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Monólogo de doble vía

Racing Santander 0 - At. Madrid 0

Durante años y años me he dejado las pupilas y las yemas de los dedos tratando de explicar, convencer y convencerme de que hay distintas formas de perder. De que no todo es el resultado. De que hay derrotas que fabrican optimistas cimientos para el futuro y que hay victorias que dejan esa gélida sensación de que no hay nada que hacer. Uno se acuerda hoy de esos partidos con Ferrando o Aguirre o Manzano, esos discursos miedosos y con trampa, ese salir a no perder, esos objetivos rancios, esas dificultades prefabricadas a priori, esos empates aburridos, mediocres y casposos que se vendían adosados a la gloria. Uno se acuerda de aquel atentado institucional contra el corazón del sentimiento rojiblanco y le vuelve a salir urticaria. Aquello empequeñecía la historia y el nombre de este club. Lo hacía además a pasos agigantados y es precisamente esa miseria la que nos ha llevado, en parte, a dónde estamos. Entonces recibía críticas por no valorar lo que supuestamente estábamos haciendo pero yo lo que hacía era precisamente preguntarme, sin estupefacientes, qué era de verdad lo que estábamos haciendo. Aquel entrar en Europa por la puerta de atrás, aquellos cuartos puestos de casualidad conseguidos con colecciones irregulares de jugadores pero nunca con equipos. Aquello era, como dije entonces y se ha visto después, pan para hoy y hambre para mañana. Nada sólido sobre lo que poder construir. Humo.

El Atlético de Madrid ha empatado en Santander en, probablemente, uno de los mejores partidos del equipo en los últimos años. Es un empate ruin e injusto que nos frena en esa radical vuelta a las posiciones altas de la tabla, pero es también un empate que despeja más dudas de las que crea. Es un empate para estar orgulloso y es un empate que no puede entenderse igual que tanto y tanto empate cicatero que nos hemos comido en la última década. El Atlético de Madrid que se vio en Santander es un equipo rocoso y hormigonado contra el que es muy difícil jugar. Sí, pero además fue un equipo ambicioso, vertical, hambriento, valiente y cuando pudo jugón. Irónicamente, las estrellas del Atleti de Simeone, ese equipo que se suponía defensivo y táctico, no son los mediocentros defensivos ni los centrales ni el portero. Las estrellas de este equipo son las que todos entendemos. Diego, Adrián, Turan, Falcao. Da igual quien juegue de central porque el equipo no se pasa el partido defendiendo y porque además el equipo defiende como equipo y así es todo mucho más fácil. Perea puede jugar sin que nos tiremos de los pelos. Gabi asume una función concreta, que si que puede hacer, evitando desempeñar papeles estelares para los que no está preparado. Así podemos hablar de todos y cada uno de los jugadores. Es cierto que la plantilla está descompensada, es corta y los relevos arriba son de muy poca calidad (tengo serias dudas de que cualquier muchacho del filial no sea mejor opción que Salvio o Pizzi) pero todo eso no es culpa de Simeone, el artífice de esta resurrección. Es culpa de los de siempre, de los que probablemente volverán a cargarse este sueño que ahora comienza.

Un monólogo de doble vía. Eso es lo que fue el partido. Un monólogo sin guinda final, ofrecido por este renacido, brillante y empático Atlético de Madrid. Control del ritmo, del balón, del juego y del partido. Sin concesiones. Sin especulaciones. Con los mismos parámetros ofrecidos siempre hasta ahora desde que Simeone está a los mandos. Dentro y fuera de casa (¿Eh, señor Manzano?). Queriendo ganar desde el primer minuto pero sin perder la cabeza. Romo, denso, junto. Difícil de pasar. Ansioso por recuperar la pelota y recuperándola. Con esos continuos cambios de posición de Diego, Arda, Adrián,... Con un incansable Falcao. Con un Tiago que ha tomado el liderazgo en el centro del campo y lleva la manija del equilibrio pero al que no se le echó de menos cuando tuvo que dejar su sitio a Mario por lesión. El Atleti lo hizo todo bien en el partido...excepto lo más importante: meter gol. La falta de definición mostrada frente al Valencia se vio hoy con mucha mayor profundidad, si cabe. Un problema que ya no es de entrenador. Al equipo le falta el instinto letal. El tener en la cabeza que puede que esa oportunidad que tienes sea la única del partido. Falta esa combinación de suerte, concentración y talento que supone la definición y que hoy por hoy marca las diferencias en el fútbol. Falta, es evidente, pero soy optimista.

El equipo plasmaba su intensidad en campo contrario y anulaba al Racing de Santander. Los cántabros eran incapaces de dar dos pases y a veces no tenían tiempo ni de dar un patadón. La presión colchonera era tan asfixiante que anulaba cualquier posibilidad de juego del contrario. Eso fue la constante de todo el partido. El Atleti robaba y se iba directamente a la portería contraria cuando encontraba superioridad o esperaba la elaboración cuando el contrario estaba armado. Constantes cambios de posición, estudiadísimas incorporaciones de los laterales, movimientos inteligentes arriba y un Diego en estado de gracia. El brasileño hizo un partido completísimo demostrando lo excelente jugador que es y también que debe ser. Diego es, porque Simeone quiere que lo sea, la referencia creativa de este equipo. El partido fue una sucesión de ocasiones de los rojiblancos de toda clase y condición. Remates fallidos desde la frontal del área (¡ay Turan!), balones colgados desde los lados que Falcao no define (¡ay Falcao!), combinaciones vertiginosas que dejaban posibilidad de remate dentro del área (¡ay Diego y Adrián!). El Atleti tuvo docenas de ocasiones claras que unas veces la mala suerte (dos tiros al palo) o la falta de precisión y otras el estado de gracia de Toño, el portero del equipo cántabro, hacían que el marcador acabase como empezó. El Racing sólo tuvo un pequeño arreón digno de ser mencionado al inicio de la segunda parte que Courtois anuló con esa insultante suficiencia a la que ya estamos acostumbrados. El resto un monólogo de juego, poderío, carácter, velocidad, agresividad, entrega y ambición. Cuando el árbitro pito el final uno rezumaba cabreo por todos los lados pero era un cabreo que apestaba a orgullo. Ayer uno se sentía orgulloso de pasear su afición colchonera por delante de todo aquel que hubiese visto el partido.

Volviendo al principio, el empate me deja la clara evidencia de que así tiene que jugar este equipo. No es mi forma favorita de fútbol pero no me importa. No es el juego del Barça ni falta que hace. No es el juego del Madrid, ni del Villarreal ni del Valencia,...ni falta que hace. Es nuestro juego. Es el juego del Atlético de Madrid y en ese contexto si me siento identificado. Si me gusta. Habrá días que sea bonito y habrá días que no. Me da igual. Ahora sí. Creo en esta idea. Creo en Simeone.


