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¡Un abrazo!

Vamos chicos (PSV Eindhoven - At. Madrid)

“Vamos chicos no os dejéis caer(...). Una cara bonita no significa nada si parece lo mismo que la multitud”

Hay gente que busca en la vida un posición centrada en todo. No expone mucho y de esa manera es difícil llevarse una gran decepción. Algo sano y seguro pero terriblemente aburrido porque es evidente también lo difícil que es llevarse una enorme alegría con una actitud tan poco desafiante. Evidentemente no hablo de mi. Yo soy aficionado al Atlético de Madrid y el atleti, mi atleti, no sabe (o no sabía) de posturas centradas. Paradójicamente, es esa precisamente una de las cosas que más me gusta de mi equipo. Ser del atlético es exponerse cada segundo de tu vida. Es tener que explicar convencido lo aparentemente inexplicable pero hacerlo subido desnudo al encerado público al que se suben los que se salen de la versión oficial. Es tener que hacerlo además ante la inmensa masa que se esconde en el poder de la mediocridad. Respeto cualquier opción elegida en libertad pero dudo que toda esa gente se sienta alguna vez como me siento yo esta noche.

Y es que el Atlético es así y no como nos quiere vender la prensa del movimiento. El atleti podrá tener la cruz de tener que vivir a la venenosa sombra del equipo más poderoso y favorecido del mundo por ser su vecino o con el San Benito de la final de Copa de Europa perdida (repito, final de Copa de Europa y no el trofeo de la “Villa de Cinchilla”), pero no es el equipo mediocre, triste y acobardado que nos quieren vender los ideólogos de las portadas de prensa rosa o los tipos de las ondas que confunden periodismo con “colegueo” y fútbol con Real Madrid.

“Trabajar todo el día no significa nada con el sol siempre fuera de vuestra ventana (...). Que les jodan a los que dicen que la vida es sólo eso antes de la muerte”

El atleti ha dado un puñetazo en la mesa de la Champions League cuando se cumplen 11 años desde que unos dirigentes corruptos y una justicia vendida y farsante no echaron de la partida. Lo ha hecho como lo hacen los equipos de fútbol grandes que es ganando cuando hay que hacerlo y hacerlo con personalidad y dando miedo. El Atleti sigue teniendo un entrenador malo y un director deportivo de chiste pero gracias a Dios también tiene lo que ya tenía la temporada pasada, un grupo de jugadores de un nivel que no se corresponde con el discurso oficial del club. Un grupo de jugadores escaso pero al menos suficiente para formar un once digno y tan peligroso que el día que jueguen como un equipo lo serán todavía más. Desgraciadamente la impericia de algunos hace que la plantilla esté descompensada y mal confeccionada pero hoy no es el día para hablar de eso. Hoy hay que disfrutar, reír, agarrarse al prefabricado discurso del tal Obama y soñar con que efectivamente si, podemos.

El equipo esta noche ha salido como debería salir todas las noches. Sé que eso es algo difícil mantener jugando cada tres días pero es a lo que tendríamos que tender al menos. Tengo la ligera sospecha de que muchos de esos “bajones” no tienen que ver con la mala suerte o la casualidad y eso me duele mucho. Agüero marró una ocasión nada más empezar que todos pensamos que recordaríamos el resto de nuestras vidas pero de la que afortunadamente casi ni me acuerdo. Muy poco después culminaba en gol una gran jugada de Maniche y se abrían los cielos. El equipo era serio, fuerte, estaba concentrado, dominaba el partido, no dejaba jugar al rival y mantenía una insólita personalidad que me hacía sacar pecho a muchos kilómetros de distancia. Nunca entenderé porque teniendo todo eso existen entrenadores que deciden parar el partido, perder tiempo, poner al equipo en el borde del área y matar el ritmo cuando te pones por delante en el marcador pero tenemos la desgracia de tener uno de ellos. Jamás lo entenderé y jamás lo admitiré como una opción lógica ni buena (entre otras cosas porque nos ha quitado más puntos de los que nos ha dado) pero tendré que asumirlo a regañadientes. Por suerte la concentración en defensa fue máxima esta vez y las tímida amenaza del PSV se chocaron contra el hoy solvente muro rojiblanco.

“Busca la caja y mira que es lo que hay dentro. Nunca lo encontrarás hasta que no los hayas hecho”

Pero ocurrió el milagro y el equipo, no sé debido a qué o quien pero le doy las gracias, decidió subir unos metros en el campo e iniciar la presión en el entorno de la línea medular. Algo tan simple nos hizo ganar el partido con solvencia. Si fue Aguirre quien lo decidió deberé ser justo y lo incluiré en su disminuida bolsa de puntos a favor. La desagradable y desgraciada “anécdota” de una inoportuna lesión muscular dio entrada a Sinama que reivindicó su fichaje con una gran jugada de banda que dejó un balón en el borde del área pequeña y que le sirvió al Kun Agüero para que nos ofreciese otro de sus recitales de control, fuerza y remate. Un prodigio de jugador pero eso ya lo he dicho muchas veces. De esa manera, tranquilos y frotándonos los ojos, llegamos al descanso y servidor disfruto de una de las cenas más frugales y felices de los últimos tiempos.

