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¡Un abrazo!

Cuento de Navidad (actualizado)


Era víspera de navidad y el “Señor atleti” hacía sus cuentas en solitario sin importarle lo que pudiesen pensar o decir sus “aficionados”. El “Señor atleti” decía ser dueño de la empresa en la que todos vivían y no se preocupaba más que de exprimirla por dentro mientras intentaba aparentar por fuera que estaba sana. Su proverbial y desconcertante avaricia era sin embargo desconocida para el resto de la ciudad aunque no así para los aficionados que espiritualmente vivían de acudir religiosamente al “Calderón”, que por otro lado el “Señor atleti” también decía poseer. Eran tiempos difíciles para los aficionados donde lo único que podían hacer era aplaudir al impertérrito “Señor atleti” sino querían ser expulsados por “pesados”.

La víspera de Navidad el “Señor atleti” se fue a dormir sin alegría porque entendía que la alegría, el espíritu, la hermandad o la belleza son conceptos retrógrados que a nadie le importan. No son realistas, no se miden, no se venden y por lo tanto no importan. El “Señor atleti” estaba satisfecho con los objetivos “realistas” que se había auto puesto de tal modo que con esos números tan aparentemente gráficos, sin serlo, golpeaba a cualquier estúpido que acudiese a su puerta reclamando algo de diversión, orgullo o incluso dignidad. El “Señor atleti” se acostó pronto porque no tenía nada que celebrar con nadie.

Pero pasadas unas horas el “Señor atleti” se despertó súbitamente y agitado. El corazón de piedra que nada sentía hacía unos minutos parecía salirse ahora de su cuerpo y se quedó paralizado cuando vio justo delante un inmenso ser que lo miraba fijamente con ojos de bondad pero rictus severo. Le resultaba familiar esta cara al “Señor atleti” pero no terminaba de ubicarla. “Soy el espíritu del Atlético de Madrid del pasado y vengo a que des una vuelta conmigo”. Sin tiempo para reflexionar sobre lo que estaba pasando el “Señor atleti” se vio en la antigua Ronda de Vallecas, justo al borde del retiro, donde unos estudiantes de ingeniería vascos enfundados en sus casacas blanquiazules y sobre un campo ligeramente inclinado, disfrutaban de ese deporte que habían inventado los bárbaros de la pérfida Albión. Sus primos de Bilbao les habían dado la idea y allí estaban los fundadores del Athletic de Madrid jugando su primer partido. El “Señor atleti” dibujo entonces una desconocida sonrisa en su rostro.

Tras un breve parpadeo, el “Señor atleti” pudo ver el traslado del equipo al estadio Metropolitano y tras muchos partidos apasionados y de buen juego que pasaban a toda velocidad por delante de su mirada al final se detuvo en lo que parecía ser la calle de Bravo Murillo viendo corretear a un chaval de 14 años con gorra que gritaba a todo pulmón: “goleada, goleada”… El “Señor atleti” esbozo otra ligera sonrisa al recordar la hoja que resumía los resultados de la jornada cuando no existía radio ni televisión pero la sonrisa se tornó asombro cuando vio en la hoja que el Atlético había ganado la liga. Sin tener tiempo para unirse a las huestes que venían celebrando por la avenida de Reina Victoria el “Señor atleti” dio otro salto en el tiempo para ver como el club conseguía en propiedad con el dinero de su patrimonio el estadio Metropolitano en unos excelentes años de títulos y gestiones por parte de la presidencia colchonera, una presidencia amateur y entregada que entonces no vivía de ello.

Todo seguía avanzando muy rápido ante los ojos del “Señor atleti” pero le dio tiempo a ver y recordar la junta que decidió construir el estadio del Manzanares con el dinero de los socios colchoneros, la Recopa ganada, las ligas, las copas, la maldita final de la copa de Europa, la Copa Intercontinental, la sección de balonmano, el madrileño en segunda división, la sección de voleibol…. El “Señor atleti” vio también como hablaban los entrenadores y equipos rivales de los “colchoneros”, lo que se pensaba en Europa de ese equipo o el orgullo y la exigencia de una afición radical y exigente en lo sagrado pero generosa y entregada con la esencia del club. Al final, la mirada del “Señor Atleti” se posó en un pequeño hogar madrileño donde observó como un abuelo orgulloso de su atleti contaba a su nieto las hazañas de aquello en lo que creía y con lo que se sentía identificado. El “Señor atleti” volvió al calor de su alcoba sin todavía poder borrar la sonrisa de su cara.

Pero no le duró mucho el sueño ni la sonrisa al “Señor atleti” porque pocas horas después una luz cegadora entró por la ventana de su habitación alumbrando el rostro de un tipo delgado de traje roído y pelo lacio que llevaba un decadente collar de pedrería colgado en su cuello descamisado. “¿quién eres y qué haces aquí? pregunta asustado el “Señor atleti”. “Soy el espíritu del Atlético de Madrid del presente y vengo a que te des una vuelta conmigo”. Sin tiempo de reaccionar el “Señor atleti” va pasando por todas las redacciones deportivas del presente y escuchando los continuos chistes que de su equipo se hacen allí. Como ráfagas aparecen ante sus ojos diferentes escenas que aunque no le son del todo ajenas ahora tienen un significado diferente… ve como unos jóvenes ataviados con la camiseta del Liverpool y la bufanda del atlético de Madrid celebran en Neptuno la consecución de la cuarta plaza de una liga para olvidar, ve como el equipo cae eliminado en la UEFA haciendo el ridículo y jugando al patadón frente a un equipo que sólo sabe jugar al patadón. Ve la cara de los aficionados colchoneros cuando salen del estadio (en Madrid y en Barcelona) después de ver como les han metido seis goles, caras que contrastan con la forma insultante con la que el entrenador explica después el “traspiés”. Ve como los aficionados en el Calderón se van sistemáticamente del estadio sin que los jugadores agradezcan sus constantes ánimos, ve como las ruedas de prensa de nuestro entrenador se parecen sospechosamente a las ruedas de prensa de los equipos que pelean por el descenso y ve como la gente en el estadio se aburre hasta la extenuación. Nota cierta vergüenza también al ver como su equipo sale normalmente acobardado a los campos y como de hecho es incapaz de ganar a ninguno de los llamados equipos grandes con los que hace unos años jugaba de tú a tú. Ve como en los mercadillos europeos aparecen camisetas del Madrid y del Barça pero también del Sevilla, Villarreal o Valencia mientras es incapaz de ver una sola con los colores rojiblancos y el escudo del atleti. También ve como se firma un bochornoso acuerdo con el ayuntamiento para abandonar su estadio a cambio simplemente de jugar en otro estadio supuestamente mejor que está por hacer, que está fuera de Madrid y cuya forma final está además condicionada a la concesión o no de organizar unos juegos olímpicos a la ciudad.

La escena se para en un humilde hogar del barrio de la Arganzuela donde se ve a un gentil anciano dormido frente al televisor en el que están echando un soporífero partido de liga del Atlético de Madrid. El “Señor atleti” reconoce la cara del anciano como la del crio al que antes su abuelo le estaba contando las hazañas de su atleti. La siguiente generación sin embargo, los hijos y nietos del dormido anciano, están ahora en otra habitación, ignorantes y ajenos a lo que ocurre en la pantalla. El “Señor atleti” observa con algo de lástima la camiseta del Real Madrid que lleva puesta uno de los nietos del anciano y no puede evitar soltar una lagrimita antes de volver a su habitación.

Casi sin tiempo de volverse a dormir y sabiendo lo que falta, el “Señor atleti” espera sentado al “espíritu del Atlético de Madrid del futuro”. Se trata de un tipo bajito y arrugado de lustre opaco y voz altiplana. Sin apenas dirigirse la palabra ambos recorren sin demasiada pasión el panorama gris y taciturno que depara el recorrido. Los periódicos deportivos ya no citan nunca al equipo en la portada y solamente en las remotas páginas interiores, entre fotos de chicas desnudas y los últimos cotilleos del “corazón deportivo” se puede encontrar algo relacionado con el equipo. La institución parece cumplir puntualmente y con solvencia el objetivo marcado por la directiva de permanecer en primera división, hazaña que celebran eufóricos en Neptuno los pocos aficionados al atlético de Madrid que quedan, casi todos ellos venerables ancianos simpáticos y generosos que siguen soñando con volver algún día a jugar la Intertoto. Existe también un “nutrido” grupo de siete personas, inadaptados sociales de edades centenarias también, que no se soportan entre sí pero que abogan por separado por un atleti distinto. La plantilla del equipo está compuesta por 22 jugadores extranjeros lo que no es ninguna sorpresa teniendo en cuenta que las categorías inferiores han desaparecido hace años por no ser “rentables”. El equipo juega desde hace 15 años en unas instalaciones supletorias colocadas en la salida 20 de la M-70 mientras espera con ansiedad que se culminen de una vez por todas las obras de lo que antiguamente se llamaba “La peineta” y que quedaron congeladas hace tiempo debido a una terrible crisis poco después de que el ayuntamiento decidiera unilateralmente derribar el Vicente Calderón. El antiguo emplazamiento del mítico estadio es ahora un bonito y ecológico centro comercial dedicado al fútbol donde se encuentra la tienda del Real Madrid más grande de Europa. Por razones comerciales el equipo ya no juega de rojiblanco sino con unos simpáticos rombos de color pastel que imitan el logotipo del patrocinador del equipo. El juego que despliega en el terreno de juego es el clásico “pelotazo con cerrojazo” que han adoptado como propio y que llevan practicando con destreza desde tiempos inmemoriales. De hecho asistir a un encuentro del atleti es toda una epifanía a la tristeza y una ambiciosa elegía a la mediocridad con la que su escasa y menguante afición se siente identificada y contenta hasta el punto de que la mayor fuente de ingresos del club proviene de una línea de merchandising para frikis que se lanzó con el lema “somos el pupas”.

La imagen se para en la celebración de una boda donde podemos ver un corro en el que está el nieto que llevaba la camiseta del Real Madrid, ya mayor, con la cara completamente colorada de vergüenza mientras sus colegas se ríen a carcajada limpia. El motivo parece ser que uno de ellos se ha enterado de que su abuelo era abonado del atleti. El “Señor atleti” no necesita más y pide entre sollozos que acabe aquello pero todavía le queda asistir entre lágrimas verdaderas al día en que la licencia deportiva del club es retirada por reiterados impagos, la huida a las islas Caimán de los dirigentes, la declaración en quiebra de la entidad y la desaparición tácita de lo que en tiempos fue un grandioso club. El “Señor Atleti” asiste a su propia muerte. Sólo 7 ancianos acuden al entierro juntándose en el mismo sitio y a la misma hora por primera vez en su vida.

El “Señor atleti” se despierta el día de Navidad preguntándose si todo ha sido un sueño pero comprobando aliviado que todavía no ha ocurrido lo que ha visto pero dándose cuenta también de que empieza el año 2010, el equipo está cercano a las posiciones de descenso, fuera de la Champions, en situación de quiebra, el estadio sigue en pie peo con los días contados conformando todo ello un panorama suficientemente triste y desolador…

¿Pero quién es el “Señor Atleti”?

