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¿Paciencia? (At. Madrid 2 - Hércules 1)



Decía Mariano Aguiló, poeta español del XIX, que no había que confundir la paciencia, coraje de la virtud, con la estúpida indolencia del que se da por vencido. Ayer por la noche el Atleti ponía fin a su renqueante andadura por el Calderón en la temporada 2010/11 y lo hacía con la marca de la casa. Con esa indolencia que algunos venden como paciencia. Con esa soporífera y desquiciante indolencia de un equipo y una institución que año tras año y según llegan las fechas límite de la competición, da la absoluta sensación de encontrarse a mitad de camino entre la putrefacta descomposición, la enésima reinvención que lo conduzca de vuelta a la mediocridad y los cantos de sirena de unas leyendas que no volverán a corto plazo.

Ayer el Atleti se despedía de su público hasta la temporada que viene y lo hacía con la misma desfachatez con la que lo ha tratado en la última década. Sin jugar, sin querer jugar, sin dar la sensación de que algún día puedan jugar y aburriendo a propios y extraños. El Atleti se despedía con una alineación inédita, la última de 38 alineaciones inéditas, que como sus compañeras tampoco convenció. El Atleti se despedía de su afición con un portero y delantero centro en limbo mediático que nadie sabe lo que va a pasar, una defensa en ruinas que podría desaparecer (casi al completo) sin que nadie la echase de menos, un centro del campo que lleva décadas sin ser centro del campo y que de nuevo tiene más prescindibles que normales (no traten de buscar imprescindibles porque no los hay) y un resto de plantilla que esté verano aparecerá en el apartado de “saldos” sin que ese calificativo rime demasiado con el montante de las fichas que cobran sus protagonistas. El Atleti se despedía de su afición, sin pena ni gloria, devaluado, sin escrúpulos ni vergüenza, sin carisma ni torería, sin esencia ni futuro. El Atleti se despedía de su afición, otra vez, hecho trizas, pero pareció que el único que se despedía de su afición era Quique Sánchez Flores y además lo hacía en loor de multitudes.

Acabemos con el partido cuanto antes porque si los propios protagonistas no fueron capaces de tomárselo en serio no voy a hacerlo yo. La enésima alineación del nuevo “ídolo” del Calderón dejaba a Elías y Raúl García en el banquillo y a Forlán en la grada. Lo primero debería ser de obligado cumplimiento para cualquiera que se diga entrenador. Lo segundo es cuestionable pero para mí es una historia en la que ninguno tiene razón. Es una cagada (otra) de la directiva que debería haber solucionado el asunto Forlán cuando el altivo uruguayo soltó su primera estupidez por esa boquita la temporada pasada. De aquellos polvos vienen estos lodos. Hasta que el Atleti abrió el marcador por mediación de Domínguez en apenas un par de minutos lo que vimos fue un Juanfran muy motivado (y fallón) que sin embargo, como se demostró después, da más que su compañero de viaje Elías. A éste al menos se le ve, se sabe a qué juega, aparece en el campo y da la sensación de ir a más. Elías es la misma incógnita que cuando llegó pero con muchos partidos más.

A partir del gol… la nada. Frente a un blandísimo Hércules ya descendido el Atleti se puso su mejor traje de desidia para aburrir a su afición hasta en el último día. Ni en el día de San Isidro (que no creo que fuese muy significativo para una plantilla sin referencias ni símbolos) los tipos que llevan el escudo del Atlético de Madrid hoy por hoy fueron capaces de rendirle orgullosa pleitesía. Sólo un interesantísimo y batallador Koke, hoy en otra rara posición made in Quique, ponía algo de cordura y emociones al partido. Por lo demás nada de nada. Sopor. Pasada la media hora Pulido (que tuvo una discreta actuación) hacía un ingenuo penalti que De Gea paraba. De Gea debutó parando un penali y ayer, parando un penalti, algunos decían que jugaba su último partido. Muy cinematográfico todo pero muy lamentable también de ser verdad.

La segunda parte siguió con las mismas referencias: Hércules vendido a su suerte y un Atleti patético. Según pasaban los minutos sin embargo entraba lentamente en el cuerpo la sensación de que a poco que los alicantinos quisieran se llevaban puntos de Madrid. La sensación se hizo más patente cuando Trezeguet empataba regateando la empanada Atlética mediada la segunda parte pero por alguna razón Reyes recogió un rechace en la frontal poco después para poner el definitivo 2-1.

Lamentable partido de una lamentable temporada.

La grada sin embargo decidió crear una absurda guerra civil en torno al sexo de los ángeles que básicamente es esa lucha entre encumbrar o denostar a Quique. Es un debate tan absurdo como irreal. Tan intrascendente como tramposo. Quique ha sido un entrenador tan de acuerdo con su directiva como los demás, tan desacertado en sus resultados como los demás, tan malo a la hora de hacer jugar al equipo como los demás y tan amigo de la prensa como los demás. Eso si, Quique trajo un discurso que defendía al Atleti histórico que lamentablemente no usa Cerezo ni el que mueve a la marioneta y sobre todo Quique fue el entrenador con el que justa o injustamente ganamos la Europa League y la Supercopa.

Para mi sobraban los cantos de alabanza a Quique durante los últimos partidos de liga en el Calderón y también sobraron ayer durante el partido. Especialmente cuando se utilizan para crear un plebiscito público a favor o en contra y muy especialmente cuando se confunde para sondear el estado a favor o en contra de la directiva. Estar a favor de Quique no es estar en contra de la directiva porque son desgraciadamente temas que no tienen nada que ver.

Lo que no me sobraron fueron los cánticos de despedida al final del partido. Me gusta ser aficionado de un equipo que cuida el tema sentimental y que además lo separa de los fríos números. Quique, independientemente de su forma de jugar, ha tenido una relación exquisita con la afición y aupó dos títulos en un periodo de larga sequía. De señores es ser agradecido.

Se confirma (R. Santander 2 - At. Madrid 1)




Es oficial. Este Atlético de Madrid me aburre. Me aburre mucho. Cuando hace unos años decidí ponerme a escribir las crónicas de los partidos de mi equipo lo hice porque uno creció en una época en la que la crónica deportiva era un arte literario que trasladaba al papel la épica de un deporte épico. Con el paso del tiempo esa pequeña delicia desapareció arroyado por la rabiosa simpleza del deporte de masas. El periodismo deportivo pasó entonces a ser una especie de crónica rosa para estúpidos y aquellas columnas con olor a elegancia se fueron por el desagüe. Con modestia uno intentaba recuperar ese estilo para mi equipo y para un deporte que durante mucho tiempo ha broceado mi pasión, mis sentimientos. Todos eso se ha ido a las cloacas. El fútbol de mi equipo es horroroso en planteamiento y ejecución y como tal no merece más que un trato despreciable. Me rindo. Tiro la toalla.

El partido de hoy en Santander es otro más de esos ejemplos desorazonadores que demuestran la pertinaz desidia que satura el Atlético de Madrid. Desde el despacho hasta el armario del linimento. Un equipo sin cerebro, sin cuerpo y sin corazón. Un equipo mediocre, triste y aburrido. Un equipo que da vergüenza.

Todo comenzaba con las tradicionales estupideces de nuestro entrenador, ese tipo empeñado en volver a dar una vuelta de tuerca a un elemento que hace años está pasado de rosca. Por alguna razón el ideólogo del clan Flores decidió volver a mover todo para no mover nada. Cambió los laterales para colocar a dos paquetes, uno en la cuesta abajo de su carrera y el otro que da gracias a Dios todos los días por estar en un equipo de primera división sin merecerlo. Cambió centrales, centro del campo y delantera. Eso si, Elías en el campo. El brasileño hoy ha jugado fuera de la banda y más cerca de esa posición que dicen es la suya pero ha sido tan inmensamente paquete o incluso más que siempre. Es oficial. Elias es un nuevo fracaso de la dirección deportiva que Quique parece querer restregar a sus amos cada vez que tiene oportunidad.

El equipo consiguió sin embargo controlar la primera parte por tres razones que se solaparon. La primera la presencia de Tiago y Mario Suárez, la mejor pareja de mediocentros que tenemos lo cual dice bastante de muchas cosas (recuerden que la pareja titular era Raúl Garcia/Asunçao). La segunda el tempranero gol de Mario Suárez tras recoger un rechace en la frontal del área tras saque de esquina que aclaraba las cosas. La tercera la absoluta ruindad e indolencia de un equipo como el Racing que jugándose la vida tenía el planteamiento rácano y alérgico al balón que usan todos los entrenadores rácanos y miserables entrenen donde entrenen y estén como estén. Lo que hace por cierto nuestro entrenador siempre que puede.

Pero el Atleti no sabe verse por encima en el marcador y no lo sabe porque se siente incómodo siendo protagonista y siempre que lo hace tiende a echarse atrás como los cobardes. Hoy no pudo hacerlo porque para cobarde el que estaba enfrente pero perdidos en la actitud no fueron capaz ni de controlar el partido ni de rematarlo. Es lo que tiene ser un equipo sin objetivos claros, que no sabe si ir para un lado o para otro. Por eso poco antes de acabar la primera parte, e injustamente, Kennedy empataba de falta directa.

La segunda parte trajo un Racing que jugándose la vida se dio cuenta de lo que tenía delante y lo poco que necesitaba para dormir tranquilo. También trajo un supuesto equipo de fútbol construido para no jugar a ese deporte y por tanto perdido ante la necesidad obligada de tener que hacerlo. Estamos hablando de ese espeso sucedáneo que dice llamarse Atlético de Madrid. Con esa receta llegó el segundo gol definitivo de nuevo en los pies del sueco tras el enésimo desajuste defensivo y la enésima duda de De Gea a la hora de salir del área.

