Puede que te hayas marchado
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“Has pasado toda tu vida esperado. Usas tu paciencia para parecer que estás bien. El tiempo avanza mientras te preparas para decirte a ti mismo que seas razonable. Entonces vienen los momentos que no puedes prever. No puedes irte, no puedes soltarte para mantenerte lejos de esos sueños, ignorando los buenos tiempos...”Los Partidos entre el Villarreal y el Atlético de Madrid en los últimos años son, como si estuviesen representando en un campo de fútbol cualquier saga mítica de ciencia ficción, una lucha encarnizada lucha entre el bien y el mal. El blanco contra el negro. La honestidad frente al engaño. El trabajador frente al lazarillo. Es la lucha entre quien apuesta por tener el balón y quien no lo quiere. Quien es valiente y quien no lo es. Quien quiere ser protagonista y quien no quiere serlo. Quien quiere escribir el guión y quien pretende vivir de los borrones del contrario. Es la pelea entre quien se siente campeón y pretende demostrarlo o entre quien se siente inferior, con nada que perder y a partir de ahí cualquier cosa es un éxito. Es la pugna entre quien apuesta por el juego colectivo y el que apuesta por la individualidad esporádica. En definitiva es la lucha entre el fútbol y el anti-fútbol.
Hoy el destino ha sido tremendamente injusto con quien apuesta por el camino recto y tremendamente generoso con el ideólogo de la mentira y la excusa. Sin embargo y en compensación también ha sido justo con Simao, jugador sobresaliente que junto con Forlán. Maniche o Agüero han tenido la mala suerte de caer en uno de los atléticos peor dirigidos de todos los tiempos (y no sólo dentro del campo).
El Atlético de Madrid mediocre y casposo de Javier Aguirre nunca remonta los partidos. Para eso hace falta tener el balón e intentar hacer algo con el, cosa que no parece entrar en los esquemas de tan genial entrenador. Estoy harto de hablar de este hombre pero desgraciadamente su presencia contamina, para mal, todos los poros deportivos de este equipo. Este año siempre que el equipo contrario abre el marcador o perdemos o empatamos. Es fácil comprobarlo. En temporadas anteriores, salvo excepciones puntuales, fue exactamente igual. La revolucionaria táctica de Aguirre consiste en meter gol primero y parapetarte en tu portería hasta que acabe el partido. No hay otra forma de ganar. Lamentable planteamiento para el tercer presupuesto de la liga pero eso es lo que tenemos y eso es lo que a nadie parece importar.
“Ahora es demasiado tarde para ti. Puede que no esperes y las cosas que todavía no he conocido se desvanecen antes de completarse.”
Hoy, como no podía ser de otra forma y a pesar de la situación tan crítica de autoestima que padecemos, hemos asistido de nuevo a tan patética forma de plantear la vida. El equipo ha salido concentrado para variar y en la primera jugada trenzada como colectivo y al primer toque desde hace muchos meses Simao ha recogido el balón en el borde del área para meterlo por la escuadra. A partir de ese momento, minuto 1 de partido, se acabo el volver intentar jugar al fútbol. El equipo a la frontal del área y a esperar mientras se reparten patadas a diestro y siniestro. Eso es lo que hay que hacer estando Aguirre en el banquillo. Daba igual las bandas, los medios, los mediocentros, los delanteros o la creación. Todos a defender como se pueda.
El Villarreal, equipo que apuesta siempre por jugar al fútbol, se dedico a intentar dar con la puerta de entrada en el autobús de matrícula mejicana que había en la portería atlética pero se topaba sistemáticamente con los muchos jugadores de color rojiblanco y sus patadas traicioneras. En un despeje a la estratosfera de los muchos que hacia la zaga colchonera el balón llegó sin querer a las inmediaciones del área del equipo levantino y como un rechace suelto en el área es lo único que necesita Forlán para hacer gol pues lo hizo. 0-2, tremendo resultado para una planteamiento tan ruin y chabacano pero gracias a Dios tenemos los jugadores que tenemos. ¿Cómo sería la cosa jugando al fútbol? Lloro sólo de imaginármelo.