Sondre Lerche - Two way monologue

Groovin'

At. Madrid 4 - Racing de Santander 0


Cuando uno era pequeño, en mi memoria, ir al Calderón un domingo por la tarde era casi siempre sinónimo de placidez. Supongo que no sería así siempre pero en mi recuerdo todos los días hacía buen tiempo, la gente estaba contenta y el Atleti ganaba. No sólo eso. La memoria que yo tengo de los partidos en casa, en el Calderón, era de que el 90% de las veces el equipo contrario venía a encerrarse consciente de dónde jugaba y que casi siempre el peligro estaba exclusivamente en si el Atleti era capaz de abrir la lata sin cometer errores. Desde hace más de una década las cosas no han vuelto a ser así. Desde que la descabezada dirección deportiva decidió apostar por el perfil bajo, por ser un equipo del montón que guerrea y da puntapiés, desde que decidieron dar el mando deportivo del equipo a tipos mediocres con una filosofía rupestre y cobarde del fútbol el Atleti era un equipo que dependía del rival, que jugaba de espaldas al balón y que cambiaba de traje en función de lo que señalase el marcador. Cualquiera venía aquí a perdernos el respeto y sumar. Hoy no ha sido así. Hoy parecía estar en los recuerdos de mi infancia en los que el sol brillaba, la gente sonreía y el Atleti jugaba al fútbol.

“Groovin’...on a sunday afternoon”

Y es que, de verdad, es un placer ir a ver a este Atleti. Ganará o perderá. Cumplirá o no los malditos objetivos pero siempre es un placer ir a ver a un equipo que trata de ganar durante los 90 minutos y que pretende hacerlo jugando al fútbol. Ese parece ser el Atleti de esta temporada y ha sido el de hoy. Con la alineación titular sobre el césped (a falta de recuperar a Silvio y que probablemente Godín sea algún día Godín) el centro del campo es otra cosa. Cuando en los tres del centro están Diego y Tiago escoltados por Mario Suárez la cosa coge color. El canterano se asienta cada partido en esa posición de enlace entre la defensa y la creación. Un mediocentro defensivo de los que saben sacar el balón, equilibrar el equipo y ajustar el tempo. Ni un pelotazo. Un lujo, si señor. Más arriba un Tiago dolido por la suplencia que volvía por sus fueros. Buen partido del portugués al que le va a sentar muy bien la competencia. Pero amigos, nada de esto tendría sentido sin ese pedazo de jugador llamado Diego. El brasileño es ese jugador por el que llevábamos clamando años y que nunca venía. No sé si será un espejismo pero lo hace todo bien. La creación, la salida del equipo, la conducción y el último pase. Un jugador de esos que se echa el equipo a la espalda y lo hace jugar. A su lado el equipo parece una orquesta y por momentos una máquina.

La primera parte que ha hecho el Atleti ha sido en efecto para enmarcar. Monólogo de balón, de circulación con criterio, de entrada por las bandas, de desmarques,..el Racing de Santander era incapaz de tocarla. Lógicamente no llegaron a la puerta de Courtois ni una sola vez porque apenas pudieron tener el balón. Eso para convencer a los amantes de defender colgado de tu larguero y darle la pelota al contrario de cual es la mejor forma de que no te hagan ocasiones de gol. El cero a cero podría haberse terminado en cualquier momento porque el Atleti llegaba mucho y bien pero lo hizo pasado los 20 minutos en los pies de Radamel Falcao. Nueva gran jugada colectiva de los madrileños que deja el balón dentro del área en la derecha y en los pies del colombiano que demostrando su instinto es capaz de acomodar rápidamente y engatillar con la zurda para meter el primer gol de Atleti en liga. Empezaba la fiesta. Falcao sembró ciertas dudas en los partidos anteriores al respecto de su juego y la capacidad de hacer cosas en la creación de juego. Probablemente esas dudas sigan por mucho tiempo pero me da a mí que van a dar igual si sigue haciendo de goleador a la vieja usanza. De esos que las meten todas. A mí desde luego si las mete de tres en tres se me disipan todas las dudas.

Poco después Diego ofrecía un nuevo recital de conducción y desborde para ser derribado dentro del área. Falcao hacía el segundo de penalty. Para entonces el Atleti llegaba en tromba y el Racing no sabía ni por dónde empezar a defender. Pases, desmarques, cambios de juego, diagonales,...todo un recital de fútbol el que ofrecía este nuevo Atleti. Algún agorero decía en la grada que el Racing defendía mal y que era un equipo muy flojo. Puede que sea verdad pero docenas de equipos como este nos lo han hecho pasar mal en este campo y con docenas de equipo como este el equipo ha reculado en cuanto se ha puesto por encima en el marcador. Hoy no.

La segunda parte comenzó con la inquietante noticia de la lesión de Diego y la consiguiente sustitución por Adrián. Molestias leves decían las radios. Esperemos que se quede ahí. El equipo aparentemente no lo notó y un polivalente Turan ocupaba el hueco retrasando su posición pero todo, eso si, funcionaba más lento. Suficiente en cualquier caso para que Falcao hiciera su hat-trick elevando con clase el balón a la salida de Toño tras nuevo pase del turco. Ojo con Turan que muestra hechuras de gran pelotero. Tremendamente dinámico, gran técnica individual, hábil en el pase, rápido, listo y muy comprometido en defensa. Me gusta este fichaje.

A partir de ahí prácticamente un entrenamiento que sirvió para ver la implicación del equipo (presionando a falta de cinco minutos y con 4 goles arriba), la muy buenas formas de Adrián (que marcó el cuarto de gran cabezazo tras de nuevo un gran pase de Turan) y las primeras carreras de Pizzi que fueron buenas pero que no deberían tenerse demasiado en cuenta porque en esas circunstancias todos parecen buenos.

Ilusionante victoria del Atleti que deja un montón de cosas buenas en las que soñar: juego, actitud, aptitud, Diego, Turan, Falcao,...esto huele bien. Groovin’...!


PD. Siento no haber podido contestar hasta hoy los comentarios del post anterior. Pero me ha sido imposible.



The Rascals - Groovin’
(Groovin/1967)


Se confirma (R. Santander 2 - At. Madrid 1)




Es oficial. Este Atlético de Madrid me aburre. Me aburre mucho. Cuando hace unos años decidí ponerme a escribir las crónicas de los partidos de mi equipo lo hice porque uno creció en una época en la que la crónica deportiva era un arte literario que trasladaba al papel la épica de un deporte épico. Con el paso del tiempo esa pequeña delicia desapareció arroyado por la rabiosa simpleza del deporte de masas. El periodismo deportivo pasó entonces a ser una especie de crónica rosa para estúpidos y aquellas columnas con olor a elegancia se fueron por el desagüe. Con modestia uno intentaba recuperar ese estilo para mi equipo y para un deporte que durante mucho tiempo ha broceado mi pasión, mis sentimientos. Todos eso se ha ido a las cloacas. El fútbol de mi equipo es horroroso en planteamiento y ejecución y como tal no merece más que un trato despreciable. Me rindo. Tiro la toalla.

El partido de hoy en Santander es otro más de esos ejemplos desorazonadores que demuestran la pertinaz desidia que satura el Atlético de Madrid. Desde el despacho hasta el armario del linimento. Un equipo sin cerebro, sin cuerpo y sin corazón. Un equipo mediocre, triste y aburrido. Un equipo que da vergüenza.

Todo comenzaba con las tradicionales estupideces de nuestro entrenador, ese tipo empeñado en volver a dar una vuelta de tuerca a un elemento que hace años está pasado de rosca. Por alguna razón el ideólogo del clan Flores decidió volver a mover todo para no mover nada. Cambió los laterales para colocar a dos paquetes, uno en la cuesta abajo de su carrera y el otro que da gracias a Dios todos los días por estar en un equipo de primera división sin merecerlo. Cambió centrales, centro del campo y delantera. Eso si, Elías en el campo. El brasileño hoy ha jugado fuera de la banda y más cerca de esa posición que dicen es la suya pero ha sido tan inmensamente paquete o incluso más que siempre. Es oficial. Elias es un nuevo fracaso de la dirección deportiva que Quique parece querer restregar a sus amos cada vez que tiene oportunidad.

