Muchas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí durante todos estos años.

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¡Un abrazo!

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¡Vamos chicos!

Valencia 0 - At. Madrid 1

Siento una gran lástima por la gente a la que no le gusta el fútbol. En realidad siento una gran lástima por esa gran cantidad de gente que no es capar de sentir pasión por nada, ni siquiera por el fútbol. No es cuestión de ponerse a teorizar, aquí y ahora, sobre la vida y sus circunstancias pero uno está plenamente convencido de que esa tibieza de la gente para con sus sentimientos está más relacionada con la pereza y el miedo que con cualquier otra cosa. Sentir pasión verdadera, desnudarte emocionalmente, agarrarte a una idea con ardor enfermizo tiene el riesgo de toparte con un muro de realidad o de falsedad o de decepción que hace mucho daño. Tanto como alta sea tu apuesta inicial. Este miedo a la decepción es lo que, para mí, hace que la gran mayoría de humanos prefieran tomarse la vida de otra manera. Lo respeto pero siento lástima por ellos. Asumiendo esto de la vida de una forma tan saludable evitará desde luego que pasen el día de nervios que yo he pasado antes de la semifinal o que pasaré dentro de dos semanas en la gran final de Bucarest pero a la vez me temo que evitarán del mismo modo sentir lo que es vivir. Sentir a flor de piel. Mascar, degustar y tragar la felicidad verdadera. Esa que no sabes de dónde viene. Esa que no se puede explicar ni repetir. Esa que es imposible comprar con dinero.

A las 7:00 de la mañana del 26 de Abril de 2012 (109 años después de que unos estudiantes vascos decidieran crear un club de fútbol en la capital que no tuviese nada que ver ni en forma ni en modos con un Madrid FC que ya adoctrinaba por entonces que sus genuinas artes) el que esto escribe mandaba a su cuenta de Twiter el siguiente mensaje: “¿Qué hago ahora yo hasta las 21:05?”. No era broma. No era gracioso. No era un intento de hacer un chiste ingenioso. Era la cruel realidad. Horas y horas de nervios contenidos. Horas y horas de vivir en un mundo el que tenía que hacer una cosa pero mi cabeza estaba en otro sitio. Horas y horas de no querer hablar de fútbol, ni ver noticias, ni dejar que cualquier cosa relacionada con la semifinal entrase en mi cabeza. No es una sensación agradable, pero es una sensación única. Es sobre todo el billete de entrada ese lugar escogido al que sólo acceden los que sienten la felicidad en su estado más puro e intangible.

A las 21:05, en la soledad del salón de mi alcoba (el resto de inquilinos decidieron no tentar a la suerte de esa alimaña que llevo dentro en momentos de nervios), adopté la posición oficial en el sillón de la suerte de mi casa (pies tocando el suelo, dedo pulgar izquierdo dentro de la mano derecha, etc…) y así me mantuve los 45 minutos que duró la primera parte. También los segundos. En los primeros compases las sensaciones eran buenas independientemente de la velocidad a la que mi corazón bombeaba la sangre. Alineación decente y jugando en campo contrario. Falsa percepción. Emery, ese personaje ridículo en el transcurso de un partido y que hace de la especulación en el fútbol un presunto arte, decidió ayer jugar al fútbol demostrando a sus aficionados (y a mí) que también sabe hacerlo. Aupado por el espíritu de la remontada y el ambiente de Mestalla pero también en una alienación valiente y arriesgada así como una disposición táctica brillante, el equipo valenciano se hizo dueño y señor del partido comiéndose a un Atlético serio y compacto pero aturdido. Los rojiblancos se echaron demasiado atrás, perdieron el balón (no sé con cuanto porcentaje de voluntariedad) y nuestra línea de peloteros (Adrián, Arda, Diego y Falcao) sufrió mucho haciendo lo que peor saben hacer: defender. Los levantinos elevaban la presión al máximo, abrían el campo con los laterales, equilibraban el medio centro dejando libertad de movimientos a sus jugadores de creación (especialmente Canales) para llegar con facilidad, velocidad y criterio a la frontal del área. El acoso era constante y la sensación de gol también. Nunca se sabe lo que hubiese podido pasar si el Valencia hubiera marcado en esos minutos de agobio pero no pintaba bien la cosa. Sin embargo estaba Godin (hoy si, soberbio), Miranda y sobre todo un Courtois que a modo de epifanía ha utilizado esta semifinal para eliminar el miedo que se le quedó incrustado en la piel durante el derbi.
La segunda parte fue otra cosa. Con Gabi sustituyendo a un Mario Suárez que nunca estuvo a la altura de las circunstancias el equipo siguió replegado pero más lejos de su área. El centro del campo empezó a no ser la autopista de la primera parte y encima llegó la desgraciada lesión de Canales. El cántabro fue hasta ese momento el mejor del partido y la clave táctica que revolucionó al Valencia pero ese giro de rodilla tiene una pinta penosa. Espero de corazón que no sea lo que todos creemos y pueda seguir jugando al fútbol como lo hace.
Con el equipo che algo desubicado tras la lesión y Mathieu buscando su sitio en el campo el Atleti sale de la cueva con el balón en los pies de Diego que mete un buen pase a lateral del área dónde aparece Adrian. Muy alejado del área y esquinado entiende rápido la falta de efectivos rojiblancos cercanos y decide empalar el balón para meterlo por la escuadra. El gol, independientemente de su significado, es una maravilla. Una obra de arte. Un gol que abre los ojos de esa estirpe de periodistas que únicamente sabe chapotear en el fango mediático del Madrid-Barça y que también caen rendidos ante la calidad superlativa del asturiano.
Fin del partido. Fin de la eliminatoria. ¡¡A la final!! Lo único reseñable tras el gol fue la absurda tangana que se formó en el área atlética tras una duda del árbitro respecto a un posible penalti que no fue y que impedirá a Tiago jugar la final por expulsión directa. Cuestionable la actitud del portugués que sin embargo creo que está siendo exagerada. Lo que realmente eché de menos no fue una lucidez de Tiago, complicada a todas luces en esas circunstancias, sino alguien con liderazgo en el campo capaz de coger a Tiago, llevárselo en seguida de la tangana y cortar el circo.
Y ahora la final. El único partido del campeonato en el que me da igual como se juegue. Yo en esto (también) soy de Luis Aragonés cuando dice que las finales no se juegan. Se ganan.
¡Vamos chicos!

The Boo Radleys – C’mon Kids



Pelillos a la mar

“Si no sabes dónde vas, acabarás en otra parte” (L. Peter)

El 23 de Mayo de 2011, hace más de tres meses, los aficionados al Atlético de Madrid sabíamos varias cosas. Por ejemplo que la temporada había sido un desastre, que De Gea se iría al Manchester United, que el Kun Agüero se quería ir (y por lo tanto se iría), que el equipo carecía de juego de creación, que la plantilla tenía sobredosis de mediocentros de perfil defensivo, que Silvio y Miranda estaban fichados, que volvía Salvio con lo que las 3 plazas de extranjero ya estaban ocupadas, que hacía falta entrenador porque Quique Flores no renovaba, que hacía falta director deportivo (o lo que sea) porque Pitarch no renovaba, que Forlán tenía una relación muy conflictiva con la grada, cuerpo técnico y directiva, etc. Es de suponer que todas estas cosas y más eran conocidas por la directiva mucho antes incluso que el 23 de Mayo. Los dirigentes del Atleti, o El dirigente del Atleti para ser más exactos, conocían toda esta información mejor que nosotros y tenía meses por delante para planificar, casi desde cero, el Atlético de Madrid 2011/2012. Dice el Diccionario de la Real Academia de la lengua que planificación es: “Plan general, metódicamente organizado y frecuentemente de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado (…)”.

Después de hablar durante meses de la nueva cara que supondría para la institución las voces de Toni Muñoz y Kiko al frente de la dirección técnica y de pensar que el boceto del nuevo Atleti estaba ya cocinado, llegado ese día de mayo resultó que por alguna razón ambos protagonistas dijeron que nones. En el momento en el que más se requiere de un plan y una dirección deportiva concreta (algo que hay que pensar con pausa), el club, urgido por la prisa, tiene que improvisar la opción de Caminero. Es difícil asumir sin que brote una carcajada que esa opción, la opción de Caminero, estaba metódicamente pensada. Caminero se luce en sus primeras horas manifestando no tener claro como tiene que jugar el Atleti, que cuenta con el Kun (algo absurdo que inicia una pésima gestión de un asunto que requiere un artículo por si mismo) y que su plantilla no requiere organizador nuevo porque ya los tiene. Muy absurdo y muy desalentador. La sospecha de que el tal Caminero no es más que la mascarada tras la que se esconde el verdadero artífice de este vodevil llamado Atleti cobra entonces más fuerza que nunca.