Lontananza se ve a un reducido pero apasionado grupo de seguidores que a pesar del hastío están dispuestos a cualquier cosa por su atleti y que a pesar de tirarse los trastos a la cabeza por determinar el color del problema o de vivir todos ellos cada vez más lejos unos de otros coinciden en abrir las ventanas todos a la vez para tomar un profundo soplo de aire fresco de vez en cuando y encarar con espíritu renovado el futuro cuando el futuro cierra cada vez más fuerte sus puertas. “Al futuro sin olvidar el pasado”, se dicen para sí mismos… ¿o quizás está diciendo todo lo contrario? No lo sé están demasiado lejos unos de otros como para darse cuenta que ellos deberían ser el “Señor Atleti”.

22 señores en calzoncillos



Tenerife 1 - At. Madrid 1

Hay gente que ve pegotes de pintura sobre un lienzo blanco donde otros ven el más sublime de las artes. Hay gente que escucha ruidos inconexos donde otros escuchan música capaz de hacerles llorar. A pesar de que todos sabemos y es fácil de ver que el fútbol puede ser algo maravilloso, elegante y divertido la gente que quiere desprestigiar el fútbol con escaso talento y menor inteligencia recurren a aquello de que no es más que 22 señores en calzoncillos dándole patadas a un balón pero me temo que el partido de hoy en Tenerife les da la razón. Cualquier parecido de estos 90 minutos de estulticia colectiva con el fútbol en cualquiera de sus vertientes es mera coincidencia. El mejor análisis que se puede hacer del triste empate en las islas canarias es ese: 22 jugadores en calzoncillos dándole patadas a un balón.

Y no hay más. Analizar el esperpento que es este el Atlético de Madrid es tan aburrido como estéril. Tan humillante como desolador. Los dos únicos partidos ganados en la historia reciente del Atlético han sido cuando media plantilla estaba lesionada y el ideólogo de Quique estuvo forzado a jugar con un medio centro y dos delanteros (¡¡horror!!). A partir de ahí los sucesivos inventos del fútbol y de la profesión por parte del entrenador/periodista que se sienta hoy en el banquillo, ese apuesto muchacho que tan bien maneja la prensa y tan mal maneja al equipo, para lo único que han servido es para llevarnos a ese espeso y oscuro país de la desidia, la amenaza de descenso y la desfachatez que ya conocíamos. Llamar juego a lo que hace el Atleti es insultar a la palabra juego. Si juegas a defender debilitando lo único que tienes decente (o que tenías) que es la capacidad de hacer gol y a los cinco minutos ya ten han clavado un gol en contra en el enésimo error colectivo de la defensa es que eres malo, eres incoherente o eres gilipollas (elijan ustedes). Hoy Quique, supongo que debido al buen resultado que dio contra el Villarreal, ha vuelto a poner a Forlán de palomero, a Jurado en el ciberespacio y a los tarugos a manejar el equipo y así nos ha ido. Un miserable empate frente a un equipo más bien flojo que además debió ser derrota.

El partido se resume en cuatro fotografías:

1) Minuto dos y medio, balón al área desde una falta vertical para que Alfaro remate con el pie completamente sólo, ponga el balón a un metro de la portería y Nino remate a gol también completamente sólo con un compañero de su equipo palmeándole la espalda también completamente sólo. Recuerden que esos muchachitos que visten de rojiblanco no tienen otra cosas que hacer en la vida más que preparar este partido. Si lo piensan es todavía más doloroso.

2) La única vez que el Atleti llega con cierta velocidad al área contraria (llegar al área contraria con velocidad jugando con Cléber Santana ya debería puntuar) lo hace con una pared (no sé si con Forlán o con un jugador del Tenerife pero me inclino más por la segunda posibilidad) que deja a Jurado dentro del área con el balón para que éste cierre los ojos y tira a empotrar. Gol del Atleti (aunque podía haberse ido a la Gomera).

3) El enésimo intento del Tenerife por acercarse a la portería contraria con más ganas que talento hace que el pobre de Dominguez (lo van a matar en el lateral) de con la mano al balón dentro del área haciendo penalty. Paradón de Asejo que con su acción evita la derrota. Un Asenjo que ha parado unas cuantas en el día de hoy pero un Asenjo que la estupidez congénita del anormal de Pitarch al dejarlo en la posición que lo ha dejado se va a cargar.

4) Un pésimo, lento y bajo de forma Forlán encara la portería una y otra vez y una y otra vez el siguiente jugador más cercano (Jurado casi siempre) está 20 metros por detrás con lo que la jugada tiene que ser eso de “uno contra todos”. Gracias Quique por ese sistema tan valiente que tanto bien nos hace. Este taruguismo que inmuniza a los interiores, aisla al delantero, anula al mediapunta y retrata a nuestros mediocentros.

5) Sinama, uno de los fichajes más estúpidos de una década plagada de fichajes estúpidos, se equivoca por primera vez en la temporada y es capaz de bajar un balón con dignidad y dejárselo franco para quedarse delante del portero. Corría el minuto 90 y el francés tenía la oportunidad de tirar a puerta (lo más lógico) o dar el pase de la muerte a Forlán (lo más fácil) pero el penoso jugador francés decide en ese momento representar una perfecta alegoría del Club Atlético de Madrid con lo que ni tira a puerta ni se la pasa a Forlán, sino que en un cutre-chut portentoso el balón acaba en el único de allí que no se los esperaba, un defensa tinerfeño.

La amenaza de segunda es evidente. Lo es por actitud, lo es por juego, lo es por plantilla, lo es por dirección técnica y deportiva, lo es por compromiso, lo es por el ambiente y lo que es peor, lo es porque estamos a dos puntos de ello.

Desde su madriguera


At. Madrid 1 - Villarreal 2


El Atlético de Madrid dirime un partido de carácter terminal contra si mismo, esa es la única y verdadera realidad. Una cruenta batalla entre lo mucho o poco que una vez fue y su cuestionada necesidad de seguir existiendo. Una batalla desigual en la que uno de los bandos hace tiempo que ha prescindido de sus principales baluartes contra unos advenedizos que no tienen mucho que perder en la contienda. Una batalla que el Atlético de Madrid pierde día tras día. lo que ocurre hoy por hoy en el campo de juego es en la práctica mayoría de los casos irrelevante pero esa miserable irrelevancia se disfraza cada noche desde hace varios años de un esperpéntico y sonrojante traje que destroza el corazoncito de los pobres desgraciados que seguimos soñando con volver alguna vez a aquello que hoy no existe.

El Atleti ha vuelto a dar esta noche otra lección de desidia, mal juego, mala planificación, falta de carácter, falta de personalidad, falta de calidad, falta de compromiso y hasta falta de vergüenza torera. El partido empezó, como viene siendo habitual en los últimos lustros, con un equipo (el visitante) metido en el partido y centrado en ganarlo y otro equipo (el de casa) mirando al cielo, con hastío, indolencia y falta de concentración. Durante la primera media hora de partido un saneado Villarreal nos ha dado una lección de fútbol casi sin despeinarse. Un Villarreal que aun manteniendo ese buen gusto por el fútbol que una buena planificación provoca y con una plantilla equilibrada, bien plantada y bien entrenada probablemente ha sido la peor versión de Villarreal que hemos visto en los últimos años pero que ha sido suficiente para tener el balón, el dominio del partido, el juego, la tensión, las ocasiones, las faltas recibidas y las riendas de todo durante todo el partido. Solamente el buen hacer de Asenjo bajo los palos que detuvo varias acciones de Fuster y hasta un tiro de Capdevila hizo que el marcador del Atleti siguiese con el cero.

Al equipo de castellón le bastó estar en su sitio y presionar la salida del balón colchonero para desmantelar lo que quiera que Quique hubiese preparado para este partido y que nunca sabremos. Su apuesta por un extraño esquema con Maxi y Agüero por delante de Asunçao se perdió entre la abrumadora superioridad de los de amarillo y no valió más que para que el juego rojiblanco se basase en una serie continua de pelotazos a las nubes que recuerda tiempos pasados. Pero a partir de la media hora el Villarreal se desinfló, perdió intensidad y bajo el tono físico y dejó que un Atleti, que para entonces jugaba descaradamente como un equipo pequeñísimo acumulando efectivos en su área para correr contrataques de 100m, saliese de vez en cuando hacia la portería contraria en lugar de cada uno hacia un sitio como venían haciendo hasta ese momento. Así llegó el injusto gol colchonero tras un magistral pase de Reyes entre líneas que Simao empotraba en la red y así también acababa la primera parte (no sin antes ver como Maxi se tropezaba cuando estaba sólo frente al portero).

La segunda parte de la contienda fue un calco de la primera pero con otras consecuencias más justas. Para empezar la pájara inicial de siempre se pagó como se tienen que pagar estas cosas, es decir con un gol en contra. Un pase lateral desde la izquierda en la que el balón alcanza la estratosfera cae en el área ante la pasividad de Asenjo (cada día peor en las salidas) y de un Juanito que debió pensar que era mejor no molestar a Fuster en su salto. La igualada en el marcador ponía justicia a la gélida noche.

Los dos equipos siguieron igual, el atleti haciendo el ridículo cada vez con más estruendo y el Villarreal tratando de utilizar el balón en beneficio del juego pero sin demasiada brillantez tampoco. Las ocasiones se venían sucediendo por parte del Villarreal aunque para ser justos con mucha menos mordiente y peligro que en la primera parte mientras que el Atleti seguía empeñado en engrandecer la leyenda de desechos como Varela, Perea, Juanito, Jurado, Sinama, Maxi,...

Los cambios no aportaron nada nuevo al campo, especialmente la estupidez que supone darle la oportunidad de saltar al campo a ese chico llamado Sinama, más que perder en la batalla por una aparatosa caída al Reyes reformado que junto con Asunçao fue el mejor de los colchoneros (aunque tampoco es decir mucho).

Pero pasó lo que tenía que pasar y apelando a ese carácter y concentración que ha hecho famosos a los actuales jugadores del Atleti un pase de Escudero desde la izquierda el minuto 90 es rematado por llorente con alguna parte del cuerpo marcando un gol que valía los tres puntos.

En el primer partido de liga dije que este año había que pensar en no descender y hoy sigo pensando lo mismo. Las historias de princesas que cuenta Quique al respecto de sus cuentas para alcanzar la zona noble de la tabla están muy bien pero son increíbles. Me temo que esta vez nos toca mirar para atrás primero para ver los que vienen en la clasificación y después para descubrir al bueno de Miguel Angel Gil Marín como se descojona desde su madriguera.

Renuncio al premio



At. Madrid 0 - Oporto 2

Hace unos años, en una competición inglesa que no recuerdo, un jugador del Arsenal marcó un gol aprovechándose de que un contrario estaba en el suelo lesionado, sirviendo aquel gol para ganar el partido. El entrador del Arsenal dijo en rueda de prensa recién terminado el partido que renunciaba a aquella victoria y que le parecía indigno ganar un partido de esa manera. El Atlético de Madrid se ha clasificado esta noche para jugar ese sucedáneo de competición continental llamada “liga europea” pero yo como aficionado colchonero renuncio a ese premio que considero inmerecido y que debería ser para el Apoel de Nicosia, un equipo mucho más digno y competitivo que el nuestro, sobre todo por ser un premio al que hemos accedido de forma vergonzosa, lastimosa, paupérrima y humillante. Puede que esa cuadrilla de malos profesionales a los que se denomina comúnmente como jugadores, o sus entrenadores, o los sicarios que actúan en la dirección deportiva o los mafiosos que ostentan el poder estén acostumbrados a hacer el ridículo más espantoso a tenor de las caras, actitudes y declaraciones de este puñado de indeseables pero yo no me acostumbro y jamás me acostumbraré. Volver del Calderón en una noche gélida viendo lo que hoy he tenido que ver es verdaderamente doloroso y espero que todos estos culpables de hacerme sentir así puedan algún día sentir lo mismo en sus carnes por algo que verdaderamente quieran y que evidentemente en ningún caso puede ser el Atleti.