A partir de ahí bostezo tras bostezo. Nada de nada. El horror. La lamentable realidad. La cruel desidia. El aburrimiento. La desesperanza. El Atleti modern.

Siempre me ha importado bastante poco la entrada a la segunda división de Europa. Especialmente si es por la puerta de atrás. Hoy me importa todavía menos. El Atleti ha hecho una campaña bochornoso, penosa, vomitiva y lamentable y como tal merece todo lo malo que le pase. Así de crudo. Así de real. Me importa una mierda los éxitos menores especialmente cuando la experiencia me dice que esto sólo sirve para tapar las faltas y desviar la antención.

Se confirma. El Atleti da grima. El Atleti da pena.

Ojeras que ya estaban (At. Madrid 0 - Málaga 3)




Si alguno de ustedes ha tenido como yo la mala suerte de pasar hoy la tarde en el Vicente Calderón habrá asistido a una auténtico, completo y gráfico baño de realidad. Por el precio de su entrada no sólo ha podido ver los tres goles de un Málaga que sellaban su asentamiento definitivo en la división de honor del fútbol español sino que habrá observado, resumida en noventa minutos, la realidad del actual Atlético de Madrid. Esto ha sido y es el Atlético de Madrid de la presente temporada. Un equipo sin identidad, sin espíritu, sin plan, sin ambición, sin objetivo, sin referencia y sin personalidad. Un equipo tremendamente descompensado, diseñado con el orificio rectal, mal dirigido pero a pesar de ello aguerrido de forma inexplicable a un rígida forma de jugar al fútbol que paradójicamente se basa en no jugar. Un equipo que no sabe jugar a este deporte, que se siente perdido con el balón, incapaz de crear juego, carente del centro del campo, obsesionado por la verticalidad barata basada en el pelotazo, penalizado deportivamente por la negligente labor de los que confeccionaron la plantilla pero igualmente penalizado por las guerras internas de un entrenador tratando de demostrar su superioridad moral a la hora de entender las entrañas de este deporte y de este equipo.

El partido pintaba mal desde el principio cuando ya veíamos a un equipo, el andaluz, metido completamente en el partido, disputando cada balón al límite del reglamento, perfectamente colocado en el campo y presionante. Sobre todo si lo comparábamos con lo que tenía enfrente que era precisamente todo contrario. Los madrileños intentaban seguir la estela de los últimos partidos pero parecía un sueño del pasado. Algo no cuadraba y eso tenía su epicentro en un centro del campo liderado por Raúl García, es decir sin centro del campo. El navarro, como desde el mismo día en que se le fichó, naufragaba una vez más tomando la responsabilidad del mediocentro creativo, algo que ni es, ni ha sido, ni será. El jugador está una situación muy por debajo de su peor versión y eso lo caracteriza delante de su afición que lo despidió, otra vez, con pitos. Raúl García debería abandonar el Atleti por su propio bien. El ritmo lento el jugador de tajonar era extendido al resto de la plantilla y así una perfecta presión de los malagueños bastó para desactivar a un Atleti incapaz de hacer fútbol. Unos mediocentros que se olvidaban de proveer una salida digna, un Reyes muy marcado incapaz de conectar, un Elías que sigue siendo tan intrascendente o más que cualquiera de los minutos que ha jugado y una delantera que no conectaba. Al cuarto de hora el balón paso a ser del Málaga y ya no lo soltó.

El baño táctico de Pellegrini a Quique en la primera parte es como para que muchos, incluidos los protagonistas, reflexionen. Los andaluces desactivaron con facilidad a un Atleti mal colocado cuyo once inicial presentaba mayores excentricidades de las que un equipo así puede permitirse. El balón estaba normalmente en los pies del Málaga siendo distribuido con criterio y calidad pero si no estaba ahí se podía encontrar en los pies de los centrales colchoneros que lo lanzaban lejos de contundente puntapié. Esa de hecho era la mejor opción posible puesto que la alternativa, jugarlo, era peor dada la mala disposición de los medios y la nulidad de otras salidas. Gracias a ello llegó el primer gol. El Atleti es incapaz de salir, comete error, los blanquiazules se van por la banda y un certero centro de Jesús Gámez es rematado de forma magistral Rondón.

Mal siguieron las cosas cuando el Málaga decidió seguir igual teniendo el balón y jugando. Se demostraba así que esa miserable y ruin forma de jugar de encerrarte en tu área con el marcador a favor, esa que práctica el Atleti gracias a la última pleyade de entrenadores valientes que hemos tenido, no sólo está más pasada de moda que los vaqueros descoloridos sino que ya ni la practican los equipos metidos en el descenso. El Málaga llevaba el tempo del partido y el Atleti se desesperaba. El Málaga lo hacia todo fácil y el Atleti era incapaz de dar dos pases. El Málaga se estiraba con peligro cada vez que podía y el Atleti era incapaz de tirar a puerta. Al poco de terminar la primera parte llegó el segundo casi de idéntica factura que el primero pero por la banda contraria y con Sebas Fernández y Baptista como protagonistas.

Nadie creía en la remontada al principio de la segunda parte. Quique corrigió el error de Elías por Keko pero mantuvo el error de Raúl García. El canterano aportó como siempre dinamismo, salidas, movilidad y ganas pero no fue suficiente. El Málaga salió al campo mucho más especulativo y eso complicaba las cosas. Al cuarto de hora Raúl García dejaba el campo entre silbidos dejando el sitio a un, otra vez, apagadísimo Forlán dejando un extraño dibujo en el campo parecido a un 4-3-3 asimétrico.

De nada sirvió. El equipo parecía algo más voluntarioso pero se perdía entre las líneas de un cuadro andaluz replegado y muy bien plantado y las ganas de los rojiblancos de resolverlo todo en solitario. Entre tiros absurdos de Forlán, escarceos estériles del Kun, eslalons inútiles de Reyes pasaba el tiempo con un equipo malacitano cada vez más seguro de su victoria y unos madrileños cada vez más convencidos de su derrota. Maresca ponía el fin virtual a esa dicotomía con un tercer gol que nuevamente venía de una garrafal error en la salida del balón, nuevamente provocado por no saber que hacer con el. A partir de ahí el público desapareció del campo, los gritos anti Gil fueron más tímidos y escasos que nunca y la sensación de mediocre resignación lo impregnaba todo.

El grandilocuente objetivo de nuestro presidente, la eufemística “europa”, está ahí. Casi en el mismo sitio, pero el tema es algo más profundo. A veces un lavado de cara como este lo que hace es simplemente enseñar las ojeras que ya estaban.

Mundo al revés (RCD Español 2 - At. Madrid 2)




El mundo está revuelto. Mientras se suceden extrañas guerras con extraños combatientes y extraños ganadores y vencidos, mientras la economía se mete por los poros de la razón para pudrirlo todo y el mar se infecta de cosas que todavía nadie conoce, en la liga española aparecen fenómenos extraños dignos de poltergeist. Por un lado el “señorial” Real Madrid jugando como el Racing (Guti dixit), planteando un partido rastrero, ruin y chavacano o lo que es más bochornoso, celebrando con éxtasis un empate en casa pero por el otro el Atlético de Madrid saliendo a ganar, haciendo un generoso y encomiable derroche físico, tratando de jugar al fútbol y llevando la voz cantante. Sólo hay dos cosas que permanecen inalterables: la podredumbre de la prensa oficial capaz de tragar toda la mierda que haga falta con tal de que el equipo de “las mocitas madrileñas” parezca lo que no es y el indescifrable talento de Quique Sánchez Flores.

Entretenido partido con demasiados errores, periodos de correcalle y bastante mala suerte pero que en general mostró esa cara del equipo que ha surgido en las ultimas jornadas y que es bastante más potable de lo que se recordaba por este lado del mundo. Desde que a Quique le de por cambiar todo menos el doble pivote parece que las cosas con Tiago y Mario Suárez tienden a parecerse más a un un centro del campo decente y aunque se intuye que el estilo que trata de imponer tiene poco que ver con el toque y la elaboración una cosa es no abusar del balón y otra despreciarlo. El Atleti espera (aunque hoy más presionante y en ocasiones más arriba) y sale en vertical pero ya no parece ser alérgico a esa cosa redonda que se mueve por el césped. El Atleti juega, para cuando hay que parar, tiene el balón cuando lo tiene que tener y lo lanza en largo cuando lo tiene que largar. No hace falta hacer lo que el Barcelona para jugar al fútbol.

El partido comenzó con brío y con un golpe de suerte que aprovecha Koke, un jugador que sin tenerlo fácil está haciendo una microtemporada digna de consideración. Entrando en un equipo terminal y en una posición que no es la suya el canterano aporta dinamismo, fuerza, alternativas, salidas y un desconocido olfato de gol. Me da que va a ser una apuesta segura en el futuro. Un mal despeje en el área del Español hace que el balón llegue a los pies de Koke para no desprovechar la oportunidad. El gol dejó un tiempo noqueado a un Español espeso y algo perdido mientras mantenía un Atleti serio y ordenado que daba la sensación de poder terminar el partido. Los catalanes encallaban en la red madrileña y las salidas en largo de Reyes, Agüero y Costa eran siempre peligrosas. Sin embargo los colchoneros no culminaron ninguna jugada y eso en el fútbol se suele pagar. Especialmente doloroso fue un buen pase en largo cazado por el Kun que le deja solo delante del portero en carrera pero que la mala suerte y una buen ajuste defensivo españolista hizo que la pelota se marrara. El Atleti simultaneaba jugadas sin terminar con incomprensibles fallos defensivos que sin ser garrafales mermaban la seguridad y creaban incertidumbre. Por ahí se coló Español en las postrimerías el primer tiempo en el que un pase a la espalda de la defensa madrileña es aprovechado por un rápido Osvaldo que se vuelve a ir de Perea (ya lo había hecho varias veces) en cuya pierna da el remate del españolista para despistar a un De Gea que no puede hacer nada para evitar el gol. Con un injusto empate a uno se marchaban los equipos al descanso.