Para ponerle la guinda al pastel la primera decisión concreta de Caminero es la de contratar a Gregorio Manzano. El llamado profesor no sólo era de lejos el menos ilusionante de entre los muchos entrenadores con los que se había especulado sino que además era un viejo conocido de la sufrida parroquia colchonera pero nada de eso importa cuando el representante “oficial” está por medio. Con esa limpieza llega un Manzano conocido por desplegar uno de los juegos más soporíferos que yo recuerdo en el Calderón, conocido por esa actitud chulesca de demostrar que TODOS los aficionados estábamos equivocados y él no (Movilla), conocido por su defensa talibán del doble pivote de mediocentros picapedreros (Ibagaza a la banda) y conocido por esas declaraciones entre la condescendencia y la soberbia que hacían que su presunta simpatía resultara muchas veces antipática. La llegada de Manzano viene además arropada por una sospechosa, desvergonzada y tramposa campaña mediática de reivindicación sobre su periodo anterior que apesta.

Poco después de la sorprendente resolución del problema en la portería apostando por la cesión de un fichaje del Chelsea para que el puesto lo disputen dos muchachos de 19 años con características muy similares (que también apesta a improvisación) tenemos que empezar la temporada frente a unos desconocidos noruegos en una triste eliminatoria que se salva porque era casi más difícil no salvarla. El partido de ida deja una imagen en el Calderón tristísima. Lo de la vuelta en noruega es incluso y ralla claramente el ridículo. La ilusión se ha secado por completo a esas alturas.

En esos mismos días las direcciones técnicas de casi todos los equipos están en plena ebullición y toda Europa, a excepción de Caminero (en realidad MA Gil que como siempre está desaparecido o mantenido en criogenia), es consciente de que el Atleti tiene el dinero de la venta de De Gea y que tarde o temprano pillará el dinero de la venta de Agüero (lo venda dónde lo venda). También es consciente de que tendrá que comprar como mínimo un nuevo delantero. Parecería lógico pensar que la dirección deportiva del Atleti estaba pensando en que además de lo recibido por De Gea contaría con al menos los 45 millones de la clausula del Kun y que por ello estaba intentando cerrar dos o tres contratos interesantes antes de entrar en el periodo crítico, por supuesto vinculados a la venta definitiva del argentino (hay miles de precedentes). No en nuestro caso. El Atleti no funciona así. Mientras en la Central de “Inteligencia” dirigida por Caminero/Gil deciden esperar a ver qué pasa con el Kun, los potenciales vendedores deciden al mismo tiempo blindar a sus estrellas. Caminero sigue “lógicamente” con la cantinela de convencer a ese muchacho tan cariñoso llamado Agüero pero resulta que el “gran profesional” argentino decide agarrarse a la única opción que le quedaba después de su asqueroso y barriobajero plan fallido para jugar en el Real Madrid. Firmar por el Manchester City.

Es entonces cuando el tándem explosivo Gil/Caminero (Cerezo, como siempre, andaba en sus cosas) decide ir a la busca del dichoso delantero, “lógicamente” de la mano del representante de moda (el tal Mendes) y “lógicamente” con el presidente del club que más caro vende jugadores del mundo: el del Oporto. A pesar de que el mundo ya está acostumbrado a las atrocidades del clan Gil la dirigencia rojiblanca vuelve a sorprender a propios y extraños firmando un pase de 40 millones de euros que además incluye la compra forzada de un jugador de nombre caricaturesco que nadie conoce. Toda una elegía a la trampa. Una oda al oscurantismo. Una operación que ni se entiende ni se explica y que, como todo en lo que aparece el apellido Gil, apesta a raro, enigmático y sucio por todos los sitios. Al parecer lo propiedad del jugador recae en manos de un fondo de inversión que como todo el mundo sabe es un producto de carácter especulativo. Es decir, el único interés lícito del cliente de un fondo es aumentar el valor del activo para venderlo. Todos sabemos que los activos futbolísticos, a diferencia del oro, son efímeros y tienen una caducidad establecida ligada a la edad del jugador así que las operaciones tienen unos plazos limitados. Deben ser rápidas. Blanco y en botella. Ahora lo entiendo. Una fórmula “novedosa” que sin embargo Gil Marín, ese mentiroso compulsivo, lleva ya ejerciendo con sus principales activos desde hace años.

Falcao, sin tocar todavía un balón de fútbol, se convierte por arte de birlibirloque en la nueva estrella rojiblanca. Mete miles de enardecidos colchoneros en el Calderón para asistir a un espectáculo que poco o nada tiene que ver con el fútbol y hasta consigue el milagro de ser portada de Marca. El citado fondo parece que hace bien su trabajo aumentando el valor de un activo que todavía no se ha vestido de corto. Lo que no consiguen los éxitos deportivos lo consiguen los nuevos agentes y protagonistas del mundo del fútbol. Al fin y al cabo da igual que la liga esté parada (y sea una mierda) porque el “negocio” se basa en lo galáctico, la imagen, las crestas a modo de cabellera y el perfume de las candilejas. Ya no queda nada del Kun, ese “traidor”, en el imaginario rojiblanco al ser suplantado por un Tigre colombiano que sin despeinarse ya ejerce de sentimiento colchonero. Arengando a las masas y lanzando preciosos mensajes de compromiso sentimental con la historia y el orgullo atlético, el ex de River se gana el fiel corazón de la parroquia sin tocar el balón. Eso para que luego, cuando dentro de unos años diga en Twitter que se quiere ir a “triunfar”, algunos me digan que “sólo” es un profesional y que como tal hay que separar los sentimientos de la profesión. Lo mismo si empezase a separar esos conceptos el mismo día que lo presentan no era portada de Marca y se quedaba sin los contratos publicitarios que le vendrán por ser un jugador tan querido en el corazón de la afición rojiblanca.

Y queda Forlán. Otro profesional. Un Forlán que con la misma facilidad dice que el Atleti no es un grande o que se siente muy feliz en el Atleti. Igual manda a chuparla a la grada que dice estar orgullo de ser de este equipo. Igual te confiesa que él sólo es seguidor de Peñarol que se declara aficionado colchonero el día que se va con una sonrisa. Un Forlán que es capaz durante dos años de ser el mejor jugador del equipo (para mí por encima de Agüero) pero al tercero borrarse miserable y voluntariamente para llegar como un toro al mundial (y salirse). Un Forlán que es capaz de admirar y cabrear a todos. En Mayo de 2011 Gil Marín decía públicamente que Forlán se iría del Atlético. El 24 de Agosto, casi tres meses después, Forlán estaba en la lista de convocados del equipo para jugar en Portugal. Diego Forlán, excelente jugador de fútbol, dos veces bota de oro Europea y mejor jugador del mundial de Sudáfrica es poco después vendido al Internazionale de Milan por 5 millones de Euros que el Atleti utilizará para pagar la deuda que tiene contraída con el propio jugador. Una vez más aparece en escena lo metódico y organizado de la planificación rojiblanca. Una vez más aparece la improvisación y lo oscuro.

Y así podemos seguir: dos días antes del cierre del plazo, un día después de comprobar en liga que el Atleti no tiene delanteros centros, aparece un extremo que probablemente será bueno pero que no es prioridad (¿Adivinan quién es el representante?). El mismo día de cierre todavía se está negociando con un jugador con problemas de conducta que viene a ser clave en la plantilla (según escribo esto a pocas horas del límite todavía nada es oficial).

Pero resulta que por esas cosas que tiene la vida el Atleti consigue dar varios pases seguidos en la eliminatoria de la Europa League y que con errores, improvisación, pasajes oscuros, dudas y agotamiento emocional resulta que al final el equipo no tiene mala pinta del todo. Un puñado de jugadores interesantes. Un discurso valiente (que de momento es sólo discurso). Una plantilla bastante más equilibrada que otras veces en manos de un entrenador con un pasado lamentable que parece no haber existido nunca. Jugadores de indudable calidad que sin embargo tienen el estigma de tener una cabeza demasiado frágil. Canteranos potencialmente soberbios que tienen el inconveniente de poder torcerse o no tener oportunidad. Una liga injusta y mala que deja a los parias (todos menos Madrid y Barça) en una situación bastante equilibrada….

El corazón de la nueva afición colchonera es generoso y olvidadizo. La ilusión brota de nuevo por doquier La ilusión en el Atleti es ese estupefaciente barato que se regala como artículo de promoción. Pelillos a la mar.

Reflexiones para el nuevo curso (o no)

Escribir del Atlético de Madrid cuando no hay competiciones de por medio parece algo absurdo pero todos sabemos que no lo es. Especialmente si hablamos del Atlético de Madrid que se trata de un “club” que desprecia el área deportiva casi tanto como el resto de la áreas. En los últimos años cuando llegaba la época estival solía echar el cierre temporal de esta humilde bitácora evitando así hablar de rumores (que no me gusta) y resistiéndome la tentación de construir castillos en el aire que básicamente es a lo que se dedican los que viven de hablar de fútbol.

Mi intención era y es volver a hacer lo mismo este año pero desde que terminó la liga con más pena que gloria y tras los inmediatos sobresaltos que los atléticos estamos sufriendo, la tradicional sensación de estar haciendo el gilipollas que normalmente va ligada al nombre de Ennio Sotanaz se está haciendo mucho más patente. Esa cantinela que siempre ha estado de forma latente y que dice “¿Por qué no lo dejas?” entraba normalmente por aquí de forma subrepticia y por la puerta de atrás pero en las últimas horas se está haciendo más intensa que nunca.

