Tripeiros y dragones
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historia,
Oporto
En
el siglo XVII, durante una de las frecuentes guerras entre Inglaterra y
Francia, la escasez de vino en las islas británicas obligó a que los ingleses
recurrieran a uno de sus aliados históricos (los portugueses) como fuente de
suministro. Los vinos del alto Duero comenzaron entonces a ser populares en la
pérfida Albión y algunos comerciantes británicos acabarían comercializando el
vino de la zona de Oporto en sus dominios. Es precisamente en esos años en los
que se data el origen del conocido como Vinho do Porto, una variedad original
de la zona que utiliza brandy durante la fermentación de la uva y que extiende
el nombre de la ciudad portuguesa por todo el mundo. El vínculo entre el vino,
Oporto e Inglaterra quedaba así forjado para muchos años. A finales del siglo
XIX, un jovéncisimo comerciante de vino afincado en la ciudad pero muy
vinculado con Inglaterra, decide crear un club en el que practicar ese
fascinante deporte tan popular en el país vecino, el fútbol. El 28 de
septiembre de 1893, coincidiendo con el aniversario de Carlos, I a la sazón rey
de Portugal, y junto a un grupo de amigos de la alta sociedad portuense,
António Nicolau d’Almeida , de 20 años de edad, fundaba el Foot-Ball Club do
Porto.
Apenas quedan registros de las andaduras del original FC Porto
más allá de un partido disputado frente al Club Lisbonense (club que despareció
algunos años después) en lo que vino a llamarse la primera y única edición de
la Taça de Carlos I. El joven d’Almeida contrajo matrimonio poco después y
cuentan las crónicas que fue precisamente su esposa, que consideraba el fútbol
como un deporte violento y sucio, la que le pidió al empresario que se separase
del recién fundado club, petición a la que el recién casado accedió. De esta
manera el club, sin al parecer llegar a desaparecer formalmente, entraba en un
periodo de letargo por inactividad que podría haberse prolongado ad infinitum
de no ser por la aparición de otro mítico ciudadano de Oporto.
José
Monteiro da Costa, hijo de un poderoso y adinerado horticultor de la ciudad,
pasó sus años de formación académica en Inglaterra. Tras su vuelta, fascinado
también por el deporte del balompié, decidió igualmente crear un club en su
ciudad natal al que denominaría Grupo do Destino. La cerrada sociedad elitista
de la ciudad portuense hizo sin embargo que la figura de d’Almeida se cruzara
con la del propio Monteiro da Costa y que ambos hablasen sobre ese viejo
proyecto del FC Porto que estaba acumulando polvo en algún sitio. José
Monteiro, convencido, decidió retomar la idea original de su amigo,
extinguiendo el Grupo do Destino, refundando el FC Porto, trasladando el
“nuevo” club a las instalaciones del desaparecido y alquilando a la Sociedad
Horticultora de Oporto (vinculada con su padre) el campo da Rainha en las
afueras de la ciudad, como terreno de juego. La ambiciosa idea de José Monteiro
pasaba no obstante por trascender la representación local de la región para
extenderse a cotas más altas. Sus propias palabras dejan claros los pilares en
los que se sustentará la institución desde el principio: “Sus colores deben
ser los de la bandera de la patria y no los de la bandera de la ciudad ya que
tengo la esperanza de que el futuro club será grande y no se limitará a
defender durante las pugnas deportivas contra los extranjeros el buen nombre de
la ciudad, sino también el de Portugal.” Por esa razón se eligen el
blanco y azul como colores del club, al ser estos los mismos que aparecen en la
bandera portuguesa de entonces, monárquica, anteriores al verde y rojo que
adoptaría posteriormente la república.