La segunda parte reprodujo en diez minutos lo acontecida en la primera: misma intensidad, mismas virtudes, mismos errores. A los pocos minutos la presión colchonera hace que un pase atrás del Español sea robado por el más listo de la clase, el Kun, para delante del portero hacerle una vaselina prodigiosa. Se ponían bien las cosas para el Atletico pero de nuevo poco después un error en la presión y un desajuste defensivo hace que Osvaldo empate con un gran remate de cabeza que eso si, hay que decirlo, estaba en ajustadísimo fuera de juego y no debería haber valido.

A partir de ahí el partido fue una delicia para el espectador y un tormento para los entrenadores al convertirse en un entregado duelo de ida y vuelta donde sin embargo el equipo madrileño pareció llevar la voz cantante pero sin llegar a poder rematar. Destacar el gran derroche físico de ambos equipos pero especialmente en el lado colchonero puesto que no es algo a lo que estemos precisamente acostumbrados. Destacar también, como no, la enésima “genialidad” del talento de Sánchez Flores que nuevamente se acerco a la invención del balompié haciendo aquello que el resto de la faz de la tierra jamás haría. Primero poniendo a Raúl García en una banda cuando Koke tuvo que abandonar el campo en la primera parte. Incomprensible de todas luces como además demostró el esforzado aporte del navarro que en su línea resto más que sumó. Voluntarioso en la carrera y en la protesta, inútil en todo lo demás. No contento con ello y cuando quedando diez minutos el Atleti necesitaba ese aporte extra para intentar mover el marcador Quique decide retirar el segundo delantero para colocar a Reyes (de los mejores hasta entonces, inédito a partir de ahí) por detrás de Agüero. No si sé el motivo del cambio responde al vanguardista talento de nuestro entrenador o a que el mismo pensaba que un empate era un buen resultado pero no sé tampoco cual de las dos razones me espeluzna más.

Empate que perfectamente podría haber sido una victoria y que nos deja a las puertas de la puerta de atrás de las competiciones europeas. Para algunos el sitio natural de este “nuevo” atlético de madrid. Para mí algo que sigue sin quitarme el sueño.

Entrega gratuita y corazón (Osasuna 2 - At. Madrid 3)




Diego Costa apareció en el universo colchonero por la puerta de atrás. Tras varias cesiones y casi sin querer esté año se quedó en el Calderón con muy pocas posibilidades de jugar pero las lesiones de los dos de arriba hizo que saliese en el once inicial cuando nadie lo esperaba y el brasileño respondió con entrega y goles. Costa no es un excelente jugador, no tiene una técnica depurada ni posee un instinto depredador. Eso lo ve cualquiera pero también cualquiera ve lo gran profesional que es. El extraño brasileño respondió el reto mejor de lo esperado y yo entonces lo dije y lo mantuve en los tiempos oscuros, Diego Costa es un jugador muy aprovechable para este equipo porque tiene algo que escasea MUCHO en él: entrega gratuita y corazón. Pero Quique es Quique (ya saben, tiene que inventar la rueda todos los domingos) y en el mejor momento de Costa lo condenó al ostracismo para el resto de la temporada, reservándole únicamente los minutos de la basura en los peores momentos. Mientras Forlán se agotaba entre mohínes y el infinito intelecto de Quique se perdía buscando la cuadratura del círculo Diego Costa se sentaba en silencio en el banquillo. Hoy el Atleti ha ganado en Pamplona después de una década y lo ha hecho a pesar de Quique y gracias a la entrega gratuita y el corazón de un jugador como Diego Costa.

El bueno de Quique es tan mal entrenador como cualquier otro de los que hemos tenido en la última década atroz, de esos que tiene a bien fichar el inútil profesional de M. A. Gil. Es del corte de entrenador caduco, casposo, anclado en el fútbol espeso y áspero que se imponía a finales de los 90 y que ha desaparecido de los equipos de elite en todo el mundo a excepción de Atlético de Madrid y Valencia. Tiene tan poco fútbol y tan poca capacidad para dirigir un equipo con necesidad de mandar en el campo como los anteriores pero Quique es listo y además tiene muy buena prensa, dos características que lo hacen el entrenador ideal para el Atlético de Madrid de Miguel Angel Gil Marín. Listo para vender humo y burras de leche además de obedecer al amo sin que parezca que te estás bajando los calzoncillos y el talento verbal unido al pasado madridista que lo hace el amigo de los periodistas que jamás traicionarán a un compañero. Quique también tiene suerte.

La enésima alineación estúpida del incomprendido entrenador, esta vez en el Sadar, volvía a llevar la contraria a todo el mundo, algo que debe provocar el éxtasis en el ex madridista. Su enésimo ejercicio de entrenador colocaba a Raúl García, un jugador acabado para el Atleti, en la banda derecha, supongo que para reforzar esa banda de los todo poderosos Cejudo y Camuñas. Bien, todas las jugadas de peligro de Osasuna llegaron por esa banda ocupada por un García inútil y un López que no está para jugar de titular. A esto sumenle la absoluta necesidad de los madrileños de olvidarse del balón y de intentar jugar al fútbol (marca de la casa de Quique), la necesidad de defender con 9 jugadores a diez metros del área (marca de la casa de Quique) y un animoso rival que suele animarse más en su campo. De esa manera entenderán lo que fue la primera parte. El Osasuna, un equipo de tradición vertical, pareció por momentos la Naranja Mecánica si lo comparamos con este lamentable Atleti cobarde, alérgico al balón, de Quique y MA Gil. Los navarros fueron protagonistas en lo bueno y en lo malo. Los madrileños se limitaron a estar durante la primera parte.

A los quince minutos una de las miles de veces que los de Pamplona entraron por la derecha hacen que De Gea se tenga que emplear por tres veces con dos remates clarísimos desde el área que el madrileño saca de forma magistral. Porterazo. El Osasuna sigue jugando y el Atleti viendo jugar. A los 30 ya no perdonan y una gran jugada por la derecha de Osasuna (tras el enésimo olvido de Raúl García en la presión y la enésima llegada tarde de Antonio López) acaba en gol de Sola. Osasuna sigue jugando y el Atleti sigue viendo jugar. Aunque Quique siga revisando los vídeos del mundial de Francia para preparar sus partidos resulta que hoy por hoy hasta equipos como el Osasuna prefieren el balón incluso por delante en el marcador. Tener el balón no significa jugar como el Barça (hay que ser estúpido para pensar así) es preferir que no lo tenga el rival en tu campo, es intentar hacer algo con el y sobre todo es no despreciarlo.

Pero el fútbol es injusto y cuando estaba a punto de terminar el primer tiempo, cuando el Osasuna estaba en un fase de mayor tranquilidad, una diagonal de Diego Costa provoca un pase a la defensa navarra (mal colocada) que acaba en empate tras una magistral resolución del brasileño.

El gol debió espolear a los madrileños en el baquillo (no creo que fuese Quique que normalmente tiene el efecto contrario) porque la segunda parte fue otra cosa más parecido a un partido de fútbol con dos equipos. Los rojiblancos aumentaron un punto la presión y se fueron más arriba a ejercerla lo que desarboló a un Osasuna que resultó que cuando se les presionaba con intensidad no eran tan buenos creando fútbol. A los 15 minutos Reyes (sigue sin gustarme cuando juega de segunda punta) marró una clara oportunidad en boca de gol tras pase desde la izquierda pero dos minutos después un excelente pase de Raúl García (al Cesar lo que es del Cesar) de nuevo a la espalda de Costa hacía que éste pusiese el segundo en el marcador tras otra buena definición.

Con ello se iniciaban los mejores minutos de un Atleti desconocido. Intenso, tirando la presión en campo contrario, vertical, rápido y si repudiar el balón. La dupla Tiago/Mario Suárez parece que se consolida y otro gran pase del último de nuevo deja a Costa delante del portero para que el brasileño no falle. Hat-trick de un jugador que no sólo había metido tres goles sino que había vuelto loca a la defensa navarra, tirado mil diagonales y sido el primer ariete de la línea de presión. Gran partido del brasileño. En pleno acoso llegó también un dudoso penalty a Reyes que el utrerano decide lanzar y falla. Es fácil hablar a toro pasado pero parecía natural que lo hubiese lanzado el triunfador de la noche. No fue así y el error marcaba el final del buen juego Atlético y el inicio de los minutos de sufrimiento hasta el final. Sufrimiento que se amplificó con el absurdo (y claro) penalty de Tiago que marcaba Nekounman reduciendo distancias. De ahí al final el partido se convirtió en un acoso Navarro con más intención que resultados. Tan sólo los típicos errores en defensa de los madrileños pusieron algo de emoción.

La mediocre liga española hace que el Atleti siga aspirando a los puestos de la Europa de garrafón de los que todavía estamos alejados. Eso dice bastante del nivel de esta liga y también dice mucho del Atlético de Madrid, un equipo acabado, desestructurado y que necesita una renovación total en todos sus estamentos.