Llevo unos días planteándome que hacer con este blog en los días venideros. Es evidente que no me gano la vida haciendo esto y es evidente que lo “único” que obtengo a cambio son los comentarios cariñosos de algún lector agradecido que reconozco que me ponen muy feliz y que guardo en mi memoria como oro en paño. Es evidente que nadie me pidió que me pusiese esta camiseta nunca pero es igualmente evidente que nadie me va a decir cuando me la tengo que quitar. Simplemente estoy pensando en voz alta.

Mi intención a día de hoy es mantener vivo el blog pero no sé si tiene sentido y en cualquier caso tengo la sensación de que debería plantearlo de otra manera. ¿Más posts? ¿Menos posts? ¿Menos crónicas? ¿Sólo crónicas? ¿Ninguna crónica? ¿Más ordenado? ¿Más comentarios cortos? ¿Menos epístolas literarias?... Lo cierto es que no lo sé pero si alguno de los que se pasa por aquí quiere echarme una mano haciendo alguna recomendación será bienvenida. Tienen ustedes abierta a su entera disposición la sección de comentarios o mi correo electrónico, a saber:


De aquí hasta finales de Julio en el que colgaré realmente el cartel de cerrado por vacaciones no sé lo que puede aparecer (si es que aparece algo). Dependerá de los disgustos que nos depare el día a día (porque francamente no espero demasiadas alegrías).

Eso si, desde hace unos días soy un ente activo en twitter así que sería muy grato verles a todos ustedes por allí en la red de los 120 caracteres. Mi alias es lógicamente: enniosotanaz

Un fraternal abrazo a todos,

Fin de temporada




Creo que hasta que no empiece de verdad la temporada 2010/2011 (finales de Agosto) no volveré a escribir del Atleti así que hasta entonces y que pases un feliz verano.

Por petición expresa de un buen amigo me he decidido a escribir en una hoja lo que digo en voz alta respecto al Mundial que se esta jugando en sudáfrica. Si le quieres echar un vistazo está aquí:

Sueños de chiringuito



Hay gente aficionada al fútbol para los que el periodo estival es un momento mágico e ilusionante. Mientras el país se ralentiza hasta paralizarse, la dirigencia oficial se retira del timón para tomar mojitos dejando todo atado y bien atado (incluidos los periodistas de cámara), el mundo del fútbol se concentra en el episodio anual de la especulación, la definición del humo, los castillos en el aire, los sueños que levitan, las mentiras disfrazadas de lagarterana y las figuras de cartón piedra. El periodo de fichajes es algo así como un ciclo de fallas en el que durante meses se crean grandes expectativas de colores llamativos que se queman (a veces sin pena ni gloria) a principios de septiembre. Aun así a veces tiene su gracia… o la tenía.

Cuando yo tenía quince años me pasaba el verano robando algún MARCA que algún “mayor” dejaba descuidado en alguna parte de la piscina para ver si el Atleti ficharía ese delantero que decían era tan bueno o ese centrocampista que haría jugar al equipo y que sobre todo supliese las carencias de la plantilla el año anterior. Vivía el verano soñando en construir un equipo campeón que fuese el mejor en la temporada por venir y hasta me daba pena cuando empezaba la temporada y me topaba con la realidad. Últimamente, unos cuantos años después, las cosas han cambiado y aunque sigo en la piscina ahora evito el contacto físico con el MARCA (o su primo hermano AS) ya que me entra gastroenteritis cada vez que veo la portada (o interiores) de semejantes ortigas y así evito tener luego que usar el desinfectante. Lejos de soñar con un centrocampistas que sepa jugar al fútbol y sea capaz de hacer jugar a los demás (que es con lo que sueño desde hace décadas) mis desvelos y mis rezos van destinados más bien a que no nos quiten al Kun o lo poco bueno que conservamos. Muy triste. Lejos de disfrutar con el fútbol virtual de chiringuito lo que deseo es que este tiempo acabe cuanto antes para tomarnos con la realidad de comprobar que las miles de ofertas que había para llevarse a nuestros cracks eran, como sospechaba, mentira.

En un mundo del fútbol mentiroso, podrido, falso y tramposo, donde un par de clubes pueden hacer lo que quieran y el resto no pueden hacer nada, donde un par de equipos son como el rey saudita cuando entra El Corte Inglés de Marbella y lo cierran para que sólo compre él y todo el personal esté a su servicio mientras el resto de equipos son inmigrantes que tienen que rebuscar en las basuras del mismo sitio, las posibilidades de soñar que nos dejan a los aficionados al Atleti tienden peligrosamente a las mismas posibilidades que tiene un muchacho de la favela Cidade de Deus de estudiar en Cambridge. Es así, y a mí, que siempre he sido aficionado a un equipo que empezaba la liga pensando que la iba a ganar (aunque solo la he visto ganar una vez en mi vida pero eso es otra historia) pues es algo que me fastidia, me duele, me descoloca y me cuesta asimilar.

Pero esto es lo que hay. Ya saben, el famoso “no hay un duro” mientras el vecino habla de cientos de millones con una deuda que duplica la nuestra, la coletilla radiactiva de que “los jugadores juegan donde quieren” de nuestro simpático presi que a base de repetir algunos ya se creen, el inútil útil de Pitarch con sus manazas en los hilos, un buen puñado de jugadores desnaturalizados con el mismo espíritu que los muñecos del subbuteo, la peligrosa amenaza disfrazada de caramelo de “contar con la cantera” (que llevamos un par de años escuchando, que siempre es mentira y que casi mejor así para no quemar lo poco sano que queda), la lista de nombres a fichar que todos sabemos que no se ficharan y que mi prima pequeña podría haber escrito sin ser muy aficionada al fútbol ni haber estado viajando todo el año por las playas caribeñas,… con esto es con lo que hay que lidiar.

Con esto y con algo todavía peor como es la incertidumbre de no saber cómo quiere jugar el Atleti. ¿Alguien lo sabe? ¿Necesitamos interiores, mediocentros creativos, mediapuntas o centrocampistas “avanzados”, que dicen ahora? ¿Es Fran Merida todo eso? Me temo que no. Si vamos a jugar como los últimos tres años con dos delanteros, dos mediocentros y dos interiores es evidente que lo mismo Fran Merida no era una prioridad. ¿O si? ¿Por qué entonces fichamos jugadores de ese corte? ¿Vamos a seguir jugando con dos delanteros? Lo digo porque si ese es el caso deberíamos de fichar alguien que descargue las cansadas piernas de los dos titulares, ¿no? Esa es mi principal pregunta, ¿cómo va a jugar el equipo? Me parece que Quique tiene dudas al respecto basadas fundamentalmente en no saber los jugadores que podrá tener al final (el mundo al revés) pero lo que también me parece es que a Cerezo y Gil les parece un tema menor en su lucha constante por el euro que me llevo (y a ser posible euro que no hay que declarar) mientras que al inútil engreído de Pitarch directamente es algo que se la suda.

Si me preguntan a mí apostaría básicamente por definir un esquema primero (el que sea pero que decidan uno por la gloria de su madre) y después tratar de buscar dos jugadores de garantías por puesto equilibrando juventud y veteranía, canteranos y foráneos. No necesito grandes nombres porque ya los tenemos así que lo que necesito es mantener la esencia (vamos, mantener al Kun Agüero) y sobre todo buscar equilibrio en la plantilla que no puede estar más desequilibrada. Suplir carencias y buscar como prioridad algo que ahora no tenemos y que es la competitividad dentro de plantilla. Pelear por la titularidad. Dos jugadores por puesto. Que nadie se sienta indiscutible. Esa es la mejor forma de hacer una plantilla potente.

No me gusta especular pero creo que necesitamos dos laterales (uno a cada lado) y al menos un central si o si. Más arriba dependerá sobre todo de cómo juguemos. Si es con dos delanteros e interiores como hasta ahora aparte de quedarnos con Tiago (y/o traer uno mejor) necesitamos algún delantero y al menos otro interior de garantías. Simao está en su último año y su rendimiento es decreciente así que podría ser una buena opción para negociar. Jurado o Salvio me temo que tienen complicado jugar con continuidad aprovechando su potencial en este esquema porque siempre lo harán fuerza de sitio. Otras formas de jugar disparan las posibilidades hasta el infinito.

Pero cerrando el círculo y viendo que al mando está Pitarch, el único profesional en el mundo que celebra intensamente sus fracasos personales, me temo que la realidad dependerá única y exclusivamente de la diosa fortuna. Como ha ocurrido este mismo años. ¿Quién puede soñar tranquilo de esa manera?