El club
crece de forma significativa y aquel primer campo se queda pequeño ya en 1912
por lo que deciden mudarse a uno mayor, el de la Constitución. Desde 1913, y
mientras el club se expande a otras disciplinas deportivas en su vocación
multidisciplinar, el equipo de fútbol juega desde el principio el campeonato de
Oporto (competición que conseguirá ganar 30 veces). Es a partir de 1922 cuando
empieza a disputarse el Campeonato de Portugal (origen de la hoy conocida como
Taça de Portugal), que enfrentará a los ganadores de los campeonatos de Lisboa
y Oporto. Aquella primera edición fue ganada por el equipo “tripeiro”, el FC
Porto. Es ese mismo año cuando un jugador del club, Simplício, diseña el que
sería el logo definitivo del club superponiendo el emblema anterior, un balón
con las siglas FCP, con el escudo de de armas de la ciudad. El crecimiento del
club sigue imparable y así en 1933 deciden iniciar un nuevo estadio que será
conocido como Das Antas. Un año después comienza a disputarse, de forma
experimental y en paralelo con los campeonatos regionales, la liga portuguesa
que los portuenses también ganan en su primera edición. Las décadas de los 40 y
50 son buenas para un club que consigue inaugurar Das Antas, participar por
primera vez en competiciones europeas (1956), ganar 4 ligas y otra copa
más. Pero a partir de 1960 el Oporto entra en un periodo de resultados
mediocres que lo distancia de las potencias lisboetas y del que no despertará
hasta finales de la década siguiente.
Para
entender el resurgir del club hay que hablar irremediablemente de Jorge Nuno
Pinto da Costa, actual y eterno presidente de la institución y verdadero
artífice del FC Porto actual. Llegó en 1977 como director de la sección de
fútbol, en la que ya entonces consiguió incorporar una estructura moderna y
fuerte que enseguida les haría ganar la liga 19 años después, para en 1982 ser
nombrado presidente del club. A partir de ese momento el Oporto recortará cada
vez más espacio a Benfica y Sporting de Portugal, dominadores del fútbol luso
hasta entonces, para hacerse después de dos décadas con el cetro de equipo más
poderoso de Portugal. Tiene 27 ligas portuguesas (5 menos que Benfica) pero 20
de ellas fueron ganadas a partir 1985. También tiene desde 2003 un nuevo
estadio, Do Dragao, que acompaña al progresivo crecimiento del club.
Pero
apelando al espíritu primigenio de los fundadores, la huella del equipo en
Europa también es significativa, concretándose sobre todo en dos fechas muy
señaladas. La primera, grabada de forma especial en el imaginario de todo
aficionado al Dragón, es el 27 de mayo de 1987 cuando en Viena, el Oporto
derrota al Bayern de Munich en la final de la Copa de Europa. En aquel equipo,
dirigido por Artur Jorge, destacaba un exquisito jugador argelino llamado
Madjer (que aquel día marcó de tacón) y un hábil extremo zurdo criado en la
cantera del Sporting de Portugal lisboeta que respondía al muy grato nombre
entre los colchoneros de Paolo Jorge Dos Santos Futre. La segunda época de
gloria europea para los tripeiros viene de la mano de Mourinho como entrenador,
consiguiendo la UEFA en 2003 y su segunda Copa de Europa (ya Champions League)
en 2004. De la mano de Vilas-Boas ganaría también poco después la Europa League
en 2011, equipo en el que destacaba nuestro “querido” Falcao.
El Oporto
se ha convertido en un equipo clásico en Europa y sería muy estúpido
menospreciarlo. Potente y siempre competitivo. Un club que se caracteriza por
saber comprar muy bien y vender mucho mejor, para montar siempre buenos
equipos. Sin duda, a priori, el rival más complicado de la fase de grupos.
(Espero que si de nuevo, como ocurrió hace poco con el Zenit, la redacción de Mundo Deportivo entiende este artículo como "inspirador" para su periódico, tengan el detalle de citar a su autor. Muchas gracias)
(Espero que si de nuevo, como ocurrió hace poco con el Zenit, la redacción de Mundo Deportivo entiende este artículo como "inspirador" para su periódico, tengan el detalle de citar a su autor. Muchas gracias)