Esta noche se enfrentaban dos equipos con aspiraciones bien distintas: el Oporto, clasificado matemáticamente como segundo para la siguiente ronda de Champions, pasase lo que pasase, y el Atlético de Madrid que el único resultado que le valía para depender de si mismo era la victoria. En el minuto cuatro ya íbamos perdiendo 0-1 gracias al tradicional comienzo errático de los partidos en los que nos jugamos algo. El Atlético, un equipo muy deficiente salió con suficiencia y así le fue. Un balón colgado desde la izquierda acaba en un remate limpio, tan limpio como que estaba sólo, de Bruno Alves que inauguraba el marcador. Ese es el espíritu del Atleti. Diez minutos después un remate desde lejos del Oporto es rechazado al centro del área por Asenjo para que Falcao pelee con la defensa atlética en concentración y velocidad y por supuesto gane. Primer cuarto de hora y 0-2 en el marcador. A la mierda. Entre medias, eso si, pudimos ver la enésima estupidez del enésimo entrenador de pacotilla que se sienta en nuestro banquillo y que intenta volver a inventar el fútbol. En un alarde de entrador Quique decidió no sólo prescindir del esquema de equipo que las dos últimas jornadas había conseguido que el Atleti pareciese algo diferente a una verbena de tahúres y bailarinas sino que para hacerlo a lo grande quita del campo a los dos jugadores junto con Agüero más en forma de la plantilla: Jurado y Reyes. Resultado: exactamente el mismo esperpento de pseudo-equipo que hemos visto desde que comenzó la temporada 09/10. Un engendro plano, tosco, aspero, espeso, aburrido, desagradable, incapaz de atacar, incapaz de defender, alérgico al balón, alérgico a protestar, alérgico al carácter, sin personalidad, sin entrega, sin alma, sin calidad y sin futuro. Un desastre continuo que dio tantas facilidades como vergüenza que parecía tan acobardado como indiferente. Un desastre mayúsculo en el que todos se escondían pero aun así el balón les encontraba para dejarlos en evidencia.

El absoluto error que es este atleti lo representa a la perfección el partido que se ha marcado un tipo afortunado y que debe estar agradecido al Dios de la religión Pitarchiana como Cléber Santana. Un jugador que jamás debería haber llegado al fútbol profesional y mucho menos a Europa al no tener nivel suficiente para las principales ligas europeas y que por no tener no tiene nada de nada y lo único que da es pena. En circunstancias extremas como las que atraviesa el Atleti actual el tema de esquemas o planteamientos tácticos debería estar superado por la cruel contundencia de la realidad y la realidad es la plantilla que tenemos. Asumiendo que es prácticamente imposible alinear once jugadores que den la talla de primera división deberíamos empezar por alinear lo menos malo que tengamos y después, sólo después, intentar colocarlos como buenamente se pueda dentro del campo. Situar en el puñetero doble pivote a dos tarugos como Asunçao y Cléber (Asunçao y Raúl García o Camacho y Cléber o la combinación que prefieran) es renunciar al fútbol, al deporte, a la salud mental, a parecer serio, a intentar ser un equipo de fútbol y por tanto renunciar a ganar el partido por méritos propios. Está muy bien eso de justificar un suicidio de tal calibre aduciendo razones de apuntalamiento de la defensa y la contención pero es que hasta eso es mentira. Siempre lo ha sido. El Atleti da pena en cualquier de sus facetas pero especialmente en defensa (defensa de todo el equipo no sólo de la defensa) y especialmente con el puñetero doble pivote con el que siempre acaba pareciendo un ente mucho peor de lo que ya en realidad es.

Describir la pesadilla que ha ocurrido después de ese 0-2 es tan doloroso y aburrido que prefiero dejárselo a los profesionales que comen gracias a ello. Yo mañana me levantaré a las 6:30 para ganarme el pan en otro sitio y a lo mejor por eso a mi no me duele en prenda decir lo que veo. Es una pena que el periodismo ya no lo hagan los periodistas pero yo no tengo la culpa. Lean es los tabloides oficiales el tercer gol tras el enésimo error garrafal de Perea, los tres o cuatro más que nos podían haber caído y las tonterias que rodearan esas noticias.

Tampoco es que exista mucho más que describir salvo que algún masoca tenga un cierto y oscuro interés en recrearse en la colección de fallos, falta de coraje, falta de entrega, falta de calidad y falta de prácticamente todo lo que puede faltar que tiene nuestra plantilla. Por avatares de la vida hoy me he sentado al lado de dos rusos que estaban por Madrid y han venido a ver el partido. En el minuto 20 me preguntaban sorprendidos si no existía algún jugador que fuese capaz de tirar del equipo en el campo. “Parece que no les duele” me decían en un perfecto inglés. Ni yo mismo lo hubiese dicho mejor.

Pero las declaraciones de mañana ya las conocen: hay que seguir luchando, lo único que podemos hacer es trabajar, confío en mi plantilla o incluso eso de estamos vivos en las tres competiciones, sin matizar que competiciones son ni que significa estar vivo. Es todo tan patético que no quedan ganas ni de protestar. Los Beatles decidieron retirarse cuando estaban en lo más alto y nosotros deberíamos haber hecho lo mismo. Nos hubiésemos ahorrado muchas pesadillas.

Blanco y en botella

Cuando todavía no ha llegado la navidad y te ves con la amenaza del descenso, eliminado de la máxima competición europea, con un equipo desequilibrado, moralmente destrozado, un nuevo entrenador que no sabe que equipo sacar,... en fin, el desastre que es el Atleti 09/10, es difícil saber lo que esperar de un partido donde juegas contra el último clasificado a domicilio. El desánimo se ha hecho ya un compañero de cama y la falta de ilusión es tan patente que hace daño.

Aun así, no sé que tendrá esto del Atlético de Madrid que todavía sigue dando coletazos dentro del corazón y hace que un colchonero de la vieja guardia como yo recorra media Sierra de Gredos para encontrar un bar en el que ver a su equipo de alma. Hoy, para variar, mereció la pena.

Porque el Atleti ha hecho probablemente el mejor partido desde que comenzó la temporada y a aunque los agoreros saldrán diciendo que fue contra un Xerez que va en última posición y que dio muchas facilidades la realidad es que el Atleti no ha necesitado normalmente tener que jugar contra el último para dejar de hacer el ridículo ni creo que el Xerez diera facilidades distintas que otros equipos a los que nos hemos enfrentado recientemente.

Quique repitió el “arriesgado” esquema de jugar con un sólo mediocentro trotón y colocar a Jurado en la zona noble de la creación, es decir el mismo equipo que destrozó al Español con la salvedad de la frivolidad de ver al cuasi desahuciado Varela en la alineación, y con ello ganamos el segundo partido consecutivo dejando la puerta a cero. Blanco y en botella.

La primera media hora de juego fue probablemente la mejor media hora de la temporada. El equipo salió con una intensidad impropia de los últimos tiempos, cerrando los huecos, queriendo el balón por lo civil o lo criminal y con una verticalidad y dinamismo que debería ser la cuna en la que se mecen jugadores como Agüero, Simao, Reyes, Forlán o Jurado pero que no habíamos visto hasta ahora. A los quince minutos ya deberíamos haber ido con 0-2 en el marcador gracias primero a una gran Jugada del Kun que incomprensiblemente dio un penoso pase de la muerte a Forlán cuando los dos estaban solos delante de la portería. Pocos minutos después se repetía la historia y el escenario con los mismos protagonistas y la misma posición pero esta vez el Kun decidía tirar a puerta sin demasiado tino para regocijo del portero rival. El Atleti estaba incisivo, fuerte físicamente, concentrado y metido en un
partido que dominaba. El Xerez sólo podía frenar el empuje de los madrileños a base de patadas y rezos al santo patrón porque el primer gol parecía inminente. Podía haber llegado con una gran jugada por la izquierda con pase magistral de Simao al Kun que colgando al segundo palo el balón lo remató Reyes con habilidad impropia de lo que este chico a hecho con esa camiseta pero el portero volvió a lucirse para desbaratar la gran jugada. Era muy injusto que a esas alturas de partido, rondaba la media hora, el equipo colchonero o hubiese resuelto ya el partido pero afortunadamente el primer gol ya no se hizo esperar. Un soberbio pase de Reyes a la adelantada defensa
jerezana dejó al uruguayo Forlán con muchos metros por delante y de cara a la portería rival. El charrua se cruzó por delante del defensa, encaró al portero y puso con la zurda el balón en las mallas. 0-1. Uno de los grandes aciertos de Quique, sin duda, es el rendimiento que está sacando de un jugador caradura y desahuciado como Reyes. Generoso en lo físico, atento en lo táctico y coherente con su natural técnica el sevillano ha hecho una gran primera parte no sólo de compromiso con el equipo sino de jugar al fútbol que es para lo que le pagan.

La primera parte acababa con un equipo que bajaba ligeramente la violenta intensidad que había mostrado pero sin renunciar al balón ni al partido. El Xerez quiso estirarse algo a base de coraje y velocidad pero hoy lo tenían difícil.

La segunda parte fue algo más espesa pero siguió teniendo un buen tono general. El Xerez, un equipo bien colocado, bien entrenado, valiente al situar la defensa muy arriba y generoso el en esfuerzo pero muy
falto de calidad y de gol, se fue hacía arriba con más corazón que cabeza pero sólo un centro chut envenenado que se colaba por la escuadra nada más empezar el segundo tiempo, magistralmente solventado por Asenjo, hizo peligrar la puerta a cero colchonera en todo el partido. A base de faltas, empuje y garra se fueron haciendo dueños del balón y pudieron adelantar las líneas pero el atleti seguía bien plantado e incisivo y en todo momento parecía estar más cerca el segundo gol de los madrileños que otra cosa.

Y así fue. Un Asunçao que se se siente mucho más cómodo jugando de esta manera, sin tarugos al lado haciendo sombra y estorbando, cogió el balón y dio un excelente pase largo que Agüero bajo como sólo un crack mundial puede hacer, pinchando el balón y dejándolo sólo delante del portero para meter el segundo gol que resolvía el partido.

El resto es lo que los americanos llaman “los minutos de la basura”. Los cambios fueron básicamente para recuperar y hacer descansar a jugadores y apenas hubo más ocasiones de gol, especialmente por parte de los andaluces. Si acaso destacar un empuje final que dio con un remate a puerta que salvó de nuevo Asenjo de forma sobresaliente.

Es evidente que las buenas campañas o los éxitos se construyen cimentados en la tranquilidad y la estabilidad. seis goles a favor y ninguno en contra parece un buen principio para creer que este equipo puede dejar de ser el hazme reír de la liga y pasar a ser un equipo serio y complicado de ganar. Más allá de perdernos en mitad de la tabla aspirando in extremis a colarnos en algún sucedaneo de competición europea no creo que podamos ir con lo que hay y donde estamos pero cualquier cosa que nos aleje de los puestos de descenso será bienvenida por este que escribe. Los siguientes partidos son clave en este sentido.