El equipo consiguió sin embargo controlar la primera parte por tres razones que se solaparon. La primera la presencia de Tiago y Mario Suárez, la mejor pareja de mediocentros que tenemos lo cual dice bastante de muchas cosas (recuerden que la pareja titular era Raúl Garcia/Asunçao). La segunda el tempranero gol de Mario Suárez tras recoger un rechace en la frontal del área tras saque de esquina que aclaraba las cosas. La tercera la absoluta ruindad e indolencia de un equipo como el Racing que jugándose la vida tenía el planteamiento rácano y alérgico al balón que usan todos los entrenadores rácanos y miserables entrenen donde entrenen y estén como estén. Lo que hace por cierto nuestro entrenador siempre que puede.

Pero el Atleti no sabe verse por encima en el marcador y no lo sabe porque se siente incómodo siendo protagonista y siempre que lo hace tiende a echarse atrás como los cobardes. Hoy no pudo hacerlo porque para cobarde el que estaba enfrente pero perdidos en la actitud no fueron capaz ni de controlar el partido ni de rematarlo. Es lo que tiene ser un equipo sin objetivos claros, que no sabe si ir para un lado o para otro. Por eso poco antes de acabar la primera parte, e injustamente, Kennedy empataba de falta directa.

La segunda parte trajo un Racing que jugándose la vida se dio cuenta de lo que tenía delante y lo poco que necesitaba para dormir tranquilo. También trajo un supuesto equipo de fútbol construido para no jugar a ese deporte y por tanto perdido ante la necesidad obligada de tener que hacerlo. Estamos hablando de ese espeso sucedáneo que dice llamarse Atlético de Madrid. Con esa receta llegó el segundo gol definitivo de nuevo en los pies del sueco tras el enésimo desajuste defensivo y la enésima duda de De Gea a la hora de salir del área.

A partir de ahí bostezo tras bostezo. Nada de nada. El horror. La lamentable realidad. La cruel desidia. El aburrimiento. La desesperanza. El Atleti modern.

Siempre me ha importado bastante poco la entrada a la segunda división de Europa. Especialmente si es por la puerta de atrás. Hoy me importa todavía menos. El Atleti ha hecho una campaña bochornoso, penosa, vomitiva y lamentable y como tal merece todo lo malo que le pase. Así de crudo. Así de real. Me importa una mierda los éxitos menores especialmente cuando la experiencia me dice que esto sólo sirve para tapar las faltas y desviar la antención.

Se confirma. El Atleti da grima. El Atleti da pena.

Cerocerismo extremo (At. Madrid 0 - R. Santander 0)





Decía un pintor francés llamado Picabia que es mejor no hacer nada que hacer cualquier cosa y sinceramente si esto, lo que llevamos viendo ya demasiado tiempo, es lo que tiene que ofrecer el equipo que sale a jugar los domingos con la camiseta del Atlético de Madrid es preferible que no hagan nada. Es mejor firmar el empate antes de jugar o directamente, caso de que nos enfrentemos a equipos que están por encima (y que lógicamente cada vez son más), ceder un derrota honrosa por la mínima evitando así que los jugadores se despeinen o manchen las rodillas y que nosotros los espectadores perdamos el tiempo jugándonos además un ataque mortal de aburrimiento. El partido que inauguraba la temporada 2011 en el Calderón, ese ejemplo ruin y chabacano de impotencia y cerocerismo, no será recordado más que por el tremendo dolor de cabeza que habrá levantado o por el riesgo de partirse la mandíbula entre bostezo y bostezo al incauto que lo ha sufrido. De hecho, como les gusta a los entrenadores “modernos”, no creo que este partido lo recuerde nadie nunca pasadas 48h. En eso se ha convertido el fútbol y el Atlético de Madrid. Una lástima.

El soporífero partido de esta noche en el Calderón frente a un Racing de Santander flojísimo y acobardado es la culminación de un barco a la deriva, un proyecto vetusto y decadente. Una elegía a la necedad y la demostración práctica de como se puede gestionar deportivamente un equipo de la peor forma posible. Les aviso de antemano que hablaré poco o nada del partido porque poco o nada se puede decir. Resumo la crónica en una frase: centrocampismo, pelotazo, inexistencia de juego, pelotazo, inexistencia de medio campo, inexistencia de esquema, pelotazo, el kun contra todos, pelotazo, primera parte, más de lo mismo, pelotazo, esperanzador debut de Koke, pelotazo, ocasión del Racing que salva De Gea (como siempre) y primera ocasión de los rojiblancos pasados los 90 minutos que saca a córner el portero rival. Fin del Partido.

Patético.

Pero empecemos por el principio. Una nefasta, pésima y lamentable gestión deportiva diseñada con el talento de un ácaro que probablemente responda mejor a los intereses económicos de los filibusteros de la contabilidad que parasitan en el Calderón que a la pública incapacidad manifiesta del inútil entre los inútiles que se apellida García Pitarch. Una gestión que mantiene un equipo descompensado desde hace lustros pero que cada semestre el valenciano (manejado por sus amos) se empeña en descompensar todavía más. Ciñéndonos a esta temporada vemos como se trae a un equipo que juega sin mediapuntas (porque fichamos también entrenadores que no los quieren) al enésimo mediapunta que no jugará nunca en su posición. Hoy Fran Mérida ha vuelto a jugar en banda y ha vuelto a hacer el ridículo. No sé si este chico es bueno o no pero me temo que en este Atleti de iluminados y fariseos no lo voy a saber o al menos siempre me quedará la duda de saber si podría haber sido lo que decían que era (ya me pasó antes con Ibagaza y con Jurado y con Salvio). Una dirección deportiva que cuatro días antes de empezar la liga se desprende de un jugador que peleaba por la titularidad (otro media punta que tampoco jugaba en su sitio) y no tiene sustituto. Eso si, una dirección deportiva que mantiene cuatro mediocentros en plantilla del mismo corte tuercebotas que tan buenos resultados nos ha dado. Aquí no meto a Tiago que es el único centrocampista que juega al fútbol y que para más inri es cedido. Tiago sería el quinto medio centro, número que hoy se extiende a seis con la aparición de Koke. 6 en sólo una temporada. Una dirección deportiva que en invierno se va el único interior que ha jugado todos los partidos de titular y no tiene reserva, lo cual tiene todavía mayor delito cuando el entrenador es alguien incapaz de mover su sistema en el que indefectiblemente hay dos tipos por banda. Eso si, una dirección que anuncia a bombo y platillo la contratación de un nuevo central (he perdido la cuenta de cuantos llevan).

