Se confirma (R. Santander 2 - At. Madrid 1)
Es oficial. Este Atlético de Madrid me aburre. Me aburre mucho. Cuando hace unos años decidí ponerme a escribir las crónicas de los partidos de mi equipo lo hice porque uno creció en una época en la que la crónica deportiva era un arte literario que trasladaba al papel la épica de un deporte épico. Con el paso del tiempo esa pequeña delicia desapareció arroyado por la rabiosa simpleza del deporte de masas. El periodismo deportivo pasó entonces a ser una especie de crónica rosa para estúpidos y aquellas columnas con olor a elegancia se fueron por el desagüe. Con modestia uno intentaba recuperar ese estilo para mi equipo y para un deporte que durante mucho tiempo ha broceado mi pasión, mis sentimientos. Todos eso se ha ido a las cloacas. El fútbol de mi equipo es horroroso en planteamiento y ejecución y como tal no merece más que un trato despreciable. Me rindo. Tiro la toalla.
El partido de hoy en Santander es otro más de esos ejemplos desorazonadores que demuestran la pertinaz desidia que satura el Atlético de Madrid. Desde el despacho hasta el armario del linimento. Un equipo sin cerebro, sin cuerpo y sin corazón. Un equipo mediocre, triste y aburrido. Un equipo que da vergüenza.
Todo comenzaba con las tradicionales estupideces de nuestro entrenador, ese tipo empeñado en volver a dar una vuelta de tuerca a un elemento que hace años está pasado de rosca. Por alguna razón el ideólogo del clan Flores decidió volver a mover todo para no mover nada. Cambió los laterales para colocar a dos paquetes, uno en la cuesta abajo de su carrera y el otro que da gracias a Dios todos los días por estar en un equipo de primera división sin merecerlo. Cambió centrales, centro del campo y delantera. Eso si, Elías en el campo. El brasileño hoy ha jugado fuera de la banda y más cerca de esa posición que dicen es la suya pero ha sido tan inmensamente paquete o incluso más que siempre. Es oficial. Elias es un nuevo fracaso de la dirección deportiva que Quique parece querer restregar a sus amos cada vez que tiene oportunidad.
El equipo consiguió sin embargo controlar la primera parte por tres razones que se solaparon. La primera la presencia de Tiago y Mario Suárez, la mejor pareja de mediocentros que tenemos lo cual dice bastante de muchas cosas (recuerden que la pareja titular era Raúl Garcia/Asunçao). La segunda el tempranero gol de Mario Suárez tras recoger un rechace en la frontal del área tras saque de esquina que aclaraba las cosas. La tercera la absoluta ruindad e indolencia de un equipo como el Racing que jugándose la vida tenía el planteamiento rácano y alérgico al balón que usan todos los entrenadores rácanos y miserables entrenen donde entrenen y estén como estén. Lo que hace por cierto nuestro entrenador siempre que puede.
Pero el Atleti no sabe verse por encima en el marcador y no lo sabe porque se siente incómodo siendo protagonista y siempre que lo hace tiende a echarse atrás como los cobardes. Hoy no pudo hacerlo porque para cobarde el que estaba enfrente pero perdidos en la actitud no fueron capaz ni de controlar el partido ni de rematarlo. Es lo que tiene ser un equipo sin objetivos claros, que no sabe si ir para un lado o para otro. Por eso poco antes de acabar la primera parte, e injustamente, Kennedy empataba de falta directa.
La segunda parte trajo un Racing que jugándose la vida se dio cuenta de lo que tenía delante y lo poco que necesitaba para dormir tranquilo. También trajo un supuesto equipo de fútbol construido para no jugar a ese deporte y por tanto perdido ante la necesidad obligada de tener que hacerlo. Estamos hablando de ese espeso sucedáneo que dice llamarse Atlético de Madrid. Con esa receta llegó el segundo gol definitivo de nuevo en los pies del sueco tras el enésimo desajuste defensivo y la enésima duda de De Gea a la hora de salir del área.
A partir de ahí bostezo tras bostezo. Nada de nada. El horror. La lamentable realidad. La cruel desidia. El aburrimiento. La desesperanza. El Atleti modern.
Siempre me ha importado bastante poco la entrada a la segunda división de Europa. Especialmente si es por la puerta de atrás. Hoy me importa todavía menos. El Atleti ha hecho una campaña bochornoso, penosa, vomitiva y lamentable y como tal merece todo lo malo que le pase. Así de crudo. Así de real. Me importa una mierda los éxitos menores especialmente cuando la experiencia me dice que esto sólo sirve para tapar las faltas y desviar la antención.
Se confirma. El Atleti da grima. El Atleti da pena.