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¡Un abrazo!

A punto de comenzar

Pasaban las diez de la noche y ni la lluvia ni el frío, que habían estado amenazando todo el día, hicieron finalmente acto presencia. Hacía calor, de hecho. En parte por ese otoño que no termina de arrancar en Madrid y en parte por el efecto multitud de una grada que rugía celebrando el gol que acababa de subir al marcador. Después de un partido incierto, plagado de dudas, sin mucho fútbol, en el que el Real Madrid se había puesto por delante muy pronto (y muy fácil), en el que los blancos habían dominado el ritmo sin desgastarse, en el que los colchoneros mostraban sus costuras y que sólo a base de corazón habían conseguido igualar la contienda, el marcador señalaba de repente un suculento empate. Por mi cabeza pasó entonces, como una exhalación, una sucesión de fotogramas de la película del pasado. Los años de derbis humillantes, los planteamientos de Aguirre, los canticos ofensivos de la grada madridista, los árbitros agradecidos de antaño, los Maniches, Richales y Musampas, los años de jugar juntitos y esperanzados. Los años de soñar con una derrota digna contra "los grandes". 

A medida que me sentaba otra vez en mi asiento volvía también a la realidad actual. Con ella reparé en el terrible calendario que la divina providencia nos ha ofrecido este año, los fichajes en rodaje, la lesión de Koke, las dudas de Jackson, de Óliver, de Vietto, la alineación que no termina de cuajar y que con todo ello, en ese momento, a falta de diez minutos para terminar el partido y habiendo prácticamente jugado frente a todos los grandes, estábamos a sólo tres puntos de la cabeza de la liga. Un frío helador recorrió mi espina dorsal cuando vi que, una vez reanudado el juego, el equipo obviaba ese dato tan interesante y se marchaba a tumba abierta a la búsqueda de otro gol. Como si no hubiese mañana. Sin importar el contrataque letal de los blancos. Sin pensar en la verticalidad de Cristiano o de Bale o la precisión de Modric. Sin echar mano de la especulación ni las cuentas de la vieja. El equipo quería ganar porque esa es ahora nuestra religión, por mucho que tanto histérico recién llegado a la fiesta no lo quiera entender. No se consiguió, porque el bendecido Keylor Navas no lo quiso, pero estuvo ahí y en el fondo es un tema menor. Es mucho más importante saber que el carácter no se ha ido. Que quizá tengamos que adaptarlo y refinarlo pero que está ahí. 

Había sido un partido feo. En la primera parte el Madrid se había impuesto a su rival sin muchos aspavientos pero con solvencia. Gracias a una defensa blanda y desajustada que favoreció el inicial gol de Benzema y a la dificultad de Gabi (y con él del equipo) para jugar y hacer jugar rápido. También ayudaron la recurrente incapacidad de Óliver para ser trascendente en el juego y el concurso de un Torres que saca sobresaliente en la teoría pero suspende la práctica. La segunda parte fue distinta. El Atleti acabó siendo mejor por empeño, por empuje y por corazón. Nada más. Ilusionó la entrada de Yannick, no estuvo mal Jackson y volvió a decepcionar Vietto pese a marcar el empate. 

El árbitro pitó el final y mientras camino de la salida comentaba todo esto con los compañeros de grada, seguí otra vez con la misma película de antes. Así, en un trazo rápido, pasé de los tiempos no tan pretéritos hasta el día de hoy. Desde esos días en los que el equipo salía con miedo al Coliseum Alfonso Pérez hasta jugarle de tú a tú al Real Madrid. Desde esos tiempos en los que celebrábamos un sexto puesto que a lo mejor nos daba opciones a jugar la intertoto hasta lo que veía en ese momento a mi lado. Gente refunfuñando y cabreada porque estábamos a tres puntos de Madrid y Barça y se había empatado con el equipo merengue. Me sentí un afortunado pese al hedor a ingratitud.

Así que volví a la grada y miré al césped. Estaba vacío y no creo que nadie pudiera escucharme pero tenía que hacerlo igualmente. Por mí mismo. Grite gracias. Gracias Cholo. 

Los derbis nunca son buenos momentos para sacar lecturas deportivas. Son partidos y circunstancias demasiado especiales como para que puedan ser extrapolables a cualquier otro escenario. Los analistas de cámara y los gurús de chiringuito hablaran a partir de ahora de “juego del Atleti” para referirse exclusivamente a lo que ha hecho el equipo frente a Madrid y Barça. En parte porque son los únicos partidos del Atleti que han visto (y que verán) y en parte porque, como buenos payasos y/o trapecistas que son, tienen que dar espectáculo. Allá ellos. No caigan en la tentación de alimentarse de ese alpiste tóxico cocinado para otros. El Atleti es justo TODO lo que pasa fuera de esos dos partidos. 

