En la nube
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Los gitanos dicen recelar de los buenos comienzos pero en el cuerpo técnico del Atlético de Madrid (y en esta casa) no estamos muy de acuerdo con la tradición calé. La Champions es una competición traicionera que perdona muy mal los errores. Lo aprendimos muy bien el año pasado, cuando un tropiezo tempranero hizo que tuviésemos que convivir con la zozobra hasta el último partido, allá en el Juventus Stadium. La enseñanza ha quedado marcada en una plantilla, la de Simeone, que llevaba desde que concluyó el partido contra el Barça en el Calderón (y seguramente antes) con esa idea en la cabeza. No fallar. Y no falló. Los colchoneros comienzan la copa de copas con un puñetazo en la mesa. Marcando territorio, dejando claras sus señas de identidad, jugando y ganando. Lo hace además con una personalidad muy consolidada y con la madurez de un equipo que hace mucho tiempo que dejo de ser una broma imprevisible para pasar a ser una máquina robusta y fiable.
He leído y escuchado muchas críticas al planteamiento del Atleti contra el FC Barcelona pero sigo pensando que son frutos de la inmediatez y de esa moderna tendencia por diseccionar con “valentía” lo que “podría ser” justo después de que “ya ha sido”. El planteamiento del equipo en el Ali Sami Yen, para mí, no difiere mucho de lo que ocurrió en el Calderón hace algunos días. La diferencia radica en que ni los jugadores ni los rivales son los mismos. También en que las cosas se entienden diferente cuando el resultado dice que has ganado. Simeone no renunció a su clásico 4-4-2 en Turquía ni a presionar arriba adelantando la defensa, pero introdujo algunas modificaciones muy interesantes. Siqueira (no hizo mal partido en su reaparición) por Filipe (algo tiene el brasileño, no sé si físico o anímico). Saúl por Gabi (bien el canterano en el mediocentro). Jackson por Torres (mal el colombiano que no termina de entrar en la dinámica ni de mostrar lo que puede llegar a hacer cuando supuestamente esté bien). Vietto arriba (prometedor arranque del argentino, muy dinámico, combinativo e imprevisible). Y la más interesante de todas: Griezmann en el interior izquierda. El francés dio un recital. Su posición en el medio campo le da más facilidad para asociarse, para participar en el juego y para encarar. Los laterales avanzados hacen que tenga mucha libertad para moverse por el campo, lo que provoca que puede llegar mucho más suelto a las posiciones de ataque. Metió dos goles, pero pudo haber metido otro. Físicamente está en un grado espectacular y su compromiso táctico/defensivo estuvo al nivel de cualquiera de los jugadores que han ocupado esa posición (o más). Me parece un gran acierto. El cambió de posición deja espacio para la entrada de Vietto y Correa y genera nuevas posibilidades de juego para el equipo. Ilusiona.
Con ese esquema, los primeros 25 minutos del equipo fueron fantásticos. Un rodillo. Jugando en campo contrario, dominando el partido y el balón, triangulando en posiciones de peligro, equilibrado en ambas bandas, robando arriba, manejando bien la transición y marcando goles. El rival parecía inferior de lo que es y su entrenador se desesperaba. Hasta que los rojiblancos no decidieron levantar el pie del acelerador, allá por la media hora y con 0-2 en el marcador, el Galatasaray no existió. Después tampoco demasiado. Los del Cholo se dedicaron a practicar ese desesperante fútbol control que tan bien conocemos de la cantidad de partidos que se resuelven a las primeras de cambio y los turcos arriesgaron todos sus barcos en la búsqueda de un gol que nunca llegó y que ni siquiera estuvo realmente cerca.
Excelente arranque de la competición para unos colchoneros que parecen no tener tiempo para disfrutar de éxitos menores. Las reglas en el nuevo Atleti son muy férreas a ese respecto. Nada de mirar atrás. Nada de mirar muy lejos. Los propios jugadores, en el mismo túnel de vestuarios, ya hablaban de tener la mente puesta en el próximo rival: el Eibar. Decía el himno del centenario aquello de subir y bajar de las nubes. Eran otros tiempos. El Atleti contemporáneo no es muy de cambios bruscos de humor ni, sobre todo, de bajarse frecuentemente de la elite. Por mucho que alguno añore vivir en la balsa de aceite y se rasgue la camisa a las primeras de cambio, la nube, ahora, es de verdad.
@enniosotanaz
3 comments
Que bueno volver a leerle las crónicas, gracias, no le muevo una coma a lo descrito, a mi personalmente no me rompe la balanza un mal partido, ni uno bueno, los objetivos quedan lejanos, mientras, a disfrutar de nuestro Atleti, y de su excelente prosa Don Ennio.
PD. Aunque no pueda postear a tiempo, no dejo de leerle.
Saludos colchoneros.
Jesus.
Muchas gracias Jesús. Un abrazo.
Me ha parecido muy interesante esta publicación sobre la Champions League. Me ha llamado la atención lo que comentas acerca de que la Champions es una competición traicionera que perdona muy mal los errores.
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Muchas gracias,
Saludos,
Almudena
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