Cosas buenas, cosas malas y cobardes (Almería 2 - At. Madrid 2)





Los aficionados a la gimnasia deportiva sabrán que en la disciplina de salto de potro la dificultad de los saltos está categorizada a priori y los hay que tienen un tope de evaluación por debajo del máximo. Es decir, los gimnastas pueden elegir hacer un salto que ejecutado a la perfección nunca será un diez. Así se penaliza a los que no se arriesgan o los que se refugian en lo fácil. Evidentemente esa no es la opción de los gimnastas que luchan por las medallas pero es una opción para deportistas menos cualificados o menos ambiciosos. Este es el problema del Atleti, que está en manos de gente que lo convierte en un gimnasta que sale al campo a ejecutar un salto que ejecutado a la perfección será como mucho un ocho. A pesar de manejar un presupuesto millonario, el tercer o cuarto de la competición, a pesar de pagar sueldos astronómicos, de tener estrellas mundiales en su plantilla, de tener una afición numerosa, una vitrina de trofeos poblada y una historia gloriosa, el Atlético de Madrid está dirigido, dentro y fuera del banquillo, por personas que ponen todo su empeño en convertirlo en un equipo menor. Un equipo mediocre en el que cualquier éxito sea imprevisto, un equipo vulgar sin nada que lo distinga del resto y un equipo condenado a chapotear en la mediocridad.

El Atleti ha empatado hoy en Almería (estadio en el que no ha ganado nunca, dato que viene a sumarse al resto de datos que hacen poner en duda la grandeza de nuestro equipo) y lo ha hecho porque la dirección deportiva que lleva instalada más de una década en esos despachos y esos banquillos han asumido y asumen que el Atleti es un equipo mediocre que tiene que salir al campo a ejecutar un salto de 8. Claro está, si el contrario sale a hacer un salto de 10 y la sale medianamente bien lo normal es que te gane pero si no le sale tan bien no es muy difícil que te empate. Lo llevamos viendo más de una década. Lo vimos con Manzano y con Ferrando, lo vimos muchas veces con Aguirre y lo estamos viendo hasta la extenuación con este estratega de la palabra llamado Quique.

El Atleti ha demostrado esta tarde que cuando quería el balón, lo tenía y lo jugaba pensando en meterlo en la portería era un equipo solvente, peligroso, que no pasaba demasiados apuros y que incluso era capaz de hacer algo parecido al fútbol. También ha demostrado que cuando decide parapetarse en su portería, como su entrenador les dice que hagan cada vez que vamos por delante en el marcador, nos transformamos en un equipo vulgar, mediocre, romo, nervioso, fallón, malo y muy vulnerable. Es tan evidente que escuece, Es tan lamentable que dan ganas de abofetear a todos los que entienden el fútbol de esta miserable y repugnante manera. Es tan triste que ya ni me sorprende que siga ocurriendo.

Mientras el marcador estaba empatado a cero el partido estuvo entretenido sin tirar cohetes. La dupla Tiago y Mario Suárez acerca el fútbol al universo del Atlético de Madrid. El portugués es lo más parecido a un centrocampista de primera división en un equipo con aspiraciones que hemos tenido en la última década. Lleva algunos partidos erigiéndose entre los mejores el partido y siendo el cerebro de un equipo que lleva décadas jugando sin cerebro. Quizás llega tarde, quizás le falle el físico y evidentemente está muy sólo pero es un gran jugador. Mario Suárez aparece demasiado tímido y demasiado ofuscado con su labor defensiva pero equilibra el equipo infinitamente mejor que su compañero navarro. Reyes estuvo muy tápado, Forlán con más voluntad que resultados y solo el Kun estuvo a la altura de las circunstancias. Elías ni está ni francamente (con este entrenador) se le espera. Aunque faltaba intensidad defensiva y había lagunas insalvables en la creación daba gusto hoy ver como los centrales buscaban a Tiago o Mario a la hora de sacar el balón en lugar rifarlo como siempre. El equipo estaba bien colocado y parecía metido en el partido pero debe ser el equipo que defiende más atrás de la primera división y lejos de presionar prefiere esperar al rival. Enfrente todo lo contrario. Un equipo con mucha menos calidad pero mucho más valiente. Los andaluces si que presionaban arriba en lugar de esperar y les hacía ser más verticales. De hecho las mejores ocasiones fueron suyas y sólo un inspiradísimo De Gea evitó el gol en contra.

Pero el Atleti tiene grandes jugadores en su plantilla y los dos mejores hoy se juntaron para abrir el marcador. Balón robado por el Almería que Tiago recupera enseguida evitando el contrataque pero el portugués tiene tanto fútbol que en un segundo vio al kun entrando al área y le puso el balón al pie con un pase magistral. El Kun amaga con el cuerpo y remata con la izquierda haciendo el primero.

Pintaban bien las cosas. Gol a favor, el equipo asentado y buenas sensaciones pero para eso está el entrenador. El Atleti podría haber seguido igual, podría no haber renunciado a su personalidad ni el criterio que tenían pero no, decidió ejercer su vulgaridad y jugar al fútbol moderno. Decidió olvidarse del balón, de mandar y decidió jugar para esperar al contrario todavía más atrás. Por supuesto esto espoleó al rival que a partir de ese momento y hasta que logró el empate al poco de comenzar la segunda parte (Crustat de buen remate en segunda jugada) se hizo dueño del partido y vivió al borde del área Atlética.

En este punto me gustaría puntualizar algo. Una cosa es jugar al contrataque (aunque alguien debería explicar que se entiende por esto) y otra cosa es hacer lo que hace este Atleti. El mítico contrataque colchonero no era esto. No blasfemen. El Atleti mítico no estaba achicando balones en su área y sufriendo como condenados para esperar a dar una puñalada por un fallo del contrario. Eso es de cobardes y el Atleti hasta hace poco nunca lo ha sido. El mítico Atleti del contrataque no defendía en su área ni se pasaba el partido achicando agua y renegando del balón. Así no se pueden ganar ligas.

Especialmente lamentable es ver como luego, con la necesidad de marcar, volvió a adueñarse del balón del partido y del juego con una facilidad pasmosa. Hubo incluso buenos momentos de fútbol (¡incluso de toque!) que lógicamente provocaron ocasiones y jugadas por doquier. En una de ellas el Kun hace otro gol en una gran jugada personal que además tenía opciones de pase a izquierda y derecha lo que supone una gran labor de equipo. De nuevo todo pintaba bien y de nuevo todo se echa a perder por la necedad del tacticismo. De nuevo el Atleti se va a su área a defender, de nuevo el Almería se hace dueño de la situación, de nuevo se empieza a vivir al borde del área madrileña y de nuevo nos empatan. Si, vale, fallo defensivo. Es cierto que Goitom remata demasiado solo pero insisto en lo de siempre: si el balón está en el campo contrario un fallo tuyo es muy difícil que te cueste un gol.

Mis deseos para con el Atleti están lógicamente con un cambio en la dirección que aísle para siempre la dañina enfermedad del gilismo pero le sigue a la par, sino por encima, el deseo de que mi equipo juegue o intente jugar de una puñetera vez como el Atlético de Madrid. Valiente y orgulloso. Estoy harto de mediocres, cobardes e ideólogos que pretender transformar mi equipo en lo que no es.

El reino del revés (Getafe 1 - At. Madrid 1)





Hace pocos días que lamentablemente falleció María Elena Walsh, cantante y compositora argentina mítica en su país que aquí a casi nadie le dirá nada su nombre pero con cuyas canciones muchos hemos crecido sin saberlo. El brujito de bulubú, El gato que pesca, la vaca estudiosa,...Una de aquellas canciones era el reino del revés. La letra de esa canción dice cosas como “en el reino del revés nadie baila con los pies. Un ladrón es vigilante y otro es juez... y que dos más dos son tres”. Eso es el Atlético de Madrid hoy en día. Un equipo donde juegan los malos y se sientan los buenos. Donde los mediocentros juegan en la banda y los mediapuntas de mediocentros. Dónde los ladrones son los buenos y los que dan gratis la vida por su equipo los malos. Dónde callan los que saben y hablan los que deberían callar. Lo dicho, el reino del revés.

El equipo volvió a saltar al campo con una actitud bastante potable, actitud que lamentablemente no han tenido a lo largo de la temporada, pero a veces lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Tratar de mantener la seguridad defensiva del equipo con una defensa de cuatro en la que aparecen Valera, Perea y el actual Antonio López (Quique y su poderío sabrán por qué lo hace) es como pretender construir un rascacielos sobre una golosina. Estúpido. El primer balón que tuvo el Getafe lo metió en largo y el Atleti lo defendió penosamente (no se presiona al que pasa, hueco entre líneas, Godín lento, lenta la ayuda,..) para que el balón acabé en los pies de Manu del Moral que recorta, tira a portería y el balón se cuela en la portería tras dar en la espalda de Godín. No parece que tuviese ningún reparo por celebrar por todo lo alto eso de marcar a su antiguo equipo y la verdad es que hace bien. Personalmente me parece una estupidez demagógica eso de no celebrar los goles.

El partido se ponía cuesta arriba. A la incapacidad manifiesta de jugar al fútbol de un equipo mal diseñado, mal estructurado y mal entrenado se le sumaba lo que había en el campo. Una defensa compuesta por paquetes y desquiciados, un centro del campo con un Tiago sobre explotado (y también desquiciado) acompañado de un Raúl García que si ya de por si es lo que es (muy malo) ahora mismo está para mandarlo a una cura de sueño, unos supuestos interiores que se pierden entre lo que su entrenador les dice que hagan y lo que entienden que tienen que hacer y una delantera muy buena pero profundamente desquiciada también. El Atleti, con todo, se hizo con el partido y más por voluntad que por juego consiguió llevar el balón a campo contrario y encimar la portería rival pero la gran virtud de este equipo durante los últimos años, ser letal arriba, este año también se ha apagado. El dominio se fue diluyendo con el tiempo y mediada la media hora el partido ya era un triste ejercicio de centrocampismo esteril, aburrido e inútil. De hecho estuvo más cerca el Getafe de aumentar el marcador en una nueva jugada penósamente defendida en que el balón acaba en un pase al segundo palo que Gavilán remata al larguero. Sólo Reyes, casi en el 45, consiguió poner el miedo en la grada rival con un remate desde fuera del área.