Marketing Social

Uno empieza a estar cansado ya a estas alturas de los discursos vacuos del presidente “por accidente” del Atlético de Madrid, de las apariciones por sorpresa del máximo accionista para contar por enésima vez eso de que los niños vienen de Paris, las noticias franquicia de la prensa oficial que como una cadena de hamburguesas lo único que cambia es el regalo que acompaña al Big Mac pero también del democrático silencio cabizbajo de una afición que se reparte en una infructuosa guerra civil entre el hastío, la depresión o la renuncia y la asimilación, el falso optimismo o la refundación de la estupidez. La esperpéntica situación se extiende inamovible desde tiempos pretéritos tan lejanos que ya no recuerdo cuando empezó pero que has supuesto un espacio suficiente como para que en el camino al menos yo cambiase de parecer al respecto de la habilidad y el talento de los burócratas que conforman la inteligentzia alegal que tienen tomado el poder de este bendito club. Hace años pensaba que una retahíla tan contundente y evidente de errores, meteduras de pata y penosa gestión sólo podía responder a la falta de perspicacia y talento de los conductores de la nave pero hoy por hoy tengo una percepción bien distinta y un importante “respeto” por el maquiavélico talento de los mismo. Como decía mi abuela: “son tan listos que parecen tontos”. Eso sí, lo que no son es originales.

Ya los ostentosos (que no “ostentoreos”) y chovinistas métodos autoritarios y populistas de Jesús Gil, fundador de esa patraña que tiene como objetivo desangrar con frialdad y métodos contables la institución anteriormente conocida como Atlético de Madrid, fueron objeto en su día de referencias a los grandes actores dictatoriales de la Europa de entreguerras. A mí sin embargo se me hace mucho más patente y desagradable, por aquello de la cercanía y porque tiene mucha menos gracia, el uso que el discípulo heredero genético de la saga hace de los métodos de divulgación y la concienciación beligerante de las masas. Es tan evidente y vomitivo que duele.

Joseph Goebbels, ministro de la propaganda nazi, fue uno de los baluartes más importantes en el “éxito” de la idea nazi. Sus métodos de comunicación y difusión fueron pioneros en el uso retorcido de eso que estudiosos posteriores han denominado como marketing social, una herramienta que como todas las herramientas puede ser buena o mala en función del uso que se haga de ella pero que también puede ser entendida como un socorrido eufemismo de la ingeniería de la mentira. Los paralelismos entre los métodos del político alemán y el modesto mandamás colchonero son lo suficientemente parejos como para levantar suspicacias. Existen sesudos y extensos tratados que intentan analizar los motivos y acciones del estadista alemán para conseguir sus objetivos pero en nuestro caso se puede reducir a un puñado de ideas bien sencillas.

La idea y acción fundamental del método Goebbels consistía en tener un control férreo de radio, televisión, cine y literatura y esto es algo que nuestro veterinario en paro practica a la perfección. A base de connivencia cómplice con ese fútbol-circo del Madrid Vs. Barça en el que todo lo demás es un simple decorado, desde hace décadas la prensa oficial (porque “no hay” otra) vende el concepto de Atlético de Madrid que este señor quiere vender. Las radios y televisiones patrias practican el mismo ejercicio propagandista de equipo-decorado, simpático y sufrido, cuya labor fundamental dentro de la “liga de las estrellas” consiste en dar folklore y el punto de locura que tantas medias sonrisas ha despertado en nuestros entregados periodistas. ¿Qué sería una temporada sin las habituales desgracias del atleti? ¿A quién le interesa que los colchoneros o cualquier otro equipo ocupen posiciones en la rueda de la fortuna que no van a dar tanto dinero como sus vecinos del norte de la ciudad? El periodismo oficial se recrea mejor en la burla y el frikismo inherente al colchonerismo entendiendo sin crítica que las cosas son así porque así tienen que ser.

El cine es también otra faceta fundamental de propaganda y basándose en un derroche de talento desbordante (y lo digo sin ironía) se consigue transmitir con gracia y sentimiento la misma idea que debe de flotar en todos los protagonistas de la comedia: los atléticos son sufridos, perdedores, contrariados, cabezotas, segundones… pero contentos y orgullosos de tener ese “algo más” que nunca nadie explica de qué se trata. Pequeñas películas en forma de anuncio televisivo que en teoría tienen la intención de conseguir abonados pero cuyo objetivo es en realidad otro. ¿Qué sentido puede tener hacer un anuncio para captar abonados si ya tienes el máximo de abonados permitido? Por no hablar de la literatura. Basta hacer una búsqueda en Google para encontrar infinitos artículos, estudios, comentarios, columnas, crónicas de historia y lo que se quiera sobre el Atlético de Madrid, en muchos casos de una calidad excelente, muy por encima de las versiones oficiales de los mismos escritos pero no verán ninguno de ellos en la web oficial, ni en las webs afines al club ni en ese bochornoso cuadernillo que se reparte en el estadio, que más parece una hoja parroquial para vender el paraíso celta que una publicación seria. A raíz del centenario atlético salieron también multitud de de libros que hablaban sobre la leyenda colchonera pero misteriosamente sólo unos pocos fueron los que llegaron al VIP o a CRISOL o a la FNAC y sólo esos pocos estaban “bendecidos” por el club. Casualmente esos mismos libros eran en su mayoría fríos tratados que pasaban de puntillas por los momentos más delicados del club cuando no practicaban delicados onanismos de primer nivel al poder vigente. Esa es la idea que llega a la masa. Esa es la idea que sale desde las oficinas. Esos son los caminos por los que transcurre. No creo que existan muchos trabajos sobre el Atlético de Madrid tan extensos y bien documentados como la tesis de Fernando Sánchez Postigo pero pregúntenle a él dónde está ese excelente trabajo.

Otro de los recursos del Marketing social es el de ensalzar los sentimientos de orgullo, provocar el odio por el otro e incluso mentir con tal de mantener la realidad virtual que se ha creado, algo que esta gerencia practica continuamente (y también lo hacia su padre), con el discurso "antimadridista" (lícito pero que muchas veces enmascara otras cosas) o lo de la “gran familia atlética” y cuyo último ejemplo es eso de apelar a la ley de las Sociedades Anónimas que ahora atenta contra nosotros, la orgullosa comunidad atlética, sin reparar en que fueron precisamente ellos los que la impulsaron. Otros recursos que se han asimilado son los de impedir que llegue a la gente información del exterior y para ello por supuesto nada de pancartas dentro del estadio, las manifestaciones siempre lejos de las cámaras, abonados non-gratos a los que se les retira el abono, organizaciones “alternativas” que no pueden usar símbolos históricos, entradas sólo para algunos… También es importante manejar los tiempos de las comunicaciones oficiales para manejar la incertidumbre y la ansiedad (oscurantismo respecto a Torres, al estadio, a la ciudad deportiva, a la deuda,..). Los nazis acusaron del incendio del Reichstag (que les permitió acabar con la democracia en Alemania) a los comunistas cuando habían sido ellos mismos los culpables y el clan Gil acusa a la afición del Atleti, apuntando a cualquier atisbo de oposición, de no “salvar” a la entidad cuando era necesario sin especificar quien fue el que provocó aquella noche loca de abales virtuales in extremis.

Como decía Darwin, “la historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia”.

Tarugos

At. Madrid 4 - RCD Español 0

Hace ya unos cuantos años un entrenador de esos que son anónimos y tienen que hacer labores oscuras dentro de la casa tuvo que coger un primer equipo que se desangraba gracias al desastre del enésimo entrenador revelación que fichaba el Atlético de Madrid (y los que faltaban por venir), cogiendo una plantilla descompensada, pensada con los pies y con el cerebro de un funcionario de un equipo destinado a pelear por mantener la categoría. Lo normal en los últimos años, vamos. Aquel entrenador se llamaba Pepe Murcia (el interino que cogió las riendas) y yo lo recordaré toda mi vida porque incrustado en la atroz década del fútbol rupestre y sin ser absolutamente nadie dentro de ese circo tuvo la “desfachatez” de quitar el enterno doble pivote del centro del campo (en nuestro caso y desde hace una década siempre ocupado por dos tarugos a cada cual más básico) y ceder a un jugador bajito y frágil llamado Ibagaza una de las plazas de la zona noble. El equipo ganó siete partidos seguidos, salió de los puestos críticos y práctico probablemente el mejor fútbol de los últimos años (sin duda los mejores minutos de Ibagaza con esa camiseta) especialmente teniendo en cuenta la calidad de la plantilla y si lo comparamos con los jugadores que vinieron después. Un desgraciado partido frente al Sevilla en el Calderón que desquició a todo el mundo truncó la racha colchonera aquel año y probablemente para siempre el futuro de aquel señor que no obtuvo la confianza de los inútiles que dirigen al Atlético de Madrid y que le quitaron el primer equipo al acabar la temporada.

Muchos años después, por primera vez desde entonces, el equipo ha prescindido del doble pivote de tarugos para ceder una de esas plazas al único jugador centrocampista de la actual plantilla que es capaz de jugar al balón y crear algo parecido al fútbol. Un jugador que no es nada del otro mundo y que probablemente jamás podrá llevar las riendas de un equipo de nivel pero eso es lo que tenemos lo que supone otra prueba más de lo bien que está confeccionada esta plantilla. El “valiente” planteamiento ha provocado que el portero pareciese mejor, que la defensa apenas cometiese errores, que Asunçao pareciese mejor de lo que es, que Reyes y Simao entrarán en juego más que nunca y defendiesen más que nunca, que Forlán se redima con el gol y que Agüero se saliese. ¿Es Jurado Dios? Ni mucho menos. Lo que ocurre es que teniendo tú el balón es difícil que te hagan ocasiones y que para que nuestros hombres de arriba (o de banda) puedan demostrar lo bueno que son lo mejor es que reciban el balón en condiciones que no atenten contra la declaración de derechos humanos.

El partido contra el Español no tiene más lecturas. Eso es lo que ha pasado. El equipo tuvo el control del partido desde el principio y no lo soltó hasta el final. Así de fácil. Así de difícil. El equipo es malo y está mal construido pero aun así, estando colocados y tratando de buscar lo mejor de cada uno, debería ser capaz de ganar la mayoría de partidos en el Calderón y alguno suelto fuera de casa. Tristes aspiraciones para un equipo con supuesta solera pero que el espíritu de hidalgo no nos impida ver el bosque: esto es lo que tenemos.
No se echó de menos a Antonio López (ni mucho menos), ni a Pablo, ni por supuesto a Raúl García o Cléber Castaña. Hoy por hoy el sinvergüenza de Reyes es infinitamente más titular que Maxi y Simao es mucho más Simao cuando se preocupa más de la portería contraria que de la propia.
Son simplemente tres puntos pero puede ser un buen sitio en el que coger fuerza para impulsarse. Espero y deseo que Quique, un tipo que no me inspira confianza en este sentido, apueste por este dibujo al menos en los partidos de casa o contra equipos que sabemos se van a cerrar. Creo que por ahí pasa el éxito que en la temporada 09/10 se traduce por no pasar apuros peleando el descenso.

Cuestión de carácter

Decía Aristóteles que nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta y es suficiente echar un vistazo a lo que queda del Atlético de Madrid para darse cuenta de que Aristóteles tenía razón. El Atlético de Madrid es un equipo sin carácter desde hace décadas gracias fundamentalmente a su errática y engañosa conducta. Una institución desnaturalizada, desprendida de sus cimientos, sustentada en iconos de plástico y mentirosos que imitan a los verdaderos iconos ahora muertos para sostener un discurso frío y enfermo, desprovisto de cualquier átomo de emoción, que los trabajadores de tan caduca institución (y una gran parte de la afición que todo lo sostiene) han asimilado en vena como buenos alumnos de las juventudes hitlerianas.