Salimos vivos del envite y queda todo por delante. Hay errores básicos, falta mucho por acoplar y mucho por decidir pero seguimos en la batalla. Todo el mundo sabe lo que ocurre cuando no rematas a tu enemigo teniendo la oportunidad y a nosotros no nos han rematado. Me temo que el espectáculo está a punto de comenzar.

@enniosotanaz 

5 comments

Anónimo 5 oct 2015, 21:32:00

Habitualmente soy un fan incondicional de tu visión del asunto, pero tu párrafo final de hoy chirría un poco: no nos han rematado y estamos más lejos en la tabla porque ellos han fallado más de la cuenta.
Recuerda que hemos perdido con Barça y Villarreal y empatado ayer, o sea, que no es para estar muy satisfechos excepto por el partidazo contra el Sevilla y quizás por el empate de ayer por como se produjo...

A la vista de ese "no nos han rematado", se podría pensar que hemos hecho más de sacar un punto de nueve en esos tres partidos que comento.

Un abrazo.

Juan 6 oct 2015, 0:47:00


Me ha encantado tu crónica, Ennio. Mucho.

Comparto idénticas sensaciones. Así que por hoy, no me enrollo.

magerit 6 oct 2015, 3:09:00

Como siempre excelente crónica amigo Ennio, pero hay un punto de ligero desacuerdo y otro en total desacuerdo.

El primero es que son 2 y no 3 los puntos que nos separan de Madrid y Barça y sí, salí refunfuñando y cabreado, porque solo la mala fortuna nos privó de los tres puntos que con nuestro coraje, corazón y fe habíamos merecido y que además nos habría colocado en lo más alto de la tabla.

La segunda es tu afirmación: "Todo el mundo sabe lo que ocurre cuando no rematas a tu enemigo teniendo la oportunidad y a nosotros no nos han rematado", ¿Qué oportunidad tubo el Madrid para rematarnos", que yo recuerde el Madrid tiró dos veces entre los tres palos y una fue gol, más bien diría que fuimos nosotros los que teniendo oportunidades no rematamos al Madrid, con un tiro de Jackson al que Navas respondió con la parada de la jornada y un penalti fallado.

Un abrazo compañeros

Ennio Sotanaz 6 oct 2015, 9:51:00

Anónimo,

A mí no me chirría. No lo hubiese escrito si fuese así. Tampoco estoy de acuerdo con tu interpretación. En ningún momento hablo de mérito por lo que hemos hecho (¿lo hago?). Lo que digo es que los demás han tenido la oportunidad de dejarnos atrás y no lo han hecho. Si el equipo viene del parón de selecciones con medía plantilla cuestionada y a 6 puntos de Madrid y Barça hubiésemos entrado en barrena. Seguro. La situación ahora es de optimismo contenido. De que lo peor ha pasado y que está todo por hacer. En este equipo el factor anímico es muy importante.

Gracias Juan. ;-)

Magerit, hilando un poco con lo que acabo de escribir, ni siquiera hablaba del Madrid sino de nuestro “enemigo”. Como concepto. Madrid, Barça, Villarreal, Valencia, Sevilla, los medios de comunicación, los histéricos de nuevo cuño, los analistas tóxicos… No sé si por mérito nuestro o por demérito de los demás ninguno de ellos ha conseguido lo que intentaban: matar al Atleti. Todavía no. Y eso, creo, es malo para ellos y bueno para los de Simeone, que aprovecha como nadie los impulsos emocionales.

Muchas gracias a los tres por dejar el comentario.

Ricardo 6 oct 2015, 10:33:00

Un par de cosillas, Ennio.

Benítez planta un campo de minas en el centro, donde mete a 3 jugadores para 2 nuestros. Y pese a ello, Tiago hace un partidazo y Gabi, sin lucir tanto, creo que también. Porque el rival acaba perdiendo el centro campo y teniendo que meter a Kovacic a ver si así contrarrestan.

Y Griezmann hizo un trabajo gris, defendiendo más que los interiores Correa y Oliver, con lo que llegó muy poco arriba. Pero una que llega y deja ese taconazo para que marque un pésimo hasta entonces Vietto. Son buenas noticias que el francés aporte cosas incluso cuando no está con la bombilla encendida (como demostró ese penalti tirado con poca gracia).