El anterior párrafo explica el esperpento de la alineación de hoy. Para el juego desarrollado habrá que apoyar esa materia prima tóxica con la inestimable colaboración de nuestro afamado entrenador, un tipo que lejos de conseguir sacar jugo de una almendra seca nos presenta la almendra no seca sino liofilizada, rebozada en serrín y en barro e intenta que sea además lo más indigesta posible. Un entrenador que incapaz de inventar un sistema que logre sacar algo de lo que tenemos se limita a no tocar su “revolucionario” y rígido sistema adaptando todo el mundo alrededor y tratando de hacer que las medianías que tenemos como jugadores se adapten a sus fichitas prediseñadas. Quique es como Mahoma, que obliga a las montañas a ir hacia él. El resultado, eso si, es cada vez más penosos y lamentable. De Fran Mérida ya hemos hablado. De Raúl García mejor no hacerlo. Su paso por la banda era simplemente una broma. Una frivolidad de entrenador frívolo. Su paso por el centro es tan triste como indignante. Como siempre por otra parte. La única razón para que este jugador malo y mediocre siga año tras año en la disciplina del equipo es que tiene una agencia de representación muy bien publicitada en los medios que parten la pana. Eso y que ya se cuida el inútil de Pitarch de que en este equipo no exista la competencia.

El Atleti 2010-2011 es el equipo del Kun Agüero y 9 muchachos más que intentarán lanzarle el balón desde cualquier posición y de cualquier manera. Esa es la erudita forma de jugar al fútbol de nuestro club. La estrategia del picapedrero. Recen señores porque el Kun invente algo cada domingo porque de otra forma tendremos que empezar a pensar en pasarlo verdaderamente mal este año. Otra vez.

Pero no se preocupen que acabaremos cumpliendo el “objetivo”. Al fin y al cabo los objetivos son como los principios para Groucho Marx, si no le gustan estos tenemos otros. Que el cuarto puesto queda lejos pues nos ponemos que el objetivo es el sexto y ya está. Ya se hizo con Aguirre y el Mejicano acabó renovando así que por que no va a volver a pasar. Y si el sexto es mucho pues el décimo o el objetivo de no descender o el de ascender al año siguiente o el de ascender en menos de dos años o el de...

Y nosotros a animar o a meternos con el Sevilla o con Munitis o con Belén Esteban porque eso de protestar contra el que tiene la culpa no es nada cool. Pobres, si se juegan su dinero...

Como tiene que ser






Racing de Santander 3 - At. Madrid 2

Decía Seneca que vencer sin peligro es ganar sin gloria y probablemente tenga razón. A pesar de los muchos agoreros que soñaban con una noche aciaga para el colchonerismo la semifinal de la copa del rey se había resuelto en el Vicente Calderón hace una semana. El partido de hoy era de esos partidos difíciles de jugar con todo que perder y nada que ganar pero que si encarrilas pronto se convierten en un tramite aburrido y prescindible y eso es lo que hemos visto hoy. Aun así me gusta pasar a la final así, a lo grande, como tiene que ser, siendo mejor aquí y allí para no dejar dudas.

Que el Racing saliese enchufadísimo al partido es algo que todo el mundo esperaba y a nadie sorprende pero que el Atleti saliese con la careta de aturdido era más difícil de esperar y aunque se dieron las dos cosas a la vez lo cierto es que ni lo uno ni lo otro fueron especialmente intenso ni significativo. El gol prematuro de los cántabros llega no porque el aliento de la grada anime a los jugadores del Racing por encima de sus posibilidades sino porque ese mismo aliento le afecta sobremanera al pobre muchacho de Valera, un jugador que juega de titular en este equipo más por negligencia de los que lo dirigen que por él mismo, cuando decide ir a defender un córner con los ojos cerrados y mete el balón en su propia portería. Las alarmas de los más pesimistas de entre los más pesimistas se encendieron pero a los cinco minutos se vio que el espíritu del Atleti hoy no era ese. Estaban bien plantados, tácticamente muy bien distribuidos y metidos en el partido. A este que escribe le tranquilizó ver al equipo de esta manera (aunque seguía un poco aturdido) y ver como a los cinco minutos Agüero remataba delante de la portería (y fallaba). Lo que terminó por relajarme sin embargo fue el extraño gol que ocurrió un par de minutos después. ¿Valera? ¿Reyes? ¿Propia puerta?... da igual. Gol del Atleti y empate a uno.

Ahí empezó a morir el partido. El Racing acusó el puyazo y el Atleti se quitó un verdadero peso de encima. Desde ese punto hasta el descanso el equipo santanderino, que a esas alturas había sido más espíritu que juego, más corazón que cabeza, caía en una suave pendiente que lo llevó a desaparecer del campo mientras que el Atleti crecía como equipo, fijaba las posiciones, se hacía con el control, con el balón y con el partido. Cinco goles de ventaja tienen ese efecto. Sin extrema brillantez pero con eficacia más que sobrada. De hecho las mejores ocasiones vinieron de los jugadores vestidos de rojo y blanco como un par de remates de cabeza del Kun, especialmente uno de ellos rematando sólo desde el área pequeña.

La muerte oficial del partido sin embargo solamente tuvo que esperar cinco minutos tras la reanudación del partido en la segunda parte. Magnífica jugada de calidad de Jurado (con demasiado toquecito inútil todo el partido) en asociación con el indomable talento del Kun para que el primero resuelva muy bien delante del portero. 1-2 y a dormir. A partir de ese punto lo que vimos fue mucho fútbol control del Atleti y violencia gratuita de los cántabros, supongo que demasiado preocupados por saldar viejas cuentas y rencillas antes de caer eliminados de la Copa. Faltas, desplantes y expulsiones fue lo que aporto el Racing para remontar la eliminatoria. Penoso bagaje para un equipo que se ha quejado tanto de temas extra deportivos. Que un equipo tan claramente inferior en los dos partidos recurra a la incompetencia de los colegiados es sinceramente para hacérselo mirar o como dice mi abuela, es no querer enterarse de que va la película.

El cante de De Gea al final del partido que supone el empate y el siguiente gol de Tchité ni siquiera son significativos y suponen una mera anécdota propia de la relajación del momento.

Y ahora la final. Me tiemblan ya las piernas sólo de pensarlo pero a la vez me palpita el corazón a toda velocidad esperando con ansiedad que ya empiece... ¿este año si? Queda mucho todavía así que pensemos de momento en otras cosas.

No lo sé




Racing de Santander 1 - At. Madrid 1

No vi el partido de ayer así que poco o nada debería comentar al respecto pero a tenor de las crónicas que he leído me temo que fue ese partido que ya me he tragado muchas veces.

Copas del rey aparte, este Atleti transmite tan poco que ni siquiera necesité de un sacrificio demasiado grande para obviar el encuentro ni tan siquiera preocuparme por el resultado hasta que a las doce de la noche llegué a casa.

Una lástima, pero es lo que tenemos. A 6 puntos del descenso y a 13 de la Champions. Esa es nuestra realidad.

Hubo un día...





At. Madrid 4 - Racing de Santander 0

Es curioso como cuando las cosas se hacen bien todo parece mucho más fácil y sencillo. La noche del Calderón, a pesar de las calvas, ha sido diga de una semifinal de copa y por una vez todos los elementos en juego han estado a la altura de las circunstancias. De la afición no tenían ninguna duda pero de los señores que componen el equipo las tenía todas y aunque había muchas razones para reforzarse en esa idea la realidad es que hoy, jugadores y entrenador, han dejado una muestra de que si es posible y de que si lo saben hacer. A partir de ahora me temo que las excusas para la mediocridad tendrán que ser más elaboradas porque sabemos que hubo un día en el que el Atleti fue el Atleti, ese equipo grande que todos queremos.