Aunque algunos lo nieguen para conservar sus prebendas de periodistas y otros se crean las mentiras de estos mismos para escarnio de la inteligencia, todos sabemos que el Problema del Atleti a estas alturas tiene un único nombre que es el del clan Gil, pandilla de farsantes vendedores de crecepelo que han violado, torturado y desangrado hasta el límite a una víctima ingenua, estúpida e inocente pero también desamparada gracias a un estado que mira a otro sitio, a periodismo de control que es parte del problema y a una sociedad enferma que reniega de tener que pensar.

Es verdad que lo anterior es cada vez menos discutible pero igual de indiscutible es que los jugadores que hoy por hoy se visten cada fin de semana con la zamarra rojiblanca, por la razón que sea, son jugadores sin carácter ni mentalidad ni personalidad más allá de sus cualidades técnicas (que encima la mayoría tampoco tienen ni de lejos). Este puñado de asalariados sobrevalorados son fundamentalmente tipos comparsa que como camaleones se adaptan de forma mercenaria al perfume que en ese momento exista en el ambiente pero que jamás fueron ni serán líderes o jugadores imprescindibles de nada y para nada. Si vamos bien yo voy bien, si vamos mal yo voy mal. Nadie quiere ser protagonista porque nadie quiere arriesgar sus miserias y probablemente esa sea precisamente la razón de que estén condenados a jugar en el Atlético de Madrid y no en un verdadero equipo de fútbol con aspiraciones más altas que tratar de evitar hacer constantemente el ridículo. Lamentablemente el mismo ejercicio de valentía se puede encontrar el los periodistas “contrarios” a la directiva o en los personajes poderosos que se supone están escondidos en esa tela barata e inútil a la que llaman oposición.

El carácter falta en todos los peldaños de esta escalera hacia el fango. El puesto de mandamás carismático que siempre ha tenido este club está ocupado por un ser avinagrado y antipático que se esconde hasta de sí mismo. Ni siquiera tiene el falso carisma de su padre. Un Rasputín sin encanto que proyecta la penosa imagen en el cuerpo y torpe verborrea de un supuesto presidente que hace las veces de operador de la tómbola en una feria de tercera. Un club infectado por el anodino discurso de la vacuidad, la mediocridad y el seguidismo fascista por parte de los que chupan de la teta. Una imagen bochornosamente compacta que no transmite más que lástima.

Una falta de carácter que además llega hasta abajo. Nuestra plantilla está desde hace tiempo conformada por seres anónimos, anodinos y tristes que lo único de lo que son capaces es de transmitir en sus apariciones pena, compasión, indiferencia o vergüenza. Como Atlético siento más orgullo escuchando a Casillas decir que el Atleti debería estar siempre peleando la liga que a cualquier de nuestros mequetrefes diciendo con cara de monaguillo las gilipolleces que suelen decir. De hecho es que hoy por hoy me cae más simpático Casillas que cualquier miembro de la primera plantilla del Atleti. El primero es un rival digno, inteligente y que transmite simpatía, sinceridad y orgullo mientras que en mi equipo lo único que veo son caras que no me transmiten nada. Caras de tipos que no sé ni quiénes son. Veo a un tal Forlán en la portada de Men’s Health y me pregunto quién será ese tipo rubio que enseña abdominales pero a la vez no siento el menor deseo de leer una entrevista que como todas sé que no va a decir nada más que sandeces homologadas que podrían aparecer en cualquier sitio dichas por cualquiera. Es como ver los rostros de los jugadores de otro equipo que no es el mío y que no me importa. Tipos que repiten como papagallos frases hechas conformando discursos que no se creen y que probablemente ni siquiera han creado ellos mismos.

¿Cómo se puede apelar al carácter de gente que no lo tiene? ¿Cómo se puede poner las esperanzas en el carácter de un equipo cuando llevas 15 años destrozando ese carácter que antes existía, un carácter que te has ido comiendo a bocados a falta de otro alimento?

La respuesta es bien sencilla: no se puede.

Todos



Apoel 1 - At. Madrid 1

"La mayor desgracia es merecer la desgracia" (Lafontaine)

Del partido de hoy poco puedo decir porque a los 20 minutos de la primera parte, tiempo después del tradicional error de la defensa que ha dado con el primer gol de un equipo de una liga de un país que ninguno de los que hoy decían ser el Atlético de Madrid serían capaz de señalar en un mapa, no he podido seguir viendo el partido. Semejante bodrio soporífero ha hecho que desistiera de seguir sufriendo primero porque era absolutamente insoportable, segundo porque me daba mucha vergüenza y tercero porque cada segundo que pasaba la herida de mi alma se hacía todavía más grande.

¿Empate? ¿Ganar? ¿Perder?... Qué mas da. Esto es un puñetero desastre.

¿La solución? Olvidarse de competiciones de desgaste (cualquier que no sea la liga), tratar de sacar cuarenta y tantos puntos por lo civil o por lo criminal y echar a todo el mundo en verano. Desde MA Gil a Forlán. Desde Pitarch a Perea. Desde Cerezo a la Asociación de Peñas. Está todo podrido y todos contaminados.

TODOS.

¿Copa? ¿Liga Europea? ¿Champions?....¡Ja!

En el preciso momento en el que Agüero metió un magnífico gol de tipo listo (lo que es) cuando apenas había comenzado el partido en Riazor los aficionados atléticos tuvimos por un instante la sensación de ser un equipo de fútbol de primera división capaz de ganar partidos, meter goles y dar miedo. Fue una sensación muy placentera pero fue una sensación que duró apenas unos segundos. Cuando tras sacar del centro del campo el Deportivo se hizo con el control del balón y del partido (para no soltarlo hasta el final) enseguida entendimos que este Atlético de Madrid, esta desgracia que nos ha tocado vivir, es precisamente lo que parece: un equipo malo, muy malo, que carece de fútbol, de carácter, de personalidad, de juego… y de puntos.

Como si el centenario Atlético de Madrid, es equipo que tiene jugadores internacionales en su plantilla y que paga fichas de entre las más altas de primera división, fuese un recién ascendido a segunda B donde la mitad de sus jugadores tienen oficios de 8 a 5 antes de ir a entrenar, el equipo se metió en su área tras el gol muerto de miedo e incapaz de dar tres pases seguidos. Así no solamente es difícil recuperar puntos en la clasificación sino que es imposible ni siquiera soñar con ello. El gol del deportivo que ponía el empate pudo haber llegado de cualquier forma pero lo hizo con toda lógica a balón parado, como no podía ser de otra forma. El Depor sacó el córner como te enseñan el primer día que vas a una escuela de fútbol, balón al primer palo y prolongación de cabeza al segundo, para que el delantero gallego rematase sólo a puerta. Sinama andaba por allí haciendo “el baile del pañuelo” pero es que esté chico no hace bien ni el ridículo. Ni haciendo el payaso tiene gracia.

El problema del Atleti no es de entrenador, marche eso por delante, pero ni entiendo ni jamás entenderé que un equipo con tan poco en plantilla como el nuestro deje a la mitad de lo que tiene en el banquillo. ¿Para qué los estamos reservando? ¿Para jugar la promoción? La gran mentira de las rotaciones y los jugadores que vienen cansados de jugar con su selección es una solemne gilipollez que ya en el caso de plantillas fuertes y poderosas tiene difícil explicación (y para mi tiene más que ver con tener un buen clima en el vestuario que con otra cosa) pero en el caso de la lastimosa escuadra colchonera es absolutamente incomprensible. Si un jugador profesional es incapaz de jugar un partido 72 horas después de acabar el anterior porque ha tenido que viajar en Bussiness por encima del atlántico la única razón que lo justifica sólo puede ser un vergonzosa falta de preparación y por tanto falta de profesionalidad. No conozco un solo deporte, más y menos exigentes que el fútbol, en el que ocurra algo similar. Ocurre porque la gente lo acepta, la prensa lo justifica, los clubes lo esconden y los entrenadores se lo tragan pero todo sería infinitamente más fácil si los jugadores de fútbol dedicasen el mismo tiempo a entrenarse que por ejemplo un tenista. Es vergonzoso pero como tantas cosas los estamentos oficiales corren un (es)tupido velo El caso es que hasta que Simao no apareció en el campo dejando a Sinama fuera y siendo por primera vez once jugadores en el campo el Atleti no hizo nada. Antes había salido Cléber por Raúl García lesionado pero el detalle es de esos cambios irrelevantes porque ambos dos picapedreros compiten en dura pugna por ver quien es peor. La lesión de Raúl García no es preocupante en si sino que es preocupante que se pueda echar de menos a un jugador como Raúl García. Así, con once en el campo (y forlán y Reyes en el banquillo recuperándose de la brutal siesta) llegaron algunas ocasiones de los rojiblancos (nada del otro mundo, no se crean) y el Atleti tuvo un poco más de tiempo eso que le produce tanta alergia, la pelota, pero el empate, gracias básicamente al bajón físico de los coruñeses, parecía lo más sensato para entonces.

La victoria del Depor llegó con tres minutos de descuento en un penalti dudoso (hubo otros penaltis igual de dudosos antes que perfectamente podrían haber sido pitados) pero eso es lo que tiene acabar los partidos con la lengua fuera achicando balones en tu propia área. Cualquier error es gol. Esas cosas no pasan si tienes tú el balón y estás en campo contrario pero claro para eso hay que jugar al fútbol y eso es algo que hace mucho tiempo que es incompatible con ir vestido del Atlético de Madrid. También hay que tener carácter en los momentos menos fáciles pero mirando la jeta de los jugadores que hoy por hoy componen la plantilla rojiblanca hablar de carácter es como hablar de la Luna de Endor: un cuento.

Supongo que esta semana la afición atlética seguirá de la mano de la prensa oficial discutiendo de las cosas que a todos nos preocupan como los fichajes de adolescentes peruanos para el año que viene, la venta del Kun, los cotilleos del Real Madrid o si bajaran finalmente las temperaturas. Poco a poco el marco se estrecha y directiva, dirección deportiva, entrenadores, jugadores, peñas, aficionados y periodistas se unen de la mano cada vez más en un compacto y torticero concepto absurdo y patético que se dirige hacia el pozo infinito. Lo triste es que ninguno de ellos ni estará ni se sentirá responsable de haber llevado este nombre, este escudo y esta leyenda hacia un lugar tan injusto porque cuando ocurra ya no estarán y negarán siempre haber estado.

No con mi cerebro

Hay cosas que todos los años se repiten periódicamente llegado el momento adecuado: los anuncios de juguetes cuando las navidades acechan, los coleccionables por fascículos de cualquier cosa en septiembre, los hosteleros quejándose de que los meteorólogos pronostiquen mal tiempo en Semana Santa, La visitas de políticos a los mercados de ultramarinos en periodo de elecciones… y por supuesto los rumores de que el Atleti venderá a su estrella cada vez que hay un parón liguero. No por conocida la tradición deja de tocarme las narices pero mis narices no entran entre las prioridades de ningún colectivo con ánimo de lucro y es que todo tiene su explicación. El impulso consumista de los Reyes Magos provocan los anuncios de juguetes, el sentimiento de culpa post-estival explica los fascículos para aprender inglés, los hoteles vacíos con un sol radiante (o no) explica el enfado de los hosteleros, la necesidad imperiosa que esos seres endiosados y corruptos que manejan nuestros impuestos tienen de aparecer como cercanos y amables explica la catarsis del político en periodo de elecciones y la necesidad de encontrar noticias “agradables” para la mayoría de los consumidores habituales de noticias futbolísticas cuando no existen noticias futbolísticas explican la periódicas mini-tragedias atléticas.