La segunda mitad fue un paseo. El equipo salió algo dormido, probablemente por un inconsciente arreón de los holandeses que se dio la mano con la inconsciente relajación de quien se ve infinitamente superior, pero enseguida volvimos a meternos en el partido y colocar la línea de presión donde habría que colocarla siempre. De esa manera, tras un robo de balón en cancha contraria, llegó el tercero. Si robas un balón en el borde de tu área tienes tres opciones: esperar, dar un patadón o recorrer 100 metros con la pelota controlada. Los colchoneros lo llevamos viendo tres años. Si lo robas cerca del área contraria las opciones se multiplican pero además todas son posibilidad de gol. Que se lo pregunten a Maniche que tras un robo de esos fue quien puso el tercer tanto en el marcador a pase (con suerte) de un recuperado para la causa Luis García.

Dejando a un lado al Kun Agüero, que está tocado por la mano de Dios y juega a otro nivel, debería ser justo y destacar también el partido de Maniche. El portugués está muy enchufado y probablemente estemos asistiendo a sus mejores minutos desde hace muchos años. La defensa fue una roca (las dudas de Perea y Antonio López se compensaban con la raza y buen hacer de Heitinga y sobre todo un rotundísimo Ufjalusi) mientras que Conçeisao ocupaba con criterio tanto terreno que el resto de jugadores podían dedicarse a jugar. El partido no tuvo más historia. 0-3 y un futuro esperanzador en esta mal llamada liga de Campeones.

Señores jugadores de mi equipo, creanlo. Son buenos. Son buenos jugadores. Que nadie les convenza de otra cosa. Ni desde la grada ni desde el papel reciclable que se publica todas las mañanas y que tiene como misión fundamental descargar de calostro alguna que otra sucia posadera, ni tampoco desde las supuestas voces autorizadas que viven en el banquillo. Creanlo y todos lo celebraremos.

“Se que es difícil de hacer pero... ¿os hemos dejado alguna vez en la estacada?...¡Vamos chicos!”


“C’mon Kids” (Martin Carr)
The Boo Radleys (1996/Creation)

Cosas que me gustaría haber deshecho

“Cosas que me gustaría haber deshecho... desearía que no ocurriesen de nuevo”

Existe una eterna discusión de facultad de filosofía que plantea si suena o no un árbol que cae en un lejano bosque pero donde no existe absolutamente nadie para escucharlo. La tramposa pregunta, más o menos, dice eso, ¿cómo podemos saber si suena un árbol al caer si no existe nadie que lo compruebe? El Atlético de Madrid lleva tres años “cayendo” pero o no hay nadie allí para comprobarlo (porque los tipos anónimos como yo evidentemente no cuentan) o esos que por las circunstancias de la vida tienen la capacidad de gritar y ser escuchados, no quieren, no pueden o no son capaces de decirlo.

Sin entrar a valorar lo que había ocurrido antes de ese momento hace tres años en el que la dirección deportiva de este equipo recayó en la peculiar dupla Aguirre/Pitarch, ni mucho menos compararlo con nadie ni nada anterior (ocuparía hojas y tiempo que tengo), desde ese fatídico momento el equipo es un equipo en barrena que tiende a pasos agigantados hasta una “cómoda” mediocridad (si no lo está ya) que no hace justicia a la institución pero que si lo equipara perfectamente con las pobres aptitudes de sus dirigentes deportivos. El árbol cae, pero la prensa, los que están allí para dar fe, hacen oídos sordos mientras se limitan a repetir como papagayos las peregrinas justificaciones que aparentemente vienen de un burócrata sin talento metido a entrenador.

“Es difícil entender su plan maestro... ¿por qué se supone que debo ser yo quien les mate?”

El partido de ayer contra el Valladolid podría haber sido un partido cualquiera de la temporada pasada o de la temporada anterior a la pasada. Vimos lo mismo que llevamos viendo tres años seguidos que es una banda de jugadores carísimos entrenados penosamente, muy mal dirigidos, peor motivados, perdidos en
 una filosofía deportiva que choca con lo que muchos de ellos viven, por ejemplo en su selección, y constreñidos en un sistema que no existe pero que les obliga a corretear por el campo sin criterio y con más pena que gloria. Salvo puntuales excepciones, que tienen más que ver con la suerte o el talento natural de los intérpretes que con otra cosa, eso es lo que llevamos viendo y viviendo durante tres años los que seguimos TODOS los partidos del Atlético de Madrid. Si ustedes no son aficionados a este equipo o lo siguen a través de los medios de comunicación pensarán a tenor de la “versión oficial” que o bien soy un desequilibrado o que tengo una especie de fobia personal contra Aguirre y el personaje de Garcia Pitarch, Yo insisto en que no es así pero están en su derecho de pensar de esa manera. Solamente les pido que valoren algo: a mi me cuesta dinero seguir a mi equipo mientras que los periodistas oficiales viven de ello. ¿Quién es más sospechoso de estarse jugando algo con su opinión?