El partido empezó sin tiempo de hacer lecturas. Un ritmo vertiginoso, una intensidad impropia de este equipo (una lástima pero es así) y muchas ganas de hacerse con el balón y con el partido (igualmente impropio). Antes de que me pierda en otras disquisiciones fue la primera mejor parte de toda la temporada. Especialmente esos primeros 20 minutos donde pasó de todo para el Atleti y de todo bueno. El secreto del éxito en realidad no es tal secreto. Cualquiera sabe que si alguien fuese capaz poner el balón en la zona de tres cuartos colchonera el potencial de este equipo se multiplica por 100 y eso es lo que ocurrió. Asunçao y Tiago, enchufadísimos, robaban muy arriba y soltaban el balón a las bandas (¿por qué Simao y Reyes parecían mejores?) o a un Agüero estratosférico que cuando tiene el balón es imparable. Hoy más que nunca. El único que no estaba en el campo era Forlán, supongo que no lo suficientemente motivado al sentir que no juega en un equipo grande.

El Atleti aviso varias veces pero especialmente peligrosas fueron un remate sorpresa de Tiago al poste y una llegada por la banda derecha (los mejores minutos de Ufjalusi también) que el Kun remataba desviado. Pero fue sólo un aviso porque poco después era el Kun el que la colgaba desde la misma banda derecha para que Simao empotrara la pelota en la portería. El delirio en un Calderón con muchos claros y empapado de agua.

La mejor señal vino precisamente en ese momento cuando a “pesar” de ir ganando el equipo siguió manejando el partido con la misma intensidad, la misma tensión y la misma cabeza para leer los tiempos. Canales no conseguía sacar cabeza de la maraña colchonera, Munitis se tenía que ir a buscarse la vida a la banda (sin éxito) y Colsa perdía la batalla contra los portugueses del Atlético. Los colchoneros eran los únicos sobre el campo y las ocasiones seguían llegando, algunas especialmente claras como una excelente incursión de Ufjalusi por la banda que cuelga el balón al área de forma magistral para que el Kun, en el área pequeña, remate a las manos del portero rival. Pasados los 25 minutos el ritmo paró un poco pero el equipo colchonero consiguió mantener la cabeza fría lo suficiente como para seguir manejando el partido y seguir teniendo oportunidades. En una de ellas por fin aparece el confundido uruguayo (en una baja forma desquiciante) para rematar con la izquierda bien pero sin poder marcar gracias a una buena intervención de Coltorti. El segundo gol de los colchoneros era más que justo pero parecía que no llegaba a pesar de las muchas y buenas ocasiones, pero por esas cosas que tiene el fútbol al final apareció cuando menos se esperaba, en las postrimerías del primer tiempo y tras una jugada en la que se suceden los fallos en cadena de los cántabros y que Reyes mete dentro de la red. Me alegro por Reyes que también estaba haciendo un buen partido.

Es cierto que durante muchos tramos del partido el encuentro estaba roto y los equipos se rompían pero este atleti ha demostrado muchas veces que sale mejor parado del intercambio de golpes que de la especulación así que... ¿por qué seguir insistiendo? También hay que destacar la labor del árbitro que aunque tuvo errores importantes (especialmente contra los racinguistas) es de esos colegiados tipo británico que dejan jugar y no paran el partido por nimiedades lo cual es muy de agradecer desde el punto de vista del espectador.

La segunda parte fue algo más de control (probablemente porque Quique es consciente de las limitaciones físicas de este equipo) pero no desmereció un ápice el buen planteamiento y espíritu del equipo. Al Cesar lo que es del Cesar y hoy hay que felicitar a Quique y su planteamiento. Quizás hubo un pequeño bajón en torno a los diez minutos de la segunda parte pero esa mínima reacción se acabo al instante con un nuevo tiro al palo de Simao. La jugada definitiva llega sin embargo poco después cuando un error del Racing (típico de los colchoneros, irónicamente) provoca un vertiginoso contrataque bien llevado por los madrileños pero mal culminado por un Jurado que acababa de salir por Reyes lesionado. Digo mal acabado porque cuando debería haber tirado el balón a la izquierda se empeña en regatear en solitario con lo que favorece la falta del rival y el aborto de una ocasión clarísima de gol que es lo que ocurre. Ante la sorpresa de todo el mundo al árbitro pita sin embargo penalty una falta que ha sido claramente fuera del área. No creo que el colegiado pueda considerarse como crucial en el resultado pero sin duda el error es mayúsculo. Forlán se encarga de ejecutarlo poniendo el 3-0 en el marcador.

A partir de ahí el Atleti juega a placer. El Racing muerto intenta estirarse a la desesperada pero es imposible frente a un equipo madrileño muy bien plantado donde Tiago daba una lección de lo que tiene que hacer un medio centro moderno. Espero que Raúl García tomará nota de lo que él probablemente nunca sea capaz de hacer. Es pronto para tirar las campanas al vuelo pero Tiago parece el jugador que necesitábamos. Rigor táctico, intensidad, listo en la colocación y (¡gracias Dios!) con capacidad para mover el balón con calidad y sentido. Gran partido del portugués y gran partido de su escudero Asunçao que como sospechaba cuando tiene cerca un jugador de fútbol crece también como futbolista.

En una de esas jugadas de fantasía con las que el Kun nos ha correspondido durante toda la noche el argentino se hartó de caracolear hasta que lo derribaron a zancadillas en lo que esta vez si fue un penalty de libro. El uruguayo Forlán marcaba su segundo gol de la noche y el cuarto del equipo. Es curioso como el charrua se lleva dos goles en la buchaca haciendo un partido triste y ramplón muy por debajo de lo excelente jugador que es. Supongo que es lo que tiene tener la suerte de jugar en un equipo grande.

El único acercamiento de los cántabros (y por eso digo que me parece muy injusto culpar al árbitro en un partido en el que el Atlético a barrido a su rival del campo) fue alrededor de la media hora en un remate de cabeza de Canales que resuelve de forma magistral De Gea, un portero que crece por momentos y va camino de convertirse de un personaje clave para este club. Poco más porque desde ese momento hasta el final siguieron sucediéndose con la mala suerte de que ninguno se concretó y especialmente sangrante es lo que falla Jurado en el último minuto del partido sólo con la portería vacía.

Con el Atleti es difícil de asegurar nada pero el resultado es tremendamente contundente y la eliminatoria parece sentenciada. Si esto se confirma veremos al Atleti en una final después de más de una década lo que sólo de escribirlo me pone los pelos de punta. Espero que todos estemos a la altura ese día.

Los albóndigas en remojo

Como he escrito en el post anterior ayer no pude estar en el campo ni ver el partido. Por eso transcribo aquí sin añadir una coma la crónica que me ha mandado mi buen amigo El Hombre Omega, un tipo que me merece mayor credibilidad que cualquier periódico o emisora.