La segunda parte comenzó incluso peor que como acabó la primera cuando los getafenses decidieron ponerse a jugar y quedarse con el balón. Cuesta creer que tipos como Parejo (sin hacer un gran partido está a años luz de la mayoría de jugadores similares que tenemos en nuestro equipo y que hemos fichado en los últimos años) sean más caros que Elias o Salvio pero sinceramente este ya es un tema tan evidente que es absurdo comentarlo como si fuera simplemente el resultado de la patente negligencia del tal Pitarch.Al igual que había ocurrido en la primera parte con el Atleti el dominio de los azules también se difuminó y de nuevo el partido se fue a esa aburrido lugar de la tierra de nadie.

Los cambios de Quique ayudaron a enderezar el partido. Sobre todo con la salida de Mario Suárez por Raúl García. Personalmente creo que quitar a Raúl García del campo sin sacar a nadie en sustitución hubiese bastado para mejorar el juego pero Mario Suárez no lo hizo nada mal. Quizás sea sólo una errónea percepción basada en la comparación con el que estaba pero esa es la sensación que me queda. Elias salió en esa posición en la que nunca ha jugado pero en la que Quique, que es más listo que nadie, se empeña en ponerlo y como suele ser habitual no hizo nada. Desaparecido en la creación, torpe en defensa y perdido en la combinación. Pero claro, estamos en el reino del revés y como tal, pasado el minuto 80 un gran pase de Forlán y un gran desmarque de Elías hacen que el brasileño realice un gran remate de cabeza que suponía el empate.

Faltaba tiempo para ganar el partido y el Atleti fue a por el. De hecho, confirmando la estancia en el reino del revés, Quique decidió prescindir de uno de los dos medio centros y colocó a Elías en el centro (¡¡es-cán-da-lo!!) pero era demasiado tarde y el cansancio, las prisas y la falta de costumbre hicieron que el marcador se quedara como estaba (aunque el Getafe pudo decidir en un gran remate de Parejo y mejor parada de De Gea).

El final de temporada va a ser muy largo.

Talento Vs. Ridículo (FC Barcelona 3 - At. Madrid 0)




Una reina sueca llamada Cristina II dijo una vez que el secreto de poner en ridículo a las personas consiste en conceder talento a personas que carecen del mismo. El Atlético de Madrid aparte de mezquino en su facción deportiva es una broma pesada que constantemente se pone en ridículo y lo hace precisamente por lo que vaticino Cristina II hace siglos. Aceptar que Cerezo tiene talento para ser presidente del Atlético de Madrid, que García Pitarch lo tiene para algo que tenga que ver con el fútbol o que Quique (y quien dice Quique dice Zambrano, Marcos, Manzano, Ferrando, Bianchi, Aguirre o Abel) tiene talento para entrenar un equipo con jugadores que no son exclusivamente de corte aguerrido y que debe salir a ganar en el 95% de los campos del mundo, es dar el primer paso para poner en ridículo la institución que lamentablemente representan. Verán que he mantenido al margen al máximo responsable e ideólogo de este galimatías, el estudiante de veterinaria fracasado llamado MA Gil. Lo he dejado aparte porque no tengo todavía claro si este tipo es el ser más inútil sobre la faz de la tierra o alguien con un talento infinito para hacer el mal.

Ser aficionado al Atlético de Madrid hoy en día es como ser aficionado del bate de béisbol en un partido de béisbol o ser aficionado de los guantes de un combate de boxeo. Absurdo, pero es así. El Atleti en el campo es un elemento pasivo, de atrezzo de destrucción y cuya trayectoria en el partido siempre es a merced del contrario. Si lo es contra el Aris, contra el Hércules o contra el Escalerillas imagínense ustedes contra el mejor equipo del fútbol.

El partido comenzó como siempre, con el Atleti achicando agua por detrás del balón, pero delante teniendo un equipo magnífico que toda su grandeza está construida en torno al balón, algo que parece lógico jugando a un deporté que se llama balompié pero que no traten de explicárselo a estrategas de garrafón tipo Quique. El Atleti parecía ordenado en su miserable miseria y su valiente apuesta pasaba exclusivamente porque los catalanes no marcaran un sólo gol pero viendo lo que venía a nuestros ojos, que era básicamente un abrumador monólogo blaugrana, la única duda que el planeta tierra tenía (Quique incluido) era conocer el minuto en el que el Barça abriría el marcador. El minuto fue el 16 y llegó de esa maravilla de jugador llamada Messi. Una de sus típicas diagonales desde la derecha, tres defensas colchoneros que se tocan entre si y el disparo del argentino que va al fondo. A partir de entonces el Atleti tuvo un papel tan importante en el campo como el banderín de córner.

Sinceramente, a partir de ese punto mi único temor es que la goleada no fuese de récord. Hubo un tiempo en que creía en las remontadas del Atleti pero en ese tiempo mi equipo jugaba al fútbol. Hoy no. Desde que volvimos a primera división somos una banda de jugadores que vive de espaldas a la creación, de espaldas al balón, que suele pensar con demasiada frecuencia que un empate es un gran resultado y que SIEMPRE depende del rival. El rival de hoy era precisamente todo lo contrario así que el roto estaba hecho. El partido siguió igual, con un Barça espectacular y un Atleti inexistente, sucediéndose las llegadas del Barça con peligro. El segundo gol podría haber llegado de cualquier forma (es lo que tiene jugar todo el tiempo en la frontal de tu área) pero llegó de nuevo por parte de Messi con algo de fortuna tras un despeje a la desesperada de Antonio López.

La primera parte acabó sin más goles pero fue algo fortuito. El Barça bajó el ritmo y empezó a usar el tran-tran pero aun así le basta y le sobra para destrozar al Atleti. Especialmente cuando enfrente tiene un equipo entrenado para defender y dar pelotazos. Un equipo diseñado con el orificio rectal y entrenado desde el engreimiento y la la falta de talento. Con los dos fichajes invernales en el banquillo (junto al mejor jugador del pasado mundial) pero dos laterales izquierdos en el campo (también estaba Valera pero no sé que adjetivo ponerle) el Atleti era la misma broma de los últimos años amplificada por la insolente negligencia de un entrenador que hace demasiados meses que ha perdido el norte (si es que alguna vez lo tuvo). Llegando al descanso el colegiado anuló un gol a los madrileños tras sacar una falta sin pedir barrera pero me temo que cuando el árbitro saca tarjeta (se la sacó a Alves por entrada criminal a Agüero) puede exigir que no se inicie el juego hasta que el lo permita.


El inicio de la segunda parte fue esperanzador para los colchoneros que consiguieron dar una buena imagen simplemente con otro delantero más, presionando la salida del balón del Barça (ganar a este equipo sin quitarle el balón es estúpido pero Quique tiene cosas más importantes en que pensar), tratando de hacer algo con esa cosa redonda que todos (menos Quique) siguen con la mirada y sobre todo con la consigna colectiva de intentar, por vergüenza, hacer algo, pero no se consiguió concretar. Especialmente con un remate de Filipe Luis tras buena jugada del Kun y Forlán (el uruguayo estuvo bastante mejor que lo que nos tiene acostumbrados últimamente) que saca Piqué de cabeza en la línea de gol. Aquello podía haber cambiado el partido pero no fue así y el buen arranque colchonero se fue congelando poco a poco según pasaban los minutos. A falta de diez, Messi completaba su particular Hat-Trick tras un rechace que Godín no logra sacar de la línea de gol.

Es lo que hay, No merece la pena ningún análisis. El sol sale todas las mañanas este Atleti (con estos dueños, con esta dirección deportiva y con este tipo de entrenador) saldrá normalmente goleado del Nou Camp. Hay cosas tan evidentes que es absurdo comentarlas.

Gris (At. Madrid 0 - Ath. Bilbao 2)




Decía Montesquieu que la descomposición de todo gobierno comienza con la decadencia de los principios sobre los cuales fue fundado. Hace ahora 100 años el Atlético de Madrid, gracias a un error de un directivo del club matriz en Bilbao que a última hora decidió comprar dos equipaciones de fútbol en Southampton para los dos Athletics, se enfundaba para siempre la elástica rojiblanca que ha paseado con gloria y dignidad por los campos del mundo. Se empezaba a forjar entonces una leyenda nacida algunos años antes pero culminada bastantes años después con el nombre de Atlético de Madrid que era una idea, un concepto y un sentimiento. Un ente construido sobre unos principios simples pero evidentes que fueron el engrudo con el que aglutinar a personas y corazones durante décadas. Orgullo, valentía y dignidad. El maldito club en el que un fatídico día se ha constituido lo que antes conocíamos como Atlético de Madrid hace un par de décadas que empezó a renegar de esos principios. Al principio con más timidez que certeza hasta que un tal Miguel Angel Gil Marín, todavía con su carismático padre en vida, decidió hacerse con los mandos absolutos de la institución. Entonces se perdió cualquier atisbo de timidez y el club renegó definitivamente y hasta sacando pecho de sus históricos principios fundacionales para pasar a ser otra cosa. Entonces comenzó la decadencia del Atlético de Madrid, decadencia que está viviendo su momento más álgido (y quien sabe si definitivo) en estos días.

