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At. Madrid 1 - Valencia FC 1

El Atlético de Madrid es, después de muchos años, un equipo bien entrenado. Serio, compacto, solidario, físicamente en forma y letal. Creo que no descubro nada a estas alturas de la temporada. Pero lo que el Atlético de Madrid no ha dejado de ser en el curso presente, al igual que durante toda la última década, es un equipo desequilibrado y con recursos limitados gracias a la mala confección de su plantilla. Una confección que suponiendo que siga un diseño preconcebido o pensado (que francamente lo dudo), es desde luego muy difícil de justificar. Con un presupuesto sumamente ajustado y la permanente espada de Damocles de la sempiterna y desconocida deuda, resulta difícil explicar el gasto de decenas de millones de euros en puestos ya reforzados, con jugadores incógnita, cuando el equipo tiene carencias evidentes en posiciones evidentes desde tiempos inmemoriales. No creo que sea necesario dar nombres. El Atlético de Madrid, después de la excelente campaña que está realizando, es también un equipo expuesto a la luz pública y por tanto analizado hasta la extenuación por unos rivales que ahora si dan la importancia que se merece al equipo del Oso y el Madroño. Unos rivales que ahora modifican su forma de jugar cuando se enfrentan al Atleti, lo que sin duda es motivo de orgullo para los aficionados pero también un problema creciente a medida que pasan las fechas, cuando la principal carencia de los colchoneros es precisamente la capacidad de sorprender. De inventar. De crear algo que no estuviese proyectado en una pizarra. El Atleti, por mucho que Simeone haya conseguido disimularlo con ese agradable perfume de intensidad y rigor táctico, sigue siendo un equipo muy vulgar a la hora de fabricar fútbol y eso se nota especialmente frente a los buenos equipos. Eso aparece subrayado en partidos igualados frente a equipos de nivel. 

La tarde no podía ser más desapacible en Madrid. Una lluvia constante vestía la ciudad desde el medio día y amenazaba con seguir haciéndolo sin descanso hasta media noche, cosa que finalmente ocurrió. La pereza para acudir al estadio era pertinaz en el que suscribe pero al final las ganas de ver al equipo en directo pudieron más. El Vicente Calderón era un estadio cómodo y precioso hace 20 años. Ahora no. Gracias a ese cuento de princesas que es (y ha sido) eso que llaman La Peineta, la inversión en el coliseo colchonero es en los últimos tiempos la mínima imprescindible para que no cierren un recinto por insalubridad o riesgo de derrumbe. La constante amenaza de traslado ha conseguido que el mundo se olvide de reclamar unos servicios mínimos para un estadio viejo y deteriorado que, dejado de la mano de Dios, ya no tiene. Cuando la asistencia al fútbol en directo es cada vez más cara y complicada resulta tercermundista que 40000 personas tengan que calarse hasta los huesos para ver a su equipo pero eso es lo que pasa en el Atleti. El cerramiento y acondicionamiento del estadio debería ser una reclamación legítima de un aficionado que sin embargo sigue deslumbrado con los cantos de sirena de un recinto nuevo que intuyo tiene más trampas que certezas. 

