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¡Un abrazo!

Felicidad

El Atleti cierra esta noche un año complicado y lo hace fiel a su más pura esencia: sufriendo, trabajando, pasándolo mal, tirando de espíritu y ganando. Sí, ganando. A pesar de lo que pueda parecer si usted no es de esos arqueólogos de la información que tienen que zambullirse cada mañana en el fango para encontrar un puñado de realidad y por el contrario prefiere ceñirse a la pulimentada versión oficial. El Atleti termina el año en lo más alto de una liga tramposa y tergiversada que lo sigue tratando con desdén y desprecio a pesar de haberle salvado la cara. Anteriormente a la llegada de Simeone, la máxima competición española era una versión casposa de la liga escocesa pero mucho más injusta. La llegada del argentino no sólo ha creado un nuevo e incómodo personaje en el poder establecido sino que ha significado un influjo de fe para el resto de equipos que ahora están mejor preparados y que han entendido que si se cree y se trabaja, se puede. El Atleti cierra esta noche el año con algunas dudas, sí, pero con muchas más certezas. Paren un instante a pensarlo y verán que las segundas ganan con creces a las primeras. 

Jugar en Vallecas es complicado. Es un campo pequeño, estrecho y con un equipo local valiente e imprevisible que, si está bien, puede llevar el partido a situaciones difíciles de solventar. Los de Jémez, dolidos por el robo vergonzoso de la última jornada, saltaron al campo muy metidos en el encuentro. Intensos, rápidos y con una defensa adelantada y presionante que impedía cualquier triangulación. El Atleti, escarmentado también tras su último partido, lo hizo con el mismo espíritu, la misma intensidad y el mismo desempeño que su rival. Fueron unos minutos muy fogosos, en los que todo pasaba a toda velocidad y en los que salieron ganando los colchoneros por la mínima gracias a su mejor interpretación de la situación. La falta de laterales en los vallecanos y esa defensa de tres, hacían que su punto más vulnerable fuesen precisamente las bandas y hacía allí fueron dos buenos balones de Óliver y Koke que provocaron dos ocasiones de gol de Carrasco, de esas que no se pueden fallar. Del mismo modo llegó otra buena ocasión de Torres que también desperdició. Yoel, portero rayista, era ya el mejor de su equipo para entonces. 

A partir de ahí los rojiblancos se diluyeron, fundamentalmente en el centro del campo. Saúl salvaba los muebles, Koke desaparecía y Óliver ni siquiera llegaba a aparecer. Cada vez que tocaba el balón pasaban cosas, sí, pero es que apenas lo tocaba. Otro partido desperdiciado del canterano que no encuentra su sitio en este equipo. Algo parecido le pasa a Torres. Obsesionado con el dichoso gol, no termina de hacer un partido medianamente decente que disipe las dudas que existen sobre él.

El inicio de la segunda parte fue radicalmente diferente. El Rayo salió como un ciclón. Mucho más presionante y preciso con el balón, cercó a su rival sin dejarlo salir y disputó sus mejores minutos del encuentro. Un gran Trashorras se erigía en el jefe de la medular y el Atleti se perdía en la zona de creación, incapaz de hacer otra cosa que no fuese dar un patadón. Los cambios de Simeone (Correa y Thomas por los señalados Óliver y Torres) lograron contener la sangría, igualar el medio campo y alejar el peligro rayista. A partir de ahí los rojiblancos tomaron más riesgos y, más por corazón que por juego, desequilibraron el campo otra vez hacia el lado contrario. Jackson salía al campo en sustitución de un agotado Carrasco y el Atleti se disponía a morir en el área contraria con todo su arsenal. Godin tuvo un par de ocasiones claras, rematando de cabeza dos buenos balones parados, pero Yoel y el larguero volvieron a sacarlos con maestría. Hasta 5 ocasiones claras de gol acumulaba el equipo a esas alturas. Algo que subrayaba, una vez más, el gran problema del Atlético de Madrid durante este primer tramo de la temporada: la pertinaz falta de gol. 