El partido de hoy contra el Athletic de Bilbao se puede definir con el color que ha bañado el encuentro desde el principio hasta el final: el gris. Un gris plomizo que caía desde el cielo en el Vicente Calderón y que como polvo mágico se metía por los intersticios de todos los atléticos y no atléticos que estábamos en el campo. Gris en el campo, gris en el cielo y gris en la grada que dormida y drogada es incapaz de sangrar aunque la pinchen.

Es difícil saber que esperar ante partidos así pero uno nunca piensa que lo que va a recibir sea tan poco. Al Atleti, el nuestro, salió al campo con esa especie de 4-3-3 que ahora se ha inventado Quique. El esquema en si no tiene porque ser una mala idea pero el problema llega primero cuando el discurso futbolístico es el mismo (ya saben, ninguno que tenga que ver con el fútbol), cuando la capacidad de creación en la plantilla es la de siempre (ya saben, ninguna) y el criterio del entrenador para colocar a sus jugadores es el de siempre (ya saben, ninguno). La razón de que Elías, por ejemplo, esté en el campo personalmente creo que hay que buscarla en el orgullo egoísta de Quique de querer demostrar al mundo lo inútil que es Pitarch en general pero particularmente a la hora de ser director deportivo. Otra razón no me entra en la cabeza. Tampoco entiendo los castigos de Domínguez, ni las ausencias de Juanfran, ni... pero en fin, no vamos ahora a cambiar las cosas. Lógicamente el primer cuarto de hora fue de pájara madrileña con un Bilbao que a pesar de lo rupestre de su entrenador en el Calderón parecía el Barça, tocando y llegando. Poco a poco los madrileños se fueron quitando la presión y llegando al área contraria más por arreones y arranques de furia individuales que por fútbol hasta el punto que pasada la media hora el partido estaba igualado y no hubiese sido descabellado pensar que los madrileños se adelantaran.

Pero entonces apareció el inútil del árbitro para sumarse a la fiesta del despropósito. Una jugada que es más falta de ataque de Llorente que otra cosa (para mí no es nada de nada) acaba con penalty y expulsión de Perea. Lamentable castigo del trencilla a un Atleti en permanente equilibrio inestable y que necesita muy poco para venirse abajo. Pero no lo hizo. El lanzamiento es tirado fuera por Llorente y esto espolea a un equipo y su afición hasta un grado inédito hasta entonces. En uno de esos arranques de furia Forlán se queda sólo frente al portero (con Agüero solo a la derecha) pero decide marrar la ocasión. Forlán salió pitado del estadio pero a pesar de lo que los negligentes periodistas puedan pensar y decir no se le pita por fallar goles como este. Al Charrúa se le pita por engreído, por egoísta, por mal educado y sobre todo por despreciar cada vez que tiene ocasión al equipo que le paga.

El falló de Forlán puso fin a la chispa colchonera y dio comienzo al desastre. La mente preclara de Quique había hecho que la expulsión de Perea se compensara pasando a Ufjalusi al central y a Elías (agárrense los machos) al lateral derecho. El brasileño parece muy malo pero es cierto que en el entrenador tiene una “amigo” para que así lo parezca. Como buen falso lateral Elías no cierra su marca, no tira el fuera de juego y Toquero abre el marcador al filo del descanso.

Pocos esperaban una remontada del Atleti pero hay que reconocer que con Domínguez en el central y sin Elías en el campo el equipo se fue hacía arriba con más pundonor que fútbol pero fue imposible. Especialmente cuando en un desajuste provocado por el adelanto táctico de Luis Felipe, otra jugada desde la derecha bien trenzada por los bilbainos es de nuevo rematada con éxito por Toquero. Fin del partido. Principio de la charlotada en el campo (nada reseñable hasta el final) y el cabreo en la grada.

Pero MA Gil es un tipo con suerte y en el día en el que todos se debería volver en su contra, en el momento justo con dos goles por debajo y media hora por delante de juego sobre Madrid cae el diluvio universal lo que hace que la mitad de la grada se pire a su casa y la otra mitad no pueda despegar sus manos del paraguas. Para más inri un par de horas después el madrid pierde tres puntos con lo que las tertulias deportivas ya tienen carnaza para toda la semana.

El Atleti está sumido en una decadencia pronunciada y la infección es ya tan grande que solo extirpando algunos órganos se puede soñar con la salud. Es así y cuanto más tiempo tardemos en verlo peor calidad de vida tendremos en el futuro. Eso suponiendo que exista futuro.

Nota: No se ha escuchado un sólo cántico en contra de Quique o de Cerezo. Buena señal. Todos los que ha habido han sido contra Gil en algo que para mí sienta un esperanzador precedente. Es más, los cánticos han partido desde el fondo sur lo cual también es una gran notición porque uno es de los que piensan que cualquier lucha con el Frente Atlético de tu parte es siempre más fácil.

Que alguien acabe con esta agonía (Sporting 1 - At. Madrid 0)



“Cuidado con la tristeza. Es un vicio” (G. Flaubert)

¿Qué sentido tiene intentar hablar de fútbol cuando hace años que fútbol es precisamente lo que no vemos? ¿Qué sentido tiene hablar de táctica cuando es preferible pensar que la supuesta táctica es fruto de la casualidad y no fruto de algo germinado en un cerebro humano? ¿Qué sentido tiene hablar de jugadores cuando es difícil encontrar esa especie en extinción dentro del Club Atlético de Madrid Contemporáneo? ¿Qué sentido tiene hablar de la defensa cuando todo es defensa, desde las estupideces del peliculero que actúa de presidente, pasando por las soflamas budistas del iluminado que hace las veces de entrenador y pasando por la presencia de nuestro supuesto equipo sobre el campo? ¿Qué sentido tiene hablar del Atlético de Madrid cuando el Atlético de Madrid no existe?

La decadencia de esta institución es tan abismal, dañina e imparable que los kilos y kilos de tristeza que han acumulado en las espaldas de los estúpidos aficionados como yo parece que poco a poco se irán difuminando hasta desaparecer, con la misma velocidad con la que desaparece la historia y el legado de una imagen histórica. Sinceramente, si lo que queda del Atlético de Madrid tiene que morir que lo haga ya, cuanto antes. Que intenten hacernos esta inútil agonía lo más llevadera posible. Que tengan una última deferencia con nosotros. Esa que no han tenido en las últimas dos décadas. Que nos den un sedante y tengan lo que tengan que hacer cuanto antes.

Insisto, hablar de fútbol con este equipo de por medio es absurdo. No voy a hacerlo. Hablar del partido, del resultado, del Raúl García,... tengo docenas y docenas de post que ya dicen lo que tendría que volver a decir hoy aquí. Busquen las etiquetas del blog aquellas más significativas como antifutbol, Raúl García. Quique, Abel, Aguirre,... y preparen la crónica a su gusto. Yo ya paso.

Simplemente algunos apuntes que si me gustaría dejar por escrito:

Al comienzo de la temporada pasada dije que el equipo era malo y descompensado. Al comienzo de este dije otra vez lo mismo. No me equivoque y me gustaría aclarar a algún que otro “listo” que mi discurso ha sido el mismo antes y después de los títulos. Ganando y perdiendo. Soy tan estúpido que me dejo llevar por la realidad que ven mis ojos y no por los cantos de sirena de estúpidos voceros o los reflejos mentirosos de un título que visto lo visto nos va a salir muy caro.

Quique, al que no se lo que le quedará como entrenador de este equipo, no es el culplable de esta situación. El culpable de esta situación es MA Gil Marín y los mamporreros que han construido/consentido una plantilla penosa, desequilibrada y cuya lógica sólo responde al valor de las comisiones de los jugadores que se han movido. Eso si, tampoco es inocente. En esa ecuación Quique es simplemente parte del equipo criminal. La misma valentía que tiene para sacar una alineación distinta cada domingo o para humillar canteranos me gustaría que saliese a relucir en contra de los que han hecho esta broma pesada de plantilla pero no sale ni saldrá. Quique no ha dicho ni mu al respecto lo que por un lado deja muy claro la valentía del personaje y por el otro deja muy claro cual es su posición dentro del club.

Pero aparte de todo lo anterior Quique es muy pero que muy malo. Incapaz de hacer jugar este equipo un solo partido su forma de entender el fútbol es cobarde, mediocre y básica. Incapaz de sacar nada de unos jugadores que algo deben tener ha sumido deportivamente al equipo en una filosofía que rezuma podredumbre, mediocridad y sumisión. Quique es el mismo entrenador malo, torpe, reservón y engreido que hemos tenido en ese banquillo desde el fatídico día en que el humano tóxico de Miguel Angel Gil Marín se puso a los mandos de este club para llevarlo al fango. Quique no es el problema ni el culpable y sinceramente me da absolutamente igual si lo echan o se queda porque seguirá todo igual. Eso si, Quique es tan malo como los otros.

De Raúl García he dicho todo lo que tenía que decir. No merece perder el tiempo más. Seguramente sea un tipo encantador y seguramente sea capaz de encontrar su sitio en un equipo menos exigente pero aquí hace años que sobra y el hecho de que año tras año parezca que tenga que ser titular es simplemente indicativo de dos cosas: la primera es el nivel tan absolutamente lamentable y bajo de nuestro centro del campo y la segunda el poder tan absolutamente brutal que tiene la agencia de representación del señor García y su valedor en la prensa rosa.

