Fútbol control
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Es complicado normalmente aburrirse en el estadio Vicente Calderón pero a veces ocurre. Ayer ocurrió. Siguiendo esa estela moderna de llevar cualquier debate al enfrentamiento personal y de construir una barrera infranqueable (o conmigo o contra mí) en mitad de cualquier desacuerdo, habrá quién con malos humos y atinado criterio se me tirará a la yugular para sofocar mi atrevimiento y alertarme (como si acabase de llegar y no lo supiera) de que en breve vienen retos mayores, que no hay que gastar energía, que es absurdo forzar, que es lo que hay que hacer, etc. No seré yo, desde luego, el que se ponga a saltar la barrera discutiendo con artes de chiringuito unos argumentos de mucha profundidad, mucha lógica y mucha trascendencia pero, qué quieren que les diga, yo me aburrí y mucho.
Tras los debates sobre cuál es el objetivo del equipo que el entrenador tiene que decir en las ruedas de prensa, las lesiones, los expedientes X en el lateral izquierdo, los pinchazos deportivos, la búsqueda infructuosa de un delantero centro, el cinematográfico pase a cuartos de la Champions y el “cortarrollos” que ha supuesto el enésimo y perezoso enfrentamiento con el equipo de toda la humanidad “libre”, el Atleti parece haber entrado en un periodo estable y de aburrida tranquilidad. Como corredores de fondo estirando detrás de la línea de salida o toreros acomodándose la ternilla antes de pisar el albero, los de Simeone parecen haber entrado en una rentable dinámica de dejar pasar el tiempo con faenas de aliño, que por el camino dejan buenos resultados y poco desgaste. Los enfrentamientos contra Getafe, Córdoba o Real Sociedad han sido todos muy parecidos en su desarrollo: salida en tromba, colchón de dos goles muy pronto y toneladas de fútbol control después. Pero de fútbol control made in Atleti de Simeone, que son palabras mayores.
Poco más que añadir. 9 puntos a favor y cero goles en contra son tangibles más que suficientes como para no tener ganas (ni argumentos) de poner en duda si la elección ha sido la buena o no. El Atleti vuelve a la senda de los éxitos, recupera el rigor defensivo, la contundencia táctica, la precisión a la hora de definir y el respeto, público o privado, de sus rivales. Esto último lo digo porque, aunque en el campo es evidente, parece que los rivales compatriotas (y de los analistas mejor no hablar) son algo reticentes a declarar en público su admiración o respeto por el trabajo de Simeone y sus jugadores. De denunciar, aunque sea tibiamente, la injustica que se está cometiendo con ellos a la hora de escribir la historia. Hace un par de días Moyes, entrenador del equipo txuri urdin, decía que muchos jugadores del Atleti estaban infravalorados. Obvio. Pero claro, Moyes es escocés.
De fútbol tampoco se puede hablar mucho. A los quince minutos la defensa de la Real Sociedad ya se había metido un gol en propia puerta y Griezmann, todo un talento en plena metamorfosis hacía algo que puede ser espectacular, había cerrado el partido con el segundo. A partir de ahí los rojiblancos pusieron la coraza en el campo, los vascos eran incapaces de tan siquiera provocar un rasguño (en este paréntesis dejo que el lector elija el chiste que prefiera pero siempre con Granero como protagonista) y los aficionados nos aburríamos a lo grande en las cochambrosas sillas de la grada. En mi caso con riesgo muy alto de romperme la mandíbula entre bostezo y bostezo. Con ese escenario es muy difícil reparar en esos problemas que tenemos en el lateral izquierdo (Gámez merece jugar, pero es una limitación grande tener un diestro en el lateral izquierdo dentro de un equipo en el que los laterales son parte fundamental del ataque) o en la delantera (donde tres nueves de los llamados clásicos no terminan entre todos de sumar uno), pero están ahí. Ansaldi es una metáfora. Siqueira un manojo de nervios. Mandzukic con sus problemas de esguince (que a mí me suenan a problemas de confianza) no termina de estar. Torres sin estar en forma (no sé si porque todavía no la ha cogido o porque ya la ha dejado para siempre) parece más un recambio que un jugador titular y Raúl Jiménez… pues eso, Raúl Jiménez.
Pero llegan curvas, amigos. Me temo que los tiempos de bostezos, aburrimiento, bocadillos reposados en el descanso y alborozadas sesiones de sing-along cantando pegadizos estribillos de Los Chunguitos (obi, oblak,…) están a punto de pasar a mejor vida. En las próximas dos semanas se decide lo que va ser el Atleti 2014-2015. Si seremos toro o torero. Si musa o escritor. Si vamos a poder soñar o si tenemos que caminar hasta que se termine formalmente la temporada con botas katiuskas sobre una solar infestado de charcos. Pero lo que esta claro es que esto del fútbol control pasará a mejor vida y que entonces lo recordaremos (el que lo recuerde) como una cosa del pasado. ¿Y saben qué? Me gusta. No me da miedo. Estoy deseando que llegue.
@enniosotanaz