El Atleti de Mallorca




R. Mallorca 4 - At. Madrid 1

Antes de seguir necesito dejarlo claro: no vi el partido de Mallorca. ¿Podría haberlo visto? Si. ¿En otros tiempos no muy lejanos lo hubiese visto? Si. Ahora ya no. La gente que me conoce pensará que es inconcebible lo que estoy diciendo dado mi bagaje de no perderme un partido salvo por razones de causa mayor pero hoy por hoy es exactamente así como lo siento: me aburre este Atlético de Madrid hasta cotas tan elevadas que literalmente ya me da igual si puedo ver los partidos o no. ¿Me inhabilita esto para decir lo que voy a decir? Juzguen ustedes…

En la primera jornada de liga 09/10 dije que este equipo pelearía fundamentalmente por mantenerse en la categoría y a día de hoy parece que mi vaticinio estaba más cerca de la realidad que de ser un demagógico brindis al sol. Lo dije sinceramente porque realmente lo sentía así y así lo sigo sintiendo. El Atleti es el equipo no ya con la plantilla más corta de la liga, como ahora descubren los periodistas paletos que escriben para periódicos paletos, sino que probablemente sea el equipo más descompensado de todo el fútbol profesional europeo como fácilmente se puede comprobar. En cualquier empresa medianamente seria de cualquier parte del mundo los responsables de semejante metedura de pata renunciarían a sus cargos ante la evidencia o al menos depurarían responsabilidades (ya saben, para salvar mi cabeza corto la de mi subordinado) pero en esta casa de putas los que van de traje y dirigen las cuentas encima se atreven a sacar pecho con el bochornoso aplauso además de una significativa parte del respetable.

El Atleti de Mallorca, por triste y cruel que pueda ser, es el Atleti que hemos visto todo el año en la liga salvo un par de excepciones. Pero no sólo en la liga, también es el Atleti que hemos visto en una Champions que hoy nadie recuerda haber jugador pero en la que salimos vapuleados después de hacer un legendario y ofensivo ridículo. También es el Atleti de una Copa del Rey donde salvo en tres partidos contados hemos sido mediocres o directamente humillados (¿alguien recuerda el partido en Huelva?). Pero ojo, también es el equipo de la Europa League, competición extraña en la que todavía no hemos conseguido ganar ni un solo partido. Duele visto así ¿eh?... pues así es como tendríamos que verlo. ¿Tiene sentido juzgar la temporada por el partido contra el Barça o contra el Valencia o contra el Galatasaray (de vuelta) o tiene más sentido hacerlo por todos los demás?

El Atleti de Mallorca es el equipo en el que la estrella es un portero desahuciado en verano por el “arquitecto” deportivo del equipo que lo situó como tercer portero. Es ese equipo sin laterales donde juega un tal Valera que no jugaba ni en los equipos a los que fue cedido (ya entonces cedido por malo) y es indiscutible un Antonio López que no es ni la sombra de lo que fue pero no hay nadie para competir con ellos por el puesto. En el equipo dónde Perea es el cabeza de turco que pone cara a todos los errores pero resulta lamentable que ahora todo el mundo utilice la cara del colombiano para explicar la catástrofe colchonera cuando Perea sigue siendo titular indiscutible en este equipo desde hace casi un lustro con cuatro entrenadores diferentes y después de seis centrales más que han venido después. El último de ellos por cierto un tal Juanito que ayer salió para demostrar (desde el terreno de juego, para variar) el fichaje tan rentable que había sido. Lo mismo habría que mirar a otro sitio diferente que no se llame Perea para poner cara a este desastre.

El Atleti de Mallorca es ese equipo en el que desde hace diez años no juega un solo centrocampista con capacidad no ya de crear juego o fútbol (conceptos desconocidos y despreciados en nuestra dirección deportiva desde que Luis Aragonés no pasa por allí) sino tan siquiera de mover el balón con criterio y velocidad. Un centro del campo poblado sistemáticamente por futbolistas bragados y astifinos que resoplan y percuten mientras dudan con tesón entre devolver al central esa cosa redonda y áspera llamada balón o tratar de ahuevar el mismo con un generoso puntapié que aleje el peligro. ¿Excepciones? Tiago ha llegado con 30 años, cedido en el mercado de invierno y se cuestiona todavía si pagar el traspaso. Ever Banega vino cedido y al parecer no era útil ni tan rentable como Cléber Santana. Motta, para este que escribe lo más parecido a un Expediente X sin explicar, es hoy titular en el Inter de Milan. El resto, los que tuvieron mil y una oportunidades, los que elaboraron (y elaboran) el juego de este equipo son estos: Gabi, Luccin, Zahinos, Colsa, Maniche, Costinha, Cleber Santana, Asunçao y La Perla del Tajonar. Sin comentarios. Aun así todavía hay quien piensa que entre esto que hacemos nosotros y el juego de la selección española no hay nada más ni que pueda existir una infinita gama de matices por el camino en la que encontrar nuestro sitio. Así nos va.

El Atleti de Mallorca es ese equipo que cuando no tiene jugadores puros de banda achaca todos los males de la institución a no tenerlos (¿recuerdan aquel discurso?) pero que cuando los tiene, como es el caso, achaca todos los males de la institución a que los especialistas de banda se queden en ellas sin venir al centro a colaborar (es decir, dejando de ser jugadores de banda) y así se “rompa” el equipo (¿recuerdan aquel discurso?). Sencilla y contundente alegoría que denota la falta de referencia a la hora de entender cómo juega este equipo al fútbol (suponiendo que lo haga de alguna manera y que esa manera siga un esquema trazado) además del estado de total confusión deportiva (también) en la que se encuentra esta institución.

El Atleti de Mallorca es ese equipo en el que los canteranos juegan cuando ya es literalmente imposible que no lo hagan (De Gea debutó con dos porteros lesionados, Domínguez consiguió jugar por descarte natural de todos los demás, Camacho está para perder tiempo, Ibra sale porque no tenemos delanteros reservas ya que antes salía Sinama, Cedric dicen que existe, etc, etc,…) y donde se fichan jugadores que no hacen falta (¿lo que necesitaba esta plantilla en diciembre era otro mediapunta-que-puede-jugar-en-banda?) para que tres meses después siguen sin jugar.

El Atleti de Mallorca es ese equipo que depende ahora del escondido talento (con el que nadie contaba) de un jugador conflictivo que pagó por no jugar en es este equipo, que estaba en venta en verano y que ha resurgido de forma milagrosa gracias a un entrenador que llegó a mitad de temporada.

El Atleti de Mallorca es sobre todo el equipo en el que el talento mayúsculo y generoso de un muchacho llamado Sergio Agüero enmascara una de las peores gestiones deportivas de la historia de una institución que encima no tiene la clase ni el acierto de cuidar, mimar y proteger como Dios manda a ese muchacho y ni a su bendito talento.

El Atleti de Mallorca es el Atleti, por mucho que los árboles de la Copa del Rey no nos dejen ver el bosque de la contundente realidad.

Dejà vu



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Hace días que por mi cabeza y entre mis más oscuros sueños se pasa un fantasma recurrente que viste un enfermizo color grisáceo, que se ríe sin mover un músculo, que camina como el personaje anteriormente conocido como MA Gil pero que en realidad habla como el esclavo moral que es Enrique Cerezo diciendo la frase que impregna de sudor mi frente y que agita mi maltrecho corazón: “ya veremos en Junio quien es el siguiente entrenador”.

Con una liga tirada por la cloaca incluso antes de tomar la uvas, la ultra-deseada Champions League utilizada como carísimo escaparate en el que mostrar la versión más lamentable de entre todas la lamentables versiones posibles de este sucedáneo de Atlético de Madrid, con una extenuada plantilla cogida por los pelos (que tiene más parches que el traje de Barragán )y con una dirección deportiva recurrente que cuenta sus ejercicios fiscales (si los tiene) por escandalosos, humillantes y sonoros fracasos, nuestra cúpula directiva se permite la desfachatez de citarnos hasta el próximo verano para decidir entonces los pilares del siguiente proyecto. ¿Alguien más tiene sensación de Dejà vu? ¿De verdad alguien necesita esperar a Junio para saber por dónde tiene que ir el siguiente proyecto? ¿De verdad alguien tiene alguna duda de por dónde debería empezar todo?

Hace dos o tres años escuché al presidente del Getafe decir algo que de tan evidente que era hizo prácticamente hacer brotar las lágrimas en mi cara simplemente por lo lejos que estaba de lo que yo veía en mi propio equipo, grande e histórico. El bueno de Ángel Torres contestaba a las preguntas de los periodistas respecto a la planificación de su equipo para la próxima temporada con un par de frases que trazaban a la perfección la línea entre un club profesional y una atracción de verbena: “Nosotros tenemos un entrenador que se fichó por responder a la forma que hemos decidido que tiene que tener el Getafe según su dimensión y aspiraciones. Mi labor ha sido únicamente conseguir dos jugadores por puesto según ese esquema y el resto es ya problema del entrenador. Pregúntenle a él”.