Pero hablando de fútbol, lo más destacable del partido, para mí, es que por primera vez el Atleti se vio sorprendido en su estadio. La tradicional salida violenta, apabullante y mandona del equipo en el Calderón no fue tal. El Valencia planteó desde el primer minuto un partido con un nivel de intensidad y rigor táctico equivalente (y en algunos puntos superior) pero ayudado además con una gran manejo de balón que el hecho de tener una plantilla más equilibrada es algo que le permite hacer. Probablemente el conjunto che no sea mejor equipo que el Atleti pero si tiene mejor plantilla. No me cabe la menor duda y me reconforta que Simeone reconociera después en rueda de prensa lo que yo llevo diciendo desde principio de temporada. Los de Valverde se saltaron la renqueante presión colchonera a base de mucha movilidad de balón y movilidad en los efectivos del centro del campo para luego asaltar la numantina defensa colchonera a base de percutir en el centro y abrir el campo por las bandas. Esto provocó, en seguida, que el balón llegase al área madrileña antes de lo previsto lo que cogió a los centrales (especialmente Godín) totalmente fuera de sitio. Dos fallos seguidos del urugayo ante el vendaval de juego valenciano provocaron un balón muerto dentro del área y cierto desconcierto en los centrales colchoneros que aprovechó Jonas para abrir el marcador. No habíamos llegado a los cinco minutos de partido. Mal pintaba la cosa pero aturdidos todavía por el gol, el Atleti trató de intentar entrar en el partido por primera vez. Y lo hizo. En apenas un minuto, el único sobre el campo con capacidad para inventar en zona de tres cuartos que va vestido a rayas rojiblancas, el turco Arda, hizo una excelente jugada por la izquierda que acababa en pase al segundo palo donde entró Falcao, en su mejor versión de rematador, para empatar. Y menos mal. Si el Atleti no llega a igualar tan rápido me temo que el partido se hubiese perdido. A partir de ese momento y hasta el descanso asistimos a un contundente monólogo de juego valenciano. Dueños del balón, del juego y del ritmo los de Valverde dieron un recital de cómo se debe jugar al Atlético de Madrid. Aupados en un buen Banega (ese que no valía aquí, ¿se acuerdan?) los blancos se pusieron a distribuir el balón de forma rápida y precisa consiguiendo crear superioridad en las bandas y entrar muy cerca del área colchonera. La réplica colchonera pasaba por recuperar el balón y manejarlo alguna vez con sentido para enlazar con los de arriba pero eso, en este equipo, pasa exclusivamente por las botas de Arda, así que cuando Pereira decidió abrirle el tobillo con una patada que lo retiró del campo, y que el árbitro (pésimo ya a esas alturas) obvió miserablemente, todos entendimos que la cosa pintaba muy mal. Sustituyendo a Turan salió Raúl García. Creo que eso explica muchas cosas. El Valencia siguió jugando y llegando mientras el Atleti recurría al patadón y la épica de Diego Costa como argumentos básicos. La única razón de que al descanso se llegase con empate a uno fue la labor de ese gran portero belga que tenemos a préstamo. La doble intervención a diez minutos del descanso que hace Courtois es simplemente digna de crack. 

Pero Simeone es Simeone y conoce a su equipo mejor que nadie. Sabedor de que el partido no podía ser suyo a base de fútbol, porque no lo tiene, pidió a sus jugadores un sobre esfuerzo de intensidad y generosidad física para contrarrestar el buen hacer levantino. Y lo hicieron. Aupados en un fogoso y voluntarioso (pero también fallón, desgraciadamente) Gabi y en un generoso Koke, el Atleti puso una marcha más en su presión, apretó filas, adelantó el equipo, prescindió de la especulación, fue mucho más vertical (a veces en exceso y abusando de forma gratuita del pelotazo), consiguiendo así anular a los valencianistas, que también empezaron a notar el derroche físico de la primera parte. A base de fuerza y anticipación el Atleti comenzó a jugar en campo contrario y se hizo con el partido. Pero las pocas ocasiones llegaban sobre todo a balón parado porque el partido se puso muy físico. Tanta intensidad, unida a un campo mojado, provocó constantes choques, cargas, saltos y luchas denodadas por la pelota. Y ahí estaba el árbitro para estropearlo todo. En un momento en el que los colegiados se tornan claves para la continuidad del juego, el trencilla decidió acaparar titulares, romper el ritmo y la dinámica queriendo ser el más listo de la clase pero equivocándose siempre y perjudicando al Atlético de Madrid con sus originales decisiones. Especialmente sangrante fue sin embargo una mano clarísima dentro del área valencianista que, tal y como estaba el partido, hubiese supuesto la victoria. Pero no fue así. Mientras el Valencia tiraba de banquillo para variar sus recursos en el campo Simeone pedía el enésimo esfuerzo a los suyos sobre el campo, consciente de que no tiene más. 