El Villarreal siguió con la misma idea de intentar jugar y el atleti con la misma idea de no hacerlo, de defender en su área y de dar patadas. En una de esas, en el lateral del campo contrario (me cuesta encontrar un sitio más estúpido para hacer una entrada de carnicero), Ever Banega se autoexpulso con una segunda amarilla más que justa. Debe ser muy duro para un jugador como Ever tener que estar todo el partido corriendo detrás el balón sin tocarlo pero eso no lo exculpa de la estupidez que hizo esta noche. Así acabo la primera parte, dos goles a favor, un jugador menos y asistiendo a un monólogo del Villarreal.
“Debería girarme y ver si estás todavía ahí pero por ahora no es seguro. Puede que me estés esperando, puede que te hayas marchado”
Y así empezó también la segunda parte pero el Villarreal había tirado a puerta unas 20 veces para entonces. No soy muy defensor de la labor de Leo Franco, creo que lo he dejado claro en este blog otras veces, pero si tiran 20 veces a puerta las probabilidades de fallar son bastante más altas que si tiran 2. Como no podía ser de otra forma en uno de esos tiros Leo decidió hacer lo que no hace nunca, intentar atajar el balón, y claro se lo metió en su portería. Es lo que tiene intentar hacer lo que no sabes. Empleando las misma lógica si el equipo contrario pasa el 80% del tiempo en la frontal de tu área las probabilidades de que surja un error (o un acierto del contrario) que deje un jugador rival delante del portero son bastante más altas que si tienes tú el balón en el campo contrario. Bien, así llegó el empate a 2. Y el 3-2 y el 4-2. Si, porque el Villarreal, en contra del infecto código deontológico que usa Aguirre, siguió jugando exactamente igual con el marcador en contra que con el marcador a favor. Siguieron siendo protagonistas, teniendo el balón y marcando el ritmo. Da gusto ver algo así comparado con nuestro pseudojuego que siempre depende del rival, del resultado y hasta del Ibex 35.
Para entonces mi desesperación y aburrimiento se había transformado en amarga envidia. La sensación de que no merece la pena animar a este equipo en estas condiciones sólo era disimulada por la vergüenza que supone comprobar el poco respeto que la prensa tiene por mi equipo cuando ni Valdano, ni Kiko cuestionaban un planteamiento tan sumamente cobarde como el nuestro dando por hecho que tenía que ser así y hasta elogiando lo “compacto” de mi equipo en la primera parte.
Pero apareció Simao. Un pequeño fallo, un inteligentísimo slalom y 4-3 en el marcador. Ni siquiera lo celebré porque no había nada que celebrar. Minutos después una falta sacada por el mismo Simao de forma espectacular, olvidándose de tácticas peregrinas y haciendo lo que sabía hacer antes de pasar por las manos del estratega azteca, ponía un empate injusto en el marcador. Tampoco lo celebré porque no había nada que celebrar.
El atleti debería haber ganado este partido poniéndose 0-2 en el marcador en el descanso pero debería haberlo perdido por la forma en la que lo ha planteado, la forma en la que lo ha jugado y sobre todo porque un discurso tan vacío, mediocre e injusto para este club y el deporte del fútbol jamás debería tener éxito. El culpable de ese discurso tiene nombre y apellido. Puede que se haya marchado mientras escribo esto pero no será así. Un empate a cuatro en Villarreal es una hazaña sobrehumana para los dirigentes y gran parte de la afición de este Atlético de Madrid refundado y entre ellos el mismo tipo que hace un rato sacaba pecho en la rueda de prensa diciendo que se "rompía una racha de mierda". El que es cobarde lo es hasta el final.
“Tienes problemas para hacer lo correcto y tratas de decirte a ti mismo que funcionará, como debería. Pero algo “bueno” puede hacer mucho daño. Sabes que no puedes soñar. Perece que estoy estancado”
Maybe You’re gone (S. Lerche)
Sondre Lerche - Two Way Monologue (EMI/2004)
El Atlético de Madrid mediocre y casposo de Javier Aguirre nunca remonta los partidos. Para eso hace falta tener el balón e intentar hacer algo con el, cosa que no parece entrar en los esquemas de tan genial entrenador. Estoy harto de hablar de este hombre pero desgraciadamente su presencia contamina, para mal, todos los poros deportivos de este equipo. Este año siempre que el equipo contrario abre el marcador o perdemos o empatamos. Es fácil comprobarlo. En temporadas anteriores, salvo excepciones puntuales, fue exactamente igual. La revolucionaria táctica de Aguirre consiste en meter gol primero y parapetarte en tu portería hasta que acabe el partido. No hay otra forma de ganar. Lamentable planteamiento para el tercer presupuesto de la liga pero eso es lo que tenemos y eso es lo que a nadie parece importar.
