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¡Un abrazo!

Mercados emergentes (At. Madrid 1 - U. Las Palmas 1)



No vi el partido. Debe ser la primera vez en muchos años que no veo un partido del Atleti que hubiese podido ver. Ni los cinco goles de la ida, ni el frío, ni la hora hubiesen sido causas que hicieran echarme para atrás de ir al Calderón en otras circunstancias. Ayer tampoco. Lo que me echó para atrás fue el equipo que hoy por hoy tiene a bien jugar en ese estadio. Ese sucedáneo recalentado del equipo de mis amores. Esa copia de cartón-piedra que se pasea pero los campos europeos. Me aburre tanto este Atlético de Madrid, me siento tan poco identificado con su forma de encarar la vida, me da tanta vergüenza la versión oficial que transmite al mundo que ya no me supone una alegría pasar dos horas viéndoles dar patadas a un balón. Tampoco me supone una desgracia el no hacerlo.

Reconozco no obstante que hubiese visto el partido de haber sido televisado pero resulta que este club “en crecimiento” que dicen firma acuerdos con equipos del lejano oriente que sinceramente dudo que existan y que al parecer está “abriendo cuota de mercado” en mercados emergentes (¡ja!) no genera la expectación suficiente como para que nadie televise este partido. A los “mercados emergentes” no creo que les preocupe mucho el resultado de la ida porque ellos lo que buscan es “espectáculo” aunque lógicamente si eso es lo que buscan es normal que nadie sea tan descerebrado de pensar este Atleti lo da. Por circunstancias de la vida estuve unos meses viviendo en el medio oriente y allí pude ver como los árabes se juntaban en las teterías para ver sus partidos de Madrid y Barça porque se declaraban públicamente seguidores de uno u otro equipo (y de ninguno más porque el resto les interesaba tan poco que ni se paraban a leer el nombre del equipo contrario). La mayoría de aquellos señores ni siquiera sabían que campeonato se estaba jugando. Daba igual. Simplemente eran del Madrid o del Barça. Esa es la realidad. Podemos seguir leyendo bonitas historias de príncipes y princesas pero esa es la cruel realidad.

No parece que nos perdiésemos gran cosa no obstante. Tampoco me sorprende. Si el equipo titular es penoso, romo, espeso y aburrido cualquier otra versión “inferior” de lo mismo debe llevar el concepto de aburrido hasta límites nunca antes conseguidos. Si encima las circunstancias no son las más adecuadas y tienes todo que perder pero nada que ganar (hay que reconocer que jugar el partido de ayer era un verdadero “marrón”) el resultado puede ser tan desangelado y prescindible como fue. Empate a uno dicen. Qué más da.

El único aliciente era el de ver a ese puñado de canteranos con los que Quique no parece contar a no ser que incluso el plan B se marche al carajo pero que un sector de la afición reclama con insistencia. No vi lo que ocurrió y no suelo fiarme de los intermediarios oficiales así que no debo juzgar el resultado del plebiscito porque además he leído de todo. Lo que si que puedo es dar mi opinión al respecto del uso del filial que francamente no es tan optimista. Por un lado me resulta prácticamente imposible creerme el que no exista en el equipo B un lateral derecho mejor que Valera porque de hecho es imposible. Por otro lado no entiendo que si el equipo necesita interiores no se prefiera alienar un interior del filial antes que poner en esa posición a Mario Suarez o Raúl García. Ahora bien, Quique será lo que sea pero no es bobo y por mucho amor que uno le tenga a los jugadores del filial (yo lo tengo y prefiero mil veces que la estrella de mi equipo sea del filial a cualquier otra opción) habría que echar un vistazo a la posición del equipo en segunda B (tonteando con el descenso) para darse cuenta de que tampoco estamos hablando de “la quinta del Buitre”. Aun así en este Atleti todo es tan oscuro y raro que es fácil pensar que nada es lo que parece.

Cuento los días en que acabe la liga para empezar a volver a empezar a volver a soñar con que la siguiente temporada se hagan bien las cosas. Podría ocurrir de aquí a Mayo esa chispa de suerte que nos haga colarnos en la Copa o en la UEFA pero del mismo modo que el año pasado no ocurrirá por una planificación bien hecha, un plan bien trazado ni una regularidad tranquilizadora. Será por otras circunstancias ajenas al trabajo diario.

¡¡Y ni siquiera es Navidad todavía!!

Confirmación en la religión de la mediocridad (R. Madrid 2 - At. Madrid 0)




Yo no sé ustedes pero yo he alcanzado el punto máximo de saturación. Estoy harto de tener que sentarme a estar en silencio. Estoy aburrido de la tristeza y sobre todo estoy absolutamente exhausto de chapotear una y otra vez en la mediocridad. Pestilente mediocridad. Estoy verdaderamente harto de excusas, dobles lecturas, análisis optimistas, datos engañosos, presunta mala suerte, presuntos malos arbitrajes y presuntas conjuras. Todo ello es mentira. El Atlético de Madrid ha confirmado está noche, por si quedaba alguna duda, que es un equipo mediocre, cobarde y tremendamente vulgar gracias a los que lo dirigen. En el despacho y en el banquillo. Un equipo entre tantos. Uno más. Simplemente. Uno más al que cada vez menos gente echa de menos.