Existe en el cine americano un subgénero protagonizado por entrañables perdedores que pretenden destacar en actividades para las que física y mentalmente no están dotados. Bien sea un partido de futbol americano, o en una cancha de baloncesto, los protagonistas tratan, de manera patética, de competir con el equipo de los guapos y atléticos lideres del instituto. Todo esto cambia cuando aparece en sus vidas el entrenador de vuelta de todo, generalmente antigua estrella del deporte profesional que les infunde coraje, determinación y tantas ganas de ganar que el grupo de freaks termina creyéndoselo y derrotando al rival. Ayer en el Calderón Abel Resino decidió ser ese entrenador y sacó a la cancha a un grupo de “futbolistas” que encarnan, uno por uno, los personajes tópicos de estas producciones:

Cleber Santana seria el gordote sin amigos del que se ríen todos sus compañeros y al que el entrenador le da la orden de no dejar pasar a nadie por su zona de juego. Sinama es el muchacho hiperactivo que se enreda con sus propios pies y en la táctica de los novatos actúa como distracción del contrario (pero solo como distracción). Valera juega el papel de casi-guapo. A primera vista parece un chico normal pero si observas su comportamiento detenidamente te das cuenta de que sufre algún pequeño trastorno. Jurado seria el jefe, el líder de los Nerds, ese que lleva infinidad de bolis en el bolsillo de la camisa, sabe que vale más que los demás pero su inmensa timidez le bloquea. Por ultimo Reyes, otro personaje recurrente: el del ex jugador profesional con resaca perpetua que el club ha contratado para darle relumbrón a la entidad. Desgraciadamente el partido de ayer no tuvo un final feliz como en el cine.

Con estas armas nos plantamos frente al Racing de Santander, una temible escuadra que si no me equivoco va a pasarlas canutas para no descender, pero que con lo poco que tiene le bastó para que no nos llegara la camisa al cuello durante casi todo el encuentro. Nuestros jugadores lo intentaron, de verdad. Supongo que a un equipo en el 4 de sus integrantes no son futbolistas profesionales no se le puede pedir más. Añade la baja de Maxi y el agotamiento del Kun y Forlan por sus compromisos con las selecciones y el empate fue un resultado justo. En realidad pudimos ganar el partido, si Forlan hubiera acertado en el único mano a mano que tuvo y que no suele perdonar o si el lanzamiento de falta que se estrello en el poste, también del uruguayo, hubiera ido un centímetro más a dentro. Pero como el Racing también se acerco con peligro en un par de ocasiones y le regalamos el gol de rigor, pues eso, justo empate.

Del club de los novatos un par de cuestiones: todo el ataque del rival venia por la banda de Sinama y Valera, este ultimo siempre mal situado, sin cerrar al extremo y perdiendo el balón en situaciones muy comprometidas. Cleber, lo que esperábamos, lo que, excepto Pitarch, ya sabíamos; que no es un jugador de futbol. Sinama ocupo espacio físico en el campo y Reyes … salió al campo motivado, toco el balón dos veces y decidió volver a ser el curro romero del futbol (el curro de las espantadas y las almohadillas no el genio del toreo).

Mención aparte merece Jurado. Hoy leo las crónicas deportivas y todas coinciden en el partidazo que hizo. Hay un tipo de chica más bien normalita, ni guapa ni fea ni tonta ni lista que sale por las noches con dos amigas realmente horrorosas. A altas horas de la madrugada para los chicos que las cortejan ella es el pibón. Como estará la cosa en el Atleti que un jugador tan vulgar y sin sangre como Jurado nos parece un pibonazo. La única buena noticia de verdad fue la salida del canterano Keko en sustitución de invisible Sinama. Todo lo que hizo en el campo lo hizo bien y con criterio.

No creo que Abel acabara muy contento con la actuación de sus freaks ,¿O sí?. Porque si lo piensas bien, creo que decidió sacar estos tipos para poner en solfa la maravillosa política de fichajes del club. ¿No son estos los cracks que me habéis traído? ¡pues ahí los tenéis! Mejor una vez rojo que ciento colorado, dice un antiguo refrán.

Sobre los problemas extradeportivos solo una cosita, mientras la gente protestaba dentro y fuera del estadio, mientras que a lo largo de la semana los dirigentes del club han escrito cartas y rectificaciones y la prensa una vez más les ha hecho el juego, la revista oficial que el club edita y reparte gratuitamente en cada partido mostraba en un revelador dibujo los jugadores que tenemos y la posición que ocupan. Echándole un vistazo al grafico cualquiera entiende los males de este equipo. A veces el enemigo sin saberlo está en casa.

Reflexiones sobre un desastre

At. Madrid 1 - R. Santander 1


No hay sensación más frustrante y desesperada que tener que vivir el tristísimo episodio que vivió el club Atlético de Madrid ayer y encima tener que hacerlo desde una distancia que lo hacía todo mucho más patético todavía de lo que era. Una boda de un amigo de la infancia me hizo perderme toda la epifanía colchonera y tener que vivirla a base de prensa, llamadas de teléfono, SMS's y comentarios anónimos de personajes anónimos que me rodeaban. Personajes que no eran seguidores colchoneros y que no entendían los motivos de una protesta que ellos, supongo que alumbrados por los medios de comunicación de este dichoso país, asumían como una pataleta sin sentido de un puñado de lunáticos. “Han ido cuatro gatos”, me decía uno de ellos con cierta sorna confirmando el dato en las alertas de su teléfono. Resultando todo ello patético sin duda lo más patético de todo fue el comprobar que muchas otras personas, supuestos seguidores colchoneros esta vez, tenían exactamente la misma opinión: cuatro gatos que entorpecen la honorable labor de los "legítimos" dueños del club. Eso es el Atleti hermanos: un puñado de correveidiles que esconden las pocas cenizas que van quedando de lo que fue una vez un precioso club. Una orquesta incompleta de funcionarios aburridos que tocan sin partitura dirigida por un par de hombres grises que usan el circo como tapadera. Un muñequito blando, simpático e inofensivo que la prensa carroñera usa para relajar la tensión, como cuña para calzar los desajustes de la máquina de hacer dinero o simplemente para probar en sus carnes cualquier tipo de desatino.

Estoy tan decepcionado y triste que no me apetece insultar a nadie ni tratar de entender nada. Simplemente dejaré aquí mis modestas conclusiones a modo de reflexión personal.

1) Supongo que mucha gente entenderá el número de asistentes a la manifestación como un éxito. Yo no. Para mi es un rotundo fracaso que deja como conclusión algo que ya sospechaba y que es el que la inmensa mayoría de la masa atlética no entiende el equipo más que como un grupo de señores que salta al césped para jugar al fútbol. Ni honor, ni historia, ni sentimiento ni demás cuentos de princesas. Esa inmensa mayoría jamás irá una hora antes al estadio dejando de hacer otra cosas más "importante", jamás se perderá diez minutos de partido si puede evitarlo, jamás se comerá un atasco gratuito por ejercer su derecho a protestar y en definitiva jamás se manchará las manos en pos de una leyenda que además no se cree. Si ayer, con todo lo que había llovido, había más gente mirando la manifestación que protagonizándola nunca podrá ser de otra forma. Admitámoslo y asumámoslo: esa es la inmensa mayoría del Atleti. ¿Cómo se ha llegado a esta situación de parálisis? Pues cada uno tendrá su teoría pero creo sinceramente que no tienen sentido ya las manifestaciones fuera del estadio Vicente Calderón con estas premisas y las formas actuales porque al final no son más que sanos ejercicios de nadar a contra corriente, tan loables como estériles y que en la mayoría de ocasiones además nos dejan como “lunáticos” frente a la opinión pública.

