de estilo sería de hecho un traición a lo que ha ocurrido en el césped. Poco fútbol, mucho nervio. El equipo turinés, el equipo de Italia por excelencia, saltó al campo consciente de lo que se jugaba. Una derrota lo echaba de la Champions (siempre que los griegos ganaran el El Pireo como así acabó ocurriendo), un empate lo clasificaba segundo y una victoria por dos goles lo colocaba primero de grupo. Difícil panorama para encarar un partido de fútbol desde el punto de vista especulativo. No lo hizo. Los de Allegri salieron a comerse al rival con un nivel de intensidad, presión y juego acorde con el rugir de una grada espectacular. Una ambiente hostil que pone a prueba el carácter del equipo que está enfrente pero de eso, de carácter, es precisamente de lo que este Atleti del Simeone anda sobrado. Sin mover un pelo, los madrileños plantaron cara como saben. Con rigor, fuerza, intensidad y generosidad táctica. Sin doblar el pulso. Sin soberbia pero sin miedo. Los dos entrenadores se habían estudiado hasta la extenuación y si la defensa “mixta” de Mandzukic a Pirlo hacía retrasarse unos metros al astro transalpino, la rápida circulación de balón de los de Turín hacía que el eficaz balance defensivo madrileño presentase pequeñas grietas. Especialmente por ese lado izquierdo que tanto le cuesta defender al bueno de Siqueira. Pero mientras que el balón fue prácticamente monopolizado por los italianos toda la primera parte, la realidad es que las mejores ocasiones (las únicas, de hecho) llegaron de lado madrileño, especialmente un remate de Koke desde la izquierda que Buffon sacó al poco de empezar el partido, demostrando por enésima vez lo buen portero que es.

La segunda parte siguió por los mismos derroteros. Quizá con algo menos de profundidad por parte de los colchoneros, lo que provocó el que durante el primer cuarto de hora saltasen algo las alarmas. Incluso aparecieron ciertas inseguridades en un Moyá que por otro lado apenas había entrado en el partido. Pero esos minutos sirvieron también para coronar a los que ya estaban siendo los mejores del encuentro, los dos centrales. Muy especialmente a un excelso Giménez que hoy se ha graduado como jugador de élite en el mejor de los escenarios posibles. El partido que se ha marcado el joven uruguayo es de enmarcar. De esos que muy probablemente supongan un antes y un después en su carrera.

Pero mediada la mitad de la segunda parte me han venido a la cabeza las palabras de Michel al acabar su partido del Calderón. El reconvertido madridista dijo que llevaba muchos años en el fútbol y que sabía como acababan estas cosas. Es decir, que pasarían Atleti y Juve. Cualquiera que haya visto el partido (salvo que sea periodista deportivo español, tertuliano español de éxito o tenga dañado el cerebro) habrá comprobado que el fantasma del “Biscotto” que amenazaba con aparecer no lo hizo. Se jugó de poder a poder. Pero es cierto que a falta de un cuarto de hora del final las cosas empezaron a verse de otra manera. Probablemente Michel se refiriera a esto último, no lo sé, pero es cierto que estas cosas sí que pasan en el fútbol normalmente. Los italianos eran conscientes de que los griegos ganaban y que un gol del Atleti les echaba fuera así que minimizaron los errores y dejaron de arriesgar. Los colchoneros sabían que el empate les dejaba primeros así que dejaron hacer a la Juventus. Al fin y al cabo es lo que estaban haciendo ya desde hacía rato, concentrados más en defender que en atacar. Como si de un lenguaje de signos se tratara, los entrenadores decidieron también no hacer ningún cambio, en lo que a mí me parece un mensaje cifrado desde los banquillos: “si tú no vas yo no voy”. Voilà. Empate a cero.


El Atleti pasa por segundo año consecutivo primero de grupo y lo hace en un estadio histórico, el de la Juve, que celebraba a rabiar quedar segundo por detrás de los madrileños. Histórico. Estoy escribiendo estas líneas muy cerca del barrio de Ste. Catherine en Bruselas. Llevo desde ayer rodeado de aficionados al fútbol de toda Europa que no paran de verter elogios sobre el Atlético de Madrid. Siguen haciéndolo. Me transmiten su envidia y me dicen el ejemplo que supone este equipo para el mundo del fútbol. El éxito romántico de un equipo que se impone al dinero y las estrictas reglas del fútbol moderno. Lo dicen ellos, no yo. La imagen del Atleti que se recoge de todas esas opiniones, es también lo que leo en la prensa local, la inglesa, la francesa, la italiana. Pero esa imagen no tiene curiosamente NADA que ver con el equipo que describen los diarios, las televisiones y las emisoras de radio españolas. De hecho, lo que dice todas esa Pléyade de estómagos agradecidos, es todo lo contrario. No hace falta salir de España para verlo pero haciéndolo es todavía más fácil confirmar la auténtica pocilga que supone el mundo del periodismo deportivo patrio. Lo bochornoso, lamentable y repugnante que es tener que aguantar lo que aguantamos los aficionados al Atlético de Madrid teniendo a esa gentuza como referentes de un país. Los dichosos mercenarios de la caspa. Qué asco.  

3 comments

magerit 10 dic 2014, 3:08:00

Amigo Ennio, menos mal que este partido, "no merecía una elaborada crónica futbolística cargada de bonitas metáforas y floridas construcciones literarias", si lo hubiera merecido hasta el mismísimo Don Mariano José de Larra se hubiera echado a temblar.

Magnífica crónica maestro y resaltar dos cosas de la misma:

Gracias a mi pasada actividad laboral, mantengo fluidas relaciones con muchos excolegas tanto europeos como americanos y es un auténtico orgullo la opinión que de nuestro Atleti tienen allende de nuestras fronteras, es un auténtico estandarte frente al "fútbol capitalista".

La segunda es Giménez, ver la calidad que este chaval con apenas 19 años y en una posición tan difícil como la de central, me hace pensar que estamos ante un futuro fenómeno.

En cuanto a la prensa deportiva española, ¿a quien le importa esa bazofia?, y mucho menos con blogs como este.

Un abrazo.

PD. Ennio, hecho de menos las espectaculares historias de los rivales europeos con las que antes nos regalabas, ojala algún día tengas tiempo para que podamos disfrutarlas y que conste que no es una petición, es un simplemente un deseo.

Anónimo 11 dic 2014, 8:57:00

Mi alegría y agradecimiento infinito al Cholo por donde nos ha subido, y también a usted Don Ennio, por deleitarnos después de cada partido con su maravillosa prosa.

Un abrazo. Que siga la fiesta.

Jesus.

superatleti 12 dic 2014, 8:58:00

Aquí en Italia hay mucha admiracion para este Atleti. Y sì, son rodeado yo también de invidia por los exitos de nuestro magnifico equipo. Me parece claro que en la historia de este club hay un AC (Ante Cholo) y un DC.