La semana pasada, hablando sobre el supuesto reto de quedar cuartos para jugar la champions, le decía a un amigo que mi único reto es no sufrir por bajar a segunda. Hoy sigo pensando igual aunque, como decía antes, me surge la duda de si no será mejor que todo se marche a la mierda cuanto antes definitivamente.

Sumisión, experimentos y bromas (At. Madrid 3 - Mallorca 0)




Andaba uno ligeramente espeso y taciturno paseando por el paseo de las Yeserías camino del Vicente Calderón sin saber muy bien que esperar o lo que es peor, que deseaba encontrar dentro del templo colchonero. Derrotado y aburrido por la caída empicada de mi equipo en lo deportivo, en lo social y en lo moral albergaba tímidamente la esperanza de una reacción del subconsciente rojiblanco como tantas y tantas veces ha ocurrido en ese mismo cemento años atrás. No ocurrió. No ocurrió ni de refilón. La grada presentaba un aspecto pobre, triste y desangelado que rimaba perfectamente con una noche fría e igualmente desangelada pero en cuanto los 22 jugadores saltaron al césped y en cuanto empezó a rodar el balón el mítico fondo sur empezó a cantar gritos de ánimo como si la vida les fuese en ello. Más ordenados, coordinados e intensos que nunca la grada no paró de animar un solo instante prácticamente hasta el final del partido. Esos fueron los únicos cánticos que se escucharon. ¿Súbita conciencia de colchonerismo? ¿Interiorización aguda del sentir del aficionado? ¿Consigna de algún ente superior? Sinceramente no lo sé. De hecho me da igual. Como dijo alguien desde la grada “el frente hace su papel. Lo mismo los que tiene que empezar a levantar su culo del asiento son todos los demás”.

En lo deportivo el partido comenzó con el estupor causado por la alineación de Quique. ¿Era un castigo a los malos del Derby: Dominguez, Filipe Luis, Perea, Raúl García, Juanfran,… o simplemente era un ejercicio necesario de rotación en una plantilla exhausta de disputar al máximo nivel las tres competiciones que “disputa”? Sólo una mente iluminada que va más allá del resto de la humanidad es capaz de saberlo. Cuando parece imposible que exista una alineación inédita y sin utilizar en lo que va de temporada aparece el talento del señor Flores para sacarnos de nuestro error. Pero si la alineación era difícil de digerir tardamos todavía más en entender la disposición en el campo. Los jugadores también y de hecho en los primeros minutos el Mallorca estuvo a punto de aguar la noche de felicidad con varias llegadas sucesivas frente a un equipo que no sabía cómo colocarse pero pasados esos minutos de caraja el asunto parecía despejarse. Debe ser esa gripe que acecha el espacio madrileño o el frío o la crisis galopante pero contra todo pronóstico lo que aparecía ante nuestros ojos era una especie de 4-3-3 con tres centrocampista abiertos y dinámicos (Asunçao, Tiago y un tal Elias) y tres delanteros modernos de esos que no ocupan una posición concreta sino que se complementan según las vicisitudes del juego: Forlán, Reyes y Fran Merida. De hecho en muchas ocasiones la separación entre centrocampista y delantero no estaba tan clara. El experimento, desde mi modesto entender, salió estupendamente. El partido se controlo completamente, se dominó el balón y el juego, el equipo parecía mucho más fluido y haciendo cosas de futbolista aparecían jugadores como Fran Merida que algunos empezábamos a dudar que mereciesen la categoría de jugador profesional. El primer gol llegó con un atípico y poco ortodoxo remate de cabeza de Valera y el segundo con un excelente pase de Fran Merida a la espalda de la defensa que remata con profesionalidad Forlán y colocó el 2-0 con el que se llegó al descanso. Sin tirar cohetes ni lanzar las campanas al vuelo las sensaciones fueron buenas y como mucha gente reclamaba (reconozco que yo no era uno de ellos) parece que es un sistema que se adapta mejor a los jugadores que tenemos.

Pero claro, Quique es mucho más listo que todos nosotros y él ve cosas que nosotros no podemos ver. Por eso nada más comenzar la segunda parte quito a Elías del campo para colocar a Juanma y volver a la rutina de siempre que marca el 4-4-2 con doble pivote y dos tipos a la banda. No por Juanma sino por la reordenación de los jugadores en el campo. De esa manera volvíamos a la tristeza, a la espesura, al sopor, a perder el control del partido y a que los mismos jugadores que antes aparecían ahora desapareciesen entre la vulgaridad.

Volveremos en un momento a la segunda parte pero antes me voy a quedar en la figura del tal Elías que ayer debutaba con la elástica colchonera. Romo, torpe, perdido, mal colocado, con aspecto frágil y absolutamente inútil en el campo. El brasileño, que fue sustituido en le descanso para alivio de todos, completo uno de los peores debuts que recuerdo con la camiseta del Atlético de Madrid y teniendo en cuenta que esa misma camiseta la ha vestido: Sosa, Richard Nuñez, Wiki, Magüi, Javi Moreno, Novo,… es decir bastante. Es el primer partido y hay que tener paciencia pero desde ya me parece carísimo y como decía también alguien en la grada, daba grima verlo con el 9 a la espalda.

La segunda parte fue exactamente la versión actual del Atlético de Madrid. Malo malísimo. Si gracia, sin fútbol, sin juego, sin balón,… sin nada. Gracias a que enfrente aparecía un Mallorca perezoso e inofensivo que se movía a la misma velocidad que los zombies de The Walking Dead la cosa no pasó a mayores. No obstante el bueno de De Gea tuvo que emplearse como acostumbra en más de una ocasión demostrando, una vez más, que esos agoreros que lo quieren enterrar tienen tanto tino como sentido del ridículo. El partido transcurrió así hasta el final pero podía no haber sido tan plácido si la jaimitada de todos los partidos hubiese acabado de otra forma. En una salida en línea de la defensa colchonera Antonio López decide quedarse en el área jugando a la lucha greco-romana. Penalty. Penalty que lanza Webbo y que De Gea, otra vez, decide parar. Esta fue la puntilla para un Mallorca timorato e inofensivo que ni con uno más fue capaz de inquietar a su rival. Uno la lectura que saca de todo esto es el paupérrimo nivel de la liga española. El Mallorca estaba inmediatamente detrás de nosotros en la clasificación.

Antes de terminar, eso si, Quique decidió obsequiarnos con otras dos sabias decisiones de entrenador. Primero dejando al equipo sin delanteros en el campo durante muchos minutos por alguna razón que supongo ira de la mano del concepto de valentía del entrenador. Después dejando a un extenuado Reyes en el campo teniendo el jueves la vuelta de la copa y sin Agüero. Eso si, el de utrera consiguió desquitarse de su mala suerte de cara al gol y en las postrimerías del partido culminó una buena jugada de los madrileños subiendo el 3 al marcador y redondeando la noche.

Sumisos en la protesta (veremos que ocurre el jueves pero no soy de los que protestan a los jugadores ni en función de los resultados), con experimentos que cuando salen bien se desechan para volver a la mierda de siempre y soportando bromas pesadas en forma de supuesto jugador sudamericano que cuestan millones de euros probablemente todos ellos de comisión. Eso es el Atleti de nuestros días.

Mañana no (R. Madrid 3 - At. Madrid 1)




Yo soy seguidor del Atlético de Madrid, un equipo centenario que durante prácticamente toda su historia fue temido y sobre todo respetado en los campos que pisaba. Un equipo con una personalidad e idiosincrasia especial que aglutinaba una afición orgullosa y distinta con unos valores muy definidos respecto a la valentía, la entrega, la personalidad y repito, el orgullo. Esto que ha salido esta noche al Santigo Bernabéu no es el Atlético de Madrid. Es una mamarrachada, una broma, un insulto zafio y sobre todo una humillante y vomitiva vergüenza. El Atlético no es el mejor equipo del mundo, ni el que tiene más dinero, ni el que tiene mejores jugadores. Nunca lo ha sido. Ha tenido mejores y peores épocas con triunfos y fracasos pero lo que Atlético de Madrid nunca ha sido es una banda de cobardes. Lo que el Atlético de Madrid nunca ha sido es una banda de apocados y acobardados figurines con la clara instrucción de achicar agua, juntarse en su portería y cerrar los ojos cuando dispara el contrario esperando un milagro. El Atlético de Madrid nunca ha agachado la mirada cuando el rival miraba de frente y nunca se ha escondido cuando venían a golpearlo. Al Atlético de Madrid no se le puede exigir que gane la liga si no se dan otras circunstancias para ello ni es descabellado pensar que salga derrotado 3-1 del campo del vecino poderoso con todo a favor pero al Atlético de Madrid no es que se le pueda exigir sino que se le debe exigir que sea capaz de saltar a cualquier campo del mundo, incluido el Bernabéu, mirándole a la cara al contrario y jugar contra cualquiera de tú a tú. Es que si no es así nada de esto merece la pena. Esto no es el Atlético de Madrid. Es la peor versión del equipo más miserable que jamás he visto sobre un terreno de juego. Esto no es el Atlético de Madrid. Es una puta mierda.

Y ahora alguien me vendrá con el poste, y el árbitro, y la mala suerte, y el leñero de Sergio Ramos, y las tarjetas perdonadas y los fallos defensivos,… y tendrá razón (aunque todo es discutible) pero el resultado lejos de ser injusto es corto para los méritos de uno y otro. Seamos serios. Especialmente cuando sobre el campo se enfrenta un equipo que quiere jugar y otro que no. Un equipo que quiere tener la pelota y otro que no. Un equipo que quiere ganar y otro no.