Hagan el ejercicio de situar esa frase en el entorno colchonero y en un equipo a priori en las antípodas del Getafe en cuanto a recursos, medios y seguidores. ¿Tenemos un entrenador que responda a la forma que tiene que tener el Atleti? Me temo que para contestar esa pregunta habría que saber primero cuál es la forma que “debería tener el Atleti” que sospecho es un punto que ni siquiera se haya planteado nunca nadie entre nuestras cabezas pensantes. ¿Cuál debe ser la forma de jugar de nuestro equipo? ¿Por qué todas las categorías inferiores juegan de una forma parecida y el primer equipo de otra diferente? Durante años y años el banquillo colchonero ha estado ocupado siempre por entrenadores de esa escuela rupestre del fútbol basada en el miedo y la especulación, y que a tanta gente tiene engañada, pero ni siquiera en ese sentido parece haber una idea muy clara al respecto cuando cada vez que la plaza queda bacante aparecen en la tómbola nombres que no tienen nada que ver estilísticamente unos con otros. ¿Tenemos dos jugadores por puesto según un supuesto esquema de juego supra-entrenador? En este punto precisamente es cuando las lágrimas se transforman en risa tonta, de esas que salen cuando te sientes derrotado. Lejos de tener dos jugadores por puesto lo que tenemos son puestos para los que no hay ni un solo jugador solvente y otros donde directamente no hay ni un solo jugador. ¿Alguien recuerda en los últimos 5 o 10 años haber tenido una plantilla con dos jugadores por puesto de verdad, pudiendo alternarse en el mismo?

Decía La Rochefor que todo el mundo se queja de no tener memoria pero nadie de no tener criterio. En nuestros casos se conjugan ambos conceptos obteniendo dirigentes que no tienen ni memoria ni criterio pero seguimos siendo pocos los que nos quejamos de ello.

Llegados a este punto es cuando yo me pregunto si de verdad vamos a volver a revivir otro capítulo del mismo culebrón casposo y adulterado del que ya conocemos el final y me temo que la respuesta es evidente a tenor de las actuaciones de los felinos “dueños” del club. Con el puesto de Quique dependiendo de la ruleta rusa de la final de copa, Pitarch todavía tomando caipiriñas en las playas de Sudamérica a costa del colchonero medio, el fichaje del medio centro que hemos tardado diez años en encontrar todavía en tela de juicio y por ende la planificación de la temporada que viene pospuesta hasta una mejor ocasión, me temo la esperanza de hacer las cosas con criterio se desvanecen en el eter.

Nunca he sido un gran defensor ni del fichaje de Quique ni del fútbol que yo tenía (y tengo) asociado a su figura pero hay que reconocer primero el mérito de haber conseguido sacar la cabeza entrando en el lodazal que entró y después que por circunstancias de la vida las cosas son como son y el que está en el banquillo hoy por hoy y con una final después de 15 años es él. Si de verdad alguna vez el Atlético de Madrid pretender parecer un club serio y con aspiraciones me temo que las soluciones pasan por hacer las cosas con cabeza, lógica y juicio por una vez en la vida y sin que sirva de precedente. Gracias a la desgracia de una segunda vuelta sin pena ni gloria aprovechemos para dar los mandos del proyecto a Quique (o quién sea) y dárselos ya. Si no va a ser Quique que se decida también ahora el sustituto pero que no dependa del resultado de un partido en el que puede pasar cualquier cosa. De esa manera tendríamos tiempo para pensar, para buscar dos jugadores por puesto, para convencer a los que están hoy del proyecto futuro y para llegar al verano con los deberes prácticamente hechos. Eso sí, a falta de olvidarnos para siempre del tándem tóxico Gil-Cerezo es fundamental como mínimo una orden de alejamiento contra Pitarch cuanto antes.

Grot



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En estos días de “vino y rosas” en los que el Atlético de Madrid parece resurgir de sus cenizas cual ave Phoenix publicitario, la maltrecha sociedad colchonera tiende a esbozar una sana sonrisa placebo con la que calmar tantas calamidades pasadas.

Es natural y a tenor de la tendencia sociológica contemporánea parece que hasta terapéutico. No sólo gracias a los éxitos recientes sino también aupado sobre esas campañas de rabiosa actualidad tan en boga en ámbitos más "serios" del tipo: “vamos a estar todos contentos sin tener razón para ello”, uno sin duda se arma de argumentos para espantar esa estirpe de cenizos (como el que suscribe) que permanentemente pone los focos sobre los socavones, esos socavones que si no se enseñan parece que no están. Cada uno es muy libre de pensar en lo que quiera y como quiera, pero a mí reconozco que no se me pueden ir ciertas imágenes de la cabeza.

Cuando más de diez años atrás el ínclito de MA Gil decidió, con esta pedante discreción de la que este huraño sujeto siempre ha hecho gala, vender a los cuatro vientos la idea de que había comenzado la profesionalización del club para convertir una vetusta y morriñosa institución deportiva en una moderna y engrasada maquina empresarial basada en las más modernas técnicas de gestión y marketing que darían con la futura salida a bolsa de una renovada institución, a este que escribe (por alguna estúpida razón fundada probablemente en la ingenua juventud) se le vino a la cabeza la imagen de un futuro escudo colchonero sano y glorioso plagado de éxitos y títulos.

Hoy, casi quince años después de aquel brindis al sol, la imagen que se me aparece es curiosamente otra que también me impactó en mi más tierna infancia como fue la de “Grot”, la exitosa empresa de ese genial personaje televisivo llamado Reginald Perrin. En la segunda temporada de esta fantástica comedia británica (Caída y Auge de Reginald Perrin) el personaje de Reginald decide crear una empresa de la nada con la que subsistir tras ser despedido de Sunshine Desserts, la empresa a la que había dedicado la vida (y la muerte). La peculiar idea de un tipo en permanente crisis existencial era la de fundar una tienda en la que ofrecer productos basura con la simple y sorprendente premisa de vender a precios muy elevados productos inútiles que no sirvan para nada a gente que no les encuentren ninguna utilidad.

En el escaparate de Grot aparecen de esta manera: dados redondos, pelotas cuadradas, guitarras sin cuerdas, discos silenciosos, ratonera hechas de queso, supositorios insolubles, regaderas sin agujeros,… y un sinfín de absurdos objetos imposibles. En contra de toda ley basada en la lógica y también en contra de las propias pretensiones de Reginald Perrin la idea de Grot es un absoluto éxito empresarial que desborda todas las previsiones.

La mítica serie de la BBC servía de atinada crítica para apuntar con el dedo esa tendencia a vender humo tan propia de la era moderna (el propio Perrin dice en un capítulo que está tan harto de ver vender basura bajo falsas apariencias que por eso decide hacerlo honestamente) pero puede que el ínclito de MA Gil lo tomase por el lado que no es (o sí) y de forma sutil le sirviese como inspiración para su revolucionario y vanguardista proyecto deportivo. De otra manera es imposible entender cómo después de más de una década en la que el club se encuentra a los mandos de tan magno ideólogo, el Atlético de Madrid como institución siga manteniendo un devaluado pero significativo lugar entre los clubes deportivos, con un número de abonados permanentemente al máximo de capacidad, contratos televisivos al alza y productos de merchandising devorados por la masa social que dejan suculentos beneficios a pesar de los inexistentes logros de la "marca".

¿Qué es lo que ha vendido la exitosa empresa vanguardista diseñada por MA Gil? Me temo que la respuesta es sencilla: basura. Cambien cualquiera de los objetos imposibles de Grot por descensos de categoría que se vendían como éxitos del corazón, fracasos en segunda que se vendían como engrandecimiento del espíritu colectivo, derrotas que servían para ilustrar lo fascinante que es perder, espacios publicitarios psicodélicos que hacían de la anécdota virtud, carísimos jugadores revelación que se revelaban como carísimos errores propios de la mala suerte, carísimos entrenadores revelación que se revelaban como negligentes ideólogos perdonavidas que nos devolvían siempre a la línea de salida, desastrosas planificaciones deportivas que se transformaban en elocuentes odas a la improvisación, sorprendentes clasificaciones para competiciones menores que se vendían como éxitos superlativos, clasificación para competiciones mayores que posteriormente se despreciaban potenciando hacer el ridículo en las mismas, directores deportivos que ni eran directores ni eran deportivos,… en una palabra: basura.

Así que Dios quiera que este año ganemos la Copa del Rey después de 15 años y que ganemos la Europe League y que ganemos todos los partidos hasta el final de temporada porque un servidor será el hombre más feliz del mundo si ocurre pero cuando llegue el día siguiente uno no tendrá más remedio que volver a olvidar los árboles y percibir el bosque, ya que la realidad seguirá siendo un bolígrafo que escribe de verdad en mitad de un puñado de bolígrafos sin tinta, réplicas rectas de la torre de Pisa, presuntas obras de arte fabricadas por el perro, cuchillas de afeitar de goma para gente nerviosa, sacapuntas sin cuchilla y latas de nieve derretida.

Sigan, sigan bailando



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“¿Planificar?, Planificar es preocuparse por encontrar el mejor método para lograr un resultado accidental”. Ambrose Bierce (1842-1914)

Ese avinagrado personaje de perfil picassiano que para desgracia de la humanidad recogió hace lustros el testigo del legado gilista en lo que respecta al Atlético de Madrid y sus circunstancias, vomitó en el año 2006, y en una de sus escasas apariciones públicas, un titular que venía a decir algo así como que habían decidido prescindir de cargas emotivas e históricas en la dirección de tal prestigioso club para beneficio de la profesionalidad y eficiencia del mismo. Aquella frase tan cobarde como venenosa parecía ser un plan pensado y concebido a conciencia pero únicamente sirvió para eliminar definitivamente y con el beneplácito de los “notarios de la realidad” cualquier atisbo de colchonerismo histórico que pudiese quedar entre aquellas paredes mal cuidadas. Gracias a nuestra prensa oficial, ese millonario lobby de presión que está más preocupado de crear la historia que de contarla, hoy nadie repara en aquella desgraciada frase pero el balance del presunto veterinario y sus tácticas de guerrilla es sumamente desolador. El club es un bunker de cuyo interior nadie conoce nada y lejos de instalarse un miserable átomo de profesionalidad lo que revolotea temporada tras temporada es el concepto más torpe y chabacano de de improvisación.

