La pirámide de Maslow
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Simeone
Rayo Vallecano 0 - At. Madrid 0
La teoría
psicológica de la jerarquía de las necesidades humanas (Pirámide de Maslow)
viene a decir que el ser humano no es capaz de desarrollar necesidades elevadas
a menos que no tenga satisfechas las más básicas. Es decir, sería francamente
complicado preocuparse por la creatividad o la belleza sin tener nada para comer y sin poder calentarte.
El año pasado el
Atleti acabo en el cenit de su historia. Culminando una temporada de ensueño y
con la sensación de que por fin se había elegido la vía correcta. Que las
semillas habían agarrado, que los brotes eran ya fuertes y que el prometedor futuro
estaba trazado. Sabíamos dónde estaban las virtudes y se habían conseguido
aislar los puntos débiles. Era fácil construir a partir de ahí. El equipo era
corto, limitado y había terminado roto pero todos sabíamos lo que fallaba y lo
que había que hacer para mejorarlo. Pero sólo quince minutos después del pitido
final de la temporada pasada comenzó la diáspora que dio origen al enésimo verano
de incertidumbre y pesadilla. Esos meses agónicos, que ya son tradición, en los
que los sueños se deshacen y en los que, algo aturdidos, tenemos que improvisar a
toda prisa nuevos métodos para renovar la fe. Cuando siguiendo la pirámide de
Maslow uno estaba ya pensando en subir al siguiente escalón (mayor juego
creativo, mejor banquillo, mayores alternativas) aparecen de sopetón un puñado
de grietas en la base que nos coloca otra vez en la línea de salida. Grietas
que no afectan a elementos ornamentales precisamente sino que lo hacen a los
propios pilares del edificio. Courtois, Diego Costa y Filipe Luis eran pilares
de este sueño creado por Simeone. Queramos verlo o no.
Comienza la liga
con un equipo sin desprecintar que aunque se parece a lo que teníamos antes del
verano no lo es y huele a nuevo que tira para atrás. Prefiero esperar a que se
cierre el periodo de fichajes para sacar conclusiones sobre la nueva plantilla, pero ya podemos avanzar, sin riesgo a equivocarnos, que tenemos demasiadas piezas
por encajar y que gran parte del trabajo del año pasado se ha marchado por el desagüe. Tiempo habrá también de analizar las razones de que este drama tenga
que repetirse periódicamente así que vayamos mejor al fútbol.
Con el dulce
sabor de la supercopa en el paladar, el Atleti iniciaba su andadura en el
peculiar feudo del Rayo Vallecano. Lo hacía con una alineación sorprendente que
colocaba a Griezmann en una banda, dejando la segunda plaza de delantero a otro
de los nuevos. Esa incógnita mexicana llamada Raúl Jiménez. El partido comenzó
con ritmo pero sin juego. Las reducidas dimensiones del campo, unido a la
presión constante de los protagonistas, hacían muy complicada la circulación de balón. El
encuentro se movía entre el pelotazo, los balones de cabeza, las faltas y la
imprecisión. No es un terreno en el que el Atleti de Simeone se mueva mal pero se
echaba en falta algo de sentido y pausa en el juego. El balón no era de nadie,
aunque pareciese que era del Rayo, y ninguno de los dos equipos parecía
controlar el partido. Pasada la mitad de la primera parte apareció tímidamente
esa pausa que provocó un par de buenas jugadas colchoneras y que dejaron entrever
ciertos detalles buenos del equipo. Así aparecieron también las dos ocasiones
más claras del partido. Un remate pasado desde la derecha de Mandzukic (a pase
de Ansaldi desde la izquierda) y otra todavía más clara del Croata, que
desperdició un mano a mano tras error en la salida de balón de los de Paco
Jémez y robo en la frontal de los rojiblancos. Si hubiese entrado alguno de
esos dos goles (que es lo que se espera del ex del Bayern) estaríamos hablando
de otra cosa. Pero no ocurrió y sin pena ni gloría llegamos al descanso con la
sensación de que en la reanudación el equipo colchonero se soltaría
definitivamente para meter ese gol que pudiera encarrilar el partido.
Ocurrió todo lo
contrario. La segunda parte de los rojiblancos fue atroz. Acusando
probablemente el esfuerzo físico de la semana pasada en la supercopa el equipo
se deshizo con una facilidad inquietante. El Rayo tomó el balón y no sólo fue
mejor haciendo fútbol sino que también fue más intenso. Preocupante. Buenas
sensaciones las del equipo vallecano que sin embargo debe tener los pies en el
suelo y pensar que en que esa segunda parte no tuvo rival. El Atleti era una
caricatura que se limitaba a dar pelotazos y defender. El año pasado eran evidentes
las carencias en la creación pero ahora mismo ni siquiera estamos en ese punto. Faltan referencias, mecanismos y mucho fútbol. El drama se hizo aún más presente cuando buscando soluciones en el banquillo
nos dimos cuenta de que no las había. Saúl, al que Simeone ha decidido no
utilizar como mediocentro, sustituía a un Raúl Jiménez peleón y voluntarioso pero
impreciso y algo perdido. Sigue siendo una incógnita. Agua. Poco después Hector
(¿mensaje cifrado a M. A. Gil?) sustituía a un Mandzukic que había pasado
desapercibido y que ni siquiera había sido el jugador de pundonor que vimos en
la supercopa. Agua. A falta de cinco
minutos el Cebolla sustituía a Griezmann (que también había desaparecido) para
demostrar que hoy por hoy no tiene sitio en este equipo ni lo va a tener. Nada.
Ni un remate a puerta de nadie. Sin tener ocasiones claras de gol el Rayo
Vallecano fue mejor y no hubiese sorprendido a nadie que se hubiese llevado los
tres puntos.
El punto es mal
resultado, por mucho que el bueno de Moyà dijese en el túnel de vestuarios que
era “muy valioso”. Prefiero achacar esa frase tan desafortunada al poco tiempo
que lleva con el escudo del Atleti en el pecho pero tampoco me gustaron sus pérdidas de
tiempo con empate a cero. Lo mismo alguien debería decirle a este muchacho,
que por otro lado me cae bien y me ha sorprendido, en qué tipo de equipo está jugando.
Tampoco me gusta ver a Simeone tan nervioso y enfadado. No sé si lo está con el
mundo, con la liga, con los periodistas o con M. A. Gil pero tengo la intuición
de algo que no sabemos le está molestando. Veremos. Esto acaba de comenzar,
obvio, pero ya no para. Fe e ilusión toda, pero la realidad es que con la
primera jornada disputada seguimos con la plantilla abierta para entradas y salidas
y tratando de arreglar grietas importantes en la base de la pirámide.
En esas circunstancias me parece ingenuo hablar de objetivos o retos mayores.
Es decir, hoy más que nunca, partido a partido.
2 comments
Don Ennio, pero que mono tenía de poder volver leer su prosa después de tanto tiempo.
Muy de acuerdo en algunas de sus consideraciones, pero tengamos un poquito de paciencia, los mejores platos se deben dejar reposar antes de ser catados para poder apreciar todos sus aromas.
Bienvenido a su casa.
Jesus
Don Ennio es un placer volver a disfrutar sus geniales crónicas.
Personalmente, pienso que tenemos mejor plantilla que en el pasado curso, con la importante excepción de Courtois, pero claro si ponemos el listón de la pasada temporada, será casi imposible superarlo, incluso para equipos con seis veces nuestro presupuesto.
Tiempo al tiempo Don Ennio, y bien venido a esta, nunca mejor dicho, su casa.
Saludos
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