“Ahora es demasiado tarde para ti. Puede que no esperes y las cosas que todavía no he conocido se desvanecen antes de completarse.”
Hoy, como no podía ser de otra forma y a pesar de la situación tan crítica de autoestima que padecemos, hemos asistido de nuevo a tan patética forma de plantear la vida. El equipo ha salido concentrado para variar y en la primera jugada trenzada como colectivo y al primer toque desde hace muchos meses Simao ha recogido el balón en el borde del área para meterlo por la escuadra. A partir de ese momento, minuto 1 de partido, se acabo el volver intentar jugar al fútbol. El equipo a la frontal del área y a esperar mientras se reparten patadas a diestro y siniestro. Eso es lo que hay que hacer estando Aguirre en el banquillo. Daba igual las bandas, los medios, los mediocentros, los delanteros o la creación. Todos a defender como se pueda.
El Villarreal, equipo que apuesta siempre por jugar al fútbol, se dedico a intentar dar con la puerta de entrada en el autobús de matrícula mejicana que había en la portería atlética pero se topaba sistemáticamente con los muchos jugadores de color rojiblanco y sus patadas traicioneras. En un despeje a la estratosfera de los muchos que hacia la zaga colchonera el balón llegó sin querer a las inmediaciones del área del equipo levantino y como un rechace suelto en el área es lo único que necesita Forlán para hacer gol pues lo hizo. 0-2, tremendo resultado para una planteamiento tan ruin y chabacano pero gracias a Dios tenemos los jugadores que tenemos. ¿Cómo sería la cosa jugando al fútbol? Lloro sólo de imaginármelo.
El Villarreal siguió con la misma idea de intentar jugar y el atleti con la misma idea de no hacerlo, de defender en su área y de dar patadas. En una de esas, en el lateral del campo contrario (me cuesta encontrar un sitio más estúpido para hacer una entrada de carnicero), Ever Banega se autoexpulso con una segunda amarilla más que justa. Debe ser muy duro para un jugador como Ever tener que estar todo el partido corriendo detrás el balón sin tocarlo pero eso no lo exculpa de la estupidez que hizo esta noche. Así acabo la primera parte, dos goles a favor, un jugador menos y asistiendo a un monólogo del Villarreal.
“Debería girarme y ver si estás todavía ahí pero por ahora no es seguro. Puede que me estés esperando, puede que te hayas marchado”
Y así empezó también la segunda parte pero el Villarreal había tirado a puerta unas 20 veces para entonces. No soy muy defensor de la labor de Leo Franco, creo que lo he dejado claro en este blog otras veces, pero si tiran 20 veces a puerta las probabilidades de fallar son bastante más altas que si tiran 2. Como no podía ser de otra forma en uno de esos tiros Leo decidió hacer lo que no hace nunca, intentar atajar el balón, y claro se lo metió en su portería. Es lo que tiene intentar hacer lo que no sabes. Empleando las misma lógica si el equipo contrario pasa el 80% del tiempo en la frontal de tu área las probabilidades de que surja un error (o un acierto del contrario) que deje un jugador rival delante del portero son bastante más altas que si tienes tú el balón en el campo contrario. Bien, así llegó el empate a 2. Y el 3-2 y el 4-2. Si, porque el Villarreal, en contra del infecto código deontológico que usa Aguirre, siguió jugando exactamente igual con el marcador en contra que con el marcador a favor. Siguieron siendo protagonistas, teniendo el balón y marcando el ritmo. Da gusto ver algo así comparado con nuestro pseudojuego que siempre depende del rival, del resultado y hasta del Ibex 35.