Me aburre hacer una crónica de un partido de fútbol que no ha sido un partido de fútbol. Lo que hemos visto esta noche ha sido un monólogo apabullante, humillante y lamentable del Real Madrid y como bien saben precisamente el Real Madrid no es una cosa de la que me entusiasme mucho hablar. Pero es que del Atleti se puede decir poco y lo poco que se puede decir es para echarse a llorar.

Salimos como siempre, a especular, pero algo más entonados que otras veces. Obviando la inutilidad del inútil de Raúl García el equipo achicaba con profesionalidad hasta que un balonazo con marcado acento colchonero acaba en los pies del Kun (en fuera de juego aunque no tan claro como el impresentable del Canal + ladraba), el argentino hace el invento de todas las noches, Casillas le hace penalty pero el rechace acaba en los pies de Forlán que marca. Eso es prácticamente todo lo positivo que se puede decir de los colchoneros. A partir de ahí el humillante, lamentable y repito, bochornoso monologo blanco jugando en la frontal de nuestra área para lucimiento del pobre De Gea. Los dos mediocentros eran dos centrales más (muy malos, por cierto), Reyes era el segundo lateral izquierdo y Juanfran el segundo lateral derecho mientras en Kun Agüero hacía de pivote defensivo. Cuando el Atleti la robaba (pocas veces porque además nadie presionaba ya que la consigna era esperar) la opciones eran lanzar un balonazo a la nada (lo más habitual) o conducir el balón en solitario 120m. Genial planteamiento de ese niño mimado de la prensa llamado Quique Sánchez Flores.

Claro está (y es que ha ocurrido igual un millón de veces), tardo poco el Madrid en empatar con un remate de Sergio Ramos de cabeza pero menos podía haber tardado porque no dejaron de llegar en toda la noche. Así siguió todo el partido (con descanso de por medio) hasta que la única jugada trenzada del Atleti en todo el partido (que parte, por supuesto, de un pase diagonal de Reyes de 100m que baja el kun con maestría para errar el remate y cuyo rechace manda Forlán al poste) es el prologo para el segundo del Madrid (precedido de una falta clamorosa de los blancos que se come el árbitro, bien es cierto). Agotados los merengues parecía que el 2-1 sería definitivo (resultado que para Quique y su mentalidad “ganadora” era digno de orgasmo) pero con el Atleti, y más si sacas a Fran Merida y a Valera al campo, nada es imposible y la jugada tonta de la noche deja el tercero al Madrid de forma gratuita. Mal despeje de Filipe Luis que rebota en Domínguez y el balón cae a los pies de Ozil. El valiente de Quique y sus mamporreros de la prensa echarán la culpa del resultado a la “falta de mentalidad” de la defensa o directamente a Domínguez o Filipe Luis pero hace falta tener caradura para ello. Si te pasas 80 minutos del partido "jugando" en tu propia área, con el balón siempre por allí y con veinte jugadores alrededor lo verdaderamente raro es que no hubiese habido un error antes. Si te pasas 80 minutos del partido achicando balones en tu área lo que tienes que hacer como entrenador es primero pedir perdón y después presentar la dimisión irrevocable.

Insisto, esta bazofia (de concepto más que de representación) no es el Atlético de Madrid y como tal deseo que en la vuelta los destrocen y así demuestren al mundo, pero sobre todo a los responsables de la idea futbolística de este supuesto Atlético de Madrid, que una opción tan ruin, chabacana, repugnante y mediocre no sólo es incompatible con conseguir algo que merezca la pena (es evidente) sino que no merece ni el más mínimo de los respetos. Para hacer el ridículo y seguir haciendo el ridículo es mejor no avanzar en la competición y que nos hubiesen eliminado antes. No quiero ver más partidos del Atleti en los que no juega el Atleti.

Durante toda mi vida el día después de los partidos he presumido de colchonero. Siempre. Ganando y perdiendo. En las alegrías y en las penas. Con derrotas poderosas y victorias gloriosas. Siempre. Mañana no. Me da vergüenza amar el mismo escudo que esta gente llevaba está noche en el pecho (y conste que para mí ninguno de ellos es responsable). Me da vergüenza que se adueñe de mi equipo algo tan ruin. Me da vergüenza que eso, lo que ha hecho mi equipo esta noche (que es lo que lleva haciendo desde hace demasiado tiempo, aunque hay ocasiones que duelen especialmente) esté asociado con el nombre del Atlético de Madrid. Vergüenza y asco.

Una cuestión de fondo (Hércules 4 - At. Madrid 1)





Ayer el Real Madrid y el Villarreal se enfrentaban en un entretenido partido de fútbol (porque el fútbol puede ser entretenido aunque cueste creerlo como seguidor colchonero) poniendo sobre el campo dos formas de entender el fútbol. Los castellonenses queriendo el balón para tenerlo, tocarlo y tener la paciencia para elaborar la jugada. Los blancos queriendo también el balón pero para salir en velocidad con el, sumando efectivos sin especulaciones ni demasiado desarrollo horizontal. De distintas maneras los dos querían el balón, querían dominar, querían jugar al fútbol, eran valientes y querían ganar. El Atlético de Madrid de hoy, al igual que el de ayer y que el de casi siempre en los últimos diez años, no quería el balón, no quería dominar, no quería jugar al fútbol, era cobarde y su principal objetivo era no recibir gol. ¿Alguien nota la diferencia? Existen algunos iluminados que sin sonrojarse dicen todavía que salvo el Barça el resto de equipos de la liga española juegan igual. Evidentemente los árboles no dejan ver el bosque o lo que es lo mismo te puedes pasar la vida señalando con el dedo al sol que algunos iluminados seguirán mirándote siempre al dedo.

A los cinco minutos de partido ya se podía ver cual era la propuesta futbolística (y perdón por la expresión) del Atlético Especulación dirigido por Quique: 9 o diez jugadores detrás del balón, desprecio absoluto del balón y pelotazos verticales cada vez que por casualidad aparecía la pelota en los pies de algún jugador colchonero. La idea de ganar un partido de fútbol para este club consiste en defender desde el principio con uñas y dientes contra cualquiera (hoy el Hércules, un equipo de presupuesto infinitamente inferior) y esperar un fallo del rival o un ataque de talento de las pocas estrellas que van quedando (hoy Kun y Reyes). Nada de crear, nada de querer, nada de llevar la iniciativa. Un insulto al fútbol. El mismo insulto que llevamos una década soportando y que algún iluminado todavía justifica con ignorancia en un equivocado concepto del histórico contrataque colchonero. Enfrente un modesto equipo bien colocado, con ambición que quería tener el balón, llevarlo a campo contrario y que tenía claro que la mejor forma de ganar el partido es si tú lo provocas. Una bocanada de aire fresco en un mundo del fútbol podrido. Una forma preciosa de respetar este magnífico y precioso deporte. Hoy hubo justicia y el valiente pasó por encima al cobarde.

A los diez minutos, tras jugar constantemente en las inmediaciones del área madrileña, se produce una indecisión entre Filipe Luis y Domínguez que aprovecha Tote para meter la pierna y colar el balón por el lado que De Gea debería tener siempre protegido. Quique culpará a los defensas de la debacle colchonera (como siempre) pero hay que ser muy cazurro para seguirse tragando la trola de los fallos defensivos como justificación de la vergüenza futbolística que es este Atlético de Madrid. Si el Atleti normalmente es un equipo siempre a merced del contrario cuando está con un gol en contra, gracias a las directrices del banquillo que han diseñado este equipo, directamente es una broma. Incapaz de saber que hacer con el balón cuando no les queda más remedio que hacerlo parecen algo que bordea el ridículo. Pero es qe encima hoy tenía enfrente al Hercules, que no es el Barça pero que es un equipo que ha querido seguir con el balón por delante en el marcador y que ante la pájara atlética ha seguido jugando al fútbol con criterio hasta clavar el segundo con un golazo de Valdez desde la frontal del área. El mismo guión se ha repetido toda la primera parte: El Atleti corriendo detrás del balón o dándole pelotazos y el Hércules, relajando los riesgos, controlando el partido. Con ese caldo de cultivo llegaron el tercero (Thormet de cabeza enfrente de Godin) y el cuarto (Trezeguet desde la frontal de preciosa jugada). Humillante y merecido correctivo a un equipo no tiene ningún reparo en humillarse a si mismo domingo tras domingo con su humillante forma de saltar al campo.

En la segunda parte el equipo salió en tromba (ya sabemos que esto de la épica le encanta a los entrenadores del corte Quique Sánchez Flores) y gracias a un voluntarioso Agüero se tuvieron en seguida un par de ocasiones que Fran Merida manda a las nubes y el propio Kun al poste de falta directa. Poste que respondieron los alicantinos con otro tras claro contrataque. El partido se transformó enseguida en un correcalles provocado por la desazón colchonera que enfrentaba los intentos alocados y desesperados de sobre todo un Kun Agüero herido en el orgullo frente a los contrataques relajados de los alicantinos. La huida desesperada sólo sirvió para agotar al Kun y a Reyes (muy inteligente otra vez Quique vaciando sin sentido a sus dos únicas posibilidades de hacer algo el jueves) y para ver en las postrimerías del partido un gol de Reyes típico de pachanga veraniega.

Llevamos diez años jugando a defender, a despreciar el balón, al doble pivote de tarugos, a esperar el fallo y a jugar en función del contrario. Llevamos diez años también haciendo el ridículo. Que los resultadistas hagan sus cuentas. Ningún equipo de presupuesto parecido tiene una propuesta futbolística tan cobarde y humillante ni un proyecto deportivo tan sumamente patético. Así es difícil hasta soñar. No es cuestión de fichar mañana al entrenador del Hércules o al del Villarreal. Es una cuestión de concepto. Una cuestión de fondo.