Los herederos Gil pueden estar definitivamente contentos. El ciclo se ha cerrado. Su plan a largo plazo de lapidar una institución incómoda y centenaria para transformarlo en un producto blandiblú, digerible, de perfil bajo y predecible en el que poder elaborar tranquilamente sus maquinadas fechorías es un hecho. El Atlético de Madrid ya no interesa a nadie “importante” y cualquier opción más allá de ocupar su mediocre y vulgar papel en la liga de los estrellados no es viable. No es real. No es posible. El clan Gil y amigos ha construido esta gran patraña en base a una dirección deportiva mentirosa y gentil cuyos dos objetivos principales son, por este orden, suculentas comisiones en las transfusiones semestrales de jugadores mediocres y un equipo romo, plano basado en la asunción de la cobardía y el no fútbol como esencia. Mejor no destacar en nada. En esa particular dirección deportiva solo han podido entrar entrenadores con el mismo perfil cobarde y mediocre que asumieran de inmediato el papel de comparsa y que tuviesen grabados en la frente las tres grandes verdades de este nuevo club: Cualquier puesto por encima de séptimo es un gran éxito, el balón es nuestro gran enemigo y el rival siempre es igual o mejor. Quique, el último en llegar, no hace más aumentar la lista de Quiques que han venido antes que él para hacer lo mimo, igual que Mario Suárez no hace más en engrosar la lista de Clebers, Raules, Sosas y Luccines que lo precedieron y que también hicieron lo mismo. Esto es el Atleti señores. Una ruina ideológica, un insulto a la esencia y una vulgar gota en un mar de barro.

No me apetece hablar del partido de esta noche frente al Madrid porque me resulta humillante. Es humillante de hecho. Si este equipo es incapaz de salir a ganar en Salónica o en Rosenborg o en Villarreal... es imposible pretender que lo haga en el Bernabéu. Aunque fuese así los jugadores no se lo creerían tampoco hoy después del mensaje que como una tortura china les han ido metiendo en el cerebro. "Esta no es nuestra liga" dicen desde todos los ángulos. Desde dentro y desde fuera. ¿Cual es nuestra liga entonces? Si este equipo vive sistemáticamente de espaldas al balón es ingenuo pensar que hoy, en el Bernabéu, tuviesen la intención de jugar al fútbol. Por supuesto nada de ello ha ocurrido. El Atleti salió al campo como lo hará el Ceuta dentro de unos día (aunque ellos tendrán más orgullo) o cualquier equipo de esos que juega la liga y dan igual el puesto en el que acaben. Salíó a “jugar “ a lo que quiere Quique que es irónicamente no jugar. Metidos atrás, dando el balón y el partido al contrario y absolútamente cagados de miedo. Pocas veces he visto a un equipo salir más asustado a un campo. Si hay algo que le duela a un aficionado colchonero enfrentándose a su eterno rival es ver al equipo intimidado, acobardado y con síndrome de inferioridad. Pues bien, eso es exactamente lo que ha hecho el Atleti esta noche. La frivolidad de Mario Suárez es difícil de explicar pero probablemente no necesite explicación. Quique hace días que vive del aire del Olimpo y que ha perdido el norte. También el crédito ganado. Ver a Valera en el campo también duele. Un jugador que en circunstancias normales debería haberse retirado ya de la práctica del fútbol (por malo) es titular en el Bernabeu con el Atlético de Madrid. Probablemente eso explique muchas cosas.

Pero los jugadores son lo de menos. El miedo, la cobardía y la mediocridad van delante. El Real Madrid ha sido infinítamente superior en los minutos en los que todavía se disputaba un partido de fútbol. Por técnica, por actitud, por ganas, por juego, por intensidad, por valentía y por todo. Era como ver un partido entre un primera y un tercera regional acobardado y tenebroso. El Atleti aguantó como un flan los 13 minutos que el madrid tardó en marcar por mediación de Carvalho (tras falta a Reyes no pitada, por cierto). El Madrid que es un equipo de fútbol y que tiene (y tenía) un entrador de fútbol, que será cualquier cosa menos cobarde, siguió jugando exactamente igual y así, pocos minutos después, Ozil hacía el segundo en la falta de los despropósitos. Barrera mal colocada, defensa mal colocada, despeje mal despejado,... gol.

Con media hora en el reloj, 2-0 en el marcador y delante el Atleti, un equipo que normalmente es incapaz de llevar la iniciativa (por falta de costumbre), el partido estaba acabado. Por eso no me valen los análisis de las cosas que han ocurrido a continuación. La única duda era si los rojiblancos tirarían de casta para evitar la humillación o se dejarían llevar, ajenos al corazón colchonero. Ocurrió lo primero en una muestra más de que el problema de este equipo no son los cojones o la entrega.

Vale que el árbitro se comió un penalty clarísimo por manos de Xavi Alonso y vale que alguna ocasión pudo entrar antes el descanso. Vale que la segunda parte fue colchonera y el tiro al poste de Forlán y los fueras de juego y lo que quieran pero el partido estaba perdido a esas alturas y no se pueden sacar conclusiones de la desesperación. Ese es el problema de Quique y del Atleti contemporáneo, que tiene que esperar a estar muriéndose para pensar en moverse como Dios manda. Normalmente para entonces ya es tarde.

Lamentable, vergonzoso y humillante. Este equipo no es digno del nombre que usa ni de esos colores ni de ese escudo. No me siento identificado con esta institución acomodaticia, vulgar y prescindible. Perdiendo con todos los de arriba es difícil aspirar a algo que no sea vergonzoso. La liga está muerta para nosotros. Si es que no lo estaba ya.

No más discursos de filosofía barata. No más mentiras que me dejen la duda de si son verdad. No más discursos optimistas por parte de ingenuos engañados. Estupideces para aficionados a los libros de autoayuda. No más excusas para una realidad que es mucho más evidente de lo que algunos quieren ver. Sólo me queda arrojar la toalla o desprenderme de la emoción y el amor reservando tales dones para alguien o algo que verdaderamente lo merezca. Optaré por lo segundo de momento. Empatía cero con esta farsa de cadena de producción barata.