Recordemos que desde hace muchos años los “periolistos” deportivos, con la connivencia de esa numerosa afición atlética amante de la alfalfa adulterada, decidieron unilateralmente que las supuestas noticias en torno al Atlético de Madrid deberían ser siempre además de simples implementadas desde la perspectiva del aficionado medio madridista, ese que ni piensa ni quiere pensar pero que es el que consume mayoritariamente esa bazofia indigesta que algunos llaman eufemísticamente periodismo deportivo. Desde hace cinco o seis años las noticias del Atlético de Madrid no hablan de la realidad del club (gestionado por apropiación indebida desde hace lustros y manejado con destreza a velocidad de vértigo hacia el pestilente abismo casi desde entonces) ni de la realidad de su plantilla (mala, cara y descompensada) sino que lo hacen de otro tipo cosas. Pueden ser por ejemplo detalles folclóricos como una misteriosa cena en china, viajes de nuestros rupestres gestores por paraísos exóticos como Qatar o estadísticas absurdas realizadas probablemente en la Universidad de las Islas Caimán que llegan a conclusiones asombrosas como que la luminosidad del Calderón es compatible con la diabetes o que la afición del Atlético de Madrid es la que más veces repite la palabra “transmigración” en los últimos diez años. Es muy probable que también veamos sospechosas justificaciones respecto a la verdadera actualidad reciente del atleti como un reportaje sobre los baratos que son los abonos del equipo el día después de que el club engañara a sus abonados haciéndoles pagar por un partido que les habían prometido, una entrevista mamporrera al atribulado mandamás días después de que el mismo veterinario en paro volviese a cagarla públicamente o un video reportaje trucado sobre las excelencias de esa entelequia llamada Estadio Olímpico (o peineta) días después de que se firme otro de esos acuerdos misteriosos en torno al Vicente Calderón. También podemos leer (el que tenga estómago para ello, claro) “sesudas” y profundas entrevistas con los iconos rojiblancos del momento como Sinama, Pernía, Cleber Santana… que perfectamente podían haber sido contestadas por la voz en off que retransmite los partidos jugando al Pro Evolucion Soccer en la Play Station pero eso si, indefectiblemente desde que volvimos a primera división cada verano, cada navidad, cada semana santa y cada vez que juega la selección aparece la novedosa noticia de que el Atleti va a vender a Torres antes, Kun ahora y el que toque mañana.

Si juntásemos en un documento los artículos y noticias al respecto de la venta de Torres desde que se enfundó la camiseta del Atleti en Albacete conseguiríamos probablemente un documento del tamaño de la Enciclopedia Británica pero la cruel realidad es que Fernando Torres dijo en una vez que la primera oferta concreta que llegó por él fue la del Liverpool el mismo año que se fue. Probablemente el Kun Agüero diga lo mismo desde el poderoso club europeo que él elija y no desde cualquiera de los miles de otros clubes que los periodistas proponen pero dará igual porque todo seguirá igual con el siguiente que venga. El periodismo ha estado presente desde que el mundo es mundo en la vida pública y ha tenido un importante papel a lo largo de la historia pero la diferencia entre el periodismo actual y el periodismo clásico se basa fundamentalmente en dos premisas: La primera es que ahora la noticia no tiene por qué ser verdad mientras sea creíble puesto que el objetivo no es informar sino vender. La segunda es que en contra del primer principio de la termodinámica la noticia se crea, se destruye y se transforma.

Pero de nuevo la excelsa afición colchonera tiene un papel estelar en otro episodio del proceso de desnaturalización y asesinato a su identidad en el que se encuentra inmerso nuestro equipo no ya sólo alimentado al monstruo directamente con su “eurito” para el AS y el MARCA o indirectamente sintonizando con abyecta regularidad los centros de poder fáctico en las ondas sino además dándoles motivos para su causa terrorista cuando decidimos entrar completamente al trapo cada vez que nos proponen jugar a su maquiavélico juego.

¿Ósea qué después de todo lo que ha llovido el principal debate en el Atlético de Madrid esta semana es si vendemos al Kun con la lotería de Navidad para construir una plantilla en “condiciones”? Claro, y yo soy lagarterana. ¿Qué oferta? ¿Qué plantilla? ¿En qué condiciones? ¿No era esa la excusa para vender a Fernando Torres? ¿Qué equipo se ha construido después? ¿Alguien piensa todavía que el Kun no se largará el mismo día que quiera largarse? ¡No señores, no! No con mi cerebro. Para debates absurdos sinceramente prefiero seguir los de Muchachada Nui. Tienen más gracia y no me distraen de la verdadera realidad.

“Hay mucho que decir en favor del periodismo moderno. Al darnos las opiniones de los ignorantes, nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad.” (Oscar Wilde)

The Platters

En 1953 cinco muchachos de color de los suburbios de Los Angeles formaron un grupo de Doo wop y R&B que vino a sumarse a la extensa lista de formaciones de estilo y aspecto muy similares que ya existían por aquel entonces en los Estados Unidos. Se hicieron llamar The Platters. Aquella banda realizó algunas grabaciones respetando el código estilístico de la época para artistas negros pero desgraciadamente pasaron sin pena ni gloria por las listas de éxitos, perdiéndose su trabajo entre los miles de grupos parecidos que había alrededor. Un par de años después apareció en la órbita de la banda el nombre de Buck Rum, productor, manager y compositor de canciones que tuvo la feliz idea de acercar la música negra a los parámetros de la música blanca para transformar aquel puñado de cantantes sin nombre en el grupo de mayor éxito de la época y crear con ello la primera formación de cantantes negros que conseguía colarse en las lista de éxitos de música Pop, mucho más suculentas económicamente pero reservadas fundamentalmente a espectadores de piel blanca. Aquella fue la fórmula perfecta: las canciones y el talento de Buck Rum, la personalísima voz principal de Tony Williams y el abrazo de la voz cálida de Zola Taylor, fórmula que les hizo dar cientos de galas, vender millones de discos por todo el mundo o que generaciones venideras tengan metido en el subconsciente canciones como “Only You”. Pero la fórmula funcionó hasta 1960, momento en el que los pilares del grupo se separaron de forma abrupta. Tony Williams decidió crear entonces su propio grupo conservando el mismo nombre de antes, idea que también tuvo Zola Taylor y exactamente la misma idea que también tuvo Buck Rum. De hecho Paul Robi (otro de los miembros) o Herb Reed (el único miembro original con vida) y otros muchos relacionados de alguna forma decidieron también hacer lo mismo creando cada uno su propia versión de The Platters, todas ellas con el mismo nombre y por tanto peleándose durante años en una cruenta batalla legal por obtener el derecho único a usarlo. Se estima que el número de diferentes versiones de grupos con el mismo nombre que existen o han existido hasta la fecha es de 165, todas ellas con alguna razón más o menos peregrina para reivindicar el uso genuino del nombre original. Por esa razón se entiende que resulte bastante sencillo el que hoy en día cualquiera pueda acudir a un concierto de un puñado de cantantes que aparecen legalmente con el nombre de The Platters sobre un escenario y que cantan las mismas canciones. Otra cosa es que lo que se vea en ese concierto tenga algo que ver con la realidad.

De una forma similar lo que hoy se presenta en los estadios de fútbol, nacionales e internacionales, con el nombre de Club Atlético de Madrid es algo así como una de estas versiones descafeinadas de los Platters que pululan por el mundo. Un puñado de señores de talento más que dudoso que utilizan una marca y un nombre de forma legal por motivos puramente económicos pero que tiene muy poco que ver con lo que ese nombre representa o por lo que se hizo famoso. De hecho, en el caso del equipo de fútbol, es difícil encontrar a ningún miembro no ya de la formación original sino que tenga algo que ver con la gloria, el espíritu, la personalidad, el orgullo y el honor que una vez tuvo el Atlético de Madrid. El engrudo de pseudodirigentes, pseudoaccionistas, cutregestores, mercenarios y mamporreros varios que hoy se presentan vestido con el traje colchonero o con la insignia rojiblanca en la solapa es, en el mejor de los casos, un puñado de vividores, supervivientes y caraduras que se aprovechan del nombre y el prestigio de Atlético de Madrid, mientras este dure, dilapidando su legado en fiestas particulares y trapicheos varios, desmantelando los objetos de valor con nocturnidad y alevosía del modo más anárquico y rupestre posible para luego malvenderlos en el mercado negro por mucho menos valor del que tienen y por muchísimo menos valor del que una vez tuvieron.

En este patético camino hacia la desaparición los aficionados (una parte fundamental de lo que una vez fue el Atlético de Madrid), imitando a los miembros menos mediáticos de los platters originales, hemos decidido crear también cada uno nuestra propia versión del Atlético de Madrid y publicitarla en blogs, asociaciones proscritas, webs de contenido recurrente, dejando de ir al campo, dejando de ver los partidos o iniciando la carrera de abogado para cargarse a los presuntos delincuentes que están quemando la marca y la idea, como fin que más que justificar los medios los olvida de forma tan violenta que hasta se olvida a veces el propio fin. Por resumirlo de forma más sencilla, lo que durante décadas fue la poderosa, sólida y orgullosa afición colchonera hoy ya no existe y lo poco que queda de ella se encuentra atomizada y dispersa en pequeños oasis que se desangran separados por un inmenso y aparatoso desierto que cada día es más grande.

Las 165 versiones de Platters que hay por el mundo seguirán coexistiendo mientras exista un público poco exigente, de criterio musical confuso o simplemente un puñado de gente que busca otra cosa distinta a disfrutar de un espectáculo de calidad y genuino y que se conforman con cualquier cosa que se parezca a una interpretación de “Only You” por muy desafinada o sacrílega que esta sea. De la misma forma, y con el mismo nivel de cutrez y caspa, el Pesudoatlético de Madrid seguirá existiendo mientras exista un público confundió, complaciente y poco exigente que únicamente busca un entretenimientos desapasionado y carente de altibajos, que no exija dedicación ni disgustos del corazón y que tenga sólo un cierto parecido marginal con el fútbol y los colores del equipo que por tradición y casi sin querer les corresponde. Las 165 versiones de los Platters saben que ni son ni serán nunca los Platter igual que los energúmenos que parasitan a la sombra del escudo colchonero saben que ni son si serán en Atlético de Madrid pero el público sigue comiéndose cualquier cosa en cualquier caso.

La realidad sin embargo es que cualquier aficionado a la música sabe que los Platters murieron en 1960.

Más que añadir

At. Madrid 6 - Marbella 0

Ayer por primera vez en muchos años ni vi, ni escuché el partido del Atleti. No tenía la más mínima gana. Dicen que gano 6-0 y la verdad no tengo más que añadir.

tour de force



At. Madrid 2 - R. Madrid 3

“Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesita aprender” (Charles Dickens)



El Atlético de Madrid sigue acrecentando la leyenda de equipo ridículo, penoso y lamentable y además lo hace de la forma más patética en que se puede hacer, frente al rival histórico y en el peor escenario posible, tu propio estadio. La situación es tan sumamente lamentable que sinceramente dan ganas de tirar definitivamente la toalla. No encuentro una sola razón para volver al estadio Vicente Calderón y se me ocurren todavía menos si levanto la cabeza y veo el panorama: un equipo de mierda, una afición cansada y adormecida, una prensa que se la suda, una gestión deportiva digna de un espectáculo del bombero torero, y dos caraduras desgraciados teledirigiendo desde la orilla un barco carcomido que va irremisiblemente a la deriva.

