Esos son los días
“Y ahora que el día ha pasado, aquí te recuerdo la verdad ahora que la mañana llega otra vez. Deber ser el destino empezando de nuevo con un gran final”Era miércoles y el horario Champions hace que los partidos entre semana comiencen antes de lo normal pero eso no fue excusa para que las inmediaciones del estadio no tuviesen el ambiente y el color de los grandes partidos. Los cánticos espontáneos de tantos colchoneros expectantes que se dirigían a sus asientos provocaba que todos los allí presentes inhalásemos una especie de perfume conocido pero olvidado. Olía a fútbol europeo. El himno de la Champions sonaba atronador pocos minutos después dentro del estadio mientras unos niños asustados por la grandeza del ambiente agitaban una inmensa tela en forma de balón en el centro el campo. Habíamos vuelto. Las caras de mis compañeros de grada mostraban la tensión contenida, las horas de espera, el dolor de tantas y tantas semanas mirando de reojo a la máxima competición europea. Ni los aficionados cafres llegados desde el bonito puerto marsellés podían estropear la noche. Once años después el Calderón volvía a ser un estadio precioso donde se jugaba la copa de Europa. Atrás quedaron esos días de oscuro y espeso ostracismo. Atrás quedaron esos días de penurias y pesadilla. Era inevitable que a los más viejos nos viniese a la cabeza aquel fatídico e inoportuno gol de un tipo portugués llamado Dani que jugaba en el Ajax y que no sacó de la competición en un partido vibrante e injusto. Aquella fue la última noche de Champions en el Calderón hasta el día de hoy en que el Atlético de Madrid salía a pelear tres puntos contra el Olimpic de Marsella.
Las dudas ofrecidas el domingo contra el Sevilla, las lesiones y la incertidumbre que desgraciadamente parece que tiene que acompañar irremisiblemente a nuestro equipo durante las últimas campañas, hacía que la grada estuviese alerta sobre lo que podía pasar en los primeros minutos pero el partido no pudo comenzar mejor. Diez minutos de locura en la que el Atleti pareció una contundente apisonadora para el equipo francés. Tensión, ganas, concentración, fuerza, velocidad y balón. ¿Qué más se puede pedir? A los pocos minutos del inicio un magistral pase de un desconocido Maxi dejaba un difícil balón a ese genio del balompié llamado Sergio Agüero que con un recurso técnico al alcance exclusivamente de los que están tocados por la divinidad consiguió dejar el balón pegado a su bota, el sitio natural del balón cuando está cerca el Kun, para tras un recorte explosivo marca de la casa inaugurar el marcador del coliseo colchonero. La euforia se desató. El grito de la afición fue el grito contenido que tantas y tantas veces habíamos callado. La cosa no podía empezar mejor.
Este que escribe temió en ese momento la reacción del equipo y el poder repetir una película que desgraciadamente ya es conocida para los humanos que seguimos al atleti. El equipo se echa para atrás, empieza a especular, intenta terminar el partido... y lo acaba perdiendo. Pues hoy no ocurrió así (al menos de momento). El equipo bajo el ritmo pero no la intensidad ni la concentración lo que le permitió controlar el partido y seguir llegando al área contraria con facilidad como un remate de Raúl García que a escasos metros de la portería mandó el balón fuera o una vaselina del Kun que desbarató Mandanda, el meta galo.
“Esos son los días que nunca quisieron decir que realmente habíamos sido vencidos”
Los franceses se dedicaron entonces a parar al genial Agüero de la única manera que podía que era a base de patadas, un recurso que todos sabemos no está permitido pero que el único que de verdad debe conocer las reglas, el colegiado, parecía haber olvidado. En medio de los impunes ataques terroristas en forma de patada con que los franceses nos deleitaban apareció una de las tradicionales lagunas de la plantilla colchonera, para todos excepto para nuestra dirección deportiva. Pernia, acelerado y descentrado como de costumbre, volvió a perder su espalda y verse desbordado por enésima vez lo que provocó un buen pase de Bonnart que Niang, mal defendido, cabeceó completamente sólo a la red. No parecía justo el resultado que reflejaba el marcador y de hecho el responsable de mover los números tardo algo más de la cuenta en hacerlo pero la realidad es que estábamos empatados.