Pero la realidad es que no pasa un solo día, un trimestre o una temporada sin que el mismo tipo avinagrado, su particular relaciones públicas criado a la sombra del mundo del celuloide o cualquiera de los adláteres del cerecismo que calienta con sus posaderas y falta de talento las redacciones deportivas madrileñas, nos agracien con la enésima excusa barata que justifica la falta de previsión en este equipo. Cuando “no es el momento” es “inviable” y cuando no es “inviable” es “peligroso para el futuro inminente”. Llevamos años y años sin podernos preocupar de la temporada que viene por lo que pueda pasar en ésta, y uno aparte de no creerse este tipo de argucias de trilero en paro es que está ya hasta las narices del tema y no sabe si echarse a llorar amargamente, tirar la toalla o invadir Polonia.

Llevamos unos diez años (probablemente más pero es por poner un principio conocido) sin un proyecto de club al que todo el mundo pueda agarrarse como referencia y sin un proyecto deportivo con el que los aficionados pudieran (o no) sentirse identificados pero nunca es el momento de hacer balance frío y certero ni parece la ocasión propicia para hacer una reflexión crítica, no sea que el niño se despierte. Todo se deja para el verano pero resulta que en el verano nadie hace ni dice nada y nuestros dirigentes están de vacaciones. Para cuando la rueda vuelve a girar ya hay que pensar en la rabiosa actualidad y no hay tiempo de entelequias de futuro. Vuelta a empezar.

Cuando se bajó a segunda división la excusa barata era la de que entrábamos en un mundo desconocido que utilizaba reglas distintas y códigos distintos, así que se llenó la plantilla de jugadores de supuesto corte de segunda (que me lo expliquen) y se le dio las riendas de aquello a un tipo supuestamente experimentado en estas lides que un poco más y lleva al club hasta su desaparición. Fue la última vez que se trazó un plan para el club. Dos meses después el plan se fue al traste y se empezó a improvisar con más celeridad que tino. Al final tuvo que sacarnos del pozo un tipo tan experimentado en segunda división y tan ajeno a la idiosincrasia del club como Luis Aragonés.

Curioso que el último “éxito” del equipo viniese de manos de un “histórico” de esos que ya no están por los pasillos del Vicente Calderón. A partir de ahí cada año que pasaba era un nuevo brindis al sol en el que se rompía la copa. Teniendo un equipo mediocre nada más regresar a la máxima categoría se practica un engañoso y estupefaciente discurso triunfalista que sirve para castigar al bueno pero incómodo de Luis por decir la evidente verdad de que el equipo necesitaba un par de años para estabilizarse y volver a la elite. Cuando pasan ese par de años (estabilizándose a base de fracasos y gracias al dinero que deja la siempre sufrida afición colchonera) empiezan a entrar jugadores internacionales en la plantillas pero entonces se cambia el discurso y se fichan entrenadores de perfil bajo que no protestan pero que tampoco saben hacer. Cuando volvemos a manejar presupuestos de entre los cuatro primeros instauramos el discurso de los equipos que manejan los presupuestos más bajos. Traemos entrenadores de contención y fichamos delanteros de toque. Y así sucesivamente… Durante todo ese tiempo nadie se cuestionado nada más allá de los errores de la defensa o de lo malo que era Musampa porque las miles de estupideces que se cometieron se justificaban con risas en el genuino espíritu colchonero o bien en que no era el momento de hablar para no poner en peligro el barato éxito inmediato del momento que podía ser desde jugar la intertoto a la Champions League.

Y ahora estamos en las mismas. Temporada 09/10, una temporada en la que el mayor desembolso en fichajes es para fichar un portero que no hace falta, que comenzamos con 6 centrales y ni un solo lateral derecho pero que después del primer partido de liga vendemos al central que estaba jugando ahí. Una temporada que comienza repescando a tres jugadores que fueron echados un año antes para jugar de titulares no por méritos propios sino al ser el club incapaz de colocarlos en algún sitio decente o indecente. Una temporada que empieza con cuatro mediocentros defensivos y ni un solo centrocampista con capacidad de jugar el balón, con sólo tres interiores y encima uno de ellos se vende en navidades y con un entrenador en tela de juicio al que se renueva por la sencilla razón de que metió in-extremis al equipo en Champions pero sobre el que no se tiene ninguna confianza y al que por supuesto no se deja interceder en la confección de la plantilla. Es decir, la definición exacta de improvisación. Resultados en liga: de 23 partidos jugados donde se han perdido 10 y se han empatado 6. Sólo se ha ganado el 30% de las veces. En Europa el balance es incluso más desolador donde todavía no se ha ganado un solo partido de 7 jugados. El supuesto éxito viene en la copa donde se ha eliminado al Marbella (2ºB), al Huelva (2ª y haciendo el ridículo en el partido de ida) y al Racing, único equipo de primera.

Pero resulta que por alguna razón que desconozco no se puede hablar de la planificación de la temporada que viene hasta no saber qué pasa en esta cuando la realidad es que pase lo que pase será igualmente evidente que necesitamos empezar a construir un proyecto deportivo y un club prácticamente desde cero. ¿Tiene sentido que el destino de esta institución dependa de que Asenjo la cague o que Agüero tenga su día el día de la final?

Me temo que así nos va pensando de esta manera. Como decía Arthur C. Clarke, el futuro ya no es lo que solía…

Sigan, sigan hablando de fallos en defensa. Sigan, sigan bailando esta especie de música pegajosa, vacía y pregrabada que el día que pare, nos den el premio de chocolate o no, seguiremos sin zapatos.

Como tiene que ser






Racing de Santander 3 - At. Madrid 2

Decía Seneca que vencer sin peligro es ganar sin gloria y probablemente tenga razón. A pesar de los muchos agoreros que soñaban con una noche aciaga para el colchonerismo la semifinal de la copa del rey se había resuelto en el Vicente Calderón hace una semana. El partido de hoy era de esos partidos difíciles de jugar con todo que perder y nada que ganar pero que si encarrilas pronto se convierten en un tramite aburrido y prescindible y eso es lo que hemos visto hoy. Aun así me gusta pasar a la final así, a lo grande, como tiene que ser, siendo mejor aquí y allí para no dejar dudas.

Que el Racing saliese enchufadísimo al partido es algo que todo el mundo esperaba y a nadie sorprende pero que el Atleti saliese con la careta de aturdido era más difícil de esperar y aunque se dieron las dos cosas a la vez lo cierto es que ni lo uno ni lo otro fueron especialmente intenso ni significativo. El gol prematuro de los cántabros llega no porque el aliento de la grada anime a los jugadores del Racing por encima de sus posibilidades sino porque ese mismo aliento le afecta sobremanera al pobre muchacho de Valera, un jugador que juega de titular en este equipo más por negligencia de los que lo dirigen que por él mismo, cuando decide ir a defender un córner con los ojos cerrados y mete el balón en su propia portería. Las alarmas de los más pesimistas de entre los más pesimistas se encendieron pero a los cinco minutos se vio que el espíritu del Atleti hoy no era ese. Estaban bien plantados, tácticamente muy bien distribuidos y metidos en el partido. A este que escribe le tranquilizó ver al equipo de esta manera (aunque seguía un poco aturdido) y ver como a los cinco minutos Agüero remataba delante de la portería (y fallaba). Lo que terminó por relajarme sin embargo fue el extraño gol que ocurrió un par de minutos después. ¿Valera? ¿Reyes? ¿Propia puerta?... da igual. Gol del Atleti y empate a uno.

Ahí empezó a morir el partido. El Racing acusó el puyazo y el Atleti se quitó un verdadero peso de encima. Desde ese punto hasta el descanso el equipo santanderino, que a esas alturas había sido más espíritu que juego, más corazón que cabeza, caía en una suave pendiente que lo llevó a desaparecer del campo mientras que el Atleti crecía como equipo, fijaba las posiciones, se hacía con el control, con el balón y con el partido. Cinco goles de ventaja tienen ese efecto. Sin extrema brillantez pero con eficacia más que sobrada. De hecho las mejores ocasiones vinieron de los jugadores vestidos de rojo y blanco como un par de remates de cabeza del Kun, especialmente uno de ellos rematando sólo desde el área pequeña.

