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La gran nada (At. Madrid 1 - Almería 1)




Últimamente noto como en los ríos de tintas que todavía provoca esto de la afición colchonera está cada vez más patente (y con más vehemencia) ese debate sobre el optimismo y el pesimismo y como atendiendo a esas oscuras y misteriosas enseñanzas del oriente simplemente una actitud positiva aparentemente tiene la virtud de cambiarlo todo porque si. Personalmente cada día que pasa en este valle de lágrimas que supone últimamente ser del Atlético de Madrid tiendo a ser más realista que otra cosa y cualquier que sea realista, visite con regularidad el Calderón y vea por televisión las actuaciones circenses de nuestro equipo fuera de nuestro estadio será cualquier cosa menos optimista. Yo en esto soy como el humorista Perich cuando decía eso de que un optimista es el que cree que todo tiene arreglo y un pesimista es el que piensa lo mismo pero sabe que nadie va a intentarlo.

Pasado el Anglirú de las primeras jornadas parecía que el partido de hoy era el ideal para iniciar la senda redentora que llevaría a nuestro equipo a lo más alto de nuestras aspiraciones, a luchar por ese “importantísimo” cuarto puesto. Nuestros rivales por las “mieles” de la liga habían empatado o perdido y nuestro rival coquetaba con los puestos de descenso. Pues no señores, no, que decía Ozores. A estas horas seguimos igual, durmiendo el sueño de los justos en mitad de la nada. Jugando a nada, aspirando a nada, soñando con nada, viendo nada, sufriendo nada y disfrutando nada. La gran nada en la que se ha convertido el Atlético de Madrid.

Pero el partido comenzó bien, ojo. Parecía demasiado osado plantear cualquier otra opción que no fuese la de ganar contra el Almería y el partido se inició con ritmo, velocidad, criterio y hasta jugando bien. La defensa arriba, Tiago llevando los mandos con bastante buen criterio, los laterales ocupando la banda dejando libertad a los interiores para venir a la creación (Simao y Reyes aparecieron en la primera parte como nunca, especialmente el portugués) y arriba Forlán le ponía algo más de movilidad de lo que acostumbra últimamente. Las llegadas por ambas bandas se sucedían y los remates se agolpaban en los puños el portero rival, Diego Alves, el mejor de los suyos y probablemente del partido. Forlán no atinaba y la ansiedad parecía hacerse fuerte en las botas de los colchoneros que veían como el buen juego no se plasmaba en nada llegada ya la primera media hora. Pero entonces apareció un buen remate de Ufjalusi que remata Reyes de cabeza en algo que ya debería haber sido gol pero que el portero saco de la línea de gol sin atajar lo que provocó que Agüero pudiera inaugurar el marcador.

Las cosas pintaba felices para la grada pero la grada no termina de darse cuenta de donde esta. ¡Bienvenidos al mundo del fútbol moderno! ¡Bienvenidos a este juego en el que los partidos se plantean diferente en virtud de si el campo donde juegas está en tu ciudad o en otra distinta (en teoría todos los campos miden los mismo), los empates fuera de casa son el objetivo y la forma de jugar del equipo depende de los goles que tengas a favor. Lo normal hubiese sido seguir viendo lo mismo simplemente con un Atleti arriesgando menos pero no fue así. El Atleti bajó el pistón, bajo el ritmo y empezó a jugar a ese sucedáneo de fútbol que tanto gusta a ciertos entrenadores y que consiste en especular con todo lo especulable mientras te recreeas en tu repliegue. De esta manera un Almería que hasta entonces no había existido empezó a estirarse, a tener el balón a intentar jugar... y a complicar las cosas. Un Tiago que cuando se dedicó a jugar estuvo bastante digno se perdió en esa nueva forma de encarar el juego provocando un fallo garrafal que acaba en córner tras una parada espectacular de De Gea. La jugada posterior acaba en empalme con la zurda de Piatti que acaba en la red poniendo el empate.

La segunda parte fue una especie de broma. Un quiero y no puedo, Una inútil agonía. Sin Reyes en el campo (hoy por hoy de los pocos que pueden marcar la diferencia) y con un Fran Merida en sustitución que ha vuelto a demostrar que es otra gran nada, como la de todos los años, el Atleti se ha perdido en un juego espeso cuya escasez de recursos ha provocado la escasez de alternativas. Los ataques colchoneros acaban siempre en las bandas donde morían con pena o se colgaban balones inútiles que una defensa andaluza muy cómoda sacaba con facilidad. Si en los primeros minutos del partido la sensación era de goleada a estas alturas la sensación era de que el encuentro se podía perder.

Quique trató de cambiar algo (demasiado tarde) poniendo a Diego Costa por Forlán y a punto estuvo de salirle bien porque en la primera jugada un voluntarioso Simao roba un balón que provoca un buen contrataque que acaba en un pase al hueco dentro del área para Costa pero cuando el delantero se dispone a rematar con la pierna armada es derribado. Pocas veces he visto un penalty tan claro en directo. El árbitro decidió no pitarlo como había decidido hacer en la primera parte con otro claro penalty a Reyes. Lo de los árbitros es vomitivo pero es difícil que un estamento podrido como el suyo tenga respeto por una institución que ni sus propios dirigentes respetan.

Más por pundonor que por otra causa la grada mantenía la esperanza de ganar el partido pero esa esperanza se fue al retrete cuando Raul García saltó al campo por un Tiago muy bajo de tono físico a esas alturas. El navarro volvió a dar otra lección de lentitud, espesura, ralentización, tiros al espacio exterior, pases al central y falta de aporte. Evidentemente Raúl García no es el culpable de este empate (ni mucho menos) pero jamás podrá ser tampoco la solución a los problemas.

El fascinante debate sobre si para triunfar es mejor tratar de jugar bien siendo valiente o tratar de sacar resultados a toda costa tiene sentido cuando se tienen resultados. De otra menera es estúpido como es el caso. Diez años son suficientes para sabe que esta forma no funciona con este escudo. Este Atleti, aparte de aburrir y matar de aburrimiento a las ovejas está en mita de tabla a 9 puntos del primero en la jornada 9 mientras que en Europa no ha sido capaz de ganar más de un partido. Ni resultados, ni juego, ni brillo, ni emoción, ni nada. Una gran nada. Se pueden imaginar las ganas que tengo de que llegue el Derbi.

1 comment

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO 1 nov 2010, 21:02:00

si Quique alardea de gran míster debe demostrar en la Liga pues en las competiciones del K.O. la flauta puede sonar o no, pero un entrenador demuestra su categoría en la competición de la regularidad. un abrazo.