No me busquen
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Vicente Calderón
No entiendo que la gente tenga armas en casa. No entiendo que exista una asociación como la National Rifle Association y me costaría empatizar con el presidente de un club así pero resulta que soy fan de muchas de las películas de Clint Eastwood. Que le voy a hacer. Es más, Manuel Jabois me parece un tipo inteligente y a pesar de su madridismo militante me veo muchas veces coincidiendo con él en sus argumentos. Tengo muchos más ejemplos. ¿Cuestiona lo anterior mi espíritu antibelicista o mi colchonerismo? Creo que no pero hay tanto profesional de la etiqueta que uno ya no sabe. ¿Soy un tipo incoherente? Puede ser pero prefiero pensar que los seres humanos somos más complejos de lo que nos quieren hacer ver y que la diversidad, lejos de ser un problema, es fundamentalmente un tesoro.
No creo que todo sea blanco o negro. Es más, tiendo a pensar que nada lo es.
Por partes.
No conozco a nadie que quisiera irse del Vicente Calderón. A nadie. Si das a elegir entre gastarse un dineral en construir un nuevo estadio o gastarse lo mismo (o menos) en arreglar el actual estoy seguro de que el 100% de mi entorno hubiese elegido la segunda opción. Es raro encontrar tanta unanimidad en algo. ¿Por qué se decidió entonces ir en contra de la voluntad popular? No lo sé. Tengo mi sospecha (y no es muy optimista) pero ni los estamentos oficiales ni el periodismo profesional me han ayudado demasiado a sacar conclusiones, la verdad. Dicho lo anterior, reconozco que ya tengo asiento reservado en el Wanda Metropolitano. ¿Soy un vendido? Puede ser pero prefiero pensar que lo que soy es del Atleti. Eso sí, no me pregunten qué es ser del Atleti porque hoy tampoco lo tengo muy claro. Lo que sí tengo claro es que es tan importante para mí que no puedo renunciar a dejar de verlo jugar en directo. Lo siento pero soy así de básico.
Asumido que nos vamos a otro Estadio (y podemos seguir sin asumirlo pero sería como tomarnos nosotros mismos el veneno para intentar que se mueran otros), asumidas los condicionantes que suponen participar en este circo del fútbol moderno (ídem) y asumidas todas las premisas, el nombre elegido no me disgusta. Eso no significa que me guste tener que asumir lo anterior pero apelo a la inteligencia del lector para no tener que seguir justificando y matizando cada frase que escribo. El nombre me parece un encaje de bolillos muy hábil e impropio de una directiva que no es famosa precisamente por hacer guiños a la historia. Prefiero Metropolitano a cualquier nombre de jugador porque siempre habrá otro jugador diferente que se lo merezca más. El Wanda no es que me emocione pero va a suponer el 3,5% de los ingresos del equipo. Visto así, puedo vivir con ello. Preferiría que no estuviese igual que preferiría que no hubiese publicidad en las camisetas o que todos los jugadores fuesen de la cantera pero puestos a tener que sacrificar una ficha prefiero que sea un Peón y no la Reina.
¿Y el escudo? Dejémoslo claro desde el principio. Me parece horrible. Eso sí, más allá de gustos me parece una torpeza realizar un cambio de esas características de espaldas a los aficionados. Aunque éstos sean considerados los clientes. Piénsenlo. Ningún empresario con cierta preparación lanza un nuevo producto al mercado sin hacer antes un mínimo estudio de mercado. No era tan difícil además, señores del Atlético de Madrid. No les costaba tanto. Por supuesto que hubiesen tenido rechazo pero lo están teniendo igualmente ahora. ¿Qué más les daba elegir algo, con las mismas características de lo que se buscaba, pero que pudiese haber encajado mejor? Puedo llegar a entender lo de la cuatricomía, el sentido de evolucionar y cualquier otra leyenda de Nibelungos que me quieran contar ahora pero no sobre hechos consumados. Me parece una soberana muestra de torpeza. Y no me refiero al resultado (para gustos los colores) ni al hecho de querer cambiar el escudo (muy lícito) sino al hacerlo de espaldas al aficionado. Al cliente, para que lo entiendan todos.
Dicho lo cual, el fin de semana ha sido un horror. No porque el nombre del estadio o el diseño del nuevo escudo me guste más o menos sino porque esas diferencias de criterio no han provocado un debate interesante sino una guerra civil insoportable. Una guerra civil entre hermanos, que es como son todas las guerras civiles. Una guerra civil entre abanderados de una supuesta identidad inflexible e intolerante (en la que sinceramente no me reconozco) y los defensores de un supuesto e irrenunciable orden mundial (que sinceramente me repugna). Una pelea estúpida no ya por ver quién la tiene más larga como atlético sino por marcar a fuego, con una onerosa línea de pinchos infectados, la entrada a tan “selecto” club. Despreciando al diferente. Insultando al que se sale de la línea. Repartidores de carnés, a uno y otro lado, que arengaban a la masa mientras marcaban con una letra escarlata a aquellos que osaran no sumarse a la causa. La suya, claro. ¿Qué causa? ¿qué carnés? ¿que guerra?
No me busquen en el frente. No me busquen tampoco en la retaguardia. Si les interesa estaré en el Calderón. Bueno, donde juegue el Atleti. Armado de bufanda y con ganas de debatir, no de pelear.
@enniosotanaz