El siguiente lo ganamos, ¿no?
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Arteche

Me quedé pegado a la puerta mirando embobado como jugaban pero más pendiente de lo que se decían que de lo que hacían con la pelota. Acabó la hora y la gente empezó a salir de las pistas. Entonces, sudorosos y con una raqueta en la mano, por la puerta de acceso al recinto aparecieron los protagonistas de mis cromos, los héroes de los domingos en el Calderón, los nombres que aparecían en mi equipo de chapas. El más bajito era Julio Prieto, polivalente centrocampista y canterano de pro que tantas temporadas jugó con la elástica colchonera. El alto era nada menos que Arteche. Por alguna razón mi atención se quedó fijada en él.
Entonces Arteche no era el conocido internacional reputado que metía goles con la selección en la Albania del difunto Hoxha sino un aguerrido central algo menos famoso, de planta imponente, que vestía con orgullo el escudo rojiblanco y al que le prensa, siempre tamizada por el pestilente olor a merengue, había colgado el San Benito de leñero. Pero a los del Atleti, al menos a este del Atleti, siempre nos ha dado igual lo que dijeran los plumillas del régimen y pesase a quien pesase Arteche era nada más y nada menos que el defensa del Atleti. De mí Atleti.
Cuando apareció por la puerta y al fin lo tuve a escasos centímetros de mí me pareció el tipo más alto y más fuerte del mundo. Vale que uno era un retaco por aquel entonces, vale que el sempiterno bigote del cántabro daba miedo allí desde las alturas y vale que sus casi 1,90 no era una estatura muy común en el Madrid de entonces pero quizás todo aquello no fuese nada comparada con la admiración, siempre exagerada, de un muchacho que ve en vivo una cara que todas las mañanas veía en un poster colgado en su habitación.
Mi congénita timidez unida a la sorpresa del momento hizo que me quedase mirando a la cara del central como si hubiese visto una aparición y ni la tierna sonrisa de Julio Prieto observando la entrañable escena hizo que pudiera salir de aquel momento. Entonces el tal Arteche me despeinó con un gesto cariñoso y dijo algo que recordaré toda mi vida: “tienes cara de ser del Atleti”. Sin tiempo de asentir los dos colchoneros me hicieron una carantoña y se dirigieron a los vestuarios.
Todavía hoy no me explico mi estúpida parálisis del momento ni la razón de porque hice lo que hice después. Siempre me había parecido muy bobo y hasta me dolía en la memoria el recordarlo pero hoy ya no. Siempre había querido que volviese el momento en cuestión para poder repetirlo de forma más digna, más inteligente, más provechosa,… pero el que caso es que ocurrió así y hoy ya no me arrepiento. Viendo la espalda de los dos futbolistas sólo se me ocurrió gritar: “¡Arteche, Arteche,…! Él se dio la vuelta y me dijo: “¿Qué?”. Lo siguiente que salió de mi boca me salió sin pensar pero dicen que las cosas que se hacen sin pensar son las más ciertas. “El siguiente lo ganamos, ¿no?”. “Por supuesto que ganamos” me contestó con una sonrisa que quedó para siempre en el recuerdo. No recuerdo que partido era el siguiente ni si era de liga o de copa o de encuentro internacional. Ni siquiera me acuerdo de si lo ganamos porque en el fondo daba lo mismo. El siguiente, sea cual sea, por supuesto que se gana. Arteche lo tenía claro.
Juan Carlos Arteche ha fallecido hoy y la familia colchonera, su familia, llora su ausencia.
Yo también.
Descanse en paz.
3 comments
Un jugador de los que ya no hay.
Descanse en paz.
Saludos.
Un jugador de los que ya no hay.
Descanse en paz.
Saludos.
Qué bonito homenaje, Ennio!!! Arteche representa el Atlético. Sigo emocionado
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