Para entonces mi desesperación y aburrimiento se había transformado en amarga envidia. La sensación de que no merece la pena animar a este equipo en estas condiciones sólo era disimulada por la vergüenza que supone comprobar el poco respeto que la prensa tiene por mi equipo cuando ni Valdano, ni Kiko cuestionaban un planteamiento tan sumamente cobarde como el nuestro dando por hecho que tenía que ser así y hasta elogiando lo “compacto” de mi equipo en la primera parte.
Pero apareció Simao. Un pequeño fallo, un inteligentísimo slalom y 4-3 en el marcador. Ni siquiera lo celebré porque no había nada que celebrar. Minutos después una falta sacada por el mismo Simao de forma espectacular, olvidándose de tácticas peregrinas y haciendo lo que sabía hacer antes de pasar por las manos del estratega azteca, ponía un empate injusto en el marcador. Tampoco lo celebré porque no había nada que celebrar.
El atleti debería haber ganado este partido poniéndose 0-2 en el marcador en el descanso pero debería haberlo perdido por la forma en la que lo ha planteado, la forma en la que lo ha jugado y sobre todo porque un discurso tan vacío, mediocre e injusto para este club y el deporte del fútbol jamás debería tener éxito. El culpable de ese discurso tiene nombre y apellido. Puede que se haya marchado mientras escribo esto pero no será así. Un empate a cuatro en Villarreal es una hazaña sobrehumana para los dirigentes y gran parte de la afición de este Atlético de Madrid refundado y entre ellos el mismo tipo que hace un rato sacaba pecho en la rueda de prensa diciendo que se "rompía una racha de mierda". El que es cobarde lo es hasta el final.
“Tienes problemas para hacer lo correcto y tratas de decirte a ti mismo que funcionará, como debería. Pero algo “bueno” puede hacer mucho daño. Sabes que no puedes soñar. Perece que estoy estancado”
Maybe You’re gone (S. Lerche)
Sondre Lerche - Two Way Monologue (EMI/2004)
4 comments
Ayer vi el partido en casa de unos amigos, estábamos dos del atletico y otros dos que no. En el cuatro a tres los gritos del gol llegaron por parte de los dos no-atleticos. En el empate sucedio lo mismo, y nos preguntaron si no nos alegrabamos. Mi colega y yo atleticos de toda la vida, abonados desde hace tiempo, nos miramos y no fuimos capaces de decir nada. Esto es lo que ha conseguido este entrenador y esta directiva ¿hasta cuando?
Yo ya no sé qué comentar ni para qué y más entre nosotros que tenemos una idea muy clara.
Me quedo con dos detalles: Encerrarse en el área desde el 0-1 renunciando a cualquier contra (porque el 0-2 es un conjunto de errores del Villarreal, igual que el 3-4). Toda una declaración de intenciones.
Poner a calentar al Kun y decidir que no sale cuándo el Villarreal hace el cuarto. Aguirre dió el partido por perdido cuando quedaban más de 20 minutos y luego se colgó las medallas de la reacción, inaudito, y nadie dice nada al respecto.
Por cierto, Cerezo dice que jugando como lo hizo el Atleti en Villarreal no renunciamos a nada...
¿Nos suicidamos? Un abrazo y hasta pronto.
Anónimo, eso mismo me pasó a mi. Exactamente lo mismo. La diferencia es que a mi ni siquiera me apetece ver los partidos con amigos ni gente querida. No es divertido, me deprimen y me enfada.
Billie, ¿qué te voy a decir? Es como darse cabezazos contra la pared y encima que nadie lo escuche.
Absolutamente de acuerdo contigo y para AGUIRUIN esta reflexión:
A un tonto le puedes abrir todas las puertas, que después, el se olvidará de cerrarlas.
Las puertas que le han abierto suponen una media de casi dos goles por partido pero sus lagunas mentales nos ha hecho encajar demasiados goles para aspirar a algo decente. Lo malo es que gran parte de los 17 goles que hemos marcado son el fruto de acciones individuales, mientras que la mayoría de los tantos encajados son producto de su pésima estrategia defensiva.
Un abrazo y seguiremos hablando del ejército de Pancho Villa
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