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Esguince de mandíbula

At. Madrid 1 - Hapoel Tel Aviv 0

El tema viene así: a falta de un partido para terminar la fase de grupos el Atleti es primero de grupo y le basta un empate en Pilsen para mantener esa posición que se antoja lo más importante a conseguir en esta primera fase de la competición europea. Los números fríos dejan por tanto un buen escenario. Si rascamos algo más vemos que las grandes estrellas de nuestro equipo no sólo no han debutado todavía sino que ni siquiera han ido convocadas. Acercando un poco más lupa vemos que quien ha conseguido ese resultado es en realidad el equipo reserva del Atlético de Madrid, apoyado por los jugadores llamados a realizar cosas importantes a lo largo de la temporada pero que todavía no habían cogido tono de competición. Ha sido básicamente un campo de pruebas. Si nos paramos en ese punto el balance no puede ser más positivo. Pero claro, uno ha visto los partidos y se le queda una cierta cara de angustia. En concreto si nos centramos en el que nos ocupa, esa triste victoria sobre el Hapoel, en la que el que esto escribe ha estado a punto de hacerse un esguince de mandíbula ante tanto bostezo. Las cosas como son. Si en la vida real tuviésemos la posibilidad que ofrece el Pro Evolution Soccer en la Play Station de ir directamente al resultado cuando va a comenzar el partido muchas veces la hubiésemos aplicado con los ojos cerrados. No tengo la menor duda. 

El partido tiene escasa posibilidad de comentario y nula historia. Francamente. Con el tímido pero agudo dolor de la derrota en Coimbra en la cabeza el Atleti salió al campo con la lección aprendida. Simeone no renunció a su política de sacar al equipo B pero si se preocupó de que los que saltaban lo hicieran con una idea clara en la cabeza de lo que había que hacer. Los colchoneros rápidamente dominaron todas las facetas del juego y sin abrumar no dejaron opción al rival. Desde el pitido inicial hasta el gol de Raúl García fueron los mejores minutos de partido. Es más, prácticamente fueron los únicos minutos de partido. Gran arrancada de Adrián que recordaba a sus mejores tiempos, balón colgado al área con picardía, cante disimulado de estirada por parte del contundente portero rival, balón que cae en las botas de Emre y que deja suavecito atrás para que Raúl García estampe el balón contra el larguero y entre dentro de la portería. Minuto 7. 1-0. Fin de partido. 

A partir de ese momento un Atleti, que se sabía superior, se fue apagando poco a poco como una vela de parafina. La presión inicial bajó unos metros para finalmente esfumarse. El prometedor arranque de Adrián se disolvió, Raúl García y Emre desaparecieron, el Cebolla se agarró al traje de la épica y las carreras desenfrenadas en solitario, Mario se incrustó con los centrales desde donde más o menos controlaba el cotarro y todos se echaron a dormir hasta el descanso. Los israelíes también. 

Pero en la caseta el señor Abuksis, entrenador rival, debió darse cuenta de que tenía una oportunidad histórica de hacer algo grande en el estadio del vigente campeón de la competición y así se lo dijo a sus pupilos. El Hapoel había dado muestras ya de buen toque de balón y manejo del mismo en campo contrario. Sus evidentes carencias hay que encontrarlas en la falta de gol y una gran vulnerabilidad defensiva. Así que sin nada que perder salieron a tener el balón y dominar el juego y lo hicieron. Los colchoneros, que para entonces se limitaban a trotar por el césped y despejar el balón lo más lejos posible, vieron como el equipo de los “trabajadores” empezaba a trazar jugadas y a merodear con cierto criterio el área colchonera. Un murmullo corrió como la pólvora por el Calderón (amplificado por alguna que otra salida en falso de Asenjo). Simeone dijo basta. El Cholo puso en el campo a Koke y ordenó a sus jugadores ir a presionar al equipo contrario en su propio campo como si de eso dependiera el futuro de la humanidad. Y lo hicieron. Y bastaron unos minutos de intensidad táctica para que el Hapoel no volviese a inquietar hasta el pitido final. 

El partido que falta contra el Viktoria será probablemente el más interesante de los seis y el único en el que probablemente los jugadores sientan que se están jugando algo. Se lo están jugando de hecho. Un primer puesto te asegura no sólo evitar los "cocos" de la competición sino con toda seguridad un rival, siempre a priori, muy asequible. Si yo lo sé Simeone lo sabe así no tenemos de qué preocuparnos. Creo.