Pero el Atleti, que tiene muy buenos jugadores,  tiene también la suerte de poder comenzar el encuentro con algunos de ellos en el banquillo. Con el partido casi concluido una espectacular jugada de Thomas (para mí el jugador que mejor parado sale después del terremoto Tiago) acaba en una pared en el área que remata Correa como sólo los genios son capaces de rematar. Golazo. Dos minutos mas tardes Griezmann rivalizaba en destreza con su compañero calzando una vaselina por encima del cancerbero rayista tras un muy buen pase de Jackson. 0-2. Tres reservas frescos y uno de los mejores jugadores del mundo frente a un equipo modesto, agotado y con bajas. Imposible para los vallecanos. El equipo colchonero se lleva el partido frente a un gran equipo al que solamente su mínimo presupuesto le impidió llevarse algo más esta noche y al que le deseo lo mejor. A seguir remando. 

El Atleti acaba el año sumando tres puntos. No hay mejor sentencia para describir lo que es este equipo. Mientras otros se desgañitan aplicando teorías “conspiranoicas” para insistir en convencernos de que el Emperador no va desnudo, los colchoneros tomaremos uvas con pipas y turrón terrenal y los haremos, como siempre, con alegría, porque, por encima de todo lo demás, lo que tiene este equipo es eso: felicidad. Una felicidad que es nuestra y que es natural. Que no se compra ni se vende. Una felicidad insólita y envidiada que está ahí, y que está siempre. Sin necesidad de trofeos, medallas o falsos titulares. Una felicidad que nadie entiende y que algunos niegan pero que sabemos muy bien que existe. Que está. Que está y que estará mientras quedemos humanos dispuestos a transmitir la buena nueva. 

Espero que pasen una noche estupenda mañana. Que despidan entre risas y amigos el año que se va y que reciban al nuevo con ganas, con fuerza, con ánimo, con respeto, con intensidad y en formación de 4-4-2 o 4-1-4-1. 

Sean felices. 

@enniosotanaz

2 comments

calamarcin 31 dic 2015, 10:24:00

Feliz año nuevo a tod@s.
Un placer leerte, pinchar el link y que este el contenido no tiene precio :)

Juan 1 ene 2016, 13:10:00


Feliz Año, Ennio.

Generalmente, el párrafo que más me gusta de tus crónicas, suele ser el primero. Ése en el que te despachas y reflejas como nadie la actualidad que rodea lo que ocurre alrededor del circo. Lo que pasa es que la parte de la crónica estrictamente futbolística, acostumbra a ser también de lo más brillante. Escribo esto porque vistas las crónicas de otros diarios -deportivos o de información genereal-, me llama la atención que ningún medio haya reparado en ello... En fin. Felicidades a ti también.

Pensábamos, efectivamente, a principios de año que el problema del equipo -configuración de plantilla al margen- era seguir contando con Gabi y Tiago como titulares. Llegada la mitad de temporada, podríamos decir que la temporada de Tiago ha sido de notable alto, y la de Gabi de aprobado, con algún partido brillante. Por el contrario, apenas alcanzan el suficiente raspado Vietto,Fernando Torres y Jackson... Quién iba a decirlo, ¿verdad?

Del partido me gustó aquello que resaltó el Cholo. El equipo busca hasta el final. Siempre envidié del Real Madrid esa especie de fe inquebrantable en la victoria. Ahora, me parece que es el Atleti el club que mejor ejemplifica ese tesón, ese fanatismo de querer ganar por encima de todo. Y eso, obviamente, es mérito del argentino. Qué gozada. Muy bien Thomas y Correa. Ojalá tengan más minutos. Apuntan alto.

No me resisto a comentar lo de Hernández Hernández. El año que ganamos la Liga, nos escamoteó un penalti contra el Sevilla -creo que a Raúl García, que fue arrollado-, para posteriormente sancionar con esa pena un leve empujón de Juanfran sobre Bacca. A mí aquello me pareció sintomático. Que los árbitros tienen equipo, no debería asombrar a nadie. Que les influya a la hora de pitar, sí. Y lo que hizo aquel tipo el sábado en el Bernabéu, fue definitivo. Es el mismo caso que Jaime Latre. Ahora parece que nos pitan en Copa, el tal Hernández y el tal Latre. Cosas que pasan. Curiosidad máxima por ver si se reprimen.