2) El equipo, el que salta al césped, es una vergüenza y una lamentable broma pesada. Lo era antes del partido de ayer y lo es todavía mucho más después. El segundo partido de liga (que se dice pronto) me temo que inicia ya la oscura estela de una temporada larga y tortuosa cargada de disgustos, sopor, lamentos, excusas, decepciones, rumores, pesadillas, sustos y mucha vergüenza. Lo que está mal construido normalmente se cae. Lo que está muy mal construido se cae además con estrépito. Nuestra plantilla está muy mal construida así que hay que empezar a estar preparado para lo peor. Sólo un estúpido sin cerebro podía creer que los Valera, Cléber, Reyes,… de turno iban a dar un salto de calidad a este equipo cuando de hecho es todo lo contrario. Hay que ser muy estúpido y muy imbécil para creerlo aunque me consta que mucho “comepipas” estaban convencido de ello imbuidos por los cantos de sirena que nacen en las oficinas del Calderón y los arcángeles de la prensa se encargan de rociar en entre la plebe pasiva. Algo que pone de manifiesto también el sorprendente nivel de inteligencia de la adormecida, complaciente y cobarde nueva afición colchonera. En la segunda jornada estamos infinitamente más cerca de la cola que de la cabeza y eso habiendo jugado contra Malaga y Racing, dos “superpotencias” de La Liga de las Estrellas, como todos sabemos. Se avecinan tiempos difíciles para los idiotas que nos tomamos al Atlético de Madrid en serio.

3) Los giles y cerezos no tienen ninguna gana de largarse y no hay nadie con medios y recursos dispuesto a dar la cara en la oposición o ser una bandera en la lucha a la que poder agarrarse. No sé si existirá alguien en la sombra dispuesto y capaz de ser el dueño/presidente del Atleti pero si existe es un redomado cobarde que no sé a qué coño está esperando para dar la cara. No sé si existirá ese alguien pero si existe que se quede donde está porque tampoco me vale. Ya no. Si los que están son lo que son y los que vienen se esconden antes de empezar esperando a que el camino este liso y limpio de matojos, la situación es mucho más desesperada de lo que nos damos cuenta.

4) La prensa es el enemigo, lo han demostrado un millón de veces así que no hay que volver a ponerlo en cuestión, pero cuando tu posibilidades de salir con vida pasan precisamente por lo que haga ese enemigo la realidad es que de alguna forma estás vendido a su suerte. Por decirlo de otra forma más clara: estás vendido. El Atlético de Madrid será lo que la prensa quiera que sea y creo que parece evidente hacia donde apunta todo.

Se avecina la tormenta

“Lo que empezó como una brisa templada se torna en algo más como la iluminación que quema las casas o el viento que derriba las puertas”

No sé si ustedes han visto el partido de esta noche y tampoco sé lo que los periódicos dirán sobre el mañana pero les aseguro que si hablan bien de mi equipo, el atlético de madrid, será porque han visto un espejismo, porque se dejan llevar por la contundencia de un resultado injusto o porque, como más de una vez he sospechado, el gremio periodístico tiene un interés especial en que este equipo y está institución siga en esta tesitura por mucho tiempo. Hoy el oficialismo ha tenido suerte, suerte basada en la excelente labor de un excelente ramillete de jugadores, pero suerte al fin y al cabo. No todos los día se tendrá suerte y está dinámica de juego no parece que después de tantos años se vuelva del revés en los próximos meses. Me temo por tanto que se avecina la tormenta.

Antes de que luego se me olvide me gustaría felicitar con toda la sinceridad de la que soy capaz al Racing de Santander por el partido de hoy. Me ha hecho seguir creyendo en el fútbol y en que la valentía o el gusto por el fútbol no tiene nada que ver ni con el presupuesto, ni con el sueldo de los jugadores ni con las aspiraciones de la institución sino fundamentalmente por la estupidez y estulticia de algunos directores técnicos mediocres.

“Ahora me encuentro en problemas sin saber nunca cuando reir y mientras mis ojos se hunden en mi calavera me siento vinculado al máximo”

Hace unos días me preguntaban como me gustaría que jugase mi equipo y es una pena que la pregunta fuese antes de este partido porque hoy hubiese dicho que como el Racing durante los primeros minutos de partido, con la delantera presionando la salida del balón desde el área contraria, la defensa situada en el centro del campo y haciendo al equipo contrario jugar en 20m. Así salió el Racing y de esa manera consiguió que el atleti ni pasase del centro del campo. Era el mundo al revés pero era la realidad, un Racing valiente y agresivo maniataba a un atleti, torpe, tosco, espeso, falto de calidad con el balón y cobarde que recurría al pelotazo como única forma de llegar al campo contrario. Lo de siempre, vamos. En estas apareció la enésima torpeza de la defensa atlética en el área para que un árbitro crecido nos ofreciese otro penalty en contra. Lo de siempre, vamos. Gol del Santander.

¿Creen ustedes que el Racing se echó atrás como hubiese hecho cualquier equipo entrenado por Aguirre? Pues no, siguió jugando igual y manteniendo al atleti en el mismo sitio y con los mismo apuros. Decía Clemente en tiempos que la mejor forma de contrarrestar el centro del campo contrario, si este es bueno, es evitando que exista centro del campo. Él dijo literalmente que la pelota “pase por encima”. Esa es la premisa en la que se basa el juego de Aguirre independientemente del contrario. Nunca hay medio del campo y la pelota siempre pasa por encima. Jugamos con 5 defensas (se suma Asunçao) y 5 delanteros (se suma Maniche) o con 6 defensas y 4 delanteros dependiendo de si estamos dentro o fuera del Calderón. Si metemos un gol la táctica pasa a ser con 8 defensas o 9. Esa es la valiente forma de entender el fútbol de nuestro entrenador. Pero claro, tiene la suerte de tener en la plantilla a Agüero, Simao y Forlán y cada vez que por cualquier casualidad alguno de estos tres agarra el balón las posibilidades de crear algo de la nada se multiplican hasta el infinito. Así, de casualidad, le llegó un balón a Agüero que se la cuelga a Forlán, que hace una excelente dejada de cabeza al área grande que Simao empala a la red. Antes de ese gol el atleti estaba muerto. A partir de ahí empezamos a pensar en positivo. Aguirre tomaba agua y de tocaba la corbata.

“Si la tormenta se avecina, la tormenta se avecina, va a provocar un sonido delicioso que pondrá tu vida patas arriba”


Pero el Racing no se arrugó y siguió apostando por la valentía y por el fútbol con lo que los aficionados podíamos disfrutar de un partido abierto y bonito. La única manera de ver fútbol en el Calderón es o cuando se inventan algo nuestras estrellas o cuando viene a jugar un equipo que apuesta por el fútbol. Hoy tuvimos las dos cosas en el campo y lo agradecimos.

Pero desgraciadamente para el Racing apareció un tal Cesar Navas para hacer una entrada de Kung-Fu criminal a Asunçao y auto-expulsarse. Una pena para su equipo y una pena para la grada. A partir de ese momento y hasta el final del primer tiempo (unos 15 minutos) el atleti disfrutó de sus mejores momentos, especialmente cuando Forlán, otra vez Forlán, se inventó un pase entre líneas que dejaba al Kun delante del portero y éste no fallaba. 2-1, primer partido remontado por el atleti y toda una segunda parte con un jugador más. Pintaba bien la cosa para los colchoneros.