La muerte oficial del partido sin embargo solamente tuvo que esperar cinco minutos tras la reanudación del partido en la segunda parte. Magnífica jugada de calidad de Jurado (con demasiado toquecito inútil todo el partido) en asociación con el indomable talento del Kun para que el primero resuelva muy bien delante del portero. 1-2 y a dormir. A partir de ese punto lo que vimos fue mucho fútbol control del Atleti y violencia gratuita de los cántabros, supongo que demasiado preocupados por saldar viejas cuentas y rencillas antes de caer eliminados de la Copa. Faltas, desplantes y expulsiones fue lo que aporto el Racing para remontar la eliminatoria. Penoso bagaje para un equipo que se ha quejado tanto de temas extra deportivos. Que un equipo tan claramente inferior en los dos partidos recurra a la incompetencia de los colegiados es sinceramente para hacérselo mirar o como dice mi abuela, es no querer enterarse de que va la película.

El cante de De Gea al final del partido que supone el empate y el siguiente gol de Tchité ni siquiera son significativos y suponen una mera anécdota propia de la relajación del momento.

Y ahora la final. Me tiemblan ya las piernas sólo de pensarlo pero a la vez me palpita el corazón a toda velocidad esperando con ansiedad que ya empiece... ¿este año si? Queda mucho todavía así que pensemos de momento en otras cosas.

Ese gran estratega

Hace un par de años escuché al presidente del Getafe decir una cosa que se me quedo grabada en la cabeza y que era algo así como: “mi misión es completar una plantilla con dos jugadores por puesto que compitan entre ellos por jugar. La calidad de los fichajes dependerá de nuestro presupuesto, del precio del mercado, de los descartes que hagan los grandes y de las posibilidades de cesión que tengamos pero cuando empiece la liga tendremos dos jugadores por puesto. El resto es misión del entrenador”. La frase es tan evidente que duele, pero duele mucho más ver la labor al respecto de un presunto profesional como se supone que es García Pitarch. Muchas veces me he hecho la pregunta de cuál es la verdadera misión de un director deportivo (o secretario técnico, como se decía antes) pero si tuviese que responder viendo cómo funcionan el Getafe y el Atleti en este apartado creo que la respuesta sería clara y evidente. En nuestro caso el director deportivo es una especie de Mister Bean que sólo sirve para liar las cosas y que los demás se rían.

Desde el club se justifica la falta de oxígeno en la plantilla por la acuciante crisis que todo lo invade, en la consiguiente falta de liquidez y en la dificultad de financiación pero cualquier persona con memoria ligeramente superior a la de un merluzo recuerda que la dificultad en la financiación para el atlético de Madrid es anterior a la actual crisis y sus razones habría que buscarlas mejor en la credibilidad de quien lo pide y en la fama que les precede antes que en ninguna crisis internacional. Aun así, aunque fuese verdad, se supone que la labor de la dirección deportiva es primero saber lo que se quiere y después echarle imaginación para conseguirlo. Si el Getafe (o cualquiera) necesita un lateral derecho, oferta, rastrea por el mundo, espera descartes, pide cesiones, sube a alguien de la cantera… pero al final consigue un lateral derecho. Si García Pitarch necesita un lateral derecho (suponiendo que tenga capacidad para detectar que no existe uno sólo en la plantilla) lo que hace es fichar a un central de 32 años que viene libre de un equipo de segunda división para que se haga amigo de los otro cinco centrales que ya tenemos en plantilla.

El director deportivo no debería ser además un simple negociador sino el arquitecto de la filosofía de juego del equipo pero eso es algo que me temo tampoco entiende el enigmático cerebro del señor Pitarch cuando pretende componer una plantilla de jugadores de clase (Forlán, Agüero, Simao, Jurado,..) y se la entrega a un entrenador que solo quiere jugadores físicos. El Atleti no sabe a lo que juega porque su director deportivo tampoco lo sabe. Abel intenta componer una especie de equipo con los mimbres que tiene pero le faltan mediapuntas de nivel para jugar con un 4-2-3-1 como él quiere y le faltan centrocampistas de creación para jugar con un 4-4-2 o un 4-3-3. Le faltan jugadores de banda para jugar por bandas y le faltan laterales para jugar con interiores. La plantilla del Atlético de Madrid es un auténtico desastre y lo es por culpa del director deportivo. Ningún equipo (salvo los privilegiados del movimiento que tienen barra libre) tiene dinero para gastar pero todos se las ingenian para presentar plantillas compensadas. Podrán ser mejores o peores, más o menos competitivas pero son plantillas compensadas. Hagamos un breve análisis de la nuestra:

Portería. Asenjo/Roberto. Falta experiencia y sobra futuro. Es un puesto demasiado crítico como para confiarlo a la promiscuidad del bueno de Asenjo pero no es de los que están peor. Aun así creo que no habrá ninguna rivalidad.

Lateral derecho: No tenemos ninguno. Cualquiera que juegue ahí (Heitinga, Perea, Ufjalusi) tendrá las carencias que lo hicieron jugar principalmente en otro puesto. No habrá competencia, jugará el que saque el palito más corto y siempre estarán en el ojo de huracán. El resto de equipo también lo saben. ¿Alguien es capaz de citar un equipo profesional que no tenga un lateral derecho en su plantilla?

Lateral izquierdo: Recuperar a un Antonio López en horas muy bajas los últimos años es la única posibilidad. La alternativa es un Pernía que era muy malo cuando llegó y que cada vez es menos alternativa. Dudo que este año lo sea más que por extrema necesidad.

Centrales: tenemos para dar y tomar. Es la obsesión de Pitarch que los ficha incluso por vicio hasta el punto de tener que devolverlos pocos días después (Eller, Cabrera,…). Aun así sigue sin tener claros titulares. Juanito sólo puede ir a peor y Dominguez parte siendo el cuarto central lo que probablemente significará su tumba futbolística. Ese es el cariño con el que Pitarch trata a la cantera también.

Mediocentros: Jugando con cualquier sistema que no precise de doble pivote se necesita algún centrocampista de creación de los que no tenemos ni uno. Ni titular ni reserva. Jugando con doble pivote se necesita que al menos uno de ellos mire hacia arriba pero tampoco tenemos ninguno de esos. Tenemos un titular de pivote defensivo (Asunçao) y tres reservas (Camacho, Raúl García y Cléber) por lo que sobrarían dos de estos y faltarían dos de los otros. Un desastre, vamos.

Interior derecho: No tenemos ninguno tampoco aunque hace años que juega ahí Maxi. Vivirá bastante tranquilo y sin competencia si la alternativa es Sinama.

Interior izquierdo: Sólo está Simao que vivirá muy tranquilo y sin competencia ya que Reyes ni siquiera ha demostrado ser futbolista.

Delanteros: Kun y Forlán sin recambio aparente ni nadie que les pelee el puesto. Sólo dejarán de jugar cuando estén fundidos o lesionados. Decir que Sinama es recambio es una broma y sacar a Jurado significa cambiar el sistema puesto que no es delantero.

De once posiciones tres están sin cubrir (lateral derecho, interior derecho y mediocentro creativo) y 5 no tienen apenas competencia (2 delanteros, interior izquierda, lateral izquierdo y portero). Lo único que parece estar cubierto es el mediocentro defensivo y los centrales que son precisamente las posiciones en las que seguimos fichando jugadores.

La liga empieza el domingo y el plazo de fichajes se cierra un par de días después. Garcia Pitarch supongo que estará de vacaciones que para eso estamos en agosto.

Fin de fiesta

Ayer terminó en el Calderón la temporada 2008-2009 para el Atlético de Madrid y lo hizo, muy a pesar de la estirpe de presuntos periodistas que tienen raptado el periodismo deportivo y que lejos de apelar a sus escaso talento son incapaces de escaparse del tópico manido, sin nervios, sin agobios, sin sorpresas y con la única épica de ver un estadio lleno hasta la bandera, gritando, animando en su equipo y celebrando el éxito menor de la cuarta plaza y el éxito mayor de uno de sus ídolos. Éxito que por cierto tendríamos hasta en la propaganda electoral de los partidos frikis si Diego Forlán vistiera otras camisetas más galácticas. Con el 3-0 frente al Almería terminaba una temporada larga, rara, complicada y en la que en ningún momento el equipo se ha sentido sereno, sólido o a gusto. Una temporada para olvidar desde mi punto de vista. Una temporada en la que se comenzó improvisando y en la que se terminó de la misma manera porque al fin y al cabo como decía Confucio basta estudiar el pasado para pronosticar el futuro.

El ambiente era fantástico, increíble, era el ambiente de las grandes noches del Calderón. El equipo sin embargo salió atenazado por los nervios que no significa temeroso ni asustado ni venido a menos. Salió atenazado por la responsabilidad de no estropear la fiesta pero la sensación duro apenas los diez minutos iniciales. A partir de entonces, sin que el Atleti se hiciese todavía con el control del partido, el aspecto fue diferente, el balón volvió al césped y a estar lejos de las áreas lo que de momento tranquilizaba al respetable. Pero mientras los colchoneros se estiraba, se desperazaban y empezaban a entrar en el partido apareció el inagotable talento del Kun Agüero para adelantar el final y para sacarse un gol de la manga que levantó como resortes a los más de 50000 espectadores que allí estábamos. El Argentino recibe el balón en el lateral derecho del área almeriense, regatea en una baldosa a un par de rivales y saca una de esas piernas prodigiosas que ponen el balón en la red y el uno en el marcador. Corría el minuto 20 y el partido había acabado.

