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¡Un abrazo!

Dejen paso




Hay un dicho en Irán que dice que la mitad de la alegría reside precisamente en hablar de ella y yo creo que no le falta razón a los persas. El problema, mi problema, es que llegado hasta este punto me quedo sin palabras. La felicidad de ver a mi Atlético de Madrid pasearse por el mundo como súper campeón después de un partido soberbio en el que ha dado una académica lección de autoridad sana, esa que crece desde la humildad y el trabajo, es tan sumamente grande que paraliza mi normalmente incontenible verbo. Mí cara es un poema y a pesar del sueño acumulado soy incapaz de dormir recordando los colores de esa preciosa camiseta paseándose orgullosa por el escenario de los sueños que representa el Luis II de Mónaco. Esta versión de Atleti, valiente, honesta, seria y que se presenta a la humanidad en forma de equipo sólido y compacto me gusta. Me gusta mucho. Que no se acabe nunca esta preciosa noche.

El Inter llegaba ha la final de la Supercopa como el súper equipo que lo ha ganado todo y con todas las apuestas a su favor para llevarse el título. No seré yo quien quite un sólo átomo de mérito a lo que han conseguido lo milaneses esta temporada pero no puedo esconder, ni lo he escondido nunca, mi decepción porque la rancia propuesta futbolística del Inter fuese precisamente la que marcase la tendencia ganadora en Europa. Siendo poseedor de una plantilla bastante buena y sobre todo muy equilibrada los italianos basan su poderío en la especulación y fundamentalmente en el poderío físico y el rigor táctico, especialmente defensivo. Pues bien, hoy el Atleti le ha pasado por encima al Inter de Milán precisamente por ahí por el rigor táctico y por un derroche físico inteligente y generoso. No así en la especulación puesto que si un equipo saltó esta noche al césped con la intención de ser protagonista ese fue el que dirige Quique Sánchez Flores (y no del todo poderoso equipo de Benitez cuyo planteamiento ha sido ridículo y vergonzoso).

Un Quique que sale tremendamente reforzado del segundo título europeo de los colchoneros en apenas una par de meses y es que me temo que muy pocos Atléticos han dejado de echarse las manos a la cabeza (y jurar en arameo) cuando han visto la alienación titular esta noche, una alineación en la que sólo se podía ver uno de los fichajes (Godin, soberbio por cierto) y aparecía con estupor Perea en el centro de la Zaga, Dominguez en el lateral izquierdo y Simao en la banda. Una incomprensible frivolidad que acabó siendo una genialidad de entrenador. Esas son las cosas que tiene el fútbol. Insisto, Quique se ha ganado una buena dosis de confianza en su trabajo.

En una primera parte tosca, espesa, plana y aburrida el dominio del partido fue de los colchoneros. Tras unos primeros minutos de tanteo y asentamiento en los que el Inter parecía llegar con algo más de claridad (sin que De Gea se viese especialmente inquietado) los madrileños impusieron en seguida su control a base de una defensa muy sólida y en constante movimiento (gran notica eso de ver la línea de cuatro defendiendo muy lejos de la portería durante mucho tiempo), un centro del campo defensivo y sencillo en el mediocentro, unos interiores/extremos erigidos en protagonistas derrochando generosidad defensiva y aporte en la creación y unos delanteros asumiendo su papel de primera línea de choque. La circulación de balón y la conexión con los delanteros era muy complicada gracias al tribote defensivo de Benitez (una vez más demostrando el madrileño su pasión desbordante por el fútbol especulativo) y también, porque no decirlo, a la falta de talento en nuestros mediocentros en esta tesitura. Sin embargo la pareja de mediocentros estuvo muy acertada todo el partido en el aspecto táctico equilibrando el equipo constantemente y siendo lo suficientemente inteligentes como para no complicarse la vida conocedores de sus limitaciones. El balón y el dominio eran colchoneros pero las ocasiones no llegaron hasta los minutos finales en los que un genial (de nuevo) Reyes y un voluntarioso y un finísimo Agüero (¿Soy yo sólo el que le ve más fuerte?) tuvieron las ocasiones más claras.