Pero este equipo es rácano y pendenciero, cobarde y conformista, así que en lugar de disfruta de una segunda parte de placer tuvimos que asistir a una nueva pesadilla. El Racing con uno menos fue infinitamente mejor durante toda la segunda parte hasta que tuvieron un error que supuso el tercer gol en el casillero rojiblanco. Con diez jugadores siguieron presionando, jugando, tratando el balón con criterio y siendo lo valiente que merecía la ocasión. El atleti mientras tanto se dedicaba a lo que siempre hace, especular, dejar pasar el tiempo y hacer el ridículo. El gol de los cántabros parecía inminente y hubiese sido justo pero un fallo deja a Forlán delante del portero y como suele ocurrir en estos casos el Uruguayo no falló. 3-1 y fin del partido. Sólo dio tiempo a que de nuevo Forlán, excelente partido el del uruguayo, empalase con violencia un balón que colocó en la escuadra contraria. La grada saltaba enardecida por los cánticos a favor del equipo pero entiendo que la reacción tenía más que ver con el gélido frío que sufríamos que por otra cosa. Es más, si es por otra cosa definitivamente cada vez me siento más incomprendido en este equipo.

“Estoy marchado hacia la batalla, podría escuchar tu consejo y quedarme confortablemente en casa pero ahí está su esplendor que me está congelando hasta los huesos”

En un mundo justo el Racing nunca hubiese perdido en el partido de hoy. Yo soy seguidor colchonero y evidentemente me alegro de la victoria de mi equipo pero creo sinceramente que hoy el fútbol se ha hecho un poco más pequeño y miserable. Que la apuesta del Racing saliese mal y sin embargo triunfe el racanismo profesional que profesa mi atleti es injusto y lamentable. Estoy convencido de que esto no puede durar para siempre y que en algún momento alguien se dará cuenta de lo que es el atleti y que todo lo que no sea salir al campo a ganar todos los partidos no vale para esta institución. No va a pasar en breve así que me temo que se avecina la tormenta.

The storm is coming - Ed Harcourt
Stranger - (2004/EMI)

Que canten todos los pájaros... (R. santander - At. Madrid)

Decía Honoré de Balzac que no existe gran talento sin gran voluntad. Diego Forlán, ese jugador uruguayo y rubio que aparece corriendo en cualquier parte del campo y al que rara vez se le ve hacer otra cosa que no sea jugar (bien) al fútbol, es uno de esos escasos jugadores que además que tener la voluntad de un “gregario”, de esos que tanto gustan a Aguirre y que son incapaces de dar dos pases pero cuya entrega lo ha hecho estar en primera división, dispone además del talento futbolístico del que sólo pueden disfrutar un puñado de elegidos. El natural egoísmo de los muy acérrimos de su equipo, entre los que me incluyo, llevábamos unos años conviviendo en La Liga con este jugador sin comprender que estábamos ante una figura mundial. Si, sabíamos que era un buen goleador pero es que Diego Forlán es algo más que un buen goleador. Abre al campo, entra por las dos bandas, fija a la defensa, para la salida del contrario, mete pases entre líneas y en este particular atlético de Madrid de Aguirre, donde la pelota es el enemigo y el centro del campo un patatal minado para que vivan los destripaterrones, Diego Forlán es nuestro mejor centrocampista. Independientemente de cualquier estupidez que pueda existir alrededor, él además siempre lo da todo. Reconozco que este verano vi con cierto recelo el fichaje de este hombre. Por un lado la vitola de sustituto de un Torres al que yo todavía reconocía como símbolo de este equipo (que equivocado estaba entonces) y por el otro el alto precio de la ficha, hacían que me pareciese un nuevo desacierto de la negligente dirección deportiva que nos ha tocado como condena. Nada más lejos de la realidad. Llevo muchos meses alabando la calidad de este jugador pero lo de hoy has sido simplemente espectacular. Diego Forlán, gracias por vestir esa camiseta que es la mía.

Y es que el partido pese a lo extraño que ha resultado ser ha puesto una sonrisa en mi cara que ni el 7-0 del Madrid puede borrar. No sólo es el resultado sino el ver los grandes jugadores que tenemos y sobre todo reafirmarme en mi teoría de que teniendo el balón e intentando jugarlo con criterio es más fácil no sólo ganar sino que no te ganen.

Sin embargo, la primera media hora fue como cualquier otra media hora del atlético de Madrid de Aguirre jugando fuera del Calderón: espesura, centrocampismo, arritmia, horizontalidad, estaticidad, mediocridad, etc, etc,… El Racing de Santander salió como un vendaval y todos, cantabros y madrileños, hacíamos apuestas sobre cual sería el minuto en el que marcara el Racing. Pero entonces ocurrió algo que puede resultar normal en un partido de fútbol pero que es no sólo extraño e inusual en nuestro equipo desde que lo dirige el simpático mejicano sino que resulta hasta milagroso. A partir del minuto 30 (¡con empate a cero en el marcador!) nuestro equipo decidió hacerse dueño del balón, del juego y del partido.

No sé cual ha sido la razón o el motivo de tan estupenda catarsis pero bendito sea el culpable. Hay quien piensa que los jugadores están hasta las narices de las tácticas de jaimito a las que desgraciadamente se tienen que ceñir y que por eso han decidido unilateralmente que prefieren jugar al fútbol. Tiene sentido y de hecho no sería la primera vez. Lo cierto es que no puedo demostrarlo pero sea esa la razón o no, el que hoy por hoy dirige nuestro equipo debería tomar nota de lo bien que le sienta a este equipo tener el balón. Ya antes del descanso el casillero del Racing estaba a cero gracias solamente a la sobresaliente actuación de cancerbero cántabro.

La segunda parte fue un monologo de fútbol abanderado por Forlán y secundado por Agüero. Para asombro se señores, mujeres y niños, el atlético fue dueño del partido antes, durante y después de marcar el primer gol. Si señoras y señores, tras el primer gol mantuvimos la iniciativa del juego, del balón y del partido. Para más INRI fue en ese caldo de cultivo donde surgió una jugada personal de dibujos animados que protagonizo ese portento apellidado Forlán. Después de deshacerse con velocidad y clase de un par de rivales, se preparó el balón en su pierna “mala”, la zurda, para realizar la “folha seca” más soberbia que recuerdo haber visto en un estadio de fútbol. La violencia con la que pega al balón es tal que el portero parece reaccionar varios segundos después. Uno de esos goles que levanta a los espectadores, une a los amigos, hacer crecer la fe en una idea marciana y te hace encontrar nuevos sabores en la cena que te tomas después. Uno de esos goles que vale una entrada.

No recuerdo un partido en el que estuviese más tranquilo. Una nueva reflexión que debería hacer ese que todos sabemos. ¿Por qué hay que recular marchando por encima en el marcador si llevando el dominio del partido no nos hacen ni una sola ocasión de gol? Si alguien sabe la respuesta que me la diga. La posesión del atleti estaba hoy por encima del 60%. El Racing no ha hecho una sola ocasión de gol.

Lamentablemente no tenemos más Forlanes en el equipo pero tenemos otro tipo de jugadores que deberían ser más aprovechables de lo que son porque además ellos están dispuestos a hacerlo. Simao es un buen ejemplo de ello. Esa es la labor del entrenador: hacer un equipo en el que cada uno aporte lo que sabe y no al revés: que todos dejen de hacer lo que saben para que el entrenador parezca que sabe algo. Ya lo decía Henry Van Dyke: utiliza en la vida los talentos que poseas, el bosque estaría muy silencioso si solo cantasen los pájaros que mejor cantan. En el bosque que es el atlético de Madrid llevan demasiado tiempo cantando solo los pájaros que mejor cantan.