El Atlético de Madrid lleva cinco años en los que cada vez que sale a jugar contra el Real Madrid lo hace saliendo del vestuario con el saco de la derrota sobre los hombros. El equipo blanco lo único que tiene que hacer es gritar “uuuuh” y marcan gol. Con esa premisa es estúpido hacer ningún otro análisis del partido. De hecho es estúpido jugarlo. No merece la pena. Es preferible regalar los puntos o dejar el sitio a chicos adolescentes de la cantera que al menos les duela el Atlético de Madrid y no tengan miedo de nadie. A los cinco minutos el Madrid ya iba por encima en el marcador gracias a un error defensivo motivado por el canguelo que tiene este puñado de jugadores de segunda. Los otros dos goles fueron también errores defensivos, especialmente sangrante el último de ellos con otra actuación circense de Perea digna de videos de primera que desgraciadamente no es la primera ni será la última. Con 0-3 en el marcador en tu campo y frente al rival que más duele el Atleti era un cadáver. Era y es un cadáver. Lo que pasó después aparte de irrelevante fue inútil y poco significativo.

El club está enfermo de cáncer y el equipo está enfermo de leucemia. El equipo come de una sangre podrida y carcomida que lleva reproduciéndose años y años hasta acabar en este esperpento miedoso, cobarde y sin personalidad que arrastra en vano el nombre de este club por los campos del mundo. Si para solucionar el cáncer se necesita antes de sufrir algún tipo de tratamiento químico una intervención quirúrgica que estirpe al menos un par de tumores, el equipo necesita una transfusión TOTAL de sangre de forma que no quede una sóla gota de este líquido envenenado que mantiene con vida una institución que lleva décadas muerta. El jugador que venga no debería contaminarse con ninguno de los perdedores que hoy por hoy ocupan ilícitamente nuestra plantilla.

El Atlético de Madrid es una versión cutre y lamentable de lo que dice ser. Es como un concierto de los Platters en Benidorm en el que cuando entras en una boite con olor a desinfectante te das cuenta de que de los Platters originales no queda ni uno y que un puñuado de sacrificados cantantes de segunda fila se aprovechan de un nombre que les viene grande para ganarse la vida. Esos son los pereas, Raules Garcías, Clebers, Maxis, Sinamas y demás farfolla.

El Atlético de Madrid se muere y nosotros con él.

Ensayo sobre la ceguera

“Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia” (W. Faulkner)

Los aficionados al Atlético de Madrid nos hemos levantado esta mañana con el equipo en puestos de descenso en la liga española, matemáticamente eliminados de la Champions League a falta de dos partidos por jugar (que es proporcionalmente como estar descendido en liga a falta de 12 partidos), con una plantilla corta, cara y descompensada, con una deuda histórica que fluctúa según las fuentes entre los 200 y los 400 millones de euros y con un estadio que tiene fecha de caducidad tasada en 2012, fecha en la que el equipo se trasladará a lo que hoy es un monolito de hormigón feo y desamparado en las proximidades del Guadalajara supuestamente sin ganar un euro en la operación. A estas alturas el subconsciente colectivo de la heterodoxa afición colchonera coincide en interpretar que la situación tanto del equipo como del club es básicamente mala o muy mala pero cada uno tiene una justificación diferente que muchas veces se pierde en la providencia o las circunstancias ajenas. Mi teoría sin embargo es que nada de lo que ocurre es casual ni ajeno. Ni es consecuencia del entorno, ni de la suerte, ni del mercado y ni siquiera está motivado por la negligencia de los personajes en cuestión. Todo tiene un maquiavélico sentido empresarial. Trataré de explicarme.

Partamos de la razonable hipótesis de que la estirpe Gil se hizo con el control del club por un lícito interés empresarial, una hipótesis abalada por el hecho de que el cabeza de familia hiciese una campaña vehemente en contra de la ruina del fútbol como sociedades deportivas y a favor de la idea de los clubes-empresa como forma de que fuesen los particulares los que se ”jugasen su dinero”, evidentemente en el sentido de multiplicar la inversión que es lo que se busca en cualquier negocio.

¿Qué empresario de cualquier parte del mundo y en cualquier sistema económico mantendría durante 20 años una empresa que fuese deficitaria, que no generase beneficios, cuya deuda fuese siempre creciente y cuyo producto final fuese cada vez peor? aparentemente nadie pero eso es lo que supuestamente es hoy el Atlético de Madrid. Descartemos desde ya la posibilidad de que las razones por las que el clan Gil esté al frente del Atleti pudieran ser sentimentales puesto que es obvio que ningún atlético de corazón podría soportar ver a su equipo en una situación tan penosa estando él como máximo responsable y además perdiendo dinero. De hecho Cerezo no hace mucho dijo que se iría del Atleti cuando recuperase el dinero que “había puesto” matizando sin dobleces las razones sentimentales que lo mueven a estar en ese sillón y despejando cualquier duda que pudiera existir al respecto.

De la misma forma ningún empresario podría nunca justificar una bochornosa gestión de 20 años en coyunturas externas o causas ajenas a uno mismo porque primero, y aunque fuese verdad, los gestores serían siempre culpables de no adaptar la empresa a dichas coyunturas de forma beneficiosa (¿Se imaginan a Repsol dando pérdidas durante 20 años diciendo que se debe a que el precio del petróleo es cada vez más caro? ¿Le serviría la excusa a su presidente para mantener el cargo?) pero es que además en 20 años da tiempo a que existan muchas coyunturas distintas y la estadística dice que es imposible que todas sean siempre nefastas para el mismo sin que exista una razón detrás que no sea aleatoria. Conclusión, la situación del club actual no puede justificarse desde el planteamiento de la coyuntura o la mala suerte entre otras cosas porque con las propias e inflexibles leyes del mercado los gestores con “mala suerte” dejan de ser gestores en poco tiempo.

¿Qué persona seguiría dilapidando su patrimonio personal durante 20 años si cada ejercicio es peor que el anterior? Evidentemente nadie. ¿Alguien tiene la sensación de que el patrimonio de los Gil ha menguado en estos años o que esté en peligro? ¿Alguien ha visto alguna vez ejercicios de nobleza tipo Abramovich a costa del patrimonio personal de algún Gil o lacayo tipo Cerezo? Me temo que no. Bien al contrario, y ciñéndonos a los que está demostrado porque así lo ha dicho él, el gestor principal del club y máximo accionista lejos de hacer ningún esfuerzo económico cuando más hace falta se ha asignado un “modesto” sueldo anual de 600.000€ (más primas). ¿Por qué el máximo accionista de una empresa se tiene que poner un sueldo a costa de esa misma empresa si se supone que el beneficio es fundamentalmente para él mismo? ¿Puede ser que no espere beneficio alguno? ¿Hay otra razón contable? Pensándolo bien, el dueño de una tienda de ultramarinos tendría de muy fácil de esta forma echar a un asalariado suyo de forma justificada. Bastaría con que él mismo se pusiese un sueldo que fuese superior al beneficio de la empresa. De esa forma su negocio sería siempre deficitario (sin serlo) y cualquier acción extraordinaria de tipo laboral (o de cualquier otro tipo) estaría justificada. Es más, tendría prebendas fiscales y hasta optaría a subvenciones para su empresa. Empiezo a ver por dónde van los tiros.

Este verano el club no hizo fichajes, escudado en que no había dinero para ello. El propio MA Gil viene repitiendo últimamente que estamos pagando las consecuencias de no vender a Forlán o Agüero en verano para tener dinero con el que afrontar una renovación de la plantilla. Estamos hablando de la temporada 2008-2009 en la que el club tenía 45000 abonados, jugó la Champions League llegando hasta octavos (sólo ocho equipos de Europa lo hicieron), volvió a clasificarse para el año que viene, el estadio estaba siempre lleno, tiene marcas de patrocinio en las camisetas y ropa deportiva y tenía un jugoso contrato de televisión firmado pero resulta que con todo eso el balance del año es prácticamente cero. ¿Qué necesita hacer entonces el Atleti para obtener beneficios? Poco más se puede hacer a efectos de economía (porque los títulos, como bien recuerda MA Gil siempre que puede, no siempre van de la mano de suculentos beneficios). ¿Cómo son capaces de vivir el resto de equipos con menos ingresos, menos masa social y mejores resultados? ¿Qué sentido tiene entonces mantener una empresa así?

Hagamos un ejercicio de imaginación y pongámonos por un momento en la piel del “ingenioso” gran empresario español planteando el siguiente ejercicio: pongamos por caso una empresa audiovisual bien establecida y dimensionada que tiene unos beneficios razonables en un ejercicio normal. Sus gestores, en un alarde de sentimiento emprendedor español, deciden despedir a los cámaras en plantilla para volverlos a contratar en una empresa de cámaras independiente creada por ellos mismos y esta nueva empresa de cámaras es contratada por la empresa original para que hagan el mismo trabajo que hacían antes. Es decir, los mismos haciendo lo mismo. Repiten el mismo ejercicio con el resto de colectivos (redactores, productores, iluminación,…). De esta manera una empresa descapitalizada de músculo y talento consigue hacer lo mismo que antes, porque de hecho lo hace con la misma gente, generando en teoría el mismo producto que antes pero con la “inocente” salvedad de que ahora hay facturas de por medio a favor de esas empresas de nueva creación emitidas y cobradas por las mismas personas: los gestores. El dinero es el mismo pero a efectos contables la empresa audiovisual puede ser deficitaria (pierden sus accionistas) en favor de esas empresas de nueva creación (ganan los gestores). Los principales perjudicados serían lógicamente los accionistas y verdaderos dueños de la empresa que verían como no tienen beneficios y su inversión se devalúa con el tiempo pero… ¿qué pasaría si la inversión inicial de esta gente hubiese sido cero y se hubiesen hecho con las acciones sin soltar un duro? Pues que no estarían tan preocupados porque cualquier beneficio sería beneficio y cualquier valor que tuviesen las acciones en el momento de desmantelar o vender la empresa sería siempre beneficio también. Y es más, ¿Qué pasaría si además de lo anterior los accionistas y gestores fuesen realmente la misma persona?

¿Sería descabellado pensar que ese ir y venir de jugadores de medio pelo y entrenadores silenciosos envueltos en contratos millonarios, los cambios de estadio, los cambios de patrocinios, las fundaciones, la profesionalización del club,… son una forma sencilla de generar facturas para sacar el dinero a otras empresas? ¿Sabemos realmente a quién le debe dinero el Atlético de Madrid?

Y concluyo. Imaginemos que el atlético de Madrid de repente conforma un equipo potente, bien estructurado deportivamente, con futuro prometedor y que gana algunos títulos que lo ponen en la élite mundial del mundo del fútbol. ¿Se justificaría en esas circunstancias que el equipo siguiese siendo deficitario y siguiese generando deuda? ¿Interesa entonces que ocurra? ¿No sería levantar demasiada sospecha? ¿Podría ser entonces que los personajes de la película estuviesen perfectamente elegidos para protagonizar el justo grado de negligencia que se necesita? ¿Podría ser que el objetivo fuese mantener algo lo suficientemente lamentable como para que no genere sospechas de dar dinero pero lo suficientemente bueno para seguir vivo y que siga dándolo?