La segunda parte comenzó parecida a la primera, con un Inter tratando de estirarse y un Atleti plantado en su sitio con criterio pero ese escenario fue un breve espejismo que dio paso a la realidad. Una realidad que tomo al equipo madrileño como protagonista exclusivo hasta el final de partido. La defensa no pasó una manteniendo un nivel de concentración espectacular (soberbios los cuatro centrales incluido Perea de lo cual yo me alegro mucho) y los mediocentros barrían la zona medular soltando el balón a la banda cada vez que tenían ocasión para que los cuatro de arriba se pusieran a imaginar fútbol. Y así llego el gol abrelatas que lo descongeló todo de golpe de forma definitiva. Reyes entra a trompicones en el área buscando armar su pierna izquierda, Forlán intenta devolver la pared, el balón sale trastabillado, el utrerano lo vuelve a coger en carrera y fusila a Julio Cesar que es incapaz de retener el trallazo. La alegría se desató entonces en el maltratado subconsciente colchonero que hoy no ha podido reprimir esas toneladas de orgullo y amor por unos colores que tiene.

Tenía mucho miedo de el posible (y tradicional en otros tiempos) recule del equipo a su área y su abrazo cobarde a eso que algunos llaman “el otro fútbol” como forma de hacer pasar los minutos sin que ocurra nada pero gracias a Dios ni lo hicieron ni hacía falta. El Atleti siguió plantado exactamente igual y el Inter, exactamente igual, seguía siendo incapaz de hincarle el diente a la densa roca rojiblanca. Es en ese periodo cuando se vieron desnudas las claras deficiencias del Internazionale. Pero eso es un tema que no preocupaba a los madrileños que en un nuevo robo de balón, Raúl García mete rapidamente y sin rodeos un buen balón al carril izquierdo (ay, si este chico hiciese lo mismo más veces) lugar por el que entraba Simao para que el portugués vuelva a recordarnos el jugador que era con una buena internada hasta el fondo, un recorte a su marcador marca de la casa y un elegantísimo pase de la muerte que el Kun Agüero remató a escasos metros de la línea de gol. Faltaba 15 minutos y el partido estaba ganado.

Parecía increíble que un equipo como el nuestro, con la tradición de sufrimiento que nos precede, fuese capaz de ganar el partido con solvencia y sin sobresaltos pero los demonios del pasado se aparecieron y las señales de alarma se dispararon cuando al bueno de Raúl García no se le ocurre otra cosa más que pisar a un delantero interista provocando el consiguiente penalty. Pero se nos olvidaba entonces que en la puerta tenemos ese premio inesperado que se llama De Gea. En una estirada digna de película épica el madrileño sacaba el balón a contramano a un asustado Milito despejando todas las dudas y acortando el final de un partido que ningún Atlético podrá olvidar nunca. Porterazo.

En unos minutos me acostaré pensando que somos supercampeones de Europa y no podré dormir pero no me importará perder horas de sueño. Merece la pena cuando son a cambio de horas de felicidad. La temporada no puede comenzar mejor para el Atleti y las ilusiones no pueden ser más altas. Espero que las exigencias del club y su pecaminosa gestión esté a la altura como para por lo menos evitar ponerse en medio de esta máquina que por una vez parece que anda.

Nunca hemos dejado de ser un equipo grande pero ahora parece que Europa ya no tiene argumentos para que finja desconocerlo. Qué el mundo del fútbol se de cuenta y deje paso. Hemos vuelto.

¡Forza Atleti!

3 comments

Anónimo 28 ago 2010, 10:40:00

La historia nos debe varios títulos. Este era uno de ellos. Se que suena a locura pero jugando así y exigiendo a los jugadores que el objetivo no se limita a quedar cuartos, podemos pelear por la liga. ¡Hasta Raul parecia un futbolista!

Teno´s

Asun Gómez 28 ago 2010, 13:24:00

Probablemente nunca había estado tan orgullosa de mi equipo como lo estoy hoy. Como bien dices, desde la humildad, el esfuerzo y el sacrificio, hoy podemos gritar a los cuatro vientos que, al menos por un día, somos los mejores de Europa. Jugando al fútbol, tratando de tú a tú a un equipo que lo ha ganado todo, pasándole por encima, sin perder la ambición en ningún momento... Intachable la actitud de los futbolistas, y perfecto tanto el planteamiento como el trabajo de motivación de Quique Sánchez Flores.

Haciendo así las cosas, podemos llegar muy lejos. Como bien dice Teno, hay mimbres para plantearse objetivos mucho más altos. Ojalá esto no sea sólo un espejismo, y pueda repetirse con regularidad a lo largo de todo el campeonato. A mí, por lo menos, me tienen muy ilusionada.

Un abrazo.

FI 28 ago 2010, 20:49:00

Felicidades por el título, lo ganaron justamente.

Primera decepción de Rafa Benítez al mando del Inter. Me lo esperaba.