Hablando de lo de ayer, cosa que me cuesta horrores, debo decir que es muy difícil saber a que salió a jugar mi equipo. Es decir, lo mismo que otras tantas veces. El Real Valladolid nos pasó por encima en los primeros 15 minutos como si fuese el vigente campeón de la copa de Europa y nosotros un recién ascendido. No pasamos del medio campo. Supongo que defender el liderato no es suficiente motivación. En una falta lejana en la que falló toda la defensa y el flamante nuevo portero nos colaron el primero. Otro fallo defensivo. El resto de jugadas a balón parado en contra tuvieron siempre un guión parecido. Insisto, si los fallos son los mismos esté quien esté jugando en el campo a lo mejor es que lo que falla es el sistema defensivo y no los jugadores, ¿no?.

El equipo, supongo que espoleado de alguna manera por el atribulado banquillo, debió pensar entonces que para meter un gol lo mismo tenían que buscar esa cosa redonda que corría por el césped y que tenía todo el rato el equipo contrario así que, ayudado también por las propias reservas del Valladolid, que se veía ganador sin hacer demasiado, el atleti empezó a aparecer tímidamente en el partido. Nada espectacular pero al menos se veían camisetas rojiblancas por el campo que siempre da color. No obstante el Valladolid no reculó lo esperado y supongo que viendo la piltrafa que tenía delante se fue definitivamente a por el partido con tantas ganas que un tal Pedro López decidió tirarse en el área con una amarilla ya en su casillero personal con lo que acabó expulsado. Corría el minuto 20. Cualquiera de los que siguen la liga en la radio o los periódicos pensaría que el partido quedaba franco para el “todopoderoso” atleti pero los que vamos al Calderón sabemos que no es así. Este equipo es incapaz de hacer fútbol y mucho menos de hacerlo contra un equipo que va ganando, se encierra atrás y presiona la salida del balón. Da igual que tengan uno menos. A partir de ese minuto 20 el atleti tuvo sus mejores momentos el partido pero estos fueron tímidos, lentos, espesos y sin mordiente. En definitiva los mejores momentos no dejaron de ser malos momentos. La motivación y concentración de este equipo es tan lamentable que poco después de que el árbitro expulsase con dudas a un jugador del equipo de casa, Perea y Conseiçao deciden agarrar y derribar a un jugador del equipo contrario en el área sin mucho disimulo. Muy inteligente. Penalty. 2-0. Fin virtual del partido.

“Yo no tuve la oportunidad de elegir una segunda oportunidad para perder”

Entonces ese prodigio de la táctica y la estrategia futbolística que es Aguirre decide hacer lo único que sabe hacer (y no siempre) que es sacar al Kun y decirle: “búscate la vida tú sólo y gana el partido”. Digo que no siempre porque recuerden que durante el primer año el mismo Kun “no sabía jugar en Europa” según el propio Aguirre. Y claro, el Kun es un excelente jugador pero no es Superman. Los habituales pelotazos en lugar de ir dirigidos al tercer anfiteatro tenían ahora como objetivo al Kun y de ahí surgía lo poco que el equipo ofreció ayer que tuviese que ver con ese precioso deporte llamado fútbol. Se recortaron las distancias con un gol del propio Agüero pero nadie pensó que ese partido se podía ganar. No hubiese sido justo. El Valladolid, recordemos que con 10 jugadores, jugó mejor y fue más valiente. Trataron con más sentido el balón (eso que tanta alergia le da a nuestro mejicano) y con un jugador menos adelantaron la línea defensiva presionando nuestra defensa. Mis felicitaciones por su valentía al entrenador. Como Aguirre no es aficionado al fútbol no sabrá de lo que estoy hablando pero lo que hizo ese hombre es lo que desde hace años se llama acortar (o achicar, en argentino) el campo para que sea más difícil jugar. Entraña un cierto riesgo pero cualquier robo del balón te deja en la portería contraria. Hacérselo a un equipo como el atleti lento y que nunca sabe lo que hacer con el balón es simplemente letal.

Y Así con más pena que gloria terminó un partido que había terminado mucho tiempo antes. Supongo que la prensa oficial hablará ahora al dictado de Aguirre con aquello de que era el equipo reserva, de los fallos defensivos, de que es el principio de liga, que faltaba Heitinga, que mañana empiezan los colegios, la capa de Ozono y la ley de igualdad... En fin, ustedes sigan pensando que el árbol no suena cuando cae. El equipo está mal hecho, tiene carencias evidentes, no tiene sistema, no tiene espíritu, no saben si luchan por ganar o por perder y lo peor es que no parece que nada pretenda cambiar escuchando a su entrenador o sus dirigentes. Es un nudo que hace tiempo alguien debería haber deshecho.

“Cosas que me gustaría haber deshecho... desearía que no ocurriesen de nuevo”



Things that I would love to be undone ( the wanadies)
The Wannadies - Aquanautic (1992/Snap)