Había acabado porque a partir de ese momento no existió más equipo en el campo que el Atleti. Se hizo dueño del balón, del ritmo, del ambiente, del juego y del espíritu. La grada también ayudo con ese incansable grito de guerra que una y otra vez provocaba el Fondo Sur y que ayer si coreaba el resto del estado. Los jugadores, a diferencia de tantas y tantas veces, ni se dejaron verse afectados por el ambiente, ni sufrieron la presión ni sintieron el relajo de verse por encima del marcador y siguieron metidos en el partido hasta el minuto final. Hasta las jugadas a balón parado volvieron a ser una realidad en el Calderón y el “bueno” (por decir algo) de Raúl García remato un buen cabezazo que suponía la tranquilidad del 2-0 con el que se llegó al descanso.

La segunda parte resultó ser una balsa de aceite. El equipo seguía manteniendo en el terreno de juego el estilo y la entrega que nos ha llevado hasta este punto en ese final de temporada glorioso y que como una alegoría se podía ver en la cara de Abel, serio y concentrado. Existió algún desajuste defensivo y alguna que otra ocasión de los andaluces pero todo terminó de finiquitarse con el enésimo zurdazo sobre humano desde su continente del uruguayo Forlán que subía el tercer gol al marcador, el número 32 a su cuenta particular (¡32 goles!) y la certeza de que el rubio charrúa sería el flamante bota de oro de esta temporada. A partir de ahí la celebración de la clasificación para la previa de la Champions, cánticos reivindicativos (“abeel, abel ,abel, abel...”), la ola dando vueltas, los himnos en el ambiente, el premio de la ovación a Forlán, ... en fin, el fin de la fiesta.

Hoy quizás no sea el momento y ya tendremos tiempo de teorizar sobre el futuro, la planificación, los descartes, el criterio de club, los desastres pasados, los errores de los que no aprendemos, la impertinente espada de Damocles de la prensa deportiva, las estupidez congénita de nuestros dirigentes incluso horas antes de jugarse toda la temporada en un partido, de fichajes, de los que tendríamos que traer, de la perenne crisis institucional, de Abel, de los enemigos de Abel y en definitiva de como debería ser el Atleti del futuro, Eso si, espero que los que tienen las riendas de este carro no adopten la misma actitud porque en esto estoy con Albert Einstein cuando decía que él no pensaba en el futuro porque este llega muy pronto y no le daba tiempo.

Nowhere Man (1)

He's a real nowhere Man, sitting in his nowhere Land, making all his nowhere plans for nobody… Doesn't have a point of view, knows not where he's going to… (2)

Ayer empezó su andadura el Atlético de Madrid 2008-2009. Tras esta prototípica frase se esconde el acto de presentación oficial del inicio de la nueva temporada de mi equipo. Acto que por cierto, y para no perder las costumbres instauradas en los últimos años, pasó sin pena ni gloria en la mayoría de medios de comunicación. Atrás quedaron los tiempos en los que el inicio de temporada de un “grande” tenía la repercusión que le corresponde según el número de seguidores a tan centenaria institución (más de un millón según los mentideros). Ahora todo “queda en casa” y todo tiene ese aspecto “casero”, casi amateur, propio de “equipos modestos”.

Y es que este “nuevo” atlético es así, modesto, triste, predecible, aséptico e inofensivo. No hace ruido, no protesta, asume su papel de “fofito” en el circo del fútbol profesional y espera con determinación, pero sin ansiedad, poder recoger las miguitas que dejen los señores que comen en la mesa todos los días. Una especie de institución “tranquila” que acepta con rigor ese papel secundario que la todopoderosa máquina del fútbol profesional ha tenido a bien asignarnos. A pesar de que somos una masa social que destaca considerablemente en pinchazos de PPV, compra de merchandising, seguimiento de su equipo o directamente en el número de aficionados que se definen exclusivamente como tales, el miserable espacio que el fútbol nos deja es ese. Tan lamentable como cierto. Tan cruel como injusto. Tan absurdo como real.

Dicen los presuntos eruditos que la razón de tanta mediocridad “circunstancial” se debe simplemente a que estamos en el camino de regreso a la elite. Un camino largo y tortuoso que va desde un sitio que no reconozco a otro sitio que no veo. A mi lo que me parece es que simplemente hemos escogido un camino sin salida. Una especie de parque temático de la mentira auto justificativa (o de las medias verdades, que al fin y al cabo es lo mismo). Antes de la copa de Europa que hace unos años ganó el Liverpool, ese equipo que ahora muchos atléticos asumen como superior o sencillamente un sitio al que ir para “mejorar”, la institución inglesa llevaba lustros sin ganar absolutamente nada y sumido en una especie de “crisis deportiva” pero jamás dejó de ser un grande ni de ser considerado un grande por nadie. Lo mismo podemos decir de otros tantos equipos repartidos por la faz del mundo. La diferencia es que sus dirigentes pero sobre todo sus aficionados no lo permitieron. No me imagino a un seguidor del Liverpool, de la Juventus, o del Racing de Avellaneda (teniendo dirigentes de vergüenza o habiendo bajado a segunda también) diciendo que su equipo “no es grande” pero que está en vías de “volver a serlo”. Que hay que tener “paciencia”. Que entienda con una sonrisa que su icono se marche “para mejorar” o que con “lo que tenemos” es lo “mejor que podemos hacer”. Los equipos de fútbol son grandes o no independientemente de quien los dirija, quien juegue en ellos o en que posición finalicen el campeonato. El espíritu de la institución es otra cosa. Que no lo entienda el MARCA, el AS o su cohorte de agradecidos fusileros es algo que entra dentro de la lógica, dada la ínfima capacidad de sus integrantes para entender lo que significa la afición al fútbol y en concreto la afición al atlético de Madrid, siendo como son deudores del todo poderoso, pero que no lo entienda la otrora envidiada afición colchonera es para echarse a llorar.

He's as blind as he can be, Just sees what he wants to see, Nowhere Man can you see me at all?...(3)

Pero es así, una gran parte de la afición colchonera no lo entiende. Se conforma con las migajas, al igual que nuestros ínclitos dirigentes. Siguen la Champions League con más interés que los partidos del atleti y asumen que estamos donde tenemos que estar. Mi abuelo (colchonero de principios de siglo) y mi padre (colchonero de la siguiente generación) me enseñaron a querer ganar todo aunque tuviese que frustrarme después por no ganar nada, a que me importase una mierda la primera división si mi equipo jugaba en segunda (no sé ni quien ganó la liga esos años) y sobre todo a mirar siempre hacia arriba.

No sé ni los años que llevo como socio del Atlético de Madrid de todos los que son pero puedo decir, sin sacar pecho precisamente, que este es el año que con menos ilusión afronto la nueva temporada. ¿Por qué?

Básicamente porque mantenemos sin rechistar (salvo honrosas pero desligadas excepciones) los mismos dirigentes que llevan años dilapidando el club, equivocándose en prácticamente todo lo que hacen, despreciando a su afición, despreciando la historia del club, viviendo de espaldas a la realidad social de la afición colchonera, viviendo de espaldas a sus abonados, enmarcados en una vergonzosa política de connivencia con el poder establecido, sin criterio deportivo, sin criterio institucional, sin credibilidad, con la permanente sensación de que están ocultando algo, mintiendo, engañando y sobre todo contando sus proyectos por fracasos.

Como consecuencia de lo anterior se mantiene una dirección deportiva lamentable que ni siquiera está ligada sentimentalmente a la institución y que se empeña en repetir los mismos errores año tras año con la intención de que a fuerza de verlos una y otra vez parezca normal lo que de hecho no lo es. Uno se dedica a fichar el mediocentro defensivo de todos los años, un portero más mayor que yo y dos centrales de renombre (tenemos cuatro centrales internacionales y ni un solo lateral derecho). Supongo que tener a alguien en la plantilla capaz de dar un balón en condiciones desde el centro del campo no es una prioridad para este equipo. Y que decir del entrenador. Creo que he hablado tanto de él y de su personaje que estoy tremendamente cansado de seguir haciéndolo.

Con estas premisas abordamos la nueva temporada. Como soy atlético hasta el tuétano me alegrare con cada victoria y lloraré con cada derrota. Iré al estadio todos los domingos y echaré todo en saco roto sin por alguna razón del destino volvemos a ser un equipo de fútbol que juega a ese deporte, ganando y repartiendo ilusión, pero no puedo evitar pensar en lo que podría ser y no es, en lo que podría haber sido y no será.

¿Dónde estamos? ¿Dónde vamos?... lo único que tengo claro es de dónde venimos.

Nowhere man please listen, you don’t know what you’re missing…. (4)


(1)
Nowhere man (Lennon/McArtney)
THE BEATLES – Rubber Soul (EMI-1965)


(2) Es realmente un hombre de ningún sitio, sentado en el país de ningún sitio, haciendo todos sus planes de ningún sitio para nadie… No tiene un punto de vista, no sabe hacia donde va…

(3) Está tan ciego como puede estar, solamente ve lo que quiere ver, ¿Puedes verme por completo hombre de ningún sitio?

(4) Hombre de ningún sitio escucha por favor. No sabes lo que te estás perdiendo.