Empate que deja todo como estaba y un puñado de sensaciones contradictorias. En el lado positivo la constancia de que el Atleti sigue siendo un equipo fuerte, físicamente muy potente al que es muy difícil ganar. En el negativo la evidencia de que empezamos a ser previsibles y de que puestas ya la carta sobre la mesa, Simeone es también consciente de las limitaciones de la plantilla. Soy optimista pero con poco que ganar y mucho que perder intuyo que se nos va a hacer muy largo el final de la liga.


5 comments

julio ruiz 1 abr 2013, 13:11:00

Y cómo nos pusimos de agua...Ennio... 90 minutos empapándonos...
Bueno...nos vemos el jueves por aquí, por Prado, no?

Antonio 1 abr 2013, 14:22:00

Los 9 partidos que quedan a mí me parecen un dolor de muelas. Jugamos contra los tres que están en descenso, más Barcelona, Real Madrid y una salida jodida a Sevilla. Creo que nos jugamos un final tranquilo en las dos próximas jornadas (Getafe y Granada), porque los cruces de Real Sociedad, Valencia y Málaga tienen su dificultad y tenemos que salir fortalecidos. Si no ganamos los dos próximos, tendremos un final de año complicado después de una temporada más plácida. Me alegra que el Cholo sea consciente de las limitaciones, es un primer paso, espero ansioso la configuración de la próxima plantilla, confío en nuestro timonel

CAR 1 abr 2013, 19:23:00

El Cholo conoce a su equipo perfectamente, por eso aguanto el equipo durante los 90 minutos. No duden que si hubiera podido mejorarlo lo hubiera hecho. Cada vez más confío en este hombre. Por eso espero luchar hasta el final y que nos sorprenda estando entre los tres primeros antes de lo que la gente piensa.

Saludos.

magerit 1 abr 2013, 21:16:00

Pues yo no salí disgustado del Calderón, es cierto que nos sorprendió al principio el planteamiento del Valencia, (Que diferencia entre este Valencia de Valverde y el de Emeri), pero también es cierto que la lesión de Arda nos privó de algo irreemplazable en estos momento, con Gabi, Koke y Raul es casi imposible dar un pase en condiciones a 3 metros y las perdidas de balón están garantizadas, pero es lo que tenemos.

Pero también tenemos otras cosas: garra, fuerza, orden táctico y sobre todo espíritu de equipo y con todo eso se aguantó la primera parte y cuando el Cholo replanteó la situación en el vestuario, metimos a un muy buen Valencia en su campo y revertimos la situación.

Tres notas desagradable, La lluvia, el árbitro, (una vez más) y la sensación de que la campaña de la prensa va ha conseguir su objetivo de que Diego Costa juegue pocos de los partidos que restan por jugarse.

Saludos

Ennio Sotanaz 2 abr 2013, 10:47:00

Efectivamente querido Julio, nos pusimos como el Kiko. ¡Qué manera de llover! El jueves nos vemos en su coliseo particular…

Yo también tengo miedo del final de liga Antonio. Veo que se nos agota la gasolina y que los rivales nos tienen ganas. Por supuesto que confío pero no será fácil…

Yo también confío CAR. Es listo y maneja los tiempos perfectamente. El grupo, los mensajes, las ruedas de prensa,… hasta ahora le está saliendo además muy bien así que no hay que dudar.

Coincido contigo Magerit. El Valencia de Valverde si que me parece un señor equipo. Compacto, bien asentado, rápido y con capacidad para tocar el balón. Ese equipo suele ser un polvorín pero si le dan tiempo puede hacer grandes cosas. Lo que tiene el Atleti es evidente y es muy bueno pero me crispa reconocer lo que no tiene. Sobre todo porque es algo evidente que se conoce desde hace mucho y que con tiempo se podía haber solucionado. En fin…

Un abrazo a todos,