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¡Un abrazo!

Repugnante McMenú (Rosemborg 1 - At. Madrid 2)



Pocos minutos después de celebrar el gol de Tiago en el frío polar de Trondheim y nada más acabar el partido un amigo con el que compartí el visionado del partido y un servidor nos cruzamos las miradas con la intención de comentar el encuentro. No fuimos capaces de sacar una sola frase. De hecho no emitimos una sola palabra. Dijimos: un puf! y nos pusimos a hablar sobre el capítulo piloto de Walking Dead, la nueva serie de AMC. Ver jugar al Atleti se ha convertido en una especie de cadena de comida rápida en la que deglutir cualquier engrudo de dudosa procedencia con el único objetivo de saciar el hambre puntual. A veces hace su función (como ayer) y te deja medianamente alimentado para un tiempo sin que se disfrute en el camino, ni que sirva realmente para mucho porque pasado el tiempo ves que no te has alimentado. Otras veces, la mayoría, lo que provoca es indigestión.

El juego, la filosofía, el planteamiento táctico o como lo quieran llamar de este Atlético de Madrid es tan pobre, triste y lamentable como totalmente predecible. Sólo tenemos una forma de ganar según el único guión que manejamos. El resto de posibles formas en las que podemos ganar depende ya básicamente del mundo de las ninfas. El guión es así: suponiendo que la consigna sea ganar (solamente en partidos de casa y partidos a domicilio donde matemáticamente no quede otra opción como en Noruega) el equipo sale los primeros diez minutos a morder. Presión arriba, velocidad, verticalidad y una necesidad imperiosa, casi enfermiza, de marcar cuanto antes. Una vez conseguido el gol el equipo se repliega regalando el balón, el juego, el campo y el fútbol. A partir de ahí sólo queda rezar. Si el gol no se consigue igualmente se pasa al plan sin fútbol confiando todo al talento y la inspiración de los dos o tres que tenemos inspirados. Es lo que se podría llamar el tiempo de la providencia. Si el gol llega en sentido contrario antes que el nuestro el partido ya está perdido. Este es el Atleti de Quique que aunque mejor entrenado, físicamente más homogéneo y tácticamente más trabajado es prácticamente el mismo Atleti que hemos visto por aquí desde que Luis Aragonés se fue del equipo (y quitando el Oasis fantasma de Pepe Murcia).

Lo de Rosemborg es un caso de libro. Salida en tromba, gol de Agüero (en clarísimo fuera de juego, por cierto) y fin del fútbol como concepto. El equipo se repliega y a esperar a la diosa fortuna. Si una opción así es lamentable y pordiosera sea contra quien sea (lo siento pero a mí me enseñaron de pequeño que el Atleti era otra cosa) podría llegar a entenderlo en otro contexto pero practicarlo frente a un equipo como el Rosemborg me parece directamente repugnante. Independientemente del resultado. El Atleti no juega al contrataque (habría mucho que discutir sobre que significa jugar al contrataque y que se entiende por el histórico contrataque colchonero) sino que práctica una suerte de vil y vulgar catenaccio, especulativo y tramposo, que se construye de espaldas al balón. La primera parte en Noruega fue un monólogo de los escandinavos en el dominio del juego, del balón y del fútbol. Me da igual que alguien esgrima que se tuvieron más ocasiones (el fallo delante de la puerta de Diego Costa es preocupante), que se pudo resolver y que el Rosemborg no inquieto. No lo hizo porque el equipo noruego es muy inferior y por pura fortuna. Repugnante el juego de mi equipo.

En la segunda parte ocurrió lo que tenía que ocurrir. Lo lógico incluso con equipos romos e inferiores. Los de Rosemborg salieron a por el partido con dignidad y sentido del deporte (eso que por aquí se valora tan poco) y consiguieron empatar con justicia divina en una mala acción de De Gea (alguna vez tenía que pasar) a tiro de Heriksen. A partir de ahí apareció el Tiempo de la Providencia. Un tiempo en el que como los campesinos en el campo esperando las lluvias todo se confía a la divina providencia intentando achicar agua de la forma menos caótica posible mientras llega el milagro. El Atleti achico agua con nervioso oficio y el Rosemborg totalmente volcado en el área madrileña pudo llevarse la victoria a pesar de su ingenuidad pero el milagro llego en la botas de Tiago en un glorioso disparo a la escuadra provocado por las circunstancias (sin pase fácil, sin nadie que desmarque, sin posibilidad de hacer jugada,…).

Ganando en casa contra el Aris el Atleti está matemáticamente clasificado y hasta el primer puesto está cerca y factible. Alguno dirá que eso es lo que vale y que los resultados dan la razón a esta forma tan ruin y poco original de encarar la vida. Tendría mil argumentos para rebatir tal aseveración pero sinceramente el tema ya me aburre tanto como el juego lamentable de mi equipo. Me voy a ver algo que merezca la pena y que no me deje la sensación de estar perdiendo mi vida y mis emociones en algo inútil.


2 comments

Cex 7 nov 2010, 15:12:00

A la atención del Sr. Sańchez Flores:

Ya sé que es usted un magnífico entrenador. Pero, ¿le importaría demostrarlo de vez en cuando?

Mientras tanto, me permito la licencia de darle un consejo. Intente que sus jugadores se pasen el balón al menos tres veces en campo contrario. Ya verá como se generarán más ocasiones de gol y el equipo tendrá más seguridad en sí mismo y sufrirá menos ansiedad.

Quedo a la espera de su prontas muestras de sabiduría y capacidad y así olvidarme del aburrimiento y vergüenza ajena que me produce la mayoría de las veces el juego de su equipo; que es el mío.

Fdo: Un iluso.

Cex 7 nov 2010, 15:14:00

Estimado Sr. De Gea:

Haga el favor de dejar de escupir constantemente. ¡Cacho guarro!

Esto es todo.

Fdo.: Un iluso.