El panorama en cuanto a lo que a juego se refiere no cambió demasiado tras el gol galo pero si se empezó a ver cierta precipitación y cierto bloqueo en la distribución del balón. En ese momento llegó una brutal entrada de un energúmeno que responde al nombre de Taiwo sobre el Kun que le debería haber mandado fuera del campo en ese mismo momento pero, por esas cosas que tiene la justicia, le salvo el que los árbitros son igual de malos en todos los sitios. Afortunadamente se hizo justicia de otra forma y una falta en principio inocente acabó colocando el resultado definitivo en el marcador. Botado por Pernía y rematado in extremis por Raúl García el balón acababa de nuevo en la grada para regocijo de los colchoneros. Así, cantando y ganando se llegó al descanso.
“Como te puedes ir en un momento como este...Sabes que el oceano cuando aparece el sol es distinto que el oceano cuando el sol se esconde”
Y la segunda parte lo cambió todo... para no cambiar nada. Ya parecía extraño ver corretear a Maniche mientras nos tomábamos el bocadillo. Un tipo que estaba fuera de la convocatoria por lesión a las cinco de la tarde era convocado una hora después mientras que algunas más tarde calentaba sobre el césped. Raro. Pero más raro fue empezar la segunda parte con diez jugadores porque uno de ellos, el Kun, estaba todavía en el banquillo. Es la primera vez en mi vida que veo algo así. Todos veíamos que el Kun estaba fundido en la primera parte y sospechábamos que no sería de la partida pero claro nosotros no somos entrenadores. Segundos más tarde aparecía Agüero de nuevo en el campo.
Me gustaría saber cual fue la charla del Mejicano en el descanso pero por lo que vimos después me temo que dio resultado. El interesante y entretenido partido hasta entonces se convirtió en le soporífero esperpento en el que con demasiada periodicidad se convierten los partidos del atleti cuando va ganando. Falta de ritmo, pesadez, lentitud, espesura, cortes, pelotazos,... toda esa colección de despropósitos que ya conocemos tan bien. Afortunadamente sin embargo los franceses parecían contagiarse del ambiente y no terminaban de inquietar la defensa atlética, inexpugnable por el centro pero frágil como una malva en los laterales, especialmente el izquierdo.
Entonces Aguirre decidió dar un poco de vida a su colega francés así como una oportunidad a los jugadores del equipo contrario para aguarnos la noche. Una sucesión de cambios imposibles dejan en el campo a un Kun averiado, cuatro mediocentros, Ever Banega en la banda y Maniche en tierra de nadie. Cualquier ingenuo podría pensar que con cuatro centrocampistas, Luis García y Agüero el dominio de la pelota y el juego correspondería a los colchoneros pero nada más lejos de la realidad. El equipo se fue a la frontal de su propia área a achicar balones y cada vez que tenían esa cosa esférica con la que se juega a este deporte la rifaban entre los rivales cuando no se la regalaban directamente al primer señor con escudo del Olimpic en la camiseta que pasase por allí. Supongo que tuvo que ver también en todo esto un alarmante y preocupante estado físico de los jugadores que apareció en el momento más inoportuno. Así llegaron las mejores ocasiones del rival (sin tirar cohetes) lo que nos llevó a un final agónico de esos que tanto molestan a la grada. Pero no ocurrió la tragedia y el atleti pudo respirar tranquilo con seis puntos en el bolsillo. Hoy duerme siendo el primero de su grupo que al fin y al cabo es lo que importa.
“Una vez más, esos son los días que nunca quisieron decir que realmente habíamos sido vencidos”
“These are the days” (Collet)
Jason Collet - Idols of Exile (EMI/2005)
3 comments
Dedico a Fernando Torres la siguiente frase: “Como te puedes ir en un momento como este...Sabes que el oceano cuando aparece el sol es distinto que el oceano cuando el sol se esconde”
Ennio no sabes cómo me emocionó leer los dos primeros párrafos de tu crónica porque yo no estuve allí con vosotros pero al leerlos me pareció haber estado. Un saludo y muchas gracias.
Jose I., no lo había pensado pero se adapta como un guante. Yo no soy de los que aplaudirá a Torres en el Calderón (tampoco pitaré) pero esa es otra historia. Disfrutemos de la Champions de momento.
Billie, muchas gracias. Me alegro de que fuera así. Al ponerme a escribir dudé en cómo enfocarlo pero hice lo que suelo hacer siempre en estos casos que es pensar en lo que me gustaría leer a mí. Parece que ha encajado bien en la web (incluso hay quien no se ha dado cuenta del cambio de autor,…ja, ja, ja) y los comentarios son cariñosos e interesantes así que todos contentos. Mereció la pena trasnochar.
Un abrazo y seguimos adelante.
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