Sólo faltaría una pieza para completar el puzle y es el consumidor final, al que paga, al que hace que todo gire y se mueva pero para que esa pieza encaje sólo haría falta que esta gente siguiese comprando callada y tranquila simplemente convencidos de que las cosas son así porque no pueden ser de otra forma. Convencidos de pagar por un futuro imposible o por una idea romántica y folclórica que vale más que cualquier resultado terrenal. Echando un vistazo alrededor no parece que sea algo muy descabellado de pensar. ¿Podría ser entonces que los tontos sean listos? ¿Podría ser que los inútiles fuesen paradójicamente totalmente útiles?

Por supuesto cualquier parecido con la realidad en todo lo anterior, es simplemente mera coincidencia.

Nota: Gracias al Xiu Rojiblanco y a Teno por darme ayer la idea del artículo según avanzábamos por el Paseo de los Melancólicos hacia el Calderón.

Inútil



At Madrid 2 - Chelsea FC 2


Decía Chopin que es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es y el partido de esta noche frente al vigente campeón de la Premier era una suerte de volver sobre lo que ha sido y ya no es. Es decir, el partido de esta noche tenía un poso de inutilidad del que era muy difícil evadirse pero irónicamente ha sido el mejor partido del Atleti desde que comenzó la temporada. Empatar en casa (injustamente porque se mereció la victoria) frente a un señor equipo como el Chelsea entra dentro de las cuentas de cualquier seguidor de cualquier equipo del mundo. Lo que no podía entrar ni con calzador era la penosa trayectoria seguida por el equipo en la máxima competición europea hasta el día de hoy pero aquellos vientos traen estos lodos y la realidad, la cruel realidad, es que estamos eliminados de la Champions League.

Pero creo que hemos caído con la dignidad que nunca debería abandonar este equipo y que lamentablemente nos sorprende cuando se da. El equipo salió metido en el partido, concentrado, con una idea clara de equipo en la cabeza y lo más importante: sin complejos. Plantó cara desde el primer minuto al todo poderoso equipo del barrio pijo londinense y lejos de escudarse en artimañas rupestres propias de sucedaneos de entrenador lo hizo a base de táctica y fútbol. Juntando líneas, abriendo el campo, equilibrando las ayudas con dinamismo, tapando la salida rival, con mediocentros versátiles que se ofrecían e interiores activos, incisivos y generosos en el esfuerzo. Un equipo señores, un equipo. Lo que hacía muchos meses que no veíamos. Forlán amenazó con un tiro ajustado al palo desde lejos en los primeros cinco minutos que precedió al dominio del partido y del balón por parte de los colchoneros. Las ocasiones no llegaban y las que llegaban por ambos bandos eran tímidas y poco destacables pero el partido estaba divertido. Reyes daba una clase de como se debe jugar por banda lo que lleva a pensar primero lo insensato y egoista que es este jugador al dilapidar su talento de forma tan ruin pero después a tener la esperanza de que pueda ser un futbolista a recuperar. Simao volvía a derrochar esfuerzo y entrega (aunque le falta acierto en el desborde) y los medio centros parecían lobotomizados por un gen reparador puesto que apuntalaban al equipo con solvencia y en muchas ocasiones, lo crean o no, hasta conseguían hacer jugar al equipo. La defensa estaba muy sería también sin realizar aspavientos y quizás sólo la delantera bajaba el buen tono del equipo con un Forlán desacertado y ansioso ante el gol y un Sinama demostrando con cada acción lo sumamente mal jugador que es. La primera parte terminó con el 0-0 el marcador pero una dulce victoria a los puntos de los madrileños.

Bien es verdad que el Chelsea no dio la sensación de pisar el acelerador en ningún momento. Llegar al cuarto partido de la liguilla con 9 puntos tiene estas cosas. Los Blues además no se caracterizan por ser un equipo que proteja mucho el balón ni por ser muy generoso con ese fútbol de arte y ensayo que algunos pregonan pero lo que si que son es un equipo muy bien entrenado que lleva muchos años jugando exactamente igual (antes con Mourinho ahora con Ancelotti) y con una plantilla poderosa y perfecta para jugar de esa manera. Es decir, un excelente ejemplo de planificación deportiva. Es decir, todo lo contrario que el Atlético de Madrid.

La segunda parte comenzó con los mismos parámetros de la primera pero el Atleti pareció irse definitivamente a por el partido para lo que se necesitaba algo más de talento del que había se se quería hincar el diente a este rocoso Chelsea y ese algo era el Kun Agüero que por alguna razón había empezado el partido en el banquillo y que salió a sustituir a esa broma macabra que es Sinama. La primera intervención del Kun acabó en lo que perfectamente podría haber sido penalty. La segunda fue para recoger un rechace bombeado desde la izquierda que el argentino empalma de volea para empotrar el balón en la red, inaugurar el casillero atlético en la Champions, acabar con su maldita racha negativa y acabar con la costra que se había generado en las gargantas de los colchoneros después de tanto tiempo sin cantar un gol así. Golazo.

A partir de ahí el Chelsea se desperezó un poco, empezó a dar muestra de peligro y a arrinconar a los madrileños pero también se vio un gran detalle sobre el que soñar y es que el equipo no se echo atrás y siguió jugando exactamente igual que antes del gol. Lástima que un agotado Forlán se olvidase de presionar el pase lateral de Malouda y que Asenjo (más inseguro de lo habitual todo el partido) no se atreviese a salir con Drogba en el área pequeña. 1-1. El jarro de agua fría sentó como un tiro en un Calderón que hasta entonces (y después) había estado de diez en una muestra más de lo que puede ser esta afición pero el partido siguió igual en cuanto a intensidad y ritmo. Un compañero de grada dijo entonces un frase que se me quedó grabada: “joder, por fin un partido de fútbol”.

Pero el Chelsea es el Chelsea y basta ver las sustituciones para tomar la medida de quien es el rival: Ballack, Deco y Anelka por Essien, Cole y Kalou. Sin palabras. Estando el Atleti volcado en el área rival, Drogba aprovecho un mal rechace convertido en contrataque para demostrar el pedazo de jugador que es con una jugada de potencia casi desde su campo que sienta a los centrales (Pablo desgraciadamente se resbala) y que acaba empotrando a Asenjo que para el primer envite pero que no puede con el segundo. Injusto castigo para los meritos del Atleti. Injusto premio para un conservador Chelsea. 1-2.

Pero al final el Dios del fútbol puso algo de justicia con una falta al borde del área que el bueno de Agüero, que no se prodiga en e esta suerte, transforma en un precioso gol al filo del final. Para entonces el Oporto ya había marcado su gol en Chipre dando al traste con cualquier esperanza para los rojiblancos pero eso ya daba igual. Era una cuestión de orgullo y dignidad.

Dejamos la ansiada Champions con la ilusión de hacer un buen papel en la segunda división europea y con la certeza de que la verdadera competición este año está fundamentalmente en la liga y no precisamente para ganarla. Sin conseguimos mantener los mismos parámetros de hoy seguro que será todo mucho más fácil.

Pertinaz sequía

At. Bilbao 1 - At. Madrid 0
Decía Abel antes de irse de este equipo la semana pasada que lo que había sido su tumba deportiva no era otra cosa que la falta de gol del equipo y la mala suerte. Yo no estoy personalmente de acuerdo pero el partido de hoy desde luego le da la razón porque si el Atleti no ha ganado el partido en San Mamés tranquilamente ha sido única y exclusivamente por la pertinaz mala suerte. Única y exclusivamente. El equipo con lo mal construido que está, con todas sus carencias y todos sus desequilibrios hizo un gran esfuerzo físico y anímico especialmente en la segunda parte pero ni siquiera dándolo todo parece ser suficiente para ganar un partido. De hecho nada parece suficiente para meter un gol. Tenemos un problema.

Puede que sea porque cuando hay un entrenador nuevo todos nos fijamos algo más de lo normal respecto a los aspectos tácticos que presenta el equipo, la distancia entre líneas, la actitud... quizás por eso la salida del atlético no me pareció nada mal. Digo esto porque Quique es precisamente el tipo de entrenador que no me gusta ni un pelo desde el punto de vista de tipo de entrenador (aunque ojalá le salga todo bien) pero lo cierto es que parecía un equipo junto, parecía estar concentrado y al menos el ritmo de presión, de ayudas y de actitud parecía estar por encima de lo que venía siendo habitual. En ese caldo apareció incluso una gran jugada que Maxi remató de cabeza al larguero y que no entró por verdadera mala suerte. El problema de la primera parte es que el Atleti se contagió de esa violenta furia desaforada del equipo rival que vive en el límite de lo legal y que el inefable de Caparrós inculca a todos sus equipos (y que a un equipo como el Athletic de naturaleza aguerrido le viene como anillo al dedo). Con el balón por las nubes es muy difícil jugar en general contra cualquiera pero en especial frente a los bilboarras. A base de pelotazos, rechaces y pundonor, es decir lo que es el terreno del equipo local, llegó una falta lateral al área que es todo lo que los rivales necesitan para ponerse por delante en el marcador. Así fue. El Atleti de Quique empieza continuando el testigo de sus antedecesores, sin saber defender los balones parados en contra y malgastando los propios (somos el equipo que más saques de esquina tira y el que menos provecho les saca). A partir del gol los colchoneros fueron poco a poco desapareciendo del partido acongojados por la vehemencia pugilística del equipo rival para participar como sparring, ese nuevo papel que hemos adoptado últimamente, en el generoso ejercicio de furia de los leones. Durante muchos minutos el equipo estuvo KO pero afortunadamente aquello no quedó plasmado en un nuevo gol que matase el partido y los madrileños consiguieron salir del atolladero, especialmente con gran pase de la muerte de Forlán que el Kun no pudo rematar cuando llegaba de cara a la portería. Con la misma intensidad de los primeros 45 minutos acabó la primera parte.

Pero la segunda parte no tuvo nada que ver- El equipo vasco pagó el esfuerzo físico y la segunda entrega del partido fue dominada de principio a fin en todos los aspectos por el equipo madrileño en lo que probablemente sea la mejor segunda parte desde que empezó la temporada. El equipo se fue arriba, cogió el balón, decidió jugarlo y distribuirlo con criterio y triangular con rapidez y peligro sin perder en ningún momento ni las ganas ni el tono físico ni la concentración. Solamente la mala suerte (y cualquiera que me lea normalmente sabe que no suelo apelar a la mala suerte) hizo que el equipo no sólo no empatase sino que no se llevase la victoria. Maxi por dos veces nada más empezar, Forlán con un zurdazo de los suyos al poste, el Kun con un espectacular disparo tras una excelente que acabó empotrado en la escuadra, Forlán de nuevo,... El Bilbao asistía como convidado de piedra y solamente las artes rupestres de ese ser que promueve un engrudo de pseudo-fútbol llamado Caparrós conseguía frenar al Atlético siempre a base de patadas, lloros en el césped y eternas pérdidas de tiempo.

Cualquier que vea este partido dirá que el Atleti no tiene nada de qué preocuparse si es capaz de jugar así lo que queda de temporada ya que eso es lo que pensaría cualquiera basándose en la lógica. El problema es que el fútbol, como tantas cosas en la vida, es no sólo fútbol sino fundamentalmente un estado de ánimo y el del Atleti ahora mismo está bajo mínimos. Me temo que esta semana que comienza, que para nosotros los colchoneros es como si fuese el Anglirú, va a ser vital en cuanto a lo que nos depara el futuro. Más que por los puntos que podamos sacar por las sensaciones que se puedan quedar en el imaginario colectivo de la afición colchonera. Mientras tanto las semanas pasan y seguimos en el mismo sitio.