Girlfriend in coma
Etiquetas:
afición
Ayer cuando me acosté en la cama horas después del enésimo ridículo que mi equipo había perpetrado en esos campos de Dios, esta vez en tierras portuguesas y en uno de los escenarios donde más duelen como es la Champions League, era completamente incapaz de conciliar el sueño. Pensaba durante esos extraños y tensos minutos que provoca el insomnio sobre lo que estarían haciendo en ese momento los Cerezos, Pitarchs, Giles y demás escoria y me ponía peor imaginándomelos durmiendo plácidamente a pierna suelta. Las horas pasaban, el silencio era atronador, la cama cada vez resultaba ser más incómoda y el calor se hacía insoportable pero de entre el puñado de ideas e imágenes peregrinas que se me pasaban por la cabeza no podía quitarme sobre todo una: la situación tan lamentable en la que se encuentra esto que tanto ha significado para mí y las terribles consecuencias que pueden acontecer a partir de ahora. El Atlético de Madrid no está muerto, vale, pero está en coma.
"Hubo tiempos en que la podría haber asesinado pero ya sabes, odiaría cualquier cosa que le pudiese pasar"
El Atlético de Madrid, nuestra querida e infiel novia, está en coma. Al pertinaz cáncer instalado en el cerebro desde hace años, ese que se está apoderando de todas las glándulas y tejidos sanos del enfermo y contra el que a duras penas podemos combatir con azucarillos y balas de fogueo desde plataformas proscritas, webs amateurs y otras estaciones de la contracultura, a esa imparable enfermedad que está carcomiendo todos y cada uno de los poros vivos que todavía quedan latiendo se le une ahora el estado de parálisis deportiva prácticamente terminal en el que nos encontramos. Con toda una temporada por delante estamos ya prácticamente fuera de la máxima competición europea (con 1 punto y cero goles frente a los presuntos rivales “asumibles”) y a 13 puntos de la cabeza de la liga, un distancia que además tiende a acrecentarse en lugar de a decrecer. Apenas cuarenta días después de iniciar la competición el Atleti ha tirado ya la temporada por la borda a la espera de salvar los muebles de la manera más digna posible, tratando de que el incendio no devore los pocos muebles de valor que todavía nos quedan a bordo. Si a unos números tan rotundos y un futuro tan oscuro se le suma una plantilla que no llega a la decena de jugadores profesionales (¡y sólo 13 fichas del primer equipo a día de hoy!), con 6 centrales y sin laterales, con cuatro tarugos en el centro del campo y ni un solo jugador creativo y con dos delanteros titulares y ni uno sólo de reserva el panorama es simplemente descorazonador. Es como que te dejen en mitad del Everest en pleno invierno sin material para subir ni cuerda para bajar.
"¿Realmente piensas que lo superará?"
El Atlético de Madrid está en coma y además sabemos que cualquier tipo de estupefaciente, droga de diseño, vitamina o parche que ahora pongamos no va a tener más que un breve efecto alucinógeno, relajante o ligeramente balsámico en el mejor de los casos. Echar a Abel parece a estas alturas tan necesario como inútil porque cualquier otro entrenador que venga, aunque esta vez se equivoquen y sea medianamente bueno, se va a encontrar con un plantel deprimido, bajo de forma, falto de espíritu, falto de calidad y absolutamente descompensado. Si el que viene tiene un mínimo de talento, algo difícil de creer viendo quien lo va a fichar, podría recuperar la forma, el espíritu y el ánimo pero el equipo seguirá falto de calidad y seguirá absolutamente descompensado. Podemos echar al error constante que es García Pitarch y yo lo celebraría (celebraría más que lo inhabilitaran de por vida para trabajar en ningún equipo del mundo salvo el Real Madrid o que retransmitiesen en Prime Time un juicio sumarísimo con jurado popular valorando su gestión en este equipo) pero eso no solucionará nada hasta diciembre como mínimo y todos sabemos que el mercado de invierno es como buscar en un colmado chino a las 12 de la noche lo que sólo venden en El Corte Inglés. Incluso aunque se fuese mañana mismo el gran heredero y se llevase de la mano al afamado productor los jugadores que saltarían al campo con los colores del Atleti serían exactamente los mismos.
El Atlético de Madrid está en coma y en ese estado es muy difícil defenderse de los enemigos ávidos de sangre y este equipo tiene muchos dentro y fuera. La labor de desahucio del veterinario-calamidad y soy-más-chulo-que-nadie Cerezo es constante e imparable y su carrera hacía la destrucción total no tiene límites pero me temo que el club no podría volver a resistir otro descenso de categoría. Un golpe así sería definitivo y personalmente me da mucho miedo. No comulgo para nada con esos nobles idealistas que abogan por la refundación del club desde cero. Me encanta su planteamiento pero no me lo creo.
"Novia en coma, lo sé. Sé que es serio…"
Por eso, visto lo visto, me temo que nos conviene asumir nuestra particular serie de televisión como un verdadero y lacrimógeno drama en el que se trata un asunto muy serio que nos compete a todos y donde el protagonista en coma sólo puede ser protegido por su novio, nosotros mismos, los únicos interesados en que siga con vida. Difícil papeleta cuando el novio, nosotros, está también empeñado en suicidarse en una incomprensible guerra civil.
Es en este momento cuando mi mente y mi corazón me dictan cosas distintas y mientas uno me dice que quizás sea el momento de preocuparnos únicamente por la salud diaria del paciente y dejar para mejor ocasión la discusión por el tipo de universidad a la que tiene que ir o si los padres que tienen la custodia son los verdaderos padres y no unos impostores, el otro me pide buscar sangre con vigor y violencia sin preocuparme de lo que se pueda romper por el camino con tal de llegar al corazón del mal y extirparlo de cuajo.
Eso sí, mi novia sigue estando en coma.
Girlfriend in Coma (Marr/Morrisey)
